Género Ranking
Instalar APP HOT
img img Otros img Anal masivo. 2 estudiantes para 10 hombres.
Anal masivo. 2 estudiantes para 10 hombres.

Anal masivo. 2 estudiantes para 10 hombres.

img Otros
img 5 Capítulo
img 3 Vistas
img Emilia Dark
5.0
Leer ahora

Acerca de

El propio padrastro seduce a Anya. Luego, ella escapa de él hacia la residencia y se encuentra con su amiga Katya. Katya sabe mucho sobre el sexo y sugiere probar algo inusual: hacerlo con varias parejas a la vez. Al principio, Anya duda, pero el deseo de experimentar algo nuevo resulta más fuerte que el miedo. Ella accede a participar en la orgía.

Capítulo 1 Todavía no estoy preparada para tales pruebas

Viernes por la noche. La pequeña cocina de un piso de estudiantes se ahoga en los sonidos de un rizador chisporroteando y el caótico taconeo de los zapatos. Katya, con el rostro serio, se perfila el delineado de ojos, mientras Anya, con una toalla enrollada en la cabeza, está sentada en el alféizar y revisa el teléfono. Su vida consistía en los rituales de siempre, pero aquella noche algo era distinto.

Katya, soñadora y segura de sí misma, siempre supo lo que quería de la vida. Su atrevimiento y ligereza atraían a la gente. Anya, en cambio, era más suave, pero no por ello menos interesante. Su mirada al mundo destacaba por una sinceridad especial. Aquellas dos amigas eran como el fuego y el agua, complementándose mutuamente.

- Katyuj, ¿estás segura de que tenemos que ir allí? - Anya alzó la mirada por encima del teléfono. - La última vez apenas salimos con vida, ¿recuerdas? ¡Un poco más y nos habrían puesto a dar vueltas sin parar! Y yo, pues, no estoy preparada para semejantes pruebas...

Katya sonrió y, sin apartar la vista del espejo, respondió:

- Por eso iremos. ¡Aventuras, Anya, necesitamos aventuras!

- No estoy segura de que necesite aventuras de ese tipo...

- Arriba la cabeza, amiga. ¿Quieres morir aún virgen y sin haber probado nada?

- Ya no soy virgen, ¡tú lo sabes muy bien! Pero no estoy preparada para acostarme con cualquiera...

- ¿Y quién dice que con cualquiera? - se extrañó Katya. - Simplemente entras allí, encuentras a un chico guapo y lo metes en la cama. Y ya está.

- ¡Tú lo ves todo tan fácil! - Anya la apartó con la mano. - Bueno, vale. Vámonos.

- ¡Ya me lo agradecerás después! - se rió Katya.

Anya suspiró con fuerza, pero sabía que discutir era inútil. Katya siempre lograba convencerla y sacarla de su zona de confort.

- ¿Sabes, Anya? - comenzó Katya, retocándose el delineado, - estoy harta de esperar a que la vida me dé algo. Quiero emociones, quiero sentir la sangre hervir. ¿Y por qué no? Si no es ahora, ¿cuándo?

Anya suspiró:

- A decir verdad, me da miedo. Sabes que yo casi no he tenido... bueno, sexo de verdad. Y nunca he tenido un orgasmo. Solo una vez, con mi padrastro, cuando se emborrachó en Año Nuevo, y... incluso me da vergüenza recordarlo.

Katya la miró con una leve sonrisa burlona:

- Pues por eso mismo hay que hacerlo. Ganar experiencia, ¿sabes? Entiendes que, si no arriesgamos ahora, luego lo lamentaremos. ¡Imagínate: te casas, tienes hijos y qué?

- ¿Y qué? - alzó la vista Anya.

- Luego leerás en libros sobre alguna estudiante valiente que se acostó con desconocidos. Se entregaba por detrás y una y otra vez.

- ¡Puaj! Sabes que siempre lo arruinas con tus fantasías tan... pervertidas - frunció el ceño Anya.

- ¿Qué le vamos a hacer? - rió Katya. -

- Oye... ¿tú ya le habrás probado con tu Zaytsev por el culo, verdad? - preguntó de pronto Anya.

- Pues sí, ¿y qué? ¿Te da envidia? ¿Quieres probar tú también?

- ¿¡Yo!? ¿Estás de broma? ¡Para nada! ¿Qué, soy tan pervertida como tú?

Ambas se rieron, y luego Katya se acercó con descaro y le miró fijamente a los ojos.

- Tú quieres esto. Si no, no preguntarías. Hazlo y punto.

Anya retrocedió un paso, cubriéndose la cara con las manos:

- ¡Vete ya! ¿Por qué estás tan segura? ¿A que igual no quiero nada de esto?

Katya alzó una ceja:

- ¿Ah, no quieres? ¿En serio? Entonces, dime: ¿por qué siempre escuchas mis historias de cómo los tíos me cogen por detrás? ¿Por qué te interesa tanto este tema? ¿Eh? ¡Porque tú también lo deseas, Anya! Solo te falta valor para admitirlo.

Anya se sonrojó aún más:

- Pues... tal vez... es solo que me siento incómoda. Siendo honestos, casi no tengo experiencia. Solo con mi padrastro aquella vez...

- ¡Y no me contaste nada de cómo fue con él! - Katya entrecerró los ojos.

Anya sonrió nerviosa:

- ¡Venga ya! ¿Qué voy a contar? Fue... una sola vez, borracho. Y eso no cuenta.

Katya captó algo en su voz y frunció el ceño:

- Espera, Anya. No me lo estás diciendo todo. Vamos, suéltalo.

Anya se sonrojó y trató de apartar la mirada:

- ¡Vete ya! No es gran cosa. Solo... no pude resistirme, fue... tan placentero...

- Ajá, con el padrastro borracho.

- Imagínate, con mi padrastro borracho. Y casi me lo mete por el culo también...

Katya se quedó helada, con los ojos abiertos de par en par:

- ¿¡Qué!? ¿Hablas en serio? ¿Y todo este tiempo estuviste callada? ¡Venga, cuenta!

Anya tragó saliva nerviosa y empezó a hablar mirando al suelo:

- Fue en mi cumpleaños dieciocho. Él estaba borracho, como mi madre. Ella ya dormía. Y él... me dio champán hasta que me emborraché. Recuerdo cómo se veía... el hombre más guapo que había visto. El cabello despeinado, la camisa desabrochada dos botones, y olía a algo agridulce... Tal vez colonia, tal vez alcohol. Ese olor... me aturdía.

Katya se inclinó, entrecerrando los ojos:

- ¿De veras te parecía un bombón?

Anya negó con una sonrisa forzada:

- No, claro que no. Fue el alcohol el que jugó una mala pasada. En ese momento me pareció... no sé... especial. Pero luego... resultó una pesadilla.

Anya guardó silencio un instante, reuniendo valor, y continuó:

- Él me invitó a bailar. Pensé que era una broma. Se reía, me hacía cumplidos, y yo... no pude decir "no". Era como estar hipnotizada. De pronto empezó a besarme, y yo... no lo detuve. Me mareé y... al rato estábamos en mi cama, los dos.

Se pasó la mano por el cabello, evitando mirar a Katya:

- Todo fue un borrón. A la mañana siguiente me sentí tan avergonzada. Ante mí misma. Ante mi madre. Aunque ella nunca se enteró.

Katya, atónita, reaccionó con rapidez:

- Anya, eso... eso es terrible. ¿Y tu madre? ¿Todavía no lo sabe? ¿Él no dijo nada?Anya negó con la cabeza, sin levantar la vista:

- No, no es tonto. Pero recuerdo que luego él también se sentía avergonzado. Ante ella, ante sí mismo. Yo... no podía seguir allí. Por eso me mudé aquí, a la residencia.

Seguir leyendo

COPYRIGHT(©) 2022