Fui la guía más estricta del Camino de Santiago, conocida como "La Inquisidora" por mi insistencia en las reglas.
Un día, a escasas horas de la meta, Scarlett Salazar, nuestra "reina" manipuladora, fingió una lesión, exigiendo que todos esperaran.
Como en una pesadilla repetida, el grupo me miró con desaprobación, esperando que los obligara a seguir, al igual que los forcé en otra vida.
Allí, esa decisión me llevó a una puñalada traicionera, a la ruina y muerte de mis padres, y finalmente, a mi propia desaparición, con Máximo y los demás declarando mi «suicidio».