Respira Conmigo
img img Respira Conmigo img Capítulo 9 Tres opciones
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Capítulo 18 Rodillazo img
Capítulo 19 A Nueva York img
Capítulo 20 Encontrar con un rival fuerte img
Capítulo 21 Carlos coqueteando con Debbie img
Capítulo 22 Carlos supo la verdad. img
Capítulo 23 La mudanza img
Capítulo 24 Conduciendo hacia la Universidad img
Capítulo 25 Parece, pero no es un chico img
Capítulo 26 Capitulo Hermano img
Capítulo 27 Sede del Grupo Hilton img
Capítulo 28 La comida de la disculpa img
Capítulo 29 Quemado img
Capítulo 30 El Presente img
Capítulo 31 Quién acosó a mi novia img
Capítulo 32 ¿Jefa ¿Qué demonios img
Capítulo 33 Quiero disculparme contigo img
Capítulo 34 Una pelea img
Capítulo 35 Se lo merecía img
Capítulo 36 Rebelde img
Capítulo 37 Carlos, el nuevo profesor. img
Capítulo 38 Cariño img
Capítulo 39 El castigo img
Capítulo 40 Capitulo En el cementerio img
Capítulo 41 Soy un hombre casado img
Capítulo 42 Él es tan guapo img
Capítulo 43 Yo soy tu marido img
Capítulo 44 La clase de baile img
Capítulo 45 Clase de inglés img
Capítulo 46 La lección de inglés. img
Capítulo 47 Capitulo ¡Tú ganas! img
Capítulo 48 De regreso de Singapur img
Capítulo 49 Teniendo un dolor de cabeza img
Capítulo 50 Se reveló la verdad img
Capítulo 51 ¡Qué sinvergüenza! img
Capítulo 52 Un buen besador img
Capítulo 53 Ellos me engañaron img
Capítulo 54 Un conflicto img
Capítulo 55 Nadie tiene permitido irse img
Capítulo 56 Arrodíllate y discúlpate img
Capítulo 57 No tienes que hacer nada más que contar el dinero img
Capítulo 58 ¡Qué hombre tan miserable! img
Capítulo 59 ¿Vives con un hombre img
Capítulo 60 ¡Qué sorpresa! img
Capítulo 61 Tratos y membresías img
Capítulo 62 Tú vales diez mil millones img
Capítulo 63 Quítate los zapatos img
Capítulo 64 Estoy casada img
Capítulo 65 Fracasado img
Capítulo 66 Tranquiliza a tu marido img
Capítulo 67 En el Cine img
Capítulo 68 Un corazón roto img
Capítulo 69 Viene por ella img
Capítulo 70 ¡Haz pedazos la maldita tienda! img
Capítulo 71 Un hombre autoritario img
Capítulo 72 ¿Te atreves a mencionar a Carlos Hilton img
Capítulo 73 No vas a casarte con Olivia Murphy img
Capítulo 74 Deberías usar vestidos más a menudo img
Capítulo 75 Ella es mi esposa img
Capítulo 76 Cuidado con Megan img
Capítulo 77 La pelea img
Capítulo 78 El regalo img
Capítulo 79 Los celos alteraron su mente img
Capítulo 80 Tres condiciones img
Capítulo 81 Que pise descalzo un puercoespín img
Capítulo 82 ¡Cachetéalo! img
Capítulo 83 La Bofetada img
Capítulo 84 Lo siento img
Capítulo 85 Un hombre inocente img
Capítulo 86 Sé buena contigo misma img
Capítulo 87 Herido img
Capítulo 88 Enamorándose img
Capítulo 89 Seducción img
Capítulo 90 En el hospital img
Capítulo 91 Ten cuidado img
Capítulo 92 Carlos, me gustas img
Capítulo 93 He oído lo que dijiste img
Capítulo 94 Vamos a casa img
Capítulo 95 ¿Qué es lo que quieres comprar img
Capítulo 96 ¿Cómo pudiste img
Capítulo 97 No necesitas una esposa img
Capítulo 98 ¿Estás tratando de disculparte img
Capítulo 99 Déjame darte calor img
Capítulo 100 Mi voluntariosa esposa img
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Capítulo 9 Tres opciones

Todas las opciones eran inapropiadas. Por eso, Debbie no eligió ninguna. Del grupo de Consejo Directivo de la universidad, Curtis Loftus, el hijo mayor de la familia Loftus, era el encargado de la administración. Encerrar a un director era lo último que haría.

Sin embargo...Debbie chasqueó con la lengua. En comparación con directores de otras universidades, quienes solían tener más de cincuenta años, su director, Curtis, era joven.

Con solo treinta años, Curtis ya llevaba dos años trabajando como uno de los miembros del Consejo Directivo de la universidad. Por eso tenía muchos admiradores. ¿Cómo no enamorarse de alguien tan competente y con una apariencia tan encantadora?

Si Debbie se pusiera en contra de Curtis, su lista de enemigos aumentaría, y obviamente eso no era lo que quería.

Además, él era uno de los confidentes de Carlos y al igual que él, Curtis pertenecía a una de las cuatro familias más ricas de la ciudad Alorith.

Meterse con alguna persona que tuviera contacto o relaciones con Carlos significaba problemas para ella.

Como una muestra de solidaridad, Jeremías y sus otros amigos también se inscribieron en la carrera del maratón.

Por lo que Debbie sintió alivio al saber que no estaría sola en la carrera.

Pensando en los 21 kilómetros. Debbie estaba amargada. 'Oh Dios, por qué dejé que la ira me dominara...', suspiró Debbie intensamente. 'Siento que voy a morir y estoy segura que será así'.

Entonces, resonó en su mente lo que Olivia le había susurrado al oído. 'Sabes, siempre hay otra manera si no quieres correr. Puedes simplemente gritar "¡Carlos, te amo!" diez veces, y luego te dejaré en paz', le había dicho Olivia.

Gimiendo, Debbie supuso que este era uno de los trucos de Olivia, a sabiendas del odio de Carlos por las mujeres. Un plan sádico, sin duda alguna.

Al analizar cuidadosamente las tres opciones que Olivia le había dado, ella al fin eligió una.

Finalmente llegó el día de la carrera, el cielo estaba nublado. Debbie llevaba la camisa de maratón al igual que sus amigos, hizo los calentamientos antes de la salida.

Sin embargo, cuando Debbie y sus amigos vieron a una antigua medallista de plata de maratón en la pista, se quedaron boquiabiertos. Inmediatamente comprendieron que estaban acabados. "Esto es malo. Esto es muy, pero que muy malo", dijeron todos unánimemente. "¡Oliva Murphy!", Debbie apretó los dientes, "¡Me acordaré de esto!".

"¡Esa perra!", maldijo Jeremías, agitado. "¡Cómo se atreve a hacernos esto! ¡Le haré saber con quién está tratando exactamente!".

Debbie andaba callada, porque estaba furiosa con Olivia, pero sobre todo consigo misma. Si no se hubiera dejado llevar por la ira, nada de esto estaría sucediendo. No solo cayó en la trampa de Olivia, sino que además involucró a sus amigos.

Al sentir una mano en su hombro, Debbie vio a Karen radiante. "Oye, no tengas demasiada presión, ¿de acuerdo? Si no puedes continuar, para. Siempre podemos optar por la segunda opción, la cual es encerrar al director. No es gran cosa".

Esta vez, Karen sopesó las opciones de Debbie por sí misma. La primera estaba definitivamente descartada. No había forma de que Debbie escogiera la opción de Gustavo. 'En cuanto a la tercera...', Karen negó con la cabeza. 'No. ¿Con lo que pasó en el centro comercial? No creo que sea buena idea considerarla'. La mejor opción era mantener a Debbie lejos de Carlos. Con dos de las tres opciones descartadas, solo quedaba la de Curtis.

Pero, lidiar con Curtis no era sencillo. "¡Qué mierda de opciones son estas!", dijo Karen enojada. "¡Esto debería considerarse acoso!"

Abrazando a Karen, Debbie comentó: "No te preocupes. He ganado otras carreras, aunque distancias más cortas. Estoy segura de que puedo hacerlo. Además, es mi primer maratón, así que, ¿por qué no hago mi mejor esfuerzo?". La humillación de Debbie era el objetivo de Olivia, pero lamentablemente eso nunca sucedería.

"Además", continuó Debbie mientras soltaba a Karen, "Oliva es la última persona con la que yo querría perder".

"Jefa, no importa lo que digan los demás, ¡eres mi héroe!", declaró Kristina. "¡Tengo fe en ti!". La cantidad de trofeos que Debbie había ganado le impresionaba.

Debbie amigablemente le lanzó un beso a Kristina y sonrió con confianza. "Yo también me tengo fe. ¡Ahora, vayamos a nuestras posiciones y ganemos!". "¡Sí!".

El grupo se mantuvo unido y se ubicaron en las posiciones asignadas. Hasta que no se acomodaron, no estuvieron tranquilos. Sabían que tener una buena alineación podría aumentar la posibilidad de victoria.

Más de seis mil corredores se habían inscrito y había quinientos voluntarios. Los conocidos de los corredores de las universidades vecinas habían venido a animarlos y apoyarlos.

También había admiradores y fans del ex ganador olímpico, de algunas superestrellas y de la medallista de plata del maratón. Ambos lados de la línea de salida estaban llenos de una multitud de personas que aplaudían.

El evento empezó oficialmente, cuando un anfitrión ingresó y dio las palabras de apertura. "A todos los invitados, corredores, árbitros del evento, buenos días. En este hermoso día, estamos reunidos aquí en el Nuevo Distrito de la ciudad Alorith...".

El anfitrión continuó su discurso y Debbie se adormeció. A continuación, el sonido ensordecedor del silbato resonó a lo largo de la pista; todos se prepararon para salir hacia adelante. Cantos de animación resonaron; cada quien apoyaba su favorito. Sorprendentemente también había personas que apoyaban a Debbie.

"¡Vamos! ¡Debbie! ¡Vamos!". "¡Tú puedes!".

Al escuchar su nombre, Debbie volteó para ver que diez de sus compañeros de clase habían aparecido para apoyarla.

"¡Guau, mira a nuestros compañeros de clase!", dijo Jeremías con asombro. "¡Son increíbles!".

"Claro que sí", respondió Kristina mientras miraba a Dixon. "Claramente, tú y el delegado de clase les habían dado órdenes. ¿Quién se atrevería a no acatarlas?".

No había necesidad de mentir. Era obvio que los dos le pidieron a la gente que viniera y animara.

"¡Puf, venga Kristina!", Jeremías balbuceaba. "¿Tanto te cuesta mantenerlo en secreto?".

Agradecida por el gesto, Debbie le dio unas palmaditas a Jeremías y Dixon en la espalda. "Gracias, chicos. Haré lo mejor que pueda. No los decepcionaré".

"Jefa, no te presiones", expresó Dixon su preocupación. "Incluso si pierdes, te apoyaremos si escoges declararte a Gustavo o encerrar en su oficina al Sr. Loftus". Teniendo en cuenta los eventos desagradables que ocurrieron entre ella y Carlos, Dixon no pensó que Debbie consideraría la tercera opción.

"Bien. No lo olvidaré", contestó Debbie. "¡Será mejor que estén a la altura de las circunstancias!, porque me acompañarán cuando le vaya a declarar a Gustavo". Es difícil encontrar amigos sinceros y Debbie se sintió increíblemente afortunada de tenerlos a su lado.

"¡Adelante, Jefa!", Karen intervino con una sonrisa. "Llévalos contigo y quizás Gustavo encuentre a uno de ellos atractivo y se olvide de ti".

El último comentario provocó la risa de las chicas. Mientras tanto, Dixon y Jeremías corrieron hacia Karen y la amenazaron con pegarle. Por consiguiente, un grito escapó de los labios de Karen. Distraídos, no pudieron escuchar el disparo. Sin embargo, todos los demás corredores ya tomaron ventaja.

La primera en actuar fue Kristina. Luego todos la siguieron. "¡Corran!", estalló la chica. "¡Ya nos han dejado atrás!".

Mientras tanto, Karen se colocó de primera en su grupo. Muy cerca, detrás de ella, estaba Jeremías. "¿Cómo se te ocurrió decirle a Debbie que nos llevara con Gustavo, Karen?", Jeremías resopló. "¡Mejor corres más rápido, porque estarás acabada si te pillo!".

"Oye. Acabamos de empezar", Debbie jaló de la camisa a Jeremías. "Ve más despacio. Estarás cansado en unos instantes si sigues así". Ganar no solo dependía de la suerte; uno debía considerar la estrategia también. Como una amante de los deportes, Debbie era consciente de que comenzar con mucha velocidad en una maratón era una pésima idea.

Transcurrió media hora. Tal como había predicho Debbie, los corredores que antes mostraban mucha energía ahora tenían poca.

La mayoría ni siquiera estaba corriendo, sino caminando.

Dentro de la sala VIP de la universidad, un hombre arrogante fumaba un cigarrillo mientras contemplaba la transmisión en vivo del maratón en un televisor de pantalla ancha.

"La colección de diseño del maratón de este año es producto del concurso de diseño STAR, también incluye los diseños del póster, la bolsa ecológica y la mascota oficial. Sr. Hilton, ¿qué le parece?", preguntó Tristán Seymour, uno de los ayudantes de Carlos, luego de presentar su informe. Siendo el principal patrocinador del evento, Carlos permaneció imperturbable, con los labios apretados.

            
            

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