Los deseos implacables de mi magnate manipulador
img img Los deseos implacables de mi magnate manipulador img Capítulo 1 En la cama de otro hombre
1
Capítulo 6 Irse con el asistente de Braydon img
Capítulo 7 La advertencia de Cade img
Capítulo 8 Desnúdenla img
Capítulo 9 Ella lo quiso voluntariamente img
Capítulo 10 Quítame la camisa img
Capítulo 11 Depende de ti img
Capítulo 12 El enfrentamiento con Emmett img
Capítulo 13 La idea de castigo img
Capítulo 14 Emmett es reemplazado img
Capítulo 15 La petición de Braydon img
Capítulo 16 Una serpiente negra y rosas blancas img
Capítulo 17 No me des las gracias img
Capítulo 18 La amenaza de Kyra img
Capítulo 19 Lo lamento ahora img
Capítulo 20 Evita los sitios web desconocidos img
Capítulo 21 La evidencia está en su contra img
Capítulo 22 Un romance pasajero img
Capítulo 23 ¿Cade te ha reconocido alguna vez img
Capítulo 24 Se ponen del lado de Dolores img
Capítulo 25 La mención de Braydon img
Capítulo 26 Contra mi voluntad img
Capítulo 27 Una patética marioneta img
Capítulo 28 ¡Eres un imbécil! img
Capítulo 29 Un cornudo img
Capítulo 30 ¿Dónde está Irene img
Capítulo 31 Enfrentar a Kyra img
Capítulo 32 Ella se fue img
Capítulo 33 Ella lo molesta img
Capítulo 34 Creo que podría img
Capítulo 35 Manténgala lejos del alcohol img
Capítulo 36 Me mentiste img
Capítulo 37 Sus fotos atrevidas img
Capítulo 38 Una orquiectomía img
Capítulo 39 Pedirle un favor a Braydon img
Capítulo 40 Un simple intercambio de intereses img
Capítulo 41 La guerra ha comenzado img
Capítulo 42 Don Nadie img
Capítulo 43 Otra bofetada img
Capítulo 44 ¿Cómo pudiste ser tan tonta img
Capítulo 45 No hay nada que explicar img
Capítulo 46 ¿Has tomado una decisión img
Capítulo 47 Estar con alguien más img
Capítulo 48 Sentimientos que florecen img
Capítulo 49 Ahora no me interesa img
Capítulo 50 No le digas a él img
Capítulo 51 Óscar Mitchell img
Capítulo 52 Alquilar el lugar img
Capítulo 53 Visitar a Douglas img
Capítulo 54 Una trampa bien elaborada img
Capítulo 55 El video img
Capítulo 56 No volveré a cometer este error img
Capítulo 57 Él es tan impredecible img
Capítulo 58 Un interés cada vez mayor img
Capítulo 59 El deseo inconfundible en su mirada img
Capítulo 60 Asegúrate de que se tome la pastilla img
Capítulo 61 Plan para organizar un encuentro inesperado img
Capítulo 62 No has aprendido la lección img
Capítulo 63 Eres tan estúpida img
Capítulo 64 Todo está aquí img
Capítulo 65 El secreto en su piel img
Capítulo 66 Tramando algo img
Capítulo 67 Ahora puedes respirar tranquila img
Capítulo 68 Todo fue obra de Irene img
Capítulo 69 Quítate la ropa img
Capítulo 70 Soy amiga de Irene img
Capítulo 71 El corazón se le aceleró img
Capítulo 72 El linaje de los Hudson podía continuar img
Capítulo 73 Tu turno img
Capítulo 74 Desamparo img
Capítulo 75 Ella olvidó la subasta img
Capítulo 76 Conoce a Óscar en la subasta img
Capítulo 77 Mirada penetrante img
Capítulo 78 Caos venidero img
Capítulo 79 Yo te atraparé img
Capítulo 80 Corre con Óscar img
Capítulo 81 La confrontación img
Capítulo 82 Regreso img
Capítulo 83 ¿De quién es esa chaqueta img
Capítulo 84 Quítatela img
Capítulo 85 Dime la verdad img
Capítulo 86 Una victoria en su primer enfrentamiento img
Capítulo 87 ¿Y yo qué img
Capítulo 88 Reprocharse a sí misma img
Capítulo 89 ¿Por qué está aquí img
Capítulo 90 ¡Me espiaste! img
Capítulo 91 Un juguete img
Capítulo 92 ¡Soy tu sobrina! img
Capítulo 93 Ayúdame... img
Capítulo 94 Un correo anónimo img
Capítulo 95 Decidió no apresurarse a volver al lado de Irene img
Capítulo 96 200.000 dólares por sus piernas img
Capítulo 97 Un malentendido img
Capítulo 98 Wayne sufrió img
Capítulo 99 ¿Yo lo seduje img
Capítulo 100 Por el señor Scott img
img
  /  2
img
img

Los deseos implacables de mi magnate manipulador

Rabbit
img img

Capítulo 1 En la cama de otro hombre

En la habitación de un hotel, Irene Dixon se encontraba al borde de la cama, mareada y desorientada. Apretó los dientes, luchando por mantenerse consciente.

Su vida se había sumido en el caos desde que su padre fue encarcelado por cargos de asesinato, y el shock había provocado que su madre enfermara y acabara en la UCI.

En medio de esa vorágine, los antiguos aliados de su padre le estaban clavando el puñal, e ignorando la gran ayuda que él les había brindado en el pasado, difundieron rumores maliciosos y se fugaron con los fondos de la empresa, todo para su propio beneficio. Como consecuencia, muchos socios comerciales comenzaron a darles la espalda, exigiendo tanto la cancelación de contratos como indemnizaciones al Grupo Dixon.

De la noche a la mañana, el Grupo Dixon se vio cargada con una deuda de 380 millones de dólares y al borde de la quiebra.

Decidida a no permitir que el trabajo de toda la vida de sus padres se desmoronara, Irene se vio obligada a asumir el abrumador desafío. La salvación del Grupo Dixon parecía depender de asegurar un lucrativo acuerdo para el proyecto del complejo turístico Montaña del Cisne. Sin embargo, el director del proyecto la evitaba y, si no conseguía el depósito inicial en los próximos tres días, el Grupo Dixon se enfrentaría a la quiebra.

Desesperada, Irene buscó la ayuda de su distanciado esposo, Cade Hudson.

El Grupo Hudson era una potencia en Eimwell, y la familia Hudson había mantenido su prominencia desde hacía más de un siglo.

Años antes, la madre de Irene le había salvado la vida a Cade. Como agradecimiento, el abuelo de él, Damián Hudson, orquestó un matrimonio entre ambos una vez que fueran mayores de edad.

Su matrimonio, sin embargo, existía solo en el papel. Nunca habían celebrado una boda ni consumado la unión. Poco después de casarse, Cade se había marchado por negocios y no había regresado en dos años.

Ahora, desesperada por conseguir una reunión con el escurridizo gerente del proyecto, Irene se puso en contacto con Cade, quien, sorprendentemente, le propuso que primero consumaran su matrimonio.

Aceptando una copa de vino que Cade le envió, Irene tomó la llave de la habitación que él le proporcionó y se dirigió a la habitación designada. Mientras caminaba, un extraño calor comenzó a recorrer su cuerpo. No había estado con hombres antes y no podía reprimir sus nervios.

Mientras Irene se abría paso entre una niebla de somnolencia, un hombre se le acercó. Este arqueó una ceja y murmuró: "Eres muy hermosa y tienes una figura encantadora".

Instintivamente, Irene se inclinó hacia el tacto del hombre, agarrando su mano y susurró: "Cade..".

El rostro del hombre se endureció de inmediato y espetó: "¿Estás llamando a otro hombre en mi cama? ¿Te parece apropiado?".

Confundida, Irene lo miró, con sus pensamientos cada vez más nublados. Sin embargo, cuando vio que él se disponía a marcharse, impulsivamente lo abrazó por la espalda y le suplicó: "¡No te vayas!".

El hombre se detuvo y se giró para observar a la ebria Irene. Sus delicadas facciones, sus ojos entrecerrados, un ligero rubor en las comisuras y esa mirada involuntariamente seductora le despertaron una sensación de familiaridad. Contempló a la extraña mujer que, de algún modo, había encontrado la forma de entrar en su habitación. Un fugaz recuerdo cruzó por su mente, pero antes de que pudiera concentrarse en él, sintió que su agarre se tensaba alrededor de su cintura.

El hombre soltó una risita y dijo: "Está bien. Solo no te arrepientas de esto más tarde". Dicho esto, la abrazó, le pellizcó suavemente la barbilla y la besó mientras caían sobre la suave cama.

Mientras la penetraba con agresividad, el penetrante aroma amaderado de su colonia llenó el aire y ella apretó con más fuerza su bata mientras dejaba escapar un suave gemido.

El sonido que ella emitió sirvió de catalizador, provocando en él una reacción aún más intensa.

La soltó, contemplando su aspecto ahora desaliñado. Luego, se quitó la bata y la arrojó a un lado.

Lentamente, introdujo su miembro unos centímetros más en su interior.

Un gemido de dolor escapó de Irene mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.

Cuando el hombre se apoyó en sus musculosos brazos cerca del rostro de Irene, ella le agarró las manos, con la voz quebrada mientras imploraba: "Por favor... Sé gentil..".

"Está bien", susurró él, besándola ligeramente en los labios antes de levantarle las piernas y cruzarlas sobre sus brazos.

Sus sombras se entrelazaron infinitamente en la habitación tenuemente iluminada.

Irene mordía el borde de la manta mientras sus lágrimas empapaban la almohada bajo ella. Abrumada por una confusa mezcla de dolor y un placer nuevo, el pánico se apoderó de ella.

Levantada bruscamente, Irene se aferró al hombre, y sus gritos resonaron en la habitación.

El tiempo pareció alargarse indefinidamente hasta que, finalmente, él la soltó, jadeando pesadamente. Cuando la giró para mirarla de frente, descubrió que se había desmayado. Él chasqueó la lengua, le limpió con cuidado una lágrima de las pestañas y probó su amargor salado. "¿Tanto te dolió?".

Sus lágrimas apagaron su entusiasmo y pasión anteriores. El hombre se levantó y se dirigió al baño.

El sonido del agua cayendo en el baño llenó la habitación, por lo demás silenciosa, mientras Irene abría los párpados con dificultad. Luchando contra su malestar, Irene se levantó de la cama, sus pies tocaron el suelo frío, y se apoyó en la mesa para sostenerse mientras se dirigía hacia la puerta del baño. Estaba esperando ansiosamente una respuesta definitiva de Cade. Justo en ese momento, su teléfono comenzó a sonar. La pantalla mostraba el nombre de Cade.

La confusión se apoderó de Irene. Se suponía que él estaba en la ducha. ¿Por qué la llamaba ahora? Inquieta, contestó. "Cade, ya cumplí con tu petición. ¿Cuándo vas a cumplir tu parte del trato?".

La voz de Cade, llena de burla, llegó a través del altavoz. "¿En qué momento dije que te ayudaría? Solo te dije que te reunieras conmigo en el hotel y que lo consideraría".

Irene apretó el teléfono con más fuerza. "¿Y? ¿Ya lo decidiste?".

"He decidido que no", respondió él con brusquedad.

El rostro de Irene se endureció. "¿Vas a romper tu promesa?".

"Suenas molesta. Pero recuerda que eres mi esposa. ¿Acaso no es mi derecho acostarme contigo?". La risa de Cade tenía un tono mordaz. "Ah, y se me olvidó mencionar algo. El hombre con el que estuviste anoche no era yo".

La respiración de Irene se aceleró y su voz tembló. "¿Qué quieres decir? Esto no es algo con lo que se deba bromear, Cade".

Aún riendo, Cade replicó: "Hablo muy en serio. No fui yo quien estuvo contigo anoche".

El teléfono de Irene se le resbaló de la mano temblorosa. Se agachó para recogerlo, pero antes de que pudiera hacerlo, una sombra se proyectó sobre ella.

Irene levantó la vista y vio al hombre que acababa de salir del baño. Tenía el torso desnudo, con arañazos visibles en el pecho.

Ahora era descaradamente obvio. Cade la había engañado. Había fingido el deseo de intimar con ella, pero en realidad, la había enviado a la cama de otro hombre.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022