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Terminé casada con el tío de mi ex

Terminé casada con el tío de mi ex

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Acerca de

El día de mi boda, la chica popular del instituto que me había hecho la vida imposible irrumpió en la ceremonia. Yo pensaba que Carsten Morgan estaría a mi lado sin dudarlo... Hasta que soltó mi mano y se fue con ella. Tiempo después, llevé a juicio a esa "reina del colegio", sacando a la luz el acoso que me hizo vivir. Pero Carsten lo frenó todo y, peor aún, me contraatacó denunciándome por "dañar la reputación de esa mujer". En cuestión de horas me convertí en el hazmerreír de todo internet. En una fiesta, Carsten me lanzó una sonrisa desdeñosa y escupió: "Esas cicatrices que llevas en la piel me dan asco". Y añadió con arrogancia: "Ríndete ya. Detrás de mí tengo un tío con más dinero del que puedas imaginar. Tú jamás podrás vencerme". En ese preciso instante, el supuesto "tío poderoso" que él mencionaba rodeó mi cintura con un brazo. Y me susurró al oído con ternura: "Si los mando a todos a prisión... ¿me elegirías a mí?".

Capítulo 1

El día de mi boda, la que me había acosado en el instituto irrumpió en la ceremonia.

Pensaba que Carsten Morgan estaría a mi lado, sin dudar.

Pero soltó mi mano y se dirigió hacia ella con firmeza.

Después, cuando denuncié a la acosadora y expuse su historial de acoso, Carsten hizo todo lo posible para que el caso quedara archivado.

Incluso me contrademandó por difamación.

De la noche a la mañana, me convertí en objeto de burla en las redes.

En un banquete, Carsten se burló con desprecio: "Esas cicatrices en tu cuerpo me repugnan".

Luego añadió: "Ríndete. Tengo un tío asquerosamente rico que me respalda. No puedes ganar".

En el siguiente instante, el tío del que hablaba rodeó mi cintura con su brazo.

Me susurró dulcemente al oído: "Si los envío a todos a la cárcel, ¿me elegirías a mí?".

1

"Señor Carsten Morgan, ¿acepta a la señorita Amelia Waston como su esposa? ¿Señor Morgan?".

El hombre a mi lado volvió en sí al escuchar la pregunta.

Notó la curiosidad en mis ojos.

Dudó, luciendo aturdido.

Los invitados nos observaban atentamente.

Apreté suavemente su mano.

Y le susurré con preocupación: "¿Qué pasa, Carsten?".

Una sombra pasó por sus ojos.

Forzó una leve sonrisa al mirarme.

Justo cuando abrió la boca para hablar, las puertas del auditorio se abrieron bruscamente.

Una voz entrecortada y llorosa resonó: "¡Carsten! ¿No dijiste que solo te casarías conmigo?".

Las palabras dejaron a los presentes boquiabiertos, quienes no podían dejar de mirarnos.

Una hermosa mujer estaba allí, con un vestido de novia y los ojos rojos, mirando a mi prometido.

La sala se llenó de murmullos.

Me congelé al reconocer su rostro. Mi respiración se entrecortó.

Recuerdos grabados profundamente en mis huesos me hicieron temblar.

Era Eleanor Morley, la chica que me acosó en el instituto.

El shock dio paso a un miedo abrumador.

Mis piernas flaquearon e instintivamente extendí la mano para agarrar la de Carsten, pero no lo logré.

Miré hacia arriba, atónita.

Carsten no dejaba de mirar a la mujer debajo del escenario.

Sus ojos brillaban con alegría y afecto.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

"Carsten, tú...". Me miró, con un destello de lástima en los ojos.

Después de una pausa, dijo suavemente: "Lo siento, Amelia. Estar contigo solo era para compensar los errores de Eleanor. Solo la amo a ella".

Dicho esto, Carsten saltó del escenario.

Caminó hacia Eleanor.

Los invitados exclamaron sorprendidos.

Eleanor se recostó en él, sonriendo con aire triunfante. "Amelia, me has vuelto a perder contra mí". Su sonrisa era radiante y burlona.

Las miradas extrañas y compasivas se clavaron en mí, sola en el escenario.

Observé cómo las dos figuras se alejaban, del brazo.

Mi rostro se descompuso y mi cuerpo se tensó.

Después de un largo momento, giré la cabeza, dejando caer las lágrimas.

Pero una leve, oculta sonrisa curvó mis labios.

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