Operación Aroma - En la mira
img img Operación Aroma - En la mira img Capítulo 2 Sospechosas
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Capítulo 6 No es frívola img
Capítulo 7 Cumpliendo las amenazas img
Capítulo 8 ¿Dónde lo he visto img
Capítulo 9 Huele a podredumbre img
Capítulo 10 Contratado img
Capítulo 11 Él me brinda confianza img
Capítulo 12 Seré su protector img
Capítulo 13 Mintieron en el informe img
Capítulo 14 Teléfonos chuzados img
Capítulo 15 La quieren matar img
Capítulo 16 ¿Por qué las quieren muertas img
Capítulo 17 ¿Es corrupto, mayor img
Capítulo 18 Canela viaja conmigo img
Capítulo 19 Es una morena radiante img
Capítulo 20 Superando mis debilidades img
Capítulo 21 Siempre las cuidaremos img
Capítulo 22 Antelación img
Capítulo 23 Descontrol img
Capítulo 24 Llegaron a una guerra img
Capítulo 25 Era una tortura img
Capítulo 26 Somos mujeres de armas tomar img
Capítulo 27 Duele recordar img
Capítulo 28 Solo confió en ustedes img
Capítulo 29 Cambio de estrategia img
Capítulo 30 Un cambio delicioso img
Capítulo 31 Fuego puro img
Capítulo 32 Nos dejan solos img
Capítulo 33 Conociéndonos img
Capítulo 34 Lo deseo todo, pero no tan pronto img
Capítulo 35 No entiendo que sucede img
Capítulo 36 Esto era un rompecabezas img
Capítulo 37 Fui un patán img
Capítulo 38 Cartas sobre la mesa img
Capítulo 39 El Sultán img
Capítulo 40 ¿Noviazgo img
Capítulo 41 ¿Quiénes son ustedes img
Capítulo 42 Confiando en el grupo img
Capítulo 43 Me siento la más vagabunda img
Capítulo 44 No es mía, contrólate img
Capítulo 45 Investigando img
Capítulo 46 Yo mataré por ti img
Capítulo 47 ¿Qué pasó entre ellos img
Capítulo 48 Siempre las meto la pata con ella img
Capítulo 49 Entrega total img
Capítulo 50 Deseo, necesidad, desespero img
Capítulo 51 Me acabas de joder Salomé... img
Capítulo 52 Una verdad dolorosa img
Capítulo 53 Código morse img
Capítulo 54 Nostalgia img
Capítulo 55 Celos... tengo celos img
Capítulo 56 Sensación hogareña img
Capítulo 57 Decisiones a tomar img
Capítulo 58 Operación Aroma img
Capítulo 59 Ustedes armas, nosotras información img
Capítulo 60 Candente img
Capítulo 61 Descubierto por la causante de mis males img
Capítulo 62 ¿Virgen img
Capítulo 63 Descubrimiento img
Capítulo 64 Ataque y protección img
Capítulo 65 Ataque en la clínica img
Capítulo 66 Haciendo lo impensable img
Capítulo 67 Hay corazoncito img
Capítulo 68 Una fuerte advertencia img
Capítulo 69 Ahora somos su objetivo img
Capítulo 70 Declararon la guerra img
Capítulo 71 Esto era personal – En ofensiva img
Capítulo 72 Demasiados vacíos - Ofensiva img
Capítulo 73 Se siente tan bien – Ofensiva img
Capítulo 74 Situaciones en el sepelio – Ofensiva img
Capítulo 75 Revelando verdades – Ofensiva img
Capítulo 76 Revelaciones abrumadoras img
Capítulo 77 Cronología de eventos img
Capítulo 78 Una verdad Oculta - ofensiva img
Capítulo 79 Loca obsesionada – Ofensiva img
Capítulo 80 Confianza – Ofensiva img
Capítulo 81 Temor ante la verdad – Ofensiva img
Capítulo 82 Muchos cabos sueltos - Ofensiva img
Capítulo 83 Él no es un asesino - Ofensiva img
Capítulo 84 Quédate siempre – ofensiva img
Capítulo 85 ¿Cómo supiste que no era él - Ofensiva img
Capítulo 86 Bañarnos juntos - Ofensiva img
Capítulo 87 No subestimes a una dama - Ofensiva img
Capítulo 88 Sáquenos de Miami - Ofensiva img
Capítulo 89 Eso es imposible - Ofensiva img
Capítulo 90 Otro golpe para Amira - Ofensiva img
Capítulo 91 Cuentas conmigo – Ofensiva img
Capítulo 92 Es como regresar a casa - Ofensiva img
Capítulo 93 Me entrego por amor - Ofensiva img
Capítulo 94 Tristeza - Ofensiva img
Capítulo 95 Duele en el alma - Ofensiva img
Capítulo 96 Más traicioneros – Ofensiva img
Capítulo 97 Buscando respuestas - Ofensiva img
Capítulo 98 Una desgarradora verdad - Ofensiva img
Capítulo 99 No te desenfoques – Ofensiva img
Capítulo 100 Me acostumbro a ella - Ofensiva img
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Capítulo 2 Sospechosas

Acudí a la audiencia de interrogación con mi abogado. Rigoberto era un viejo zorro y no podía venir con un novato. De hecho, él fue quien logró meter al asesino de mi madre y hermano a la cárcel. Ese hombre que arruinó nuestras vidas por ir borracho. Y no solo la nuestra. Aún tenía grabada la imagen de ese hombre, lleno de dolor. Aunque si lo veo en la calle no lo reconocería. Solo lo vi que era alto, vestido de militar, con su gorro y gafas oscuras, sufriendo por la pérdida de su esposa e hijos, quienes también fueron arrollados por el borracho ese.

Un tercer auto también fue enviado al precipicio y eran una pareja de la tercera edad. Fue un amargo momento.

-Salomé. Todo salió bien.

-¿Eso crees? -acababa de testificar.

-Señora Salomé Carvajal de Agudelo -Al menos me dejarán de decir Agudelo. Como lo detesto-. No puede salir del país, debe estar presta a las siguientes indagatorias para esclarecer la muerte de su esposo.

-¿La dejará ir, señor agente? -Lo que faltaba, mi flamante suegra-. No ve que no ha llorado la muerte de mi hijo. Es una arpía, solo deseaba el dinero de mi hijo. -El agente sonó la palma de la mano contra el escritorio para llamar la atención de todos.

-No estamos en un juzgado. Por ahora solo es indagación, así como usted también lo hará. -Me miró el agente-. Señora Salomé. No salga del país.

-No lo haré.

Ya de camino al parqueadero donde mi padre esperaba con Ramón, su fiel chofer. Bajó del auto.

-Rigoberto.

-No puede salir del país hasta aclarar lo ocurrido. Sin embargo, Salomé. Contrata personal de vigilancia y un guardaespaldas.

-No veo por qué.

-Tu esposo fue encarcelado por ser un presunto narcotraficante, era un senador de la república y sus negocios no eran todos muy lícitos. Ahora eres la heredera de todos sus negocios y no solo te dejó dinero, también te dejó enemigos.

-Espero te escuche a ti. Porque a mí, como su padre, me ignoró por completo.

-Ya dije que lo pensaría.

......***......

Al llegar a Bogotá tomé otro taxi y me dirigí al apartamento... -A este lugar solo había venido esporádicamente, no suelo quedarme aquí, no por mucho tiempo, los recuerdos de mi familia siguen golpeando.

Encendí las noticias del mediodía, pedí almuerzo porque no tenía nada en la nevera, al mirar a un lado estaban la foto de mis dos hijos con su hermosa madre... Y los dos regalos aún permanecían envueltos.

Tomé el portátil y me puse a mirar todos los videos que tenía de la operación pasada cuando los capturamos. Una llamada que realizó Orlando Agudelo me llamó la atención. Repetí el audio.

«La información la tengo segura. Eliminé todo rastro de nuestro encuentro... Estoy muy seguro y mis amigos iguales... Por qué nadie las conoce, son lo más parcas y aburridas... En mi caso solo me dio estatus por las empresas del patriarca... un hombre respetable como suegro ayuda mucho en este mundo. Y ella custodia la información y cree que no lo sé».

¿Ella? ¿Se refiere a su esposa? No la conozco más que en las pocas fotos en el internet de su boda y uno que otro evento importante de la política o de sus empresas. Y han sido muy pocas.

Al día siguiente a las siete menos cuarto nos encontrábamos sentados en la sala de juntas de la agencia. Me saludé con mi equipo. Éramos más; cada uno tenía a su cargo un departamento. También éramos los socios de una empresa de seguridad y la vinculamos a esta agencia, así podemos tener una buena coartada.

-Señores, no me disculpo por hacerlos regresar. Pero dado a los acontecimientos y por ser ustedes quienes recopilaron las pruebas para ponerlos detrás de las rejas, ahora se encargarán de Operación Aroma.

-¿Operación Aroma? -Los cuatro hablamos.

El mayor encendió el proyector y vimos el rostro de cuatro mujeres.

-Son las esposas de los senadores asesinados. En las carpetas... -Un soldado nos entregó la información y puso a un lado cuatro carpetas-. Tienen toda la información. Iniciamos un protocolo para presionarlas a que deban buscar seguridad de la policía, sin embargo, y como lo creemos, no aceptarán y terminarán buscando a otros agentes y ahí estarán ustedes. Con inteligencias lograremos que los contraten como sus guardaespaldas.

-¿Vamos a cuidar mujeres? -Yasar alzó una de sus cejas. El moreno suspiró.

-Cuando cuidé al esposo de unas de ellas, escuché que se refirió a su esposa como un ser mojigato. -intervino Jabir. El castaño no era amante a hacer trabajos de guardaespaldas-. No le veo el sentido a cuidarlas.

-Escuchen. Ustedes estuvieron con sus esposos por ocho meses ejecutando labor de inteligencia y en ocasiones los defendieron de quienes querían hacerles daño. Ahora esas señoras son las principales sospechosas y no vamos a hacer nada porque deben de tener la información que necesitamos para saber con quienes sus maridos hacían negocios.

» Necesitamos desmantelar la estructura del narcotráfico. Hay mucha podredumbre; Militares, generales de todas las dependencias, congresistas y hasta un par de presidentes podrían estar involucrados.

» Los mandaron a callar, de eso no queda la menor duda. Ya iban a hablar, pero el mismo día de la visita conyugal mueren... Los cuatro, casi que al mismo tiempo. Y en esta ocasión fueron visitados por sus esposas, no las prostitutas. Uno murió en Bogotá, el otro en Medellín, Cali y el último en Santa Marta. ¿Les parece casual?

-No. -contesté.

-Ellas saben, y son las sospechosas del envenenamiento que sufrieron sus maridos. ¿Por qué? -Volví a mirar el rostro de las mujeres. No parecían malas.

-En todo caso no me pongan a cuidar a la gordita. -Gamal se quedó mirando a Jabir por su mal comentario-. Si en una emboscada la hieren, ¿sabes lo que es cargar a una mujer con sobrepeso?

-Capitán Yaro, usted vuelve a ser el líder de esta operación.

-Siendo así. -sonreí con malicia-. Jabir vigilarás a la gordita, la cual se llama; Onely Ospina.

Me sacó el dedo del medio como acto de grosería y todos nos reímos. No hemos visto sus expedientes. Miré los cuatro rostros en la pared. Conozco a mi equipo, no perdonan si encuentran a una mujer de su agrado, así que usaré eso para que no mezclen el sexo con el trabajo.

» Gamal cuidarás a Lía Luz Trujillo. -afirmó.

-A mí me toca cuidar a Amira Beltrán. -afirmé una sola vez ante el comentario de Yasar.

-Bueno, capitanes. Fueron escogidos una vez más para esta operación. Las estrategias estarán a cargo del capitán Yaro.

-¿Y tú te quedaste con la única bonita? -Miré a Jabir.

-Gamal, ¿podrías explicarle la razón por la cual lo hice?

-Ya lo sé. -respondió él-. Nos acabas de decir estrictamente que no mezclaremos placer con el trabajo.

-Y por eso el capitán Yaro comandará esta misión. -intervino el mayor, tomé las carpetas y se las entregué a cada uno, iban con el nombre de su objetivo a cuidar-. Las mujeres desde que se casaron se volvieron muy buenas amigas. Por ahora solo hagan reconocimientos de campo de cada una. Nosotros haremos que tengan miedo para que busquen protección personalizada y llegarán a su agencia de seguridad.

-¿En cuánto tiempo?

-Esperamos que solo sea cuestión de días, máximo una semana. Los poderosos están presionando para sacar la verdad, estamos una guerra de poderes. Los buenos queremos que los autores de tantas masacres, asesinatos salga a la luz. Mientras esperan, serán sus sombras.

-Son sospechosas por haber ido a visitar a sus maridos el mismo día y mueren los cuatro envenenados. ¿Oh son culpables? -Yasar intervino.

-No lo sabemos -respondió el mayor.

-Puede ser una trampa para inculparlas. Los famosos chivos expiatorios. Ellas deben de saber algo de sus esposos. No creo que sean tan inocentes. -comenté.

No quise hablar de lo que descubrí en el audio, puede que se refirieran a otra persona.

-Capitanes, estamos en cero de nuevo. No tenemos las declaraciones de los presuntos narcotraficantes, solo las pruebas entregadas por ustedes de que eran narcos y de los negocios clandestinos, más la evasión de impuestos. Pero los contactos, los aliados políticos, los militares que están enlodados no lo sabemos.

» Ustedes fueron escogidos por ser leales a sus uniformes. Y en las diferentes misiones desde hace diez años que nos conocemos me ha demostrado que puedo confiar en ustedes. GEACC fue creada hace siete años y ha dado resultado al ministerio de justicia. Cada uno es capitán en su especialidad. Pero todos son de inteligencia, son mis soldados, mi equipo.

-¡Sí, señor! -respondimos con orgullo.

-¿Tenemos recursos ilimitados? -pregunté.

-Como siempre. Buena distribución capitán Yaro.

-No lo alabe mayor, es un aburrido que le quita toda la inspiración del trabajo.

-Si fueras a cuidar a Salomé Carvajal... -Ella era mi objetivo-. Pasarías con tu miembro elevado todo el tiempo.

-Y por eso me mandas a cuidar y ser el perro faldero de la gorda. Se te agradece.

Volvimos a reír. Era un pesado, sin embargo, un fiel y correcto amigo, aparte del mejor piloto de Colombia.

El mayor se fue. Nos quedamos en silencio mirando y analizando nuestras misiones personales. Al abrir la carpeta vi la hoja de vida de Salomé Carvajal; hija de un empresario muy reconocido y multimillonario bogotano. Se casó una vez terminó su carrera de administración de empresas. La cual no ejercía por ser una esposa y ama de casa de uno de los empresarios más exitosos de Colombia, el cual resultó ser narcotraficante.

No podía negar que era una belleza. A sus casi veintiséis años, se veía que la vida la había tratado como una princesa de porcelana. Era trigueña, de cabello castaño medio, ojos cafés claro tirando a miel, mide un metro con sesenta y ocho. Despilfarradora de dinero, ya que solo suele frecuentar almacenes de marcas exclusivas. Su matrimonio duró tres años y ahora era viuda.

Miré las fotos de sus familiares. Solo le quedaba su padre; su madre y hermano murieron en un accidente automovilístico... cerré de manera abrupta la carpeta, al levantarme de la mesa mis compañeros me miraron.

-Lozano, ¿todo bien?

-Salomé perdió a su madre y hermano en el mismo accidente donde mi esposa murió con mis dos hijos. Hace más de siete años... -Aquel día murieron siete personas en total. Aquella tarde, un loco borracho se llevó a tres autos que venían de la Mesa.

-No es tu gusto de mujer, porque detestas a las mujeres elitistas. Pero mira que tienen algo en común.

Gamal se encogió de hombros. No iba a tomar su cuidado, no quería empatía con nadie.

-Cambiemos. -Le dije a Gamal.

-No. Esa mujer es preciosa y le pararía el miembro a cualquiera, menos al impenetrable muro de concreto, forjado con miles varas de hierro. No hermano, algo de empatía y humanidad no te hará daño.

-Tienes razón, capitán Acevedo. -Le dijo Jabir-. Viendo los toros desde esa barrera, me quedaré gustoso con la mujer de medidas proporcionadas. Si con ello, el hombre de acero se humaniza un poco.

-¡Hablan como si fuera una pila de mierda!

-No nos referiremos a eso, Yaro. -miré a Yasar-. Es que desde la muerte de Fabiola te cerraste, le diste la espalda a la empatía, al amor. Nosotros tenemos tales privilegios de afecto de tu parte, porque somos tus amigos desde antes. Tú sigues vivo hermano, pero tu alma y corazón murieron junto con tu familia. Así que no cuentes con el cambio de objetivo. Por cosas de la vida tú pusiste los ojos en la mira a la bonita. Lo hiciste sin saber su historia. No tienes de otra que cuidar, proteger y convertirte en la sombra de la preciosa mujer llamada, Salomé Carvajal.

            
            

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