Capítulo 5 MALAS INTENCIONES

Ruth iba caminando por el pasillo molesta, no quería a Ivette en su casa, y mucho menos a Karen, adiaba a esas dos mujeres pero su esposo no había tomado la decisión de echarlas como las ratas qué eran, pagar el tratamiento de la ciega no era nada barato, quería darse algunos lujos, pero no había dinero suficiente.

Se topo con la sobrina de su esposo que llevaba una bandeja en las manos, se acercó y le dio un manotazo a la bandeja haciendo que todo cayera al suelo las tazas se quebraron y se hizo tremendo desastre.

__Si fuera por mi ya no estarías en mi casa, maldita muerta de hambre.

__No se cansa de ser tan mala __replicó Ivette molesta después de tantos maltratos __no se por que me odia tanto.

La mujer miro a la chica fijamente, ella le recordaba a su padre y eso era suficiente motivo para que la odiara como a su peor enemiga.

__Me recuerdas a alguien __le dijo mientras se acercaba a ella de manera peligrosa.

Ruth le dio una cachetada a la muchacha con fuerza, no la toleraba, quería hacerle la vida imposible para que se largará, la tomó por el cuello con fuerza.

Ivette sintió miedo, esa mujer la miraba como si quisiera matarla, trago grueso.

__Deberías largarte de esta casa para siempre, tú y tu madre no son más una carga para mi familia, si le dices una sola palabra de esto a Karen, ella pagará las consecuencias, no lo olvides.

La mujer soltó a la chica y la obligó a limpiar el tiradero qué ella misma había causado, camino al despacho de su esposo y entró.

__¿¿Por qué no me dejaste sacarla a patadas de esta casa?? __Replicó enojada __esa mocosa siempre hace lo que le de la gana, es una mal educada, responde con arrogancia cada vez que le hablo.

__Sabes que no puedo hacer eso, mi hermana no a firmado el documento para cederme su parte de la herencia, eso complica las cosas, si la tengo cerca podre manejarla a mi antojo, ni siquiera sabe leer, hará lo que yo le pida.

__Maldita ciega __murmuro para si misma __ya no las tolero más, oblígala a firmar.

__No puedo hacer nada más que presionarla con su hija.

Ruth no estaba de acuerdo con su esposo, pagar una enfermera para que vigilará a ese estorbo era demasiado.

__Has pasado todos estos años haciendo lo mismo y esa estúpida no a querido firmar, asesínala, creo que es más rápido y te deshaces de esa niña estúpida.

__Es mejor tenerla vigilada, gracias a su madre ella sigue aquí y lo prefiero así, no te metas en mis asuntos Ruth, yo sabré que hacer.

La puerta se abrió de golpe, observo a su hija entrar con una sonrisa, ambos se callaron, para evitar que ella escuchara, era uno de los mayores secretos qué habían guardado ambos desde que llego Ivette a esa casa.

__Papá mira el hermoso vestido de novia que encontré, comprímelo por favor, me encanta __hablaba la chica emocionada, el vestido valía una fortuna.

__Lo que quieres es tuyo __respondió con una sonrisa.

Rolando estaba pensando en la mañera de conseguir la firma de su hermana, si era necesario se iba a deshacer de ella, asesinar no era algo que le diera miedo, siempre tienes que limpiar el camino cuando hay piedras en el.

Debía de conseguir el testamento de su hermana y saber que opciones tenía, sabía que la heredera de su hermana era Ivette, a fin de cuentas esa tonta solo sabía leer se dijo a si mismo.

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Ivette entro a la habitación con una bandeja en las manos.

__Te traje la cena mamá.

Agradecía qué ella no pudiera ver para que no notará qué había llorado y los rasguños en sus manos, nunca entendió por qué sus tíos la trataban tan mal.

__Gracias mi pequeña __La enfermera estaba sentada en la habitación, nunca la dejaba sola para evitar que hablara con su hija algo que fuera a perjudicar al señor Rolando __¿¿Cómo la estas pasando?? __Pregunto disimuladamente __¿¿hemos hablado muy poco últimamente??

No olvidaba las palabras de Rolando, ella no podía firmar ese documento, era lo único que tenía y quería que fuera de su hija.

__Bien mamá, no te preocupes, tengo más trabajo ahora, ya sabes la mansión es grande __respondió fingiendo estar bien __y paso mi tiempo muy ocupada, Sandra me ayuda, ya sabes.

Escucho pasos acercándose, observo a su tía entrar a la habitación de su madre, pocas veces lo hacía, la mujer la miró de pies a cabeza molesta.

__Te necesitan en la cocina, deja eso, lo hará la enfermera __le dijo con disgusto __Ivette no quería dejar a su madre sola con esa mujer __acaso estas sorda, vete ya __le hablo más fuerte.

Ivette no confiaba en su tía, la miró con desconfianza.

__Volveré en unas mamá, si necesitas algo solo llámame.

Ivette abandono la habitación no podía hacer nada para impedir que se quedará allí, salió de allí preocupada, no podía hacer nada para protegerla de lo cruel qué eran sus familiares.

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__Abogado Altamirano, tengo entendido que usted tiene el testamento de mi querida hermana, necesito verlo __habló Rolando descaradamente.

El hombre lo miró algo molesto, eso era confidencial, no podía mostrar el testamento sin el consentimiento de la señora Karen.

__Sabe que no puedo hacer eso __respondió en tono seco.

Rolando miro al abogado con algo de molestia, de una u otra manera iba a conseguir lo que quería.

__¿¿Dígame cual es su precio?? Puedo pagarle lo que quiera, todos tienen un precio, soy un hombre de negocios.

El hombre fue amigo del difunto esposo de Karen, seguía sin entender por qué ella permitía qué su hermano manejará su parte de la herencia, Ivette podía hacerse cargo de eso.

__Lamento decepcionarlo, no me interesa su dinero, no puedo entregarle el testamento de mi clienta.

El hombre se levantó de la mesa y tomó el maletín con tranquilidad, se acomodo el traje dispuesto a marcharse de ese lugar.

__Debería de andar con mucho cuidado señor Altamirano, uno nunca sabe lo que le pueda pasar.

Era una amenaza directa, no iba a aceptar un no por respuesta, tarde o temprano todo sería suyo.

__¿¿Me esta amenazando señor Flores??

Rolando le mostró una sonrisa sínica al hombre, él no era cualquier persona, estaba en la cima gracias a que no le daba miedo mancharse las manos con sangre.

__Tómelo como quiera, simplemente se lo estoy advirtiendo.

El abogado se marchó del lugar sin pensarlo, debía de cuidarse, todos conocían a Rolando, era mejor mantenerse alejado de ese hombre.

Debía de hablar con Ivette, el testamento decía que a los 25 años le sería entregada la herencia y en realidad sólo faltaba unos cuantos años.

Pero cuando iba a la mansión le prohibían hablar con la chica o su madre, así que no había podido explicarle la situación.

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__¿¿Que es lo que quieres Ruth?? __Le pregunto Karen con algo de molestia.

Desde que se había enterado de la traición de su cuñada la odiaba, era una lastima que no pudiera largarse de ese lugar.

__Vine a verte, sigues negándote a firmar, me sorprende, mi esposo se ha hecho cargo de ustedes dos, deberías ser un poco más agradecida.

La mujer le mostró una sonrisa, no era estúpida, no podía ver, pero su hija trabajaba como una empleada más en esa casa.

__Mi hija trabaja en tú casa como una empleada más, con eso no te basta, usted solo se han aprovechado de nosotras.

La mujer se acerca y clavo una aguja en la pierna de la mujer, quien se mordió los labios para no gritar.

__Esto es una advertencia Karen, o prefieres morir, no me importa el método qué tenga que usar, pero voy a conseguir lo que quiero.

Karen sintió cuando su cuñada saco la aguja de su pierna, respiro profundamente y trató de calmarse, las cosas parecían estarse saliendo de control.

__Piensas robarme a mi también Ruth, me sorprende hasta donde puedes llegar por la maldita codicia.

La mujer le dio una mirada de odio a su cuñada, abandono la habitación, se encargaría de torturarla a diario, además iba a disfrutarlo.

La consideraba su mayor enemiga y la culpable de que tuviera que casarse con un hombre que no amaba en lo absoluto.