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Los recuerdos del pasado habían resurgido con fuerza en la mente de
Amanda desde aquel inesperado encuentro con Aitor. Su corazón latía
con una mezcla de emociones: sorpresa, incertidumbre y una pizca de
nostalgia, pero no quería volver a aquello. Aitor había sido su
primer amor, alguien que le había mostrado un mundo distinto al que
ella conocía en sus humildes comienzos, gracias a él la universidad
fue mucho más llevadera.
Cerrando los ojos mientras el agua caliente la envolvía en la bañera, Amanda
revivió los momentos compartidos con Aitor durante sus años de
universidad. Jóvenes y apasionados, habían soñado juntos sobre el
futuro mientras lidiaban con las diferencias económicas que la vida
les imponía, el venía de una familia rica, ella en cambio estaba
allí gracias a una beca y a su trabajo constante. Cada mirada, cada
risa y cada promesa parecían formar parte de un cuadro en su mente,
uno que había guardado en un rincón olvidado y no estaba segura de
querer sacar.
A medida que la nostalgia inundaba su corazón, también surgían
preguntas. ¿Por qué Aitor había vuelto a su vida ahora? ¿Qué lo
había llevado a la misma ciudad donde ella había construido su
imperio? La incertidumbre le mordisqueaba los pensamientos, y a pesar
de su actitud altiva, Amanda se sentía vulnerable ante las posibles
respuestas.
Después de un largo baño, Amanda se envolvió en una toalla y se dirigió al
vestidor. El espejo le devolvió la imagen de una mujer poderosa y
segura, pero en su interior, había un rincón de curiosidad que
luchaba por emerger. A pesar de su determinación, no podía evitar
preguntarse si ver a Aitor había sido una casualidad o si tenía
algún propósito detrás.
Decidió que no permitiría que el pasado interfiriera con su futuro. Aitor
podría haber sido una parte importante en su vida una vez, pero ella
había avanzado y construido un mundo en el que tenía el control no
lo iba a perder. Se vistió con ropa cómoda para estar en casa y se
miró en el espejo una vez más, por un momento pensó en aquella
joven e ingenua que le prometieron el mundo y un final feliz, sacudió
su cabeza para quitar aquellas ideas de su cabeza y se reafirmo en su
resolución. Si Aitor había regresado, ella demostraría que ya no
era la misma joven que él había dejado atrás.
Esa noche no descanso bien, sus sueños volvieron a la universidad, al
fatídico día. El que fue el final y el principio. Porque lo que si
tenia claro es que gracias a ese final, ella es lo que es ahora, todo
lo que ha conseguido a sido gracias a ese adiós no pronunciado de
aquel día. Se despertó sobresaltada, estaba impregnada a sudor,
miro la hora y eran las 5 de la mañana, decidió ponerse en píe y
darse una ducha e irse a trabajar.
Al llegar a su oficina en Technology Global, Amanda se sumergió en el
trabajo como una forma de mantener su mente ocupada. Las reuniones y
presentaciones continuaban, pero detrás de su fachada impenetrable,
las preguntas sobre Aitor seguían rondando. En algún momento,
decidió que necesitaba obtener respuestas directamente de él para
cerrar ese capítulo de su vida de una vez por todas.
Con el día llegando a su fin, Amanda se retiró a su ático una vez más.
Esta vez, se sentó en su elegante sala de estar, con una copa de
vino en la mano, contemplando la ciudad desde lo alto. El brillo de
las luces de la ciudad parecía reflejar la mezcla de emociones que
sentía en su interior.
Decidió que se enfrentaría a su pasado al día siguiente. Si Aitor tenía
una razón para haber regresado, ella estaría preparada para
enfrentarlo. Tal vez, con el tiempo, podría finalmente cerrar el
capítulo de su vida que nunca había podido olvidar por completo.
La noche cayó lentamente, y Amanda se retiró a su habitación.
Mientras se acomodaba en la cama, su mente seguía divagando entre
los recuerdos y las incertidumbres del día. Pero a medida que
cerraba los ojos y se dejaba llevar por el cansancio, también sabía
que estaba dispuesta a afrontar cualquier desafío que el pasado
pudiera traer a su camino.
A las seis de la mañana, el chef ya le estaba preparando el desayuno,
el olor impregnaba su ático, y la verdad es que se le hacía la boca
agua. Mientras se escucho la puerta, sería Mateo u otro
guardaespaldas, ya que no esperaba que Nicole viniera esa misma
mañana. Mientras que esperaba sentada le dio una orden a Mateo
"Mateo, busca a que se dedica Aitor Ferrer y a que viene su visita
a Penton", el sabía que esa misma mañana le pediría la
respuesta, por lo que cogió su móvil e hizo unas llamadas para dar
instrucciones.
Mateo comenzó como un sencillo guardaespaldas, cuando Amanda empezó a
tener poder, allí en la ciudad para llegar a lo más alto no puedes
haber hecho solo cosas buenas y necesitan protección. Poco a poco se
fue ganando la confianza de Amanda, y admiraba a su jefa, la miraba
con cariño, aunque a veces era demasiado fría, el sabía que había
algo que le paso en el pasado para que sea así.
Después
del desayuno, salieron del ático y se dirigieron al garaje. A pesar
de los diferentes coches de lujo que Amanda poseía no solía
conducir. Siempre llevaban el Roll Royce, ya que era más amplio
para ella.
Durante el trayecto Amanda no podía dejar de pensar en Aitor, y la verdad es
que no era el mejor momento, ya que quería hacer un negocio nuevo y
adquiriendo una empresa de tecnología emergente y era un momento muy
delicado, pero no podía sacarlo de su cabeza.
Mateo se metió al garaje del edificio, hoy no tenia que irse así acompaño
a Amanda hasta su oficina. Una vez allí el se despidió de la señora
y se fue a investigar lo que le había pedido. Por el contrarío
Amanda entro seguida de Nicole que le puso al día de su agenda
diaria.
Sabía que el proceso que viene por delante es muy delicado, por eso solo
podía confiar en Nicole, después de cuatro años juntas sabía que
era inteligente y muy buena en su trabajo. Ellas se conocían de
antes, y cuando Amanda comenzó su carrera en el mundo tecnológico y
pudo ofrecerle un puesto se lo dio.
Dando y explicando los pasos a seguir, Nicole no solo era su secretaria
personal, si no su pilar en la empresa, sabía que no le fallaría.
Una vez dicho todo se retiro de su despacho, y Amanda se puso a
revisar informes que tenía en su mesa. Estaba absorta en la lectura
hasta que llamaron a su puerta, donde accediendo a que entraran
apareció Mateo con otro informe y comenzó a decirle: "El Señor
Ferrer esta aquí por negocios, esta interesado en una empresa, pero
nadie sabe a ciencia cierta cual. Lo lleva muy escondido, como si
fuera un secreto, seguiremos investigando para ver si damos con la
empresa que quiere comprar". "Muy bien", respondido con tono
seco Amanda, con una gesto con la cabeza Mateo se retiro, y cerrando
su puerta Amanda volvió a sus pensamientos.
¿Y si...? No, no puede ser, cuanta casualidad, o no...