Era cuestión de saber como hasta entonces. Después de todo no había nada que no pudiese manejar, yo soy Dafne Echeverría, logré contratos por millones, y puse a nuestra empresa petrolera como una de las mejores en el ámbito.
No me iban a vencer de un día para el otro, Tayler no lograría doblegarme.
Cuando baje del auto, una fila de empleados me recibieron afuera, parece que alguien les había avisado de antemano que llegaría, ese alguien era Tayler. Me quedé viendo a la decena de empleados a lo largo de la entrada sin saber qué hacer...
¿Tendría que presentarme como la señora de la casa?, ¿Debería dar órdenes? ¿Qué se supone que era esto?.
" Tayler..."
Murmuré entre dientes, cuán molesta era para mí esta clase situación, lo hizo a propósito para amedrentarme, quería ponerme incómoda.
[ Narrado por el autor ]
Los empleados del señor Robinson, jamás vieron una mujer como Dafne Echeverría; con lentes oscuros como una celebridad, cabello corto, vestido ajustado, dejando poco a la imaginación, con su busto semi expuesto, a simple vista no era una mujer de hogar o una que alguna vez limpio la punta de sus zapatos alguna vez.
Todos los empleados eran inmigrantes, a excepción del mayordomo que era ciudadano norteamericano. Dafne, apenas si podía levantar la vista ante ellos, le producía escozor sus miradas sobre su cuerpo. El que no los mirara los llevó a creer que la señorita Echeverría se creía toda una celebridad. Ni bien la conocieron, empezó a caerles mal la señora Robinson.
Cuando estaba lo suficientemente cerca de ellos, pensó pasar de largo y esto los inquieto aún más, se supone que debían presentarse mutuamente como les adelantó su señor por teléfono, y por eso esperaban que ella hablará, incomodando más a Dafne que quería rehuir de la situación.
Antes de que cometiera el error de irse sin decir nada, el mayordomo enfrente de ella, uno con traje oscuro y cabellos blancos, habló.
- Bienvenida señora Robinson. Nos da mucho gusto tenerla con nosotros, me llamó Charles y voy a ser su mayordomo.
Dafne, solo medio sonrió sin mostrar mucha alegría y asintió como una forma de saludar, el mayordomo creyó que la señorita Echeverría era demasiado arrogante como para responder , cuando en realidad, le resultaba bastante embarazoso ser nombrada por el apellido del hombre que le arrebató todo.
Todavía le hacía eco escuchar su nombre acompañado con Robinson al final.
- Permítame mostrarle su habitación.
Le señalo educadamente el mayordomo mientras la invitaba a pasar. Dafne accedió, sintiendo alivió, de presentarse ante los demás empleados, la mirada de la servidumbre la atravesaban, le sonrió, nerviosamente, al mayordomo como si le agradeciera de haberla sacado de esa situación.
Hecho que la hizo quedar aún peor ante los demás, poco sabía, que para sobrevivir a la mansión necesitaría de aliados confiables.
Cuando Dafne camino hacia adentro de la mansión, los murmullos entre los empleados comenzaron.
"Parece que la mujer del señor Robinson no tiene educación".
"Ni siquiera nos miró de frente".
" ¿Por qué será que el señor se casó con alguien tan arrogante y maleducada?. "
"Debe ser que lo tiene engatusado, ella debe estar detrás de su dinero".
Se dijeron unos a otros, teniéndola por Vanidosa y arrogante, les parecía indignante lo que hizo, se supone que trabajarían para ella de ahora en adelante, se sentían ignorados y ridiculizados por la mujer del señor Robinson. Por más que Dafne podía, era de saludar y dar direcciones a sus empleados, no pretendía tomar el lugar de" Esposa del patrón "presentándose de esa forma.
Los tacones de Dafne sonaban en el piso de cerámica a la par que iba adentrándose junto al mayordomo. Él le daba un pequeño recorrido por el primer piso, para que pudiese ubicarse en el futuro.
"La cocina está tras el pasillo a su izquierda, el living y la sala de estar a la derecha y los dormitorios en la parte de arriba".
Indicaba el mayordomo, mientras que Dafne quedaba deslumbrada por la decoración Vintage de los interiores. Arriba había un gran candelabro con varias luces brillantes, los tonos oscuros y opacos cubrían el lugar, había muchos cuadros elegantes de sucesos históricos, faroles que cumplían el rol de la iluminación.
"Es la cueva de Frankenstein"
Comento y rio después por su chascarrillo.
- ¿Cómo dijo señorita?
Le pregunto el mayordomo al oírla, y Dafne cambio el tema.
- ¿Dijiste que los cuartos estaban arriba Charles?.
- Eh, sí, ¿Desea descansar?.
- Sí, estos tacones me están matando.
Se excusó.
- La habitación del señor Robinson es el primer cuarto a la derecha, está disponible para usted.
Dafne que iba directamente a las escaleras caracol y se detiene en medio de los escalones al escuchar eso y gira hacia el hombre con una mueca de disgusto.
- Charles, querido, ¿No hay algún otro cuarto dónde me pueda quedar?.
- Naturalmente, el cuarto del señor Robinson es el lugar donde debe dormir.
Le respondió con sequedad, molestando a Dafne, el mayordomo le estaba imponiendo dormir con Tayler esta noche. Dafne sospechó esa imposición eran órdenes explícitas de Tayler, y que el mayordomo estaba al tanto del contrato más que ella.
Dafne frunció el ceño, no pretendía dormir junto a Tayler si no quería.
- No lo sé, no creo que quiera ser el tipo de esposa con la que quiera dormir su jefe esta noche.
El mayordomo subió la mirada fijamente ante la chica obstinada.
- Es todo lo que puedo ofrecerle, madame.
Dando su ultimátum, Dafne no se rendiría ante un mayordomo.
- Señor Charles¿Acaso no hay más habitaciones aquí?..
- Si las hay, pero el señor Robinson nos prohibió que usted se aloje en otra habitación fuera de la suya. Lo lamento, pero tengo las manos atadas.
Dafne mordió sus labios iracunda, podía sentir la cadena de Tayler jalar su cuello, obligándola a obedecer.
- Con su permiso iré a preparar la cena del señor Robinson.
Se despidió el hombre de traje de pingüino, y se fue dejando a solas a Dafne, ella subió a demostrarle a todo el mundo que si podía dormir en otra habitación, por más que esas no eran las reglas, una vez que llegó al pasillo diviso las demás habitaciones.
"¿Qué debo dormir en la habitación de Tayler?, A la mierda".
Se dijo ella y fue hacia una puerta aleatoria, esperando poder abrirla, pero el picaporte no giraba, y cuando fue hacia las otras estas tampoco se abrían, todas estaban bien cerradas, como si alguna mente minuciosa se hubiera adelantado a sus acciones.
Dafne maldijo, una y otra vez, su nombre en el pasillo, él la quería obligar a dormir a su lado, quisiese o no.
- Si cree que ganará está muy equivocado. No voy a estar cerca de ti Tayler...
Dijo entre dientes con el último picaporte que no se abrió para ella.
Al estar más calmada se dirigió a la habitación de Tayler, diciéndose" Solo descansaré un poco, eso es todo", y cuando giro el picaporte este sí se abrió para ella.
El cuarto era más impresionante que la recepción de su mansión. Tenía aire acondicionado, calefacción para el invierno, sillas, sillones, una TV, un escritorio propio y una gran cama doblando el otro sector de la habitación, era tan inmenso que Dafne sentía que estaba en la sala principal, y el lugar olía a tulipanes, con una fresca brisa de verano, ella se impresionó de tan cómoda que era su habitación, la cama de dos plazas se veía mullida, las sábanas la llamaban pidiéndole que se acostara en ellas. Pero volvió en sí, no quería ser sorprendida por Jonathan durmiendo ahí mismo.
Era precavida con lo que podría hacerle...
Se sacó los tacones y se sentó en el sillón, encendió el televisor esperando distraerse, hasta pensar en una manera de escapar, ni siquiera podía darse una ducha, no tenía con que cambiarse, Tayler la llevó a vivir demasiado rápido a su casa, no le dio tiempo de empacar sus pertenencias.
Con eso en mente pensó en llamar nuevamente a Ivet para que le trajera las cosas de su armario, no quería quedarse con lo puesto.
Pero se sentía asqueada, quería darse un baño y quitarse el ajustado vestido que le apretaba las tripas, así que se fue a bañar en la ducha personal de Tayler...
Cuando se terminó de duchar, se secó y busco algo más cómodo en su armario, con desprecio tomo una de sus camisas y se la puso por el momento, la ducha la relajo de más, había trabajado casi todo el día, la cama era demasiado tentadora, mucho mejor que el sillón, pero no lo permitiría, no caería ante la tentación así qué salió de la habitación y durmió en el pasillo, como lo obstinada que era.
Tan pronto encontró el sueño, el mayordomo más de una mucama la despertaron.
- Señora Robinson, señora Robinson...
- Otra vez ese maldito apellido...
Dijo entre balbuceos molesta, todavía adentrada en sus sueños. El mayordomo la sacudió un poco más para qué despertará.
- Señora Robinson.
Ella abrió lentamente los ojos y se asustó de verlos tan cerca.
- Por dios, ¿Que pasa?, ¿Por qué me despiertan?.
- Señora Robinson, no puede dormir aquí.
Le aclaró Charles, desconcertándola.
- ¿Cómo que no puedo dormir aquí?.
-Tenemos prohibido dejarla dormir en otro lugar que no sea en la habitación del señor Robinson.
- ¿Qué?, ¡Por el amor de...
Protestó Dafne apretando los dientes. Después giro su mirada a furiosa a Charles.
- ¿Y qué harán?, ¿Me levantarán de aquí a la fuerza?.
- No me pruebe, señorita, no quiero tener que hacer eso.
Replico el mayordomo.
Dafne se sintió fastidiada, se levantó de prepo y camino hasta la escalera. Al verla pasar a su costado, el mayordomo preguntó.
- ¿A dónde va, señora Robinson?.
- ¡Al jardín!, ¡¿Ahora tengo prohibido ir al jardín?!.
Exclamó a lo lejos, bajando las escaleras con rabia.
- En 20 minutos estará lista la cena señorita.
- ¡Comeré después!.
-Pero tenemos prohibido darle de cenar sin la presencia del señor Robinson.
Lo último que escuchó la hizo enfurecer más, no podía creer hasta donde podría llegar Tayler, por más que fuera la señora de la casa, ninguno de sus empleados le obedecería como tal, era como si fuesen cómplices de la descabellada idea de Tayler de encerrarla en una cárcel.
Dafne quería irse, no permitiría que la tratarán de esa forma, pero sabía que condenaría a su empresa si rompía los acuerdos prematrimoniales. De todas formas salió hecha una furia de la mansión con todos los empleados detrás de ella, siguiéndole en cada paso que daba.
"Señora Robinson"
"Señora Robinson".
"¿ A dónde va, señorita Robinson?. "
Molesta abrió la puerta auto que la trajo a ese alcatraz, pero uno de los hombres de Tayler se lo impidieron, cerrando la puerta e impidiendo que entrara.
- ¿Qué hace, señora Robinson?, ¿A dónde piensa ir?.
-¡No viviré aquí ni un segundo más!
- El señor Robinson sabía que reaccionaría de esa forma, y nos dijo que le recordemos una de las cláusulas del contrato que usted firmó, en la que específica que mientras estén casados, ambos deben vivir en el mismo lugar en lo que duré el matrimonio. Además, señora Robinson tenemos prohibido llevarla a cualquier sitio sin la autorización del señor.
Argumento uno de sus hombres con los brazos cruzados.
- ¡Esto no puede ser!, ¡Es privación de la libertad!. ¡No pueden retenerme aquí si no quiero!
Dafne arrebató por la ventanilla abierta del auto su bolso y se dispuso a llamar un taxi para que la recogiera, pero enseguida le arrebataron el celular y se lo destruyeron enfrente suyo, pisoteándolo con fuerza en el suelo.
Escandalizada, no podía dar crédito a lo que veía...
- Por favor vuelva adentro hasta que regrese su esposo.
Le sugirió uno, y Dafne obedeció, pero no sin antes echarles una mirada de desprecio. No importaba cuán gánster se creyeran, quería demostrarles que no tenía miedo de ellos y que por ahora lo dejaría así.
Ella misma se daba cuenta de que esto sería difícil. Tayler la tenía prisionera, esclava de una fortuna inmensurable que no estaba dispuesta a perder.