Oscuro, Hermanos Dracul 1
img img Oscuro, Hermanos Dracul 1 img Capítulo 4 Desesperación
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Capítulo 6 La conversación más rara del mundo img
Capítulo 7 Fuera de control img
Capítulo 8 Debería matarlo img
Capítulo 9 Todos lo traicionan img
Capítulo 10 La boda-no boda img
Capítulo 11 ¿Cómo hacer que el abuelo se detenga img
Capítulo 12 Va a llegar un nuevo invitado img
Capítulo 13 Un trato y una marca img
Capítulo 14 ¿Matar o no, a la madre img
Capítulo 15 La familia va a protegerla siempre. img
Capítulo 16 El primer ejecutor img
Capítulo 17 ¡Vaya broma! img
Capítulo 18 No estoy segura de mis emociones img
Capítulo 19 Conociendo al rey img
Capítulo 20 La banca más hermosa del mundo img
Capítulo 21 Debemos investigar esto img
Capítulo 22 Un desastre en el castillo Dracul img
Capítulo 23 Un amante img
Capítulo 24 Radu img
Capítulo 25 Compañera img
Capítulo 26 La verdad img
Capítulo 27 Un nuevo abandono img
Capítulo 28 La está drenando img
Capítulo 29 Justo a tiempo img
Capítulo 30 Traición img
Capítulo 31 Una Dracul de forma completa img
Capítulo 32 Caja img
Capítulo 33 El recién nacido img
Capítulo 34 Moonwalker viene img
Capítulo 35 El juicio y las revelaciones img
Capítulo 36 El verdadero origen de Emi img
Capítulo 37 Un nuevo comienzo img
Capítulo 38 ¿Una especie de mascota img
Capítulo 39 Aragón img
Capítulo 40 Supermercado img
Capítulo 41 Doloroso img
Capítulo 42 Unos días después img
Capítulo 43 Ella es letal img
Capítulo 44 El gato...¿colmillitos img
Capítulo 45 ¡Tenemos agua! img
Capítulo 46 Solamente un adorno img
Capítulo 47 Poniendo sus emociones en paz img
Capítulo 48 Tenemos un trato img
Capítulo 49 Compañeros img
Capítulo 50 El verdadero padre de Emi img
Capítulo 51 Reunión img
Capítulo 52 Convocada por Moonwalker img
Capítulo 53 Adiós botones img
Capítulo 54 Alimentándose sola de otra criatura img
Capítulo 55 El abuelo será un demonio img
Capítulo 56 Casi el fin del miedo img
Capítulo 57 Ileana ha sido convocada img
Capítulo 58 Las hadas img
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Capítulo 4 Desesperación

Dejando de lado el viaje al vagón de los recuerdos, miró el teléfono con determinación, era el momento de enfrentar al esqueleto de su armario y aunque en teoría era ya una mujer adulta, su corazón, era el mismo de aquella noche.

-Hola, Alec.

-¡Emily, me alegro de escucharte! Y me sorprende pues casualmente estoy organizando algunos negocios, de manera que podré quedarme en Boston unos días.

El cerebro de Emi empezó a moverse y a pensar. Definitivamente no le quería en la ciudad, cerca de ella o de la vida que empezaba a construir por sí misma. Quizás cuando se enterara de que se casaría, desistiera de esa idea.

No lo creía, pero se valía soñar.

-Alec, hay algo que debo decirte. Es importante lo que tengo para compartir y espero que, de verdad, estemos en paz. Porque será difícil para mí convivir contigo si arrastramos este negro recuerdo sobre lo que pasó hace años.

-Emily, suenas extraña.

-Extraña no. Solo que no es una cosa que me genere una reacción de fiesta, es un tema serio.

-Te escuchas de esa forma, muy seria. En tú voz no hay rastro alguno de la Emi burbujeante que sostiene mi corazón.

-Cuidado y me lo creo.

-No estés molesta, dime que me perdonas, que mis errores del pasado ya no evitarán que estemos juntos. Debo contarte cosas sobre mí, sobre lo que soy.

- ¿Juntos?.. ¿lo que eres? - ¿𝑪𝒐𝒏 𝒒𝒖𝒆́ 𝒄𝒐𝒔𝒂 𝒓𝒂𝒓𝒂 𝒍𝒆 𝒔𝒂𝒍𝒅𝒓𝒊́𝒂 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂?

Definitivamente, Alec sabía cómo joderle las cosas. Eso que le dijo sonaba como a una rara y retorcida declaración romántica y no podía ser. No cuando Michael y ella, estaban a punto de concretar lo que se habían propuesto.

Alec Dracul no tenía derecho a reaparecer en su vida y desorganizarla toda. No de nuevo. ¿Y qué demonios se suponía que era? ¿un caniche?

-Sí Emily, nada nos separará ya. Es momento de que sea el hombre que mereces y vaya contra quien sea con tal de tenerte conmigo.

Ok, antes de llamar supo que, en definitiva, no sería fácil decirle, pero sin embargo de todos los posibles escenarios que pasaron por su mente, tenerlo de visita en Boston no era uno de ellos, y el escucharlo en modo amante intenso, menos. Alec en definitiva sabía cómo complicarle las cosas.

-Mal momento para esto, Alec, porque tengo en marcha planes importantes y estos no te incluyen.

-Suenas distinta, menos chiquilla.

-Claro que sueno menos como aquella chiquilla de la que te reíste. Crecí y te lo perdiste.

-Punto para ti mí Emi, pero en lo que debo disentir es en eso de que me reí de ti. Te amo, cariño y es hora de dejar de ocultarlo.

-Lo mejor sería que me digas con honestidad, tus verdaderas intenciones, porque no te creo que se deba a que mágicamente me he convertido en la mujer de tú vida.

-Vuelvo a la ciudad por ti, mi pequeña. Han sido demasiados años lejos el uno del otro y creo que es el momento de terminar con eso.

-Alec, no insistas.

-Terminé, ¿me escuchas?, terminé con el hecho de verte de lejos, de no poderte tomar de la mano, de no poder pensar en cómo será nuestra vida juntos.

-Si no te conociera, caería bajo el encanto de tus palabras tan zalameras. Apuesto a que es algún asunto comercial y me necesitas para algo.

-Nunca has sido una persona tan cínica. Jamás imaginé que tus sentimientos por mí fuesen esos. Creí que te llamaría y nos veríamos...

-¡Ah! ¿Imaginaste acaso que me había pasado los últimos años esperando el regreso de mí amado? ¿Asumiste que simplemente me quedé aguardando por ti?

-No puedes estar insinuando que lo nuestro murió aquella noche.

-De verdad que no tienes comparación.

-Emi, te digo esto en serio, nuestro amor debería ser indestructible. Por eso me alejé aquella noche, porque sabía que solo debía esperar un tiempo para retomar las cosas.

-¿Amor indestructible? Agarraste mi corazón y lo apachurraste sin piedad, grandísimo idiota. ¿De verdad piensas que, tras herirme, lo que haría sería decirme a mí misma que fue algo planeado y que volverías por mí?

Y eso era en definitiva lo que sabía que sucedería, Alec se mostraba tan egocéntrico que asumía que, de verdad, lo que había hecho, no tenía importancia en la gran escala de la vida.

Así que en lugar de sentirse halagada, Emi empezaba a estar molesta, muy, muy, muy molesta. No solo con él y su forma embaucadora de ser, sino con ella misma, por ruborizarse y emocionarse cuando le decía palabras como pequeña. El poder que tenía sobre ella era abrumador, y se odiaba a sí misma porque su corazón anhelaba cada una de esas palabras.

-La decisión que he tomado, es la mejor. Definitivamente tú y yo no nacimos para estar juntos. No daré marcha atrás en mis planes.

-¿Marcha atrás? Emily, pequeña, no entiendo nada de lo que sea que estés hablando.

-Esto es como quitarse una curita, hay que hacerlo rápido así que ahí voy.

-Me preocupas, suena a algo serio. ¿Estás enferma?

-Pues sí, lo estoy.

Alec guardó silencio, ¿su pequeña estaba muy enferma?

-Vamos a ir al médico, si en la ciudad no hay especialistas te llevaré fuera del país.

¡Pero qué idiota que era! No sentía lástima, sino que disfrutaba de asustarlo, bien que se lo merecía

-No tengo cura.

-¿Qué tienes?

-Una enfermedad de la que nunca has escuchado y la que sé, jamás podrás sufrir.

-No te entiendo.

-Sufro de mal de amores, mi corazón ha encontrado a su otra mitad y hoy, es el día de mí boda.

El silencio que le siguió al anuncio de Emi pareció eterno. ¿Cortaría la llamada? Arrullada por los segundos silenciosos tras semejante bomba atómica, se permitió reír un poco, porque aquello le mostraba a Alec que ella, no estaba decidida a pasar su vida esperando por él.

Algo que le quedaba claro es que en el fondo Alec seguía siendo el mismo y la hacía sentir que lo que él no toleraba era la pérdida de control. Sin embargo, debía recordar que ya no era aquella chiquilla adolescente que jugaba al futbol, sino que se había convertido en una pintora de renombre, con su propia identidad. Nada de lo que él le dijera debía lastimarla, no podía darle ese nivel de poder.

Claro que no es que se codeara con sus clientes, ni que asistiera a las exposiciones. Tenía para eso a una buena amiga que era quien la representaba pues era realmente feliz evitando a la gente.

-¿Tú boda? ¿De qué mierdas hablas?

-¡Esa boca, Alec! No puedo creer que un hombre con clase hable peor que esta mujer sin elegancia.

-Emi...

-¿Emi qué?

-Regreso pronto al país por ti, te amo. Además, no sabía que tenías novio.

Espero que esto sea una simple broma de mal gusto, una forma de hacerme pagar por lo que te hice.

-No tengo seis años, Alec y te aseguro que definitivamente, no me he pasado el tiempo buscando formas de herirte, aunque estaba en mí derecho, no lo olvides.

Bueno, una broma como tal no era, pero claro que estaba buscando hacerlo pagar por lo que le había hecho. ¡Pendejo infeliz!

            
            

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