Un amor prohibido con el CEO
img img Un amor prohibido con el CEO img Capítulo 5 Celos
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Capítulo 6 Colocarla en su sitio img
Capítulo 7 ¿Quién se cree img
Capítulo 8 Hechizada img
Capítulo 9 Deseos img
Capítulo 10 De nuevo en sus brazos img
Capítulo 11 ¡Corre! img
Capítulo 12 La deseo img
Capítulo 13 Encerrada img
Capítulo 14 Enredos img
Capítulo 15 Angustia img
Capítulo 16 Suave beso img
Capítulo 17 Encuentro img
Capítulo 18 Fastidio img
Capítulo 19 Triunfo img
Capítulo 20 Loca img
Capítulo 21 Mia img
Capítulo 22 Dolor img
Capítulo 23 Arrancarle el cuello img
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Capítulo 5 Celos

Nicolás

La odio, maldita sea, la odio como también siento celos de no ser yo quien la tenga en mis brazos. Verla besando a mi padre hace unos minutos hizo que todo se me revolviera, Joder.

Ver cómo él la tomaba completamente en sus manos, hicieron despertar un sentimiento hacia mi padre el cual está más vigente que nunca, y es el odio que se incrementa cada día más.

Salí del baño como un maldito demonio, además de estar completamente mojado, mi ropa escurría y fue ahí donde quise gritarle sus cuatro verdades.

-No entiendo cómo pude alguna vez poner mis ojos en una mujer como tú, sí evidentemente eres una basura -exclamé, mientras la veía contornear su cuerpo desnudo ante mis ojos.

-¡Lárgate! Ahora no tengo tiempo para tus reclamos vacíos -dijo con todo el cinismo del mundo.

-¡Vacíos! -dije jalándola del brazo, y así poder ver su mirada, esa que alguna vez me demostró amor, el cual sé que fue una enorme mentira, a ella solo le gusta el maldito dinero.

-¡Suéltame! Vaya que se te está haciendo costumbre tomarme cuando tú quieras -exclamó, mientras dejaba salir una sonrisa.

La odio tanto como la deseo, pero es una maldita mujer, una que merece que la pongan en su lugar, y muy pronto sé que lo haré, la haré ver su suerte, a ella y por supuesto a mi padre, porque ni loco voy a dejar que él siga dirigiendo lo que es de mi madre, eso no lo pienso permitir, y hoy le arruinare su dichosa cena.

-Así que te parecen reclamos vacíos, vaya, vaya, qué fácil te resultó jugar conmigo, que fácil te resultó dejarme por ir detrás del pez grande, no sé por qué sigo en frente de ti, si lo único que me provocas es repulsión -exclame, mientras la zarandee, por supuesto que lo único que quiero es herirla, aunque dudo mucho que le duela, sé muy bien que su corazón es de hielo, debería llamarse la reina del hielo.

-Si quieres pensar que jugué contigo, piensa lo que te dé la gana, ya te lo dije una vez, Mark si es un verdadero hombre, en cambio tú dejas mucho que desear. ¡Lárgate!, no pienso repetirlo nuevamente -vociferó Leticia firmemente.

Ni loco me iba quedar ahí, esperando como dejaba salir todo su odio hacia mí, pero algo si le voy a dejar en claro a mi amada madrastra y es que voy a empezar a jugar su jueguito.

Fui directo a mi habitación, debo hacer algo, algo que a mi padre le abra los ojos y eche a esa maldita trepadora.

Antes de salir a dañarles su cenita, llame a la resbalosa de Emma, sé que ella estará más que dispuesta a seguir con mi jueguito.

-¡Hola bombón! No sabía que habías vuelto -dijo con su voz chillona al otro lado de la línea.

-Emma, quiero que te pongas hermosa, quiero salir a cenar contigo esta noche, así que paso por ti en media hora -dije, mientras escuché un grito al otro lado de la línea.

Listo la primera parte del plan ya empezó, ahora será ir antes que se haga tarde, solo que justo cuando cruzaba por el frente de la habitación de mi dichoso padre, ahí estaban ellos, demostrándose amor.

Doble mis nudillos, no pude evitar sentir rabia, sé que estaba a punto de tirar esa puerta y caerle a golpes a mi padre, como también sé que no vale la pena, o mejor dicho ella no vale la pena.

Preferí seguir mi camino e ir con Emma, ella estará más que dispuesta a complacerme, y quién quita que ella logré arrancarme a Leticia de mi mente y corazón.

Puse el pie en el acelerador, y no me detuve hasta estar en frente de casa de Emma, está un poco cambiada, no es como lo recordaba, definitivamente su padre ha escalado bastante en el mundo de los negocios.

Acomodé mi chaqueta y salí del auto, a decir verdad, creo que me volví loco al llamarle, pero se muy bien que Leticia le revienta en el hígado al ver a Emma, así que por lo que veo es un punto a mi favor. Nicolás uno, mi querida madrastra cero.

-¡Hola cariño! Pensé que nunca ibas a llegar por mí, o solo que te habías arrepentido -dijo Emma colgándose a mi cuello, vaya se me había olvidado lo pegajosa que es, aunque hoy puedo decir que me conviene que ella sea así.

-Vamos se nos hace tarde para la cena, y no quiero hacerlos esperar -dije, ella solo arqueó las cejas.

-¿Acaso no cenaremos solo los dos? -preguntó, mientras caminábamos hacia el auto.

-No, iremos a cenar con mi padre y su nueva esposa. -No pude evitar molestarme al recordar quién es la mujer de mi madre.

La puse al tanto de algunas cosas antes de llegar al restaurante, por supuesto que ella sabe muy bien lo que hubo entre Leticia y yo, no quiero que nada me tome por sorpresa, aunque tuve que pedirle a Emma que no dijera nada, claro está por ahora, no es hora que mi padre se entere de la clase de mujer que tiene por esposa.

Cómo bien decía mi abuelo, tiempo al tiempo, el cuál me dará la razón, por ahora que empiece el show.

Tome del brazo a Emma o más bien, ella se colgó de mí, como si de un adorno se tratara. Al entrar pedí que nos llevará justo a la mesa Mark Spencer.

Caminamos detrás del mesero, quien se detuvo justo unos metros adelante para mostrarnos el lugar donde se encontraba mi padre.

Tragué saliva, Leticia se veía más hermosa que nunca, su sonrisa era el centro de atención, o al menos los hombres a su rededor no le quitan la mirada de encima, sentí celos, rabia, la cual tengo que contener.

-¡Buenas noches señores, señora, es un gusto estar aquí con ustedes -dije llamando la atención de todos, incluso de ella, quien le salió llamas de sus ojos verdes y sé muy bien por quién.

-¡Nicolás hijo!, no espere verte aquí -dijo mi padre colocándose de pie.

-Padre me sorprende que no esperes verme cuando sabes muy bien que mi lugar estará presente en lo referente al conglomerado, el cuál espero tomar control muy pronto. Es un gusto verlos señores, ella es Emma, mi novia -dije, se muy bien que mi padre estaba a punto de darle un coma diabético, y no solo a él, Leticia cambiaba de colores, sé que si tuviera la oportunidad de lanzarse encima de Emma lo haría.

Por supuesto que cada uno de los presentes se colocaron de pie para brindarme la mano, y no faltó el que murmurara, definitivamente entre con el pie derecho.

Para animar la cena decidí sentarme al lado de mi flamante madrastra, quien se le había borrado la sonrisa completamente.

                         

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