/0/16472/coverbig.jpg?v=66a1503d0b4b900da6dbf36fcc77065a)
él. Para decir lo importante que fue esa noche para mí. Que no fue solo un polvo barato, incluso si no estaba allí en la mañana, pero Dios, desearía estarlo. Lo observo mientras moldea sus rasgos en una sonrisa cálida y engañosa, porque sé que en realidad no tiene ganas de sonreír cuando sus ojos se encuentran con los míos nuevamente. -Faltan tres semanas para la boda. -Parece casi amenazante, incluso si su rostro no coincide con ese tono. -No se preocupe, señor Butler. Tendremos todo listo para ti y tu novia para entonces.
-Sus ojos se entrecierran y su sonrisa se desvanece un poco. - Pero tienes que dejarme trabajar. Mensaje claro. Él quiere que lo deje solo. Asiento y ofrezco mi sonrisa igualmente falsa. - Gracias. Sé que estamos en buenas manos. Lo dije con inocencia, más o menos, pero ahora no puedo dejar de pensar en sus manos sobre mí. Las manos fuertes, capaces, grandes, que me dieron tanto placer... Puede que incluso me despida y me aleje lentamente de él, volviendo a casa, pero nunca podré olvidar esa noche. Él tiene que saberlo. 6 ARCHIE - ¿Eres un organizador de eventos? -Los brillantes ojos de Evie se iluminan mientras habla de su carrera. Cómo llegamos a esta discusión, realmente no lo sé. He estado trabajando para esta mujer durante casi una semana, intentando como el demonio evitar a su maravilloso prometido, pero sin tener que esforzarme realmente. Él no ha estado cerca desde que me confrontó y me dijo que no estaban juntos cuando nos acostamos. Sé que es plausible que se separaran en ese momento y volvieran a estar juntos; supongo que lo sabía desde el principio, pero todavía no quiero creerlo.
Eso significaría que estaba completamente soltero y aún así decidió abandonarme después de que tuvimos sexo. Y mi cerebro simplemente no puede soportarlo. Aún así, cuando le estaba mostrando a Evie ejemplos de los materiales para hacer fogatas, no pude evitar abrir mi gran boca para preguntarle a qué se dedica. - Soy. Uno no pensaría que sería un trabajo muy ajetreado por aquí, pero realmente lo es. Sonrío ante eso. - Sí. Quiero decir, la gente en los pueblos pequeños se casa y tiene fiestas de cumpleaños todo el tiempo. No veo por qué eso no te mantendría ocupado. -Exactamente -dice ella con una sonrisa brillante. -Mañana cumplo un año y no puedo esperar. Conseguí las decoraciones más lindas. Ugh, me encantan los bebés, ¿y a ti? Me río un poco de eso. - Por supuesto. -No he estado cerca de muchos bebés, pero ¿qué clase de psicópata no le gustan los bebés? Por supuesto, su pregunta me revuelve el estómago, sólo de pensar en los hermosos bebés que probablemente tendrá con Cane. Maldito sea. ¿Por qué siempre tiene que aparecer en mi cabeza? Y luego voy y lo hago peor. -Entonces, ¿qué hace Cane? Su expresión no pierde el entusiasmo y se centra en el novio. -Oh, tiene una pequeña tienda de muebles estupenda en la ciudad. - ¿Muebles? -Lo pregunto con verdadero interés. No fue lo que esperaba en absoluto. Pero no estoy seguro de lo que pensé. El hombre parece un gran trabajador (pensé que quizá trabajaría en un campo petrolífero o en una granja), pero ¿en una mueblería? Ella asiente exuberantemente.
-Antigüedades principalmente. Él viaja y encuentra lo que yo consideraría basura (bueno, la mayoría de la gente lo consideraría así), pero no mi bastón. - Ella me sonríe ampliamente, pero no creo poder devolverle la sonrisa cuando escucho las palabras mío y Cane salir de su boca. -¿Vende chatarra? -pregunto, intentando provocar, pero no creo que funcione. Si ella se da cuenta, no parece importarle, mientras se ríe levemente. - No. Los reutiliza. Dios mío, deberías ver su trabajo. Él es increíblemente talentoso. La gente paga mucho por el arte de Cane. Y son arte, pero no se lo digas. Oigo que un camión se detiene frente a mí y veo a Cane salir del camión en mi visión periférica, aunque no lo reconozco y él tampoco me reconoce. Él saluda a Evie, y ella le hace un lindo y lento gesto coqueto con el dedo antes de que él entre a la casa. Ella me mira, sacudiendo la cabeza con cariño después de que su hombre desaparece de su vista. -Juro que ese hombre todavía me da mariposas en el estómago. Si, tengo que terminar este trabajo. No puedo quedarme aquí y escuchar lo mucho que lo ama. Me alegro por ella, más o menos, pero no soporto esta mierda. Estoy a punto de volver a centrar la conversación en las muestras, para poder ordenarlas y tachar algo más de la lista cuando ella vuelva a mencionarlo. -Sabes, nunca pensé que llegaríamos hasta aquí. A una boda. Noto que sus ojos ahora se ven un poco húmedos y algo tristes. -Dijiste eso, pero ¿por qué? Ustedes dos me parecen bastante enamorados. - ¿Parezco amargado? Creo que sí, pero no creo que ella se dé cuenta. -Te lo juro, ese hombre de allí... -Señala la casa donde desapareció Cane. -Es el hombre más dulce y fuerte que he conocido. -Me muerdo la lengua, no queriendo decir nada en este momento. No la interrumpo porque no han pasado ni unos días desde que su hombre me intentó explicar que no era un infiel. Todavía no tengo idea por qué parecía tan desesperado por que yo supiera esto. Creer en él. Todavía no estoy seguro de si es así. -Pero le da miedo el compromiso. Siempre luchando contigo mismo. Ha estado en guerra consigo mismo desde que tengo memoria. Creo que todo se remonta a su padre. - ¿Qué quieres decir? -Me pregunto, aunque no sea asunto mío. Realmente necesito irme. - Él es el alcalde. Su padre. -Sus ojos se levantan para encontrarse con los míos y me doy cuenta de que todavía está mirando la casa. -Su padre se toma su papel muy en serio. Es una figura destacada en Larnard. Puede que no parezca mucho, pero es algo que viene de familia. Linaje de mayordomo. - Asiento con la cabeza en señal de comprensión. Los alcaldes de pequeñas localidades suelen estar orgullosos de su trabajo aquí. Entiendo. -Pero Cane, era como si le molestara. No sé por qué. Nuestras familias eran amigas. Mi familia es de una familia adinerada y siempre ha sido muy prominente en la ciudad también. - Ella no dice esto como un alarde, sino más bien como un hecho. -Suena como una combinación perfecta. Ella sonríe ante esto, pero se siente triste. -Éramos la pareja de oro en la escuela. Cortar siempre desde la pelota. Rey y reina del baile. Me encantó. -Sus mejillas se sonrojan un poco con una sonrisa tímida. -No hay nada malo en ello.
- Y lo digo en serio. No sé por qué la gente tiene que odiar a la gente popular. Pero no tengo dudas de que algunos lo odiaron, por la forma en que parece admitirlo. -Dejó el fútbol en nuestro segundo año. Simplemente me rendí. -Sus ojos están muy abiertos, como si todavía no pudiera creerlo, y una vez más, lo entiendo. No tenemos mucho por aquí, así que nos tomamos el fútbol muy en serio. -Me imagino que eso no fue bien recibido. - No. - Ella se ríe. -Fue sólo para enojar a su padre, y funcionó, pero Cane perdió, así que regresó al año siguiente y también jugó su último año, gracias a Dios. -Sonrío, pero no estoy seguro de qué tiene que ver eso con ellos. O por qué me lo cuenta. Estoy a punto de preguntarle, cuando ella habla de nuevo. -Siempre se dio por sentado que nos casaríamos y estaríamos juntos para siempre. -Su voz se volvió un poco caprichosa. -Pero eso fue