De Esposa a Jefa de la Mafia
img img De Esposa a Jefa de la Mafia img Capítulo 2 Una mujer celosa se vuelve peligrosa
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Capítulo 6 De oficio: amante img
Capítulo 7 En primera fila img
Capítulo 8 Cautiva img
Capítulo 9 Sin escapatoria img
Capítulo 10 Salvada por la campana img
Capítulo 11 Un plan bien orquestado img
Capítulo 12 ¡¿Celos ! img
Capítulo 13 Un aperitivo con sabor a maldad img
Capítulo 14 Lejos de ser y sentirse una Fiorini img
Capítulo 15 La nueva heredera img
Capítulo 16 Venganza perfecta img
Capítulo 17 Un secreto más por develar img
Capítulo 18 ¿Ciega o ¿sin querer ver la verdad img
Capítulo 19 Un No retorno img
Capítulo 20 Alguien la observa img
Capítulo 21 La Jefa img
Capítulo 22 De Esposa a Jefa de la Mafia img
Capítulo 23 Una burla con efectos colaterales img
Capítulo 24 Afloran nuevos sentimientos img
Capítulo 25 Provocando al demonio img
Capítulo 26 La ley del hielo img
Capítulo 27 Segundas intenciones img
Capítulo 28 La sorpresa de la noche img
Capítulo 29 Miedo disfrazado de ira img
Capítulo 30 Noches de sangre img
Capítulo 31 La apuesta img
Capítulo 32 La mujer trofeo 🏆 img
Capítulo 33 La revancha img
Capítulo 34 La delgada línea entre el bien y el mal img
Capítulo 35 Develando verdades img
Capítulo 36 Amigas y rivales img
Capítulo 37 Irremediablemente enamorada img
Capítulo 38 La verdadera amistad prevalece img
Capítulo 39 Con nombre y apellido img
Capítulo 40 Entre el amor y la lealtad familiar img
Capítulo 41 Algunas pistas comienzan a aparecer img
Capítulo 42 La indicada img
Capítulo 43 Las grandes dificultades, exigen medidas extremas... img
Capítulo 44 La nueva Liliana img
Capítulo 45 Negados a sentir img
Capítulo 46 Cruzando los límites img
Capítulo 47 Una niña malcriada img
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Capítulo 2 Una mujer celosa se vuelve peligrosa

El coche se detuvo frente a la lujosa mansión, Liliana bajó algo triste. Aquella pequeña discrepancia con su mejor amiga la dejó ansiosa. Entró a la mansión para terminar de arreglarse e ir por Enzo al aeropuerto. Sin embargo, en el momento que se disponía a subir las escaleras, su empleada de confianza, la detuvo.

-Sra Liliana, le llegó este sobre. -dijo y ésta se volvió hacia ella.

-¿Para mí? -preguntó con curiosidad y la empleada hizo un movimiento firme de cabeza.- Déjalo en mi habitación, lo revisaré luego de ducharme. Enzo debe venir rumbo a casa y debo ir por él.

-Como usted ordene, señora. -contestó la mujer y Liliana subió el primer escalón- Disculpe señora, desea que le informe a chofer para que la lleve al aeropuerto.

-No, no es necesario Celeste. Iré en mi coche. -Sonrió con picardía.

Liliana fue hasta su habitación. La empleada subió posteriormente detrás de ella.

Minutos más tarde, la pelinegra salió de la ducha, tomó cuidadosamente el elegante vestido negro con pedrería que prolijamente, Celeste había dejado sobre la cama. Aunque intentaba enfocarse en el presente, seguía pensando en su amiga, conociendo a Karem como la conocía no sería sencillo limar asperezas.

¿Por qué odiaba tanto a Enzo? Se preguntó con cierta frustración.

¿Acaso Karem tenía razones para desconfiar de él?

¿Habría algo detrás de la apariencia perfecta de su marido que ella no estaba viendo?

Chasqueó los dientes desconcertada por sus dudas. Si bien su esposo no era un hombre malo, había cosas de él que ella misma no conocía, por ejemplo, algunos asuntos relacionados con sus negocios.

Terminó de arreglarse, se vio en el espejo. Estaba radiante, con seguridad su marido quedaría sorprendido al verla. Estaba por salir de la recámara cuando se percató del sobre encima de la cómoda, lo tomó entre sus manos, lo revisó por ambos lados tentada a abrirlo. Sin embargo, al mirar su reloj, notó que ya estaba encima de la hora.

-Lo revisaré en el coche -Se dijo a sí misma. Salió de la lujosa mansión, subió a su coche, colocó el sobre en el asiento de al lado y condujo hacia el aeropuerto central.

Minutos más tarde descendió de su automóvil y se adentró en el lugar, fue hasta el área de recepción para confirmar si el vuelo en el que venía su esposo ya había arribado.

-Sí, señora. Acaba de llegar. -confirmó la empleada.

-Gracias, señorita.

Liliana se dirigió a la zona de desembarque, mientras algunos empleados la observaban con admiración al ver el atuendo que llevaba y la elegancia con la que lucía el hermoso vestido. Incomodada por aquellas miradas, tomo asiento y aguardó la llegada de su esposo.

Las personas desfilaban, una detrás de la otra, arrastrando sus maletas frente a ella. Liliana comenzó a impacientarse al ver que Enzo no aparecía. Su ausencia y las dudas sembradas en su cabeza, la llevaron a un punto de inflexión y a su mayor miedo: ¡Enzo tenía una amante!

Aterrada ante aquella idea, sacó el móvil de su cartera y comenzó a llamarlo, necesitaba saber de él. Necesitaba confirmar que estaba equivocada o en el peor de los casos que aquella duda, era una gran verdad.

En un primer momento, el móvil sonó un par de veces; en el tercer repique alguien atendió el teléfono, pero nadie habló, sólo cortó la llamada. Volvió a intentarlo por segunda vez, mas esa y todas las otras veces, las llamadas fueron directamente hacia el buzón de voz.

Liliana aguardó apenas unos segundos, se levantó del asiento y se dirigió nuevamente al área administrativa. Entró a la elegante oficina y fue atendida amablemente por el sub-gerente de la agencia área.

-Buenas noches. ¿En qué puedo ayudarle? -preguntó el hombre mirando de arriba hasta abajo a la hermosa pelinegra.

-Necesito saber si el Sr Enzo Fiorini venía en el vuelo proveniente de Londres.

-Tome asiento, por favor -sugirió en forma caballerosa.

Hecha un manojo de nervios, Liliana jaló la silla y se sentó, mientras el hombre revisaba en su computador y negaba con su cabeza:

-Lo siento pero en este vuelo no hay ningún pasajero con los datos que me ha dado.

-Revise por favor, revise nuevamente. -Su voz reflejaba angustia, impaciencia, ansiedad y rabia.

Ante la insistencia de la impactante mujer, el sub-gerente volvió a revisar con mayor cuidado la lista de los pasajeros.

-No, no está. El Sr Fiorini no está en la lista, señora.

-¡Eso no puede ser! -exclamó- Hace dos días me aseguró que vendría en este vuelo.

-Déjeme revisar, quizás cambió de vuelo.

Liliana sabía que Enzo no era un hombre inseguro, capaz de cambiar de opinión de un momento a otro. Por el contrario, era un hombre racional, milimétricamente organizado en todo lo que hacía, además era muy puntual y responsable.

Sólo había una razón para que él no estuviese en aquel vuelo. ¿Tenía una amante o algo le había ocurrido?

Cuando el empleado le informó que no estaba en ninguna de las listas de los vuelos previstos para esa noche, ella se levantó de la silla y fue hasta su coche. Su corazón latía con fuerza y las piernas le temblaban al caminar.

Dicen que una mujer celosa, sufre más por lo que imagina que por la verdad y Liliana estaba cayendo en ese abismo.

Su mente no paraba de pensar, pensamientos bizarros iban y venían en su cabeza. Angustiada decidió llamar a su única amiga, la única que podía llevarla a tierra. Insistentemente marcó al móvil de Karem pero ella no le contestó. Segura de que no quería hablarle por el inconveniente que tuvieron horas atrás, llamó al teléfono del apartamento. Isadora, le atendió y le informó que no estaba, llevaba algunos minutos que había salido.

-¿No le dijo a dónde fue? Necesito hablar con ella.

-No, la verdad es que salió muy bien vestida pero no quiso decirme a dónde iba... lleva algunos meses algo misteriosa. -explicó la mujer- Pero ya sabes como es, nunca le gusta dar explicaciones, es muy reservada.

-Gracias Isadora. -Liliana le contestó con pesar.

Nuevamente los pensamientos intrusivos llegaron a ella. Liliana comenzó a atar cabos, algunos comentarios de su amiga, su rara salida, su actitud sospechosa, la ausencia de Enzo.

-¡Oh, por Dios! -susurró.

¿Su amiga y su esposo... eran amantes?

            
            

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