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Mi camino hacia Seattle fue algo apresurado, aunque viendo el lado bueno, es que cuando llegara me hospedaría en un hotel por una semana totalmente pagado, pues estaban arreglando la casa donde trabajaría, me dijo dándole algunas adaptaciones y los dueños estaban de viaje.
Cuando llegue a Seattle un auto vino a recogerme, aunque me sorprendió algo, trate de no mostrarlo, subí al auto con mis maletas y me llevaron al hotel, en donde ya estaba registrada y un personal me llevo hasta la habitación, me entrego las llaves indicándome que a las cuatro de la tarde tendría una visita en la recepción por parte de la familia que me contrataba.
Ya que aún era de día, decidí tomar un baño relajante con todo y sales; estuvo sumergida en aquella tina hasta que el agua se enfrió, me sentí feliz y relajada, pues, me sentía como cenicienta.
Me puse una bata y decidí tomar una buena siesta, en una cama tan cómoda, mientras miraba las paredes y la arquitectura de la habitación, pensaba en no privarme de nada además si las cosas no funcionaban, posiblemente podría quedarme un tiempo en Seattle o quien sabe establecerme y empezar algo por mi parte.
Desperté algo asustada por los toques de la puerta, me arregle un poco la bata y el cabello que parecía un nido de pájaros y abrí la puerta para mi sorpresa era el almuerzo, resultaba que la alimentación también estaba incluida; no desaproveche la oportunidad y hasta comí un poco de postre, todo delicioso.
La reunión fue con la abogada de la familia a la cual daría mis servicios, aunque no entendí por qué tanto alboroto, hizo un pequeño cotejo de mis documentos enviados antes y una firma de mi contrato como niñera, solo me explico algunas cosas que me dijeron en la llamada, como el trabajo, sueldo y cosas básicas.
Regrese a mi habitación para recoger algunas cosas y dar una pequeña vuelta por los alrededores, igual tendría tiempo libre más adelante, mientras paseaba aproveche en ver la naturaleza justa cerca había un parque, me compre un poco de confeti y me senté en una banca a comer y ver como los niños jugaban, se divertían, las familias y parejas.
Recordé aquellos paseos, viajes, promesas, sueños que nos hicimos Jason y yo y como todo se fue al tacho por la simple ambición, pero estaba segura de que la vida les enseñaría alguna lección.
Los días que estuve en el hotel me sentí como una princesa, dormía cómodamente sobre sabanas de seda, mis tres comidas al día por parte del hotel como una reina y las caminatas por el parque, algunos gustos por darme, tampoco quería gastarme mis pocos ahorros, pues aún no había empezado a trabajar.
Incluso pude tomar algo de sol, broncearme y nadar en la piscina, fue algo totalmente mágico y refrescante.
Para mi fin de semana, el último libre por así decirlo, compre una pizza familiar y un four-pack de cervezas y parte de mi cena, comí y bebí viendo película de comedia.
Sentirse libre y relajado es algo que extrañaba, pues durante algunos meses pude vivir algo que jamás pensé, aparte de darme cuenta de que teniendo poco y disfrutando estos pequeños momentos de libertad es lo maravilloso de la vida.
El domingo por la tarde vinieron a recogerme el mismo chofer del aeropuerto, me ayudo con las maletas y fuimos directo al lugar donde trabajaría aún no me explicaban realmente como era el trabajo en sí, pero estaba agradecida y feliz, pero mi sorpresa fue mayor cuando el auto se detuvo frente a una entrada majestuosa, aunque haya crecido llena de lujos y comodidades aún hay cosas que me sorprenden.
Después de pasar el gran portón, seguía un camino lleno de árboles que en auto fueron unos cinco minutos caminando serán un poco más hacia los lados estaba poblado de árboles relativamente altos muy verdes, los cuales se meneaban con la brisa del viento, el auto se estacionó frente a una gran puerta de vidrio y pude notar cuando baje del auto que era una casa o mejor dicha mansión de estilo Victorino moderna, me quede algo asombrada, pues, ver este tipo de casas con ese estilo en la actualidad no es muy peculiar.
Salude a la persona que estaba parada en la puerta, aunque no negaré que me hizo recordar a esas amas de llaves de las películas de terror.
- Buenas Tardes, Srta. Durango, Bienvenida
- Buenas Tardes, un gusto
- Soy el ama de llaves de la familia y será la encarga de revisar su trabajo
- Oh, ok, significa, aunque todo será reportado a usted
- Exacto, acompáñeme por favor, para brindarle algunos reglamentos
- Está bien, gracias
De camino hacia un pequeño salón o despacho, quede deslumbrada por los interiores, había conocido casa de muchos inversionistas y socio, pero esto estaba a otro nivel parecía sacado de revistas o de alguna publicación de la Socialité, y según mis recuerdos y conocidos en Seattle no hay familias adineradas o eso pensé.