De exesposa humilde a magnate brillante
img img De exesposa humilde a magnate brillante img Capítulo 5 Vencerlo una vez más
5
Capítulo 6 La oferta del exesposo img
Capítulo 7 ¿Te atreves a pegarme img
Capítulo 8 El perdedor pone la mano en la línea img
Capítulo 9 Ella es Rose img
Capítulo 10 Hacerla cambiar de opinión img
Capítulo 11 Nunca te enamores de ella img
Capítulo 12 El gerente img
Capítulo 13 Katie hizo el ridículo img
Capítulo 14 ¿Quién merecía tanto esfuerzo por su parte img
Capítulo 15 Su imaginación se desbocó img
Capítulo 16 Diferencia img
Capítulo 17 : Dilo o apártate img
Capítulo 18 No vuelvas a pensar en casarte con un hombre rico img
Capítulo 19 Podrías no haberte casado conmigo en primer lugar img
Capítulo 20 Nervioso img
Capítulo 21 Confesión img
Capítulo 22 Ingrato img
Capítulo 23 Un acuerdo para fingir img
Capítulo 24 Joselyn img
Capítulo 25 Una apuesta img
Capítulo 26 Actuó como una damisela en apuros img
Capítulo 27 Jacob apareció img
Capítulo 28 Una última oportunidad img
Capítulo 29 No te detengas hasta que supliquen img
Capítulo 30 El contraste img
Capítulo 31 Sus preocupaciones img
Capítulo 32 Un contacto inesperado img
Capítulo 33 El tiempo es crucial img
Capítulo 34 Sin miedo a la muerte img
Capítulo 35 Su huella labial img
Capítulo 36 La respuesta de King img
Capítulo 37 Sus habilidades culinarias img
Capítulo 38 Hablando de bebés con Dylan img
Capítulo 39 Sentimientos incipientes img
Capítulo 40 Obligando a Christina a rendirse img
Capítulo 41 Bloqueando su camino img
Capítulo 42 ¿Vuelve a quedar en estado vegetativo img
Capítulo 43 Escoltada a su casa img
Capítulo 44 Ella prefiere destruirlo img
Capítulo 45 La identidad secreta de Christina img
Capítulo 46 Disfruta de sus platos img
Capítulo 47 Bromas img
Capítulo 48 Christina no es una mujer común img
Capítulo 49 Inútil img
Capítulo 50 Finnegan finge estar muerto img
Capítulo 51 Apuesta de nuevo img
Capítulo 52 Esto no le salvará la vida img
Capítulo 53 Tengo pruebas img
Capítulo 54 El hombre detrás de Christina img
Capítulo 55 Dulce llamada telefónica img
Capítulo 56 Una deuda es una deuda img
Capítulo 57 Brendon estalló img
Capítulo 58 Solo era una sustituta img
Capítulo 59 ¿Te lo mereces img
Capítulo 60 Mirando a la muerte a los ojos img
Capítulo 61 Decidió no llamar a la policía img
Capítulo 62 Haz que se vaya con las manos vacías img
img
  /  1
img

Capítulo 5 Vencerlo una vez más

Dylan no esperó a que Ralphy dijera una palabra más. Se dio la vuelta bruscamente y se alejó sin dudar.

Esa salida repentina hizo que Ralphy parpadeara.

"¿A dónde vas?", preguntó este, aún emocionado por la noticia.

"Voy a entrenar ahora mismo. Si quiero ganar, no puedo dejar nada al azar", respondió con voz fría y la mirada fija en el futuro. Por fin había esperanza: su hermana podría recibir el tratamiento que necesitaba. Siempre y cuando Rose, ese fantasma del pasado, no apareciera, la victoria sería suya. Aun así, no podía apostar por la suerte. Se esforzaría más y entrenaría el doble, pues fallar no era una opción.

En otro lugar, Brendon se quedó paralizado con el celular en la mano, mirando la información sobre el tratamiento de King.

"¡Es real! ¡El tratamiento de King va a ser la recompensa! ¡Vas a estar bien!". Katie soltó un grito desde el otro lado de la habitación y corrió hacia Yolanda, abrazándola con fuerza.

Una sombra de duda cruzó el rostro de Yolanda.

"Pero... ¿Dillan sigue invicto, no? Escuché que nadie se le ha acercado en años".

Katie desechó la preocupación con una sonrisa confiada.

"No importa quién gane. Haremos una oferta que no podrá rechazar. Nadie le dice que no al dinero".

"Eso es. Yolanda, te lo prometo: haré todo lo que esté en mis manos para que King te atienda", aseguró Brendon con voz firme. "Cueste lo que cueste, encontraré la forma de aliviar tu dolor y esta enfermedad".

Los ojos de Yolanda se llenaron de lágrimas mientras aferraba la manga de su camisa.

"Siempre haces tanto por mí... Ni siquiera sé cómo agradecerte".

Brendon la abrazó, acariciándole suavemente el cabello, y la consoló: "No tienes que agradecerme nada. No lo hago por gratitud, lo hago por ti".

Conmovida hasta el alma, ella hundió el rostro en su pecho. "Gracias, Brendon".

Y así, por fin llegó el esperado día del concurso de tiro.

Por la mañana, el lugar estaba más abarrotado que nunca. El lujoso auto era un gran incentivo, pero fue la oferta de tratamiento de King, más valiosa que el oro o cualquier auto brillante, la que atrajo a la multitud como un imán.

Apenas terminó la primera ronda, los concursantes comenzaron a caer como moscas.

A medida que las rondas se volvían más exigentes, el número de participantes disminuía rápidamente y solo los mejores tiradores lograban mantenerse en pie.

Brendon se mantuvo firme el tiempo suficiente para entrar en el top diez, pero su carrera terminó al esforzarse demasiado por entrar en el top cinco. La decepción se le notaba en el rostro.

"No pasa nada, Brendon. Tenemos suficiente dinero para negociar con el ganador", dijo Katie, decidida a usar su fortuna para asegurar el campeonato a toda costa.

Yolanda, en cambio, le dirigió una sonrisa cálida y una voz suave: "Hiciste todo lo que pudiste, Brendon. Llegar tan lejos fue increíble. No seas tan duro contigo mismo".

Una sola mirada a la expresión serena de Yolanda le aflojó un poco la tensión que llevaba en el pecho. Sin embargo, su dulzura solo intensificó la autocrítica que sentía por no haber ganado el tratamiento que tanto deseaba conseguir para ella. Él odiaba fallar.

Ya solo quedaban dos nombres en el tablero.

Un hombre y una mujer.

Todos reconocían a Dillan, el campeón invicto con un historial perfecto. La mujer que estaba frente a él, Chrissy, era un misterio para la mayoría.

La prueba final tenía una vuelta de tuerca inesperada: los participantes debían disparar con los ojos vendados.

Dylan ya lo había deducido. Chrissy no era una competidora desconocida. En realidad, era Rose, la misma que había desaparecido sin dejar rastro hacía tres años. No solo había regresado, sino que lo había hecho con una identidad completamente nueva.

Ella lo había vencido en el pasado, y al verla frente a él, los recuerdos lo golpearon con fuerza. Pero tres años de entrenamiento lo habían transformado. Ahora, creía que podría derrotarla.

Entonces, con paso firme, Dylan subió al escenario. Una máscara negra ocultaba su rostro, pero su postura hablaba por él.

El personal le ató bien la venda en los ojos, y comenzó el duelo final.

Primer tiro: impacto directo. Justo en todo el centro.

Segundo disparo: otro en el blanco.

Luego vino el tercero.

A su alrededor, la multitud se inclinó hacia él, y la arena entera contuvo el aliento como si los espectadores compartieran un solo y colosal pulmón.

Cuando ese último tiro dio también en el centro, el silencio se rompió en aplausos eufóricos. El público se levantó de sus asientos, rugiendo de emoción.

"¡Dillan es increíble! Si lo conquisto, ¡apuesto a que puedo convencerlo de que me ceda el premio cuando gane!", exclamó Katie desde la primera fila, aplaudiendo emocionada.

"¿Estás enamorada de él o qué?", le preguntó Yolanda con una sonrisa divertida.

Katie se sonrojó y lo negó enseguida.

"¡Claro que no! Solo intento asegurar tu tratamiento con King; eso es todo".

Yolanda rio y dijo: "Siempre has cuidado de mí, Katie. Tengo mucha suerte de tenerte como amiga".

Brendon cruzó los brazos y dijo: "El ganador será Dillan, sin duda".

Desde que Chrissy entró, Brendon no la había tomado en serio. En su mente, las mujeres simplemente no pertenecían a la élite de este deporte. Aún recordaba el nombre de Rose, pero pensaba que su victoria de años atrás había sido más un golpe de suerte que un verdadero triunfo. Si hubiera sido tan buena, no habría desaparecido por tres años.

Ya vendada y de pie en el centro del escenario, Chrissy, quien en realidad era Christina, no se apresuró a disparar. En su lugar, giró lentamente, dejando que los ojos del público siguieran cada uno de sus movimientos.

Los murmullos no tardaron en surgir. "¿Se está rindiendo?".

"Tal vez esta es su forma de abandonar el duelo sin admitirlo".

"Lo dije desde el principio: las mujeres no pueden defenderse en un combate como este".

Pero a medida que aumentaban los comentarios, Christina levantó el arma detrás de su espalda y, sin ajustar la postura, disparó. El disparo sonó limpio y certero.

"¡Impacto directo!", gritó el locutor.

El público contuvo el aliento. Había dado en el blanco, y en condiciones más difíciles que las rondas anteriores.

"¿Cómo es posible?".

"No puede ser. ¡Eso fue suerte!", comentaron.

Mientras el público dudaba, la confianza de Dylan comenzó a tambalear. Estaba ocurriendo de nuevo. Claramente, estaba a punto de perder contra Rose.

Desde el segundo disparo hasta el último, ella no falló ni una sola vez. Cada movimiento era fluido, y cada disparo certero. Se movía como si tuviera ojos en la espalda. Tiro tras tiro, blanco tras blanco.

La dificultad del reto de Chrissy superaba con creces la del de Dylan: ella había ganado. Los vítores estallaron, las maldiciones también, y un silencio atónito llenó los huecos.

Quienes apostaron todo por Dillan quedaron pasmados y en bancarrota. Mientras tanto, Davina no podía dejar de sonreír. Ella apostó por Chrissy desde el principio, y ahora se marchaba con más dinero del que podía contar.

Dylan se quedó inmóvil, la incredulidad lo anclaba al suelo mientras Christina avanzaba decidida hacia él.

"¿Te quitas la máscara tú mismo o debo hacerlo yo?", dijo con naturalidad, determinada a ejercer el derecho que tenía como ganadora.

El modulador de voz de su máscara disfrazaba el tono, manteniendo al público en suspenso.

Pero Dylan no necesitaba oírla para saber quién era. Lo sabía. Era Rose. No había duda.

Sin titubear, extendió la mano y se quitó la máscara.

Un murmullo recorrió la arena cuando su rostro quedó al descubierto. Bajo la máscara se encontraba nada menos que Dylan Scott, el jefe de la dinastía más poderosa de la ciudad y la fuerza silenciosa detrás de la misma competición que estaban presenciando.

Brendon exhaló con un silencioso alivio. Si Dylan hubiera ganado, ni siquiera el apellido Dawson habría tenido peso suficiente para convencerlo de ceder el tratamiento de King. Frente a la influencia de Dylan, la familia Dawson no era más que un rumor.

Con la máscara aún puesta, Christina pasó junto a Brendon y su grupo, dirigiéndose hacia Davina... hasta que Katie se le plantó en el camino.

"¡Detente ahora mismo!", exigió esta última, con la mirada altiva y desafiante. "Ese premio, véndenoslo. Dinos cuánto quieres".

"No está a la venta", respondió ella con voz imperturbable. Al fin y al cabo, ayudar a Yolanda nunca estuvo en sus planes. Ni ahora. Ni nunca.

"¿En serio crees que negarte es buena idea?", espetó Katie. "¿Sabes lo que pasa con quienes se enfrentan a la familia Dawson?".

"No", replicó Christina con un encogimiento de hombros. "Y tampoco me importa. Ya dije que no está a la venta".

"¡Eres una arrogante...!". A Katie se le atragantaron las palabras cuando la rabia la desbordó. Se abalanzó sobre Christina y, de un tirón furioso, le arrancó la máscara.

En ese momento, todas las miradas se dirigieron hacia ella. Entonces, un silencio absoluto se apoderó del público al descubrir su rostro.

                         

COPYRIGHT(©) 2022