La Última Transmisión
img img La Última Transmisión img Capítulo 3 Huyendo del alien
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Capítulo 6 Arreglar cuentas en el aire img
Capítulo 7 El vuelo no prohibido img
Capítulo 8 La isla que jamás creyeron que podría existir img
Capítulo 9 Energía viva, una nueva revelación img
Capítulo 10 El guerrero rojo carmesí img
Capítulo 11 El sendero que los llevará al origen img
Capítulo 12 Encuentro con el hombre sabio img
Capítulo 13 El elegido de la isla perdida img
Capítulo 14 Las aguas que jamás duermen img
Capítulo 15 La voz alfa de los conquistadores img
Capítulo 16 El tiempo por fin ha llegado img
Capítulo 17 El viaje de regreso img
Capítulo 18 Sombras de traición img
Capítulo 19 El precio del regreso img
Capítulo 20 Risas entre la tormenta img
Capítulo 21 La hora de la derrota img
Capítulo 22 El juramento del guerrero img
Capítulo 23 El último adiós de Hilary img
Capítulo 24 Furia y guerra en el cielo img
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Capítulo 3 Huyendo del alien

Mike tragó saliva antes de deslizar el dedo por la pantalla para aceptar la videollamada, él sabía lo que estaba a punto de suceder al responder.

El rostro de Amanda apareció, iluminado por la tenue luz de la sala de su casa, ella estaba en su habitación, vestía pijamada con una bata de estar en casa encima, su cabello recogido le daba la impresión a Mike de que ella se la había permanecido todo el día dormida y descansando en cama mientas que él trabajaba sin parar.

Pero él vio sus ojos que estaban rojos, quizá de llorar, y su expresión era una mezcla de miedo y furia contenida que desató en cuanto vio a su esposo.

-¡¿Mike?! -exclamó, apenas lo vio-. ¡Dime que no es verdad! ¡Dime que todo eso que dijo el presidente no es cierto!

Al parecer, la ex modelo no había captado nada de lo que sucedía detrás de la pantalla de Mike, y él no la culpaba, había asuntos más importantes para tratar en ese momento que un maldito accidente que no trajo graves consecuencias para él.

Mike bajó la mirada, incapaz de sostenerla por mucho tiempo.

-Amanda... no puedo explicarte todo ahora mismo. Solo quiero que sepas que estoy bien, que estoy en el hospital, pero nada grave salvo la hospitalización de un día.

-¡¿Nada grave?! -ella lo interrumpió, alzando la voz, de verdad estaba furiosa y tenía mucho miedo-. ¡Acabo de escuchar al presidente de los Estados Unidos decir que estamos al borde de una invasión alienígena! ¡Y tú, mi propio esposo, nunca me dijiste nada! ¡Me dejaste como una estúpida mientras tú ya sabías lo que estaba pasando!

Mike cerró los ojos con fuerza. Cada palabra de Amanda se le clavaba como un cuchillo.

-No podía decírtelo -dijo con voz tensa-. Reynolds me lo prohibió. ¡Entiende, Amanda! Esto es confidencial, ni siquiera nosotros, los pilotos, podíamos hablarlo con nuestras familias hasta que el presidente se encargara de confirmarlo con sus propias palabras.

Amanda negó con la cabeza, con lágrimas, cayendo ahora sin disimulo.

-¿Confidencial? ¡Soy tu esposa, Mike! ¡La mujer con la que compartes tu vida, la madre de tus hijos! ¿Y prefieres obedecer órdenes militares antes que decirme la verdad para poder proteger a nuestra familia?

Mike golpeó la baranda metálica de la camilla con rabia contenida cuando se acercó a ella, dispuesto a acostarse nuevamente para descansar, aunque sabía muy bien que sería imposible hacerlo.

-¡No lo entiendes! Si hubiera abierto la boca, no solo me habría arriesgado yo. Nos habrían puesto a todos bajo vigilancia. Podrían habernos desaparecido, Amanda. No es tan simple como crees. Mi trabajo no se trata únicamente de volar un avión de guerra. ¿Lo puedes entender?

El silencio entre ambos duró unos segundos, rotos solo por el pitido constante de la máquina que registraba sus signos vitales.

Finalmente, Amanda susurró:

-Yo... yo ya no sé si puedo confiar en ti.

El corazón de Mike se encogió.

-Amanda, por favor... -su voz se quebró, ella al parecer no comprendía nada, y no solamente estaba furiosa con él porque no le contó la verdad de lo que pasaría, sino porque sintió que ya no había confianza entre ambos. Mike sintió miedo de que su matrimonio fuera a derrumbarse por esa situación-. Todo lo que hago, lo hago para mantenerlos a salvo. Juro que después de esta noche, nada volverá a ser igual. Pero necesito que confíes en mí, aunque sea una última vez.

Amanda lo miró, con el rostro endurecido por la mezcla de miedo y traición.

-Tendrás que demostrarlo, Mike. Porque ya no somos solo nosotros... ahora es toda la humanidad la que está en juego.

La llamada terminó abruptamente. La pantalla se volvió negra.

Mike se quedó con el celular temblando en su mano, sintiendo cómo el peso del mundo caía sobre sus hombros.

El celular cayó encima de la cama, a un lado de Mike, cuando el piloto se acostó sobre ella. Tenía que descansar para recuperarse y que al día siguiente, el médico no le obligara a quedarse una noche más en el hospital, aunque él se sintiera perfectamente bien.

Esa noche, Mike despertó a la 1:23 de la madrugada.

El fuerte sonido de un objeto metálico muy grande lo despertó abruptamente.

No había estado soñando nada, pero había sido el mejor sueño de todas las noches, porque había sido uno de los más tranquilos para él, hasta ese día.

Un resplandor blanco cegador, como aquel que Mike había visto en el momento antes de su accidente al regresar a casa, fue lo que lo había despertado también además del estruendo.

Afuera de la habitación había movimiento.

Sin pensarlo, Mike se quitó los cables de las máquinas que le rodeaban los brazos, por suerte, ninguna había sido inyectada en sus venas, así que no terminó chorreando sangre por doquier y tampoco fue doloroso.

Su ropa estaba guardada en el armario, era una sencilla sudadera negra de ADIDAS, una camiseta azul claro, y unas zapatillas negras de salir a correr. Con prisa, él se vistió, tomó su billetera que la guardó en el bolsillo de su sudadera y así mismo hizo con su celular y salió de la habitación.

Sus expectativas de lo que pasaba afuera habían sido muy bajas para lo que realmente estaba pasando.

El presidente de su país tenía razón acerca de toda la información que había proporcionado esa noche en su última transmisión.

Desgraciadamente, debido al poderoso poder de pistolas láser, figuras humanoides como la que Mike había alcanzado a ver antes de quedarse dormido después de chocar su auto en su accidente, habían invadido el hospital, y estaban asesinando a la gente, sin dejar un solo rastro de ellos. Al lanzar el poder de sus pistolas alienígenas contra un humano, una luz verde esmeralda salía de su interior con potencia, y al golpear contra el cuerpo humano, este se evaporizaba inmediatamente, sin dejar siquiera rastro de sangre donde haya estado antes.

Horrorizado, Mike vio como uno de esos alienígenas asesinaba a una enfermera que cargaba un bebé recién nacido en brazos con su pistola. Antes de desaparecer, la enfermera miró a Mike con ojos tristes, al parecer, lamentándose de que ella no hubiera podido hacer nada para sobrevivir.

Antes de verla morir, Mike se lamentó así mismo no haber podido hacer nada para salvarlos, porque aquel pequeño bebé, no tenía la culpa de lo que estaba sucediendo, solamente había sido un inocente que nació justo para cuando su mundo, la vida que iba a conocer, estaba volviéndose una mierda.

Mike salió corriendo del hospital, tuvo que bajar cuatro pisos por escaleras porque el ascensor no funcionaba, y debía darse prisa si quería sobrevivir. Pero cuando tuvo tiempo de huir, el alienígena se apuró para perseguirlo.

Los alienígenas habían llegado a la tierra con dos propósitos: primero, dar credibilidad a su existencia, darle a entender a la humanidad que de aquello que tanto habían estado especulando acerca de su existencia si era real, y lo segundo, buscaban a personas como Mike, que tuvieran muy buena genética para recrear una nueva raza mezclada con ADN entre alienígenas y humanos.

Mike corrió con la poca fuerza que tenía en ese momento, aunque había descansado lo suficiente, de todas formas, había tenido un accidente reciente, y sentía que su cuerpo estaba más adolorido que nunca, quizás el impacto del choque fue tan fuerte que apenas ahora iba a sentir las consecuencias.

En este momento, lo único importante para Mike, era estar vivo y en perfectas condiciones para salvar a su familia.

            
            

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