Capítulo 6 ¿De verdad crees que Jaxton te ama

Amelia estaba tan aturdida que apenas lograba articular palabra.

Wyatt, con la mano aún extendida, respondió con voz firme: "¿Qué tiene de inapropiado?".

Nada en esa situación parecía apropiado, pero Amelia no encontraba las palabras para explicar por qué.

De repente, sintió que la temperatura de la habitación aumentaba.

Su mano estaba a punto de tomar el anillo cuando un golpe seco en la puerta interrumpió el momento.

Desde el pasillo llegó la voz de Davin: "Señor Stewart, debemos irnos. El evento está por comenzar".

Un alivio inmenso la recorrió.

Clavó la mirada en el anillo y dijo: "Quizás deberíamos esperar a que termine mi compromiso para continuar con esto, señor Stewart. Es evidente que está ocupado. Bajaré primero".

Y sin darle tiempo a responder, salió del salón apresuradamente.

Si alguien la hubiera visto, habría pensado que huía de un fantasma.

Wyatt la observó alejarse; una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

Al menos no se había negado a que él le pusiera el anillo, ¿verdad?

En lugar de esperar el ascensor, Amelia corrió hacia las escaleras. Necesitaba poner distancia entre ella y esa habitación. Solo entonces sintió que podía respirar con normalidad de nuevo.

"¿Amelia, eres tú?". Justo cuando se disponía a bajar, Dayna apareció en el recodo de la escalera.

El recuerdo de su reciente encuentro con Wyatt cruzó por la mente de Amelia. La observó con una chispa de curiosidad en la mirada y preguntó: "¿No se suponía que debías estar con Jaxton? ¿Qué haces aquí?".

"Creo que esa pregunta debería hacértela yo a ti, Amelia".

"¿Qué quieres decir?". Amelia no estaba segura de si Dayna había visto algo. Aunque su rostro permaneció impasible, sus ojos delataron una súbita cautela.

Dayna, con un elegante vestido negro, se le acercó. "Amelia, a Jaxton solo le importa una mujer, y esa no eres tú. Ni siquiera con tu compromiso puedes forzar sus sentimientos. ¿Por qué te sigues aferrando a él?".

Ante esas palabras, Amelia no dijo nada. Dayna saboreó el silencio de la otra, y un brillo de triunfo asomó en su mirada. "Si fueras inteligente, te alejarías de Jaxton antes de hacer un ridículo aún mayor".

"Dayna, ¿de verdad crees que Jaxton te ama?", preguntó Amelia.

"Claro".

La absoluta confianza de Dayna provocó una risa sorda en Amelia. "Qué curioso. Yo también llegué a creer que me amaba".

El recuerdo del juramento que Jaxton le había hecho a Katrina, prometiéndole que la cuidaría, cruzó por su mente.

Antes de que Dayna pudiera responder, Amelia añadió con una media sonrisa: "Si de verdad te ama, ¿por qué no rompe su compromiso conmigo? ¿Por qué te mantiene solo como la otra? Dime, Dayna, ¿eso te parece amor verdadero?".

La aludida se quedó paralizada.

Sin nada más que decir, Amelia se dio la vuelta y pasó junto a Dayna. Sin embargo, un grito agudo y desgarrador resonó antes de que llegara al final de la escalera.

Al volverse, vio a Dayna rodar por las escaleras. Se congeló, incapaz de creerlo.

El grito de Dayna atrajo la atención de todos, y el primero en acudir fue Jaxton.

Al ver el vestido de ella mancharse de sangre, él pareció muy preocupado.

"Jaxton, por favor, no culpes a mi hermana. Ella no me empujó. Me resbalé y me caí sola", dijo Dayna.

Los tres estaban reunidos en la escalera. Sin embargo, todas las miradas acusadoras del salón se dirigieron hacia Amelia, la supuesta prometida.

Sosteniéndole la mirada a Jaxton sin pestañear, Amelia declaró con firmeza: "No la empujé".