La escena inquietó a Claudia, haciéndola apartar la mirada.
Inesperadamente, Eddie ya había tomado asiento. Gwyneth presentó a todos con entusiasmo. "Eddie, te presento a Claudia Murphy, mi hermana".
Él miró a Claudia con un frío distanciamiento, como si la viera por primera vez. "Hola", dijo con voz neutra.
Claudia sintió una punzada en el corazón y, tras una pausa, murmuró un débil "Hola" en respuesta.
A medida que avanzaba la cena, la conversación fluía libremente entre Gwyneth y Eddie. Las risas llenaban el aire, creando una atmósfera cálida y cordial. Mientras tanto, Claudia parecía desvanecerse en el fondo, sus respuestas eran pocas y distantes entre sí, un patrón que persistió hasta que terminó la cena.
Tomó su bolso, deseosa de escapar en cuanto terminara la cena. Vickie intentó convencerla de que se quedara más tiempo, pero ella estaba decidida, inventando una excusa para irse de inmediato.
Sin otra opción, Vickie de mala gana la dejó ir. Eddie, que había estado absorto en su conversación con Gwyneth, se levantó y anunció que se iba: "Es tarde, debería volver a casa.".
A Gwyneth se le ensombreció el rostro al oír sus palabras y, por impulso, lo animó: "Es raro que tengas una noche libre, ¿por qué irse tan pronto?.".
Javier intervino en apoyo: "Sí, ¿por qué no te quedas un rato más?.".
A pesar de sus ruegos, Eddie se negó a quedarse. En cambio, se giró hacia Claudia y le propuso: "¿Nos vamos juntos, señorita Murphy?.".
Claudia se quedó sorprendida. De repente, todas las miradas se posaron en ella, especialmente la mirada penetrante de Gwyneth.
Claudia se sintió irritada, pero mantuvo la calma y, con una sonrisa forzada, rechazó. "No, gracias.".
Pero Eddie insistió: "Vamos, no es gran cosa.". Acto seguido se levantó y salió de la habitación.
A regañadientes, Claudia apretó los labios y lo siguió afuera. Cuando llegó al patio, la voz de Gwyneth la llamó de repente desde atrás.
Al girarse, Claudia vio a Gwyneth acercándose rápidamente. Con determinación en su voz, confesó: "Claudia, Eddie y yo fuimos compañeros de clase en la universidad. He estado enamorada de él durante años. En realidad, esta vez volví por él.".
Claudia se quedó allí, atónita.
Ella continuó con una sonrisa: "Vickie me dijo que planeas renunciar. Tal vez podría hablar con Eddie por ti...". "No, gracias.". Claudia la interrumpió bruscamente. Esbozó una sonrisa vacía, ocultando sus verdaderos sentimientos. "Tengo planes para después de mi renuncia. No necesitas preocuparte por mí.".
La expresión de Gwyneth se tensó, pero Claudia no se detuvo ni un instante.
Se giró y salió rápidamente, con pasos rápidos como si intentara dejar atrás su propia sombra.
Con cada paso que daba alejándose de la casa, una pesadez se instalaba en su corazón. De repente, una voz burlona interrumpió su huida. "¿Por qué la prisa? ¿Te persigue algún fantasma?.".
Ella se detuvo y miró hacia atrás, encontrándose con Eddie recostado contra su auto, con una sonrisa burlona iluminando su rostro.
Al verlo, la frustración de Claudia se intensificó, y su voz se volvió cortante por la irritación. "Créeme, si hay un fantasma, probablemente lo has conjurado tú.".
La risa de Eddie resonó, despreocupada y llena de burla. "¿De verdad, yo? Los fantasmas persiguen a los culpables. ¿De qué estás huyendo?.".
Ante sus palabras, Claudia rodó los ojos con frustración silenciosa.
Él no le dio oportunidad para responder. "Anda, sube al coche.".
La joven permaneció inmóvil, entrecerrando los ojos ante la postura relajada del hombre. Las palabras que Gwyneth había insinuado antes resonaban en su mente, provocando una mezcla de arrepentimiento y humillación. ¿Por qué había venido aquí? No era más que una trampa para la burla.
Con esa comprensión, se giró, le dio la espalda y se alejó, con un silencio decidido.
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