Capítulo 2 Su dirección

Sharon no tenía ni idea de cuándo se había marchado Andrew. Se despertó a las dos de la tarde.

Dada la apretada agenda de Andrew, nunca anticipó que él tendría la oportunidad de tener una conversación sobre su aventura pasajera.

Después de todo, él era atractivo y hábil en la cama, lo que hacía que el acuerdo fuera satisfactorio.

Para su sorpresa, su segundo encuentro ocurrió mucho antes de lo que Sharon había anticipado.

El complejo turístico recién inaugurado era conocido por su ambiente tranquilo, situado lejos de la bulliciosa ciudad. Por eso, Sharon se quedó desconcertada ante el inesperado desafío de encontrar un taxi en un lugar tan apartado.

"Sube". Cuando Peyton Alvarez detuvo el coche frente a ella, Sharon se sorprendió. No esperaba que el hijo del dueño de esta área recién inaugurada la reconociera.

"¿A dónde te gustaría ir?", preguntó Peyton casualmente.

"Al centro".

"Nos queda de camino. Sube".

Ante su seguridad, Sharon dejó de negarse. Sus interacciones con Peyton habían sido breves y fugaces. La mayoría de las veces lo encontraba cuando estaba con Bennett. Sin embargo, sabía que él tenía fama de ser un caballero que trataba excepcionalmente bien a las mujeres, a pesar de su tendencia a cambiar de novia a menudo.

Poco después, Sharon sintió una punzada repentina de remordimiento. Debió haber anticipado el resultado cuando Peyton mencionó casualmente "nos queda de camino" hace unos momentos.

Sentado en el asiento trasero, Andrew estaba absorto en su computadora, vestido con unos pantalones de traje impecablemente confeccionados y una camisa blanca ajustada. Su figura alta y esbelta parecía irradiar un aire innato de aristocracia. Era Andrew.

Como el conductor ya había guardado su equipaje en la cajuela, Sharon no tuvo más remedio que armarse de valor y subir al coche. En cuanto se acomodó, una tenue fragancia amaderada envolvió sus sentidos, recordándole el aroma que la había envuelto toda la noche.

El silencio se apoderó del coche, y ni Sharon ni Andrew dijeron una palabra durante un rato. Sharon se esforzó por minimizar su presencia, casi fundiéndose con el ambiente. Desvió la mirada hacia la ventanilla, buscando consuelo en el tranquilo ambiente exterior.

Peyton miró hacia atrás, con la intención de iniciar una conversación con Sharon. Sin embargo, al ver la expresión en el rostro de Andrew, desvió rápidamente la mirada. Un destello de intriga cruzó por el rostro de Peyton, sugiriendo que había una dinámica interesante en juego.

El ambiente dentro del coche era sereno hasta que el inesperado zumbido de un teléfono vibrando interrumpió la tranquilidad. Inconscientemente, Sharon miró a su alrededor para buscar el teléfono, que pronto Andrew agarró.

Cuando la pantalla del teléfono se encendió bajo el tacto de aquellos mismos dedos que habían explorado cada centímetro de su cuerpo la noche anterior, una oleada de nostalgia y añoranza la invadió. Perdida en un mar de contemplación, su mente se alejó del momento presente.

Andrew había anticipado que fuera un mensaje relacionado con el trabajo, pero no fue así. En cambio, se trataba de una comunicación inesperada de Peyton, que lo tomó por sorpresa.

"Anoche ella llamó al servicio de habitaciones, pidiendo específicamente una caja de condones. Poco sabía yo que Bennett superaría las expectativas entre las sábanas".

El aludido frunció ligeramente el ceño.

"¿Eres un pervertido? Eso es una invasión de la privacidad".

Peyton replicó rápidamente: "Resulta que pasé por su habitación cuando el camarero le entregó los condones y escuché una voz masculina que se parecía más a la tuya que a la de Bennett".

Andrew no contestó.

Bloqueó su teléfono directamente.

"¡Respóndeme!".

"¿Di en el clavo?". Al notar la falta de respuesta de su amigo, Peyton envió otro mensaje.

Peyton sintió un fuerte impulso de seguir preguntándole a Andrew, pero descubrió que él había puesto su número en la lista negra, dejándolo sin poder contactarlo para obtener más detalles.

"¿Qué demonios?".

Así que compartió la noticia en el chat del grupo.

"Felicitaciones a Andrew por encontrar a una chica".

La noticia de la nueva relación de Andrew causó conmoción en su círculo de amigos, desatando una avalancha de preguntas sobre la identidad de la chica. Algunos expresaron su genuina sorpresa, cuestionando si se trataba de una broma pesada o de un verdadero avance en la vida amorosa de Andrew.

Después de todo, nunca lo habían visto en una relación con nadie antes.

Cuando Peyton miró a Sharon por el retrovisor, los recuerdos de la primera vez que Bennett la presentó a su grupo le asaltaron la mente. Sharon había dejado una impresión duradera en todos los presentes, no solo por su belleza física, sino principalmente por el aura irresistible que emanaba. Incluso con el atuendo más formal, ella desprendía un encanto cautivador que había hechizado a todos los presentes.

Su fascinante encanto encendía naturalmente el deseo de conquista en cada hombre, particularmente acentuado por sus ojos felinos que irradiaban un aire de distanciamiento y lejanía.

Peyton estaba seguro de que Bennett no podría retener a esa mujer, pero la relación actual de Andrew con ella aún lo sorprendía.

Sentada en el asiento trasero, Sharon se sintió ligeramente abrumada, ya que sentía la mirada de Andrew sobre ella.

La mirada inquebrantable de Andrew se posó en ella, y cada segundo que pasaba se extendía como si el tiempo se hubiera ralentizado.

Sharon no podía sacudirse la sensación de ser observada, como la presencia de una pantera en la selva esperando pacientemente el momento perfecto para atacar y reclamar su presa.

Armándose de valor, ella giró por fin la cabeza para enfrentar a Andrew por su intensa mirada, solo para descubrir que había cerrado los ojos y descansaba tranquilamente en el asiento trasero.

Una sensación de alivio invadió a Sharon y dejó escapar un suspiro. 'Quizá había estado pensando demasiado en la situación', pensó para sí misma, encontrando consuelo en la posibilidad de que su imaginación se hubiera desbocado.

Cuando bajaran del coche, cada uno seguiría su propio camino, dejando atrás cualquier posible enredo. Este resultado, creyó, marcaba el mejor final posible para su viaje juntos.

Además, un hombre como Andrew nunca tendría escasez de oportunidades para aventuras de una noche.

Peyton bajó del coche a mitad de camino, y Sharon ignoró las miradas juguetonas de él. Decidida a distanciarse de Andrew, planeaba pedir al conductor que se detuviera en la siguiente intersección para poder volver a casa en metro. La perspectiva de pasar más tiempo con él se había vuelto insoportable para ella.

"¿Tu dirección?". La voz de Andrew era fría al hablar.

"Está bien. Me bajaré aquí", respondió ella, indicando su intención de salir del vehículo en ese momento.

Andrew alzó ligeramente las cejas mientras la miraba. Como resultado, ella no pudo expresar sus pensamientos.

"Powine Eden". Era el nombre del complejo residencial donde estaba su apartamento.

La mampara que separaba los asientos delanteros de los traseros se alzó lentamente, y la mirada de Sharon se dirigió de repente hacia Andrew. Él, visiblemente inquieto, se aflojó el cuello de la camisa y le hizo una pregunta directa. "¿Me tienes miedo?".

"No". La confusión nubló la mente de Sharon mientras intentaba comprender las intenciones del hombre. No podía ser que quisiera que ella escribiera un informe sobre lo ocurrido anoche, ¿verdad?

Al oír su respuesta, Andrew soltó una ligera risa. El sonido, combinado con su expresión habitualmente impasible, creó una atmósfera de surrealismo, como si todo estuviera envuelto en un aura de irrealidad.

"Anoche fuiste muy atrevida, ¿no?".