Kalev Cox y el testamento
img img Kalev Cox y el testamento img Capítulo 4 Despedidas
4
Capítulo 6 Nueva empresa img
Capítulo 7 Ariadna Fernández img
Capítulo 8 Horrible decepción img
Capítulo 9 A ponerlas en su lugar img
Capítulo 10 Confusión y vergüenza img
Capítulo 11 No eres lo que quiero img
Capítulo 12 Enamorado de una princesa img
Capítulo 13 Compromiso con la princesa img
Capítulo 14 Nuevo destino a mi vida img
Capítulo 15 Mala mujer img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Despedidas

-━━━━━━⊱✿⊰━━━━━━-

Kalev Cox

Siguiente día

Me levanto muy temprano con las melodías de los pajarillos, este será el último desayuno con mi familia.

Tengo todo listo para marcharme de esta bella ciudad de Liverpool.

Salgo de la habitación y me dirijo al comedor.

Al aproximarme ya están todos sentados, pero cuando me siento a la mesa los miro tristes y cabizbajos.

-Por favor, solo voy a encargarme de la empresa de mi madre y por lo que sé está al punto de la quiebra. Utilizaré parte de mi dinero para que no caiga en la ruina total. -comento para subsanar un poco la melancolía de todos, incluyéndome a mí.

-¿Cómo podrás viajar allá tan fácil, si no tienes visa, Kalev? -indaga mi hermano desconociendo que tenemos documentos de aquellas tierras.

-Henry, que no se te olvide que tenemos la nacionalidad de ese país, por mi madre... Tú también puedes viajar fácilmente porque las leyes allá así lo dictan. Talvez no te acuerdes cuando viajamos en vacaciones con nuestros padres, ellos se encargaron de obtenerlas para nosotros esa vez.

-Bien, si es así, ¿pero irá solo?

-Carlos me acompañará, y es mejor, ya que es nuestro tío. Él me guiará en aquel país que también es nuestro.

En ese instante torno la mirada a Carlos, quien se encuentra de pie con su costumbre de mayordomo.

-Acompañaré a mi sobrino Kalev y lo ayudaré en cualquier cosa. -él entra a la conversación, luego dirige unos pasos hacia mí. -Cuando esté allá, inmediatamente obtendrá su cédula de identidad y pasaporte dominicano del país con su acta de nacimiento.

-¿Puedo hacerlo, tío Carlos...? -indago con curiosidad.

-Por supuesto, no hay impedimento para hacerlo, ya que corre sangre dominicana en usted y Henry.

-Muy bien... ¿Le puedo decir tío?, porque es lo que debimos hacer hace mucho tiempo y no verlo como alguien ajeno a nuestra familia.

Henry lo mira en tono de regaño.

-¿Cómo pudiste mantener tal mentira Carlos y durante tantos años?

-Entienda que en esos momentos no podía decir nada...

Él se enoja e interrumpe.

-¡Ya han pasado treinta años, así que no me digas que en todo este tiempo no pudiste abrir la boca para decir la verdad, Carlos!

-Tienes toda la razón sobrino, pero era algo que no estaba en mí decirlo, sino en sus padres.

Decido Intervenir indignado con mi hermano.

-¡Por favor, Henry, deja de agobiarlo, ya! No podía pasar por encima de la autoridad de mis padres, entiéndelo un poco. -le respondo con voz fuerte, luego alzo la mirada hacia él. -Carlos, siéntese a mi lado porque es nuestro tío. No sienta vergüenza y deje ya la costumbre de ser el mayordomo.

Así transcurre el tiempo, desayunamos todos con él a nuestro lado.

Culminamos en armonía, entonces mis sobrinos se marchan hacia sus habitaciones.

-Kalev, siento todo esto. Sé que nunca debí hacer lo que hice con Marie. -Mi hermano me habla un poco avergonzado desde su asiento.

-Tranquilo, ya no se puede volver atrás. Me dolió mucho el que no me hablaran sobre que estaban juntos. Solo estaba como un imbécil y estúpido hasta que lo descubrí.

-No sabíamos decirte algo así, es eso, hermano.

Marie, quien está a su lado, interviene en la conversación de los dos, también sintiéndose avergonzada.

-No tuve la valentía de decírtelo, Kalev. Desde que conocí a Henry me enamoré de él, y bien sabes que no me gustaba tu forma de ser. Quería que lo entendieras, pero tú estabas cegado.

En este momento deseo irme de delante de ellos, entonces me levanto de pronto porque a pesar de todo remover ese pasado me hace daño.

-Tranquila, desde que lo supe ya no estaba en mis pensamientos, Marie. Solo que no podía superar la traición, es eso. -Se me hacen nudos en la garganta al hablar. -Y sí, tiene toda la razón, soy el irresponsable de la familia el que no toma nada en serio, pero ya eso cambió porque he decidido que mi vida debe cambiar.

-Me alegra mucho que hables así, hermano. -responde con serenidad y sé que Henry está más tranquilo porque estaré muy lejos de ellos.

-Cuñado, te deseo lo mejor y que bueno que haya enderezado tu vida. -pronuncia ella con calma.

Asiento afirmativo con la cabeza, entonces me marcho con un nudo de amargura en mi garganta. Ellos tienen razón, y reconozco que siempre fui la oveja negra de la familia.

Cuando ya voy entrando a mi habitación, Celia se acerca a mí.

-Señor, quiero despedirme de usted. Sabes que es como un hijo para mí, ya que no pude tener uno. -expresa con mirada de sumisión.

-Está bien, entra y te despide.

Ella se queda de pie junto a la puerta.

-Lo quiero mucho, señor, ya sabes por qué lo vi crecer y volverse todo un hombre guapo. No se olvide de mí... Llame cuando pueda.

-Sí, lo haré, Celia.

Ella se dispone a marcharse de la habitación, pero la detengo porque me extraña algo, además ella no me dio un abrazo e intuyo que se cohíbe de hacerlo.

-Espere, Celia... Quería preguntarle sobre una curiosidad que tengo sobre mi tío Carlos, y me da pena preguntarle a él. ¿Por qué nunca se casó o tuvo hijos?

Ella se detiene asombrada y sonríe.

-¡Ah, es que él era aspirante a ser sacerdote! Estaba en un seminario, pero surgieron problemas y tuvo que olvidar esa aspiración.

-¿Cuáles problemas? -indago interesado en saber más sobre este tema.

-Verás, lo calumniaron con una mujer. Se dijo que estaba con ella, que era su novia y ya se imagina lo que desencadenó esto, lo expulsaron de la iglesia... En ese mismo tiempo su padre y madre se casaron, posteriormente él decidió acompañar a su hermana hasta aquí para ayudarla, pero ni yo me di cuenta de que era su hermano. Pues como siempre nos dijeron que decidieron ayudarlo cuando conocieron su situación, ya que empezó a trabajar en la empresa que su madre instaló allá... Es lo que nos contaron.

-Entiendo en otro momento tendré una conversación con mi tío sobre eso. -me extraña que ella supiera esto, entonces decido confrontarla- ¿Cuándo supiste que eran hermanos? Me da la impresión de que ya sabias de esto.

Ella pone un rostro de vergüenza.

-Señor... -empieza a hablar como tartamuda-. Es que lo su... pe hace dos años.

-Lo sabía. Tranquila, ya está hecho.

Celia se acerca a mí y me abrazas de pronto.

-Me retiro mi "niño" porque siempre es lo que tú serás para mí.

-También te quiero, Celia. -ella sigue con este gran abrazo, entonces llegan los recuerdos de mi madre.

Luego se retira.

Posteriormente, entran mis sobrinos estando muy acongojados. Lo han estado desde que acepté hacer lo que está redactado en el testamento.

Mi sobrina está triste con su rostro cabizbajo.

-Tío queremos despedirnos... Falta una semana para cumplir mis quince años y tú no estará con nosotros.

Me acerco a ella y acaricio su mejilla, luego le doy un beso en la frente.

-Isabella, cariño es temporal, solo iré a encargarme de la empresa de mi madre,

También mi sobrino Davis muestra su preocupación.

-No tardes mucho tío, estaremos esperando por ti.

Al ver tal desánimo trato de animarles.

-Mis queridos sobrinos no quiero mirarlo triste, así que arriba el ánimo porque están con sus padres y ellos lo aman.

Nos damos un largo abrazo.

Luego ellos se marchan acongojados, han crecido con el amor de sus padres y el mío, pero con esta tragedia están más sensible.

Repentinamente, mi tío Carlos aparece para apurarme a coger el vuelo.

-¡Ya tenemos que marcharnos, Kalev!

-Enseguida, Carlos. -respondo luego suelto un largo suspiro.

Él se apresura a llevar mis maletas.

Antes de proseguir a marcharme le echo una mirada a mi habitación y al balcón donde he meditado sobre mi vida tantas veces.

Salgo fuera y cierro la puerta para embarcarme a un nuevo destino.

Bajo hasta la sala y todos esperan para despedirse otra vez como si fuera el último día que nos vamos a ver.

Volvemos a despedirnos, ellos están muy sentimentales y, por lo tanto, eso influye en sus emotivos comportamientos. Rápidamente, le doy la espalda y no miro atrás encaminándome hacia afuera de la mansión.

Ya Carlos ha entrado mis cosas en el auto.

Tomamos asiento en el vehículo que me llevará al aeropuerto, entonces respiro nostálgico porque voy a emprender un viaje a otras tierras desconocidas o talvez no sean tan extraña para mí.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022