Trillizos Geniales: La Identidad Secreta De La Exesposa
img img Trillizos Geniales: La Identidad Secreta De La Exesposa img Capítulo 2 2
2
Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8 img
Capítulo 9 9 img
Capítulo 10 10 img
Capítulo 11 11 img
Capítulo 12 12 img
Capítulo 13 13 img
Capítulo 14 14 img
Capítulo 15 15 img
Capítulo 16 16 img
Capítulo 17 17 img
Capítulo 18 18 img
Capítulo 19 19 img
Capítulo 20 20 img
Capítulo 21 21 img
Capítulo 22 22 img
Capítulo 23 23 img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 25 img
Capítulo 26 26 img
Capítulo 27 27 img
Capítulo 28 28 img
Capítulo 29 29 img
Capítulo 30 30 img
Capítulo 31 31 img
Capítulo 32 32 img
Capítulo 33 33 img
Capítulo 34 34 img
Capítulo 35 35 img
Capítulo 36 36 img
Capítulo 37 37 img
Capítulo 38 38 img
Capítulo 39 39 img
Capítulo 40 40 img
Capítulo 41 41 img
Capítulo 42 42 img
Capítulo 43 43 img
Capítulo 44 44 img
Capítulo 45 45 img
Capítulo 46 46 img
Capítulo 47 47 img
Capítulo 48 48 img
Capítulo 49 49 img
Capítulo 50 50 img
Capítulo 51 51 img
Capítulo 52 52 img
Capítulo 53 53 img
Capítulo 54 54 img
Capítulo 55 55 img
Capítulo 56 56 img
Capítulo 57 57 img
Capítulo 58 58 img
Capítulo 59 59 img
Capítulo 60 60 img
Capítulo 61 61 img
Capítulo 62 62 img
Capítulo 63 63 img
Capítulo 64 64 img
Capítulo 65 65 img
Capítulo 66 66 img
Capítulo 67 67 img
Capítulo 68 68 img
Capítulo 69 69 img
Capítulo 70 70 img
Capítulo 71 71 img
Capítulo 72 72 img
Capítulo 73 73 img
Capítulo 74 74 img
Capítulo 75 75 img
Capítulo 76 76 img
Capítulo 77 77 img
Capítulo 78 78 img
Capítulo 79 79 img
Capítulo 80 80 img
Capítulo 81 81 img
Capítulo 82 82 img
Capítulo 83 83 img
Capítulo 84 84 img
Capítulo 85 85 img
Capítulo 86 86 img
Capítulo 87 87 img
Capítulo 88 88 img
Capítulo 89 89 img
Capítulo 90 90 img
Capítulo 91 91 img
Capítulo 92 92 img
Capítulo 93 93 img
Capítulo 94 94 img
Capítulo 95 95 img
Capítulo 96 96 img
Capítulo 97 97 img
Capítulo 98 98 img
Capítulo 99 99 img
Capítulo 100 100 img
img
  /  2
img

Capítulo 2 2

Dominic se sintió observado sin motivo y frunció ligeramente el ceño.

-¿Dónde está Chris?

-Ya lo recogieron en la casa antigua y lo llevaron a Forest Hill -respondió el asistente.

Dominic asintió y se marchó a grandes zancadas.

-Vamos.

Sin embargo, al pasar junto a Alessia y sus hijas, inconscientemente desvió la mirada de reojo.

-¡Guau, ese tío de ahora tenía una espalda súper guapa! Yo creo que podría ser nuestro papá -dijo Eleanor con dramatismo, mirando la espalda de Dominic.

-¡Papá! -repitió Christian.

Alessia se quedó helada y enseguida tapó la boca de Christian, girándose rápido para marcharse en dirección contraria.

Ya sentado en el coche, Dominic giró la cabeza justo a tiempo de ver a Alessia alejándose con Christian y Eleanor en brazos. Entrecerró los ojos.

¿Alguien lo había llamado "papá"?

Frunció el ceño y ordenó al conductor arrancar.

No fue hasta que salieron del aeropuerto que Alessia por fin soltó a Christian.

-¡Mami, con cuidado, que se me va a caer la peluca!

Apenas terminó de decirlo, la peluca de Christian rodó al suelo.

De inmediato, la adorable niñita se transformó en un niño resplandeciente.

Alessia se llevó la mano a la frente, mirándolo con impotencia.

Cuando dio a luz, había tenido dos niños y una niña.

Pero perdió a su hijo mayor, quedándole solo Christian -su segundo hijo- y Eleanor, la menor.

Christian adoraba tanto a su hermana que aceptaba sin quejarse vestirse de niña para complacerla. ¡Hasta lo justificaba con seguridad!

Decía que, siendo gemelos, aunque no se parecieran, tenían que vestirse igual.

La felicidad de sus hijos era lo más importante, y como todavía eran pequeños, Alessia los dejaba ser.

Antes de volver al país, Alessia ya había comprado una casa en Forest Hill.

Siete de la tarde.

Alessia se instaló con sus dos hijos en Forest Hill.

Tras deshacer las maletas, entró en la habitación de Eleanor con el jarabe en la mano.

Empujó la puerta y vio a su hija acurrucada en la cama, con su pijama rosa cubriéndole la cabeza, el culito levantado y los ojazos brillantes como estrellas.

-¿Mami, ya toca la medicina? -al verla, Eleanor se le pegó como un gatito.

La niña tomó la medicina con una mueca, pero bebió obedientemente toda la taza.

Alessia la miró sacar la lengua y curvar sus ojitos luminosos, y el corazón se le derritió.

Con gesto hábil le dio un caramelo.

Al instante, el rostro de porcelana de Eleanor se relajó y la pequeña le plantó un beso en la mejilla.

-¡Gracias, mami!

El corazón de Alessia se volvió pura ternura. Le acarició la cabecita con cariño.

Cuando nacieron, Eleanor era la más frágil y hasta tenía veneno fetal.

Más tarde, Alessia descubrió que ese veneno lo había heredado de ella.

Durante años preparó medicinas para estabilizarla, aunque solo de manera temporal.

Por eso Christian protegía tanto a su hermana, con miedo de que un día ella desapareciera de repente.

Después de tomar la medicina, Eleanor saltó de la cama y fue a coger la Barbie de la ventana. Al alzar la cabeza, sus ojos azules se iluminaron.

La niña señaló la habitación de enfrente y exclamó con sorpresa:

-¡Mami, mira, Chris está en el cuarto de enfrente!

Alessia frunció el ceño y fue a la ventana, siguiendo con la mirada el dedo de su hija.

Las ramas de un sicómoro americano llegaban hasta el alféizar de la casa de enfrente. La habitación estaba a oscuras, no se veía nada dentro, pero las cortinas seguían abiertas y dejaban pasar la luz de la luna.

Aparte de eso, no había nada... ¡ni rastro de Chris!

-¿Eh? ¿Dónde está Chris? ¿Por qué ya no está? -preguntó Eleanor, ladeando la cabeza.

-¿Mami, qué miráis? -entró Christian con sus cortas piernecitas y vio a su madre y a su hermana pegadas a la ventana.

Alessia lo miró aparecer de pronto y respiró aliviada.

-Christian, pensamos que te habías escapado otra vez -dijo con mezcla de preocupación y alivio.

Toronto no era como vivir en el extranjero. Aquí estaba Dominic.

Aunque Forest Hill quedaba lejos de la mansión de los Carter y era poco probable que Dominic apareciera allí, Alessia no podía evitar preocuparse.

Por suerte, Christian no se había escapado.

Seguro que estaba demasiado oscuro y Eleanor se había confundido. Alessia desechó el pensamiento y cerró las cortinas.

En la habitación de enfrente, una pequeña silueta se escondía tras la cortina. Unos ojos negros como obsidiana se apagaron al ver cómo se cerraban las cortinas de la otra casa.

La villa solía estar vacía y él no acostumbraba a correr las cortinas.

Pero hoy, al descubrir que había nuevos vecinos, no pudo resistirse. Jamás había visto una niña tan tierna y obediente, ni una madre tan guapa y dulce como la había imaginado.

¡Ojalá esa mami le acariciara la cabeza!

Dominado por el deseo, se alejó de la ventana y sacó una foto arrugada de debajo de su almohada, sujetándola con cuidado.

A la luz de la luna se distinguía vagamente la figura de la foto: ¡era la Alessia regordeta de hace cinco años!

-Señorito... -la voz de un sirviente sonó desde abajo, acompañada de unos golpes en la puerta.

Christopher escondió la foto bajo la almohada de inmediato.

Al abrir la puerta, Dominic estaba en el umbral.

-¡Papá! -lo llamó con su rostro frío.

-Baja a cenar -ordenó Dominic con un leve asentimiento.

Eran como dos gotas de agua, idénticos hasta en la expresión.

En la mesa, Dominic vestía un traje negro a medida, zapatos de piel hechos a mano y las piernas largas cruzadas con elegancia. Cada movimiento rezumaba nobleza.

Silencio para comer, silencio para descansar: esa era la norma de los Carter.

Solo cuando terminó, Dominic levantó la vista hacia Christopher.

-Salí con prisa en este viaje y no te traje regalo. ¿Qué quieres?

Los ojos de obsidiana del niño brillaron. Pensando en la mami de la niña de enfrente, apretó los puñitos y dijo con seriedad tres palabras:

-¡Ver a mami!

-¡No! -la palabra le encendió el rostro a Dominic, y de inmediato se le apareció Alessia en la mente. Con desprecio, contestó con severidad-: ¡Ya lo he dicho, no vuelvas a mencionar esa palabra!

Christopher calló, el rostro pequeño tenso. Subió las escaleras y se escondió en el descansillo, escuchando los ruidos de abajo.

Esperó mucho rato, pero Dominic no subió. La decepción se dibujó aún más en su carita.

En ese momento, lo oyó contestar una llamada en la planta baja, seguido por el ruido de la puerta al abrirse.

Christopher corrió al balcón y vio el coche de Dominic salir del garaje.

Un destello de tristeza cruzó por sus ojos. Era cierto: papá estaba enfadado y nunca lo consolaría.

¡Si al menos mami estuviera aquí!

Él quería encontrar a su mami.

Del otro lado, Alessia acababa de salir de la habitación de Eleanor cuando su teléfono vibró con un correo anónimo.

[Señorita La Rosa, ¿quiere saber el paradero de su hijo? Venga al Bar Chef.]

            
            

COPYRIGHT(©) 2022