Capítulo 4 Ataque de risa.

En la entrada de la casa, se encuentran dos personas: una chica como de mi edad y una señora que parece ser su madre, pero un poco más mayor. La primera es una chica muy hermosa, de cabello largo y negro, cejas delgadas y arqueadas, mientras que su boca y su nariz eran pequeñas. Sus rasgos la dotaban de una belleza extraordinaria; pero lo que más destacaba de su apariencia eran sus ojos en forma de luna de un color ambarino que, conjuntamente con sus gruesas pestañas, eran su mayor atractivo.

Es muy bella y no se puede negar, pero creo que solo tiene belleza, porque aparentemente no tiene mucho coeficiente intelectual. Dicho sea de paso, su vestimenta, o mejor dicho su disfraz, no va en consonancia con la época en que nos encontramos.

-Buenas tardes -escucho que saluda la mayor de las dos-. Vi que acaban de llegar y decidimos darles la bienvenida a la comunidad.

El chico se quedó por un momento observando el disfraz de la chica con detenimiento y expresó lo que tenía en la cabeza desde que llegaron sus extrañas visitantes.

-Disculpe la pregunta, pero ¿el traje es algún requisito de bienvenida?

Al escuchar esto, la señora se sonrojó de la vergüenza y volteó hacia su hija, que desde que llegaron no había pronunciado ni media palabra y parecía que se encontraba en un trance, como si estuviera perdida en sus pensamientos.

-No, es que a mi hija le gusta disfrazarse en sus tiempos libres, ¿verdad, Maya?

Ante la pregunta, la joven se quedó callada y no respondió, cosa que le desagradó al chico, ya que no le gustaban las personas con mala educación. Por lo que una mirada de desagrado se reflejó en sus ojos.

-¡Maya, Maya, Mayaaaaa...! -Le gritó la señora a la chica, mientras pasaba su mano por delante de la cara de esta, como si espantara moscas-. Llamando a Maya, desde la base.

La chica por fin salió de su trance y volteó la cara hacia la voz que la llamaba, mientras que con voz avergonzada se disculpaba.

-Lo... lo siento.

-¿Estás bien, cariño? -Le pregunta la madre, con cara de preocupación.

-¡Estoy bien! -gritó esta, que de repente levantó la cabeza como si se acordara en qué lugar estaba. En el instante que la chica posó sus ojos en él, este se sintió incómodo, ya que la chica prácticamente se lo estaba comiendo, cosa que desagradó aún más al chico, ante tal descaro por parte de la joven.

En ese momento, el chico se dio cuenta de que la mirada de la chica había cambiado a una de desagrado total. "¡Qué voluble es esta chica! En un momento me mira como si quisiera cenarme, y al otro como si quisiera patearme y dejarme sin descendencia."

-Ma, ese tipo tiene conjuntivitis en los ojos. Deberíamos volver antes de que se nos pegue tan contagiosa enfermedad. -Lucas no puede dar crédito a lo que escucha. "¡Esta loca acaba de ofender a su preciado bebé, 'ojos carmesí', como él cariñosamente los llama! ¿Cómo se atreve? Ya verá, esto no se va a quedar así."

Mientras tanto, la señora se disculpa y mira a la chica con ojos de advertencia, a lo que el chico la mira con ojos de burla.

-Disculpe a mi hija, se cayó de la cama cuando pequeña, por eso su cabeza no funciona bien.

Por consiguiente, después de que me burlo, esta me levanta su dedo del medio, por lo que digo:

-No se preocupe, señora, los niños son así de traviesos y caprichosos.

-No soy una niña, tú... tú... tú eres el niño, que anda por ahí disfrazándote de vampiro deportista.

-Lucas, ¿quién es? -Antes de que pueda responderle a esta insolente como se merece, mi madre se asoma por detrás.

El chico se queda en silencio mientras escucha a su madre hablar.

-Hola, buen día, ¿en qué podemos ayudarles?

-Buenas tardes, somos los vecinos del frente y vinimos a darles la bienvenida a la comunidad. -"Por lo menos nos hubieran dejado acomodarnos antes de venir a molestar; pero ni siquiera nos dejaron ni respirar," piensa el chico mientras las escucha conversar-. Son unas galletas de chocolate que hice para darles la bienvenida.

-Oh, gracias. A mi hijo le gustan mucho las galletas de chocolate. -"¿En serio mi madre acaba de decir que me gustan los dulces, cuando sabe muy bien que los odio?! Este es el ejemplo de madre que tengo, miente descaradamente."

-Oh, ¿dónde están mis modales? -"Por lo menos usted tiene modales, debería enseñárselos a su hija, señora," divaga el chico-. Yo soy Mary Parker y esta es mi hija Maya.

Por otro lado, mi madre y con una sonrisa también nos presenta.

-Sabrina Sayer y este es mi hijo Lucas.

Los ojos del chico vuelan hacia la cabeza de Maya y casi no puede contener la burla y la risa al ver sus orejas de conejo.

-Su hija viste de una forma particular. -Él puede notar que el enojo de la chica va en aumento y puede observar que la madre de ella lo notó, porque la sujetó de la mano abruptamente-. En serio, muy particular 😏.

-Sí... si le gusta disfrazarse; no tenemos que ir, los dejamos para que terminen de desempacar. -El chico no cree poder aguantar la risa por mucho tiempo, y menos después de ver cómo la señora literalmente ha arrastrado a la chica al otro lado de la calle.

-Oh, muchas gracias por la visita y las galletas. Cuando todo esté organizado, las invitaré a cenar -dice mi madre, con una sonrisa amable.

"Es sorprendente cómo ya están del otro lado," pensó el chico. Mientras la mayor de las dos gritó su despedida.

-¡Ok, será un placer!

Lo último que veo de la chica, antes de cerrar la puerta de mi casa, es su sonrisa diabólica y sus ojos que me miran con una promesa de venganza, que más que terror, al chico le dio un ataque de risa, porque la vestimenta que traía la chica, en vez de asustar, provocó burla para su receptor, más que el miedo esperado por parte de ella.

Después de que entró a su casa, el chico se deslizó por la puerta, mientras sufría un ataque de risa que le provocó que casi no pudiera respirar.