La Esclava Más Odiada Del Rey
img img La Esclava Más Odiada Del Rey img Capítulo 6 En algún lugar de Salem
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Capítulo 7 Ella es mi posesión img
Capítulo 8 No estaba preparada para la Presentación img
Capítulo 9 Mi antigua ama img
Capítulo 10 Remeta img
Capítulo 11 El trauma revivía img
Capítulo 12 ¿Quién dio la orden para que me dejaran en paz img
Capítulo 13 Mi querida ex doncella img
Capítulo 14 La esclava personal de Danika img
Capítulo 15 Lo que sus almas necesitaban img
Capítulo 16 Una sesión no tan tortuosa img
Capítulo 17 Una sensación inigualable img
Capítulo 18 Una recompensa para la sesión img
Capítulo 19 La única persona que agrada el día img
Capítulo 20 La tortura impuesta por Vetta img
Capítulo 21 Fue Sally la que nos alimentó a todos. img
Capítulo 22 ¿Vetta se equivocó img
Capítulo 23 Una tortura inapropiada img
Capítulo 24 En los aposentos del rey img
Capítulo 25 La primera vez que te vi img
Capítulo 26 Recuerdos de la noche anterior img
Capítulo 27 La amante del rey recibirá un castigo img
Capítulo 28 Día libre img
Capítulo 29 ¿Cómo está Remeta img
Capítulo 30 El corazón del rey img
Capítulo 31 El Festival de las Máscaras img
Capítulo 32 Fue Karandy quien intentó violarme. img
Capítulo 33 No olvides quién eres img
Capítulo 34 Sally tomó una decisión img
Capítulo 35 Algo es diferente en ella img
Capítulo 36 Ella tomará mi castigo img
Capítulo 37 El destino de Sally img
Capítulo 38 En un charco de sangre img
Capítulo 39 La ley de presentación img
Capítulo 40 Soy tu princesa img
Capítulo 41 ¿Cómo está ella img
Capítulo 42 El dolor de ambos img
Capítulo 43 La oscuridad se apodera de mis sentidos img
Capítulo 44 Terminó el arresto domiciliario de Vetta img
Capítulo 45 Sin pesadillas img
Capítulo 46 Esa maldita perra img
Capítulo 47 Pociones curativas img
Capítulo 48 Necesito que me lo prometas img
Capítulo 49 Pagarás el castigo img
Capítulo 50 Una lenta sanación img
Capítulo 51 Los reyes ya no tenían derecho sobre ella img
Capítulo 52 Insomnio img
Capítulo 53 Intimidad con el rey img
Capítulo 54 Una sensación de paz img
Capítulo 55 Vetta no entiende nada img
Capítulo 56 Iremos juntas a la casa de Baski img
Capítulo 57 Cone era un monstruo img
Capítulo 58 Remeta finalmente está a salvo img
Capítulo 59 La princesa y las plebeyas img
Capítulo 60 Entretenimiento en la corte img
Capítulo 61 Las cicatrices img
Capítulo 62 No importa el castigo img
Capítulo 63 Danika se quedó dormida en el regazo del rey img
Capítulo 64 Se trataba de Danika img
Capítulo 65 La mejoría de Remeta img
Capítulo 66 El dormitorio de la esclava img
Capítulo 67 ¿Qué le hiciste a esa chica img
Capítulo 68 La historia de Remeta img
Capítulo 69 La reina Auroria era mi madre img
Capítulo 70 El pasado no se olvidaba img
Capítulo 71 Sigamos mirando hacia delante img
Capítulo 72 Ella no es un monstruo img
Capítulo 73 La orgullosa hija del rey Cone img
Capítulo 74 Es Sally img
Capítulo 75 Pesadillas img
Capítulo 76 ¿Cómo te atreves a faltarnos el respeto img
Capítulo 77 El rey se hirió gravemente img
Capítulo 78 ¡Él no se encuentra bien! img
Capítulo 79 Las acciones de Chad img
Capítulo 80 Danika es la mujer que odio img
Capítulo 81 Otra capa del frío corazón del rey se quebró en ese momento img
Capítulo 82 Te daré una recompensa img
Capítulo 83 Danika quiere complacerlo img
Capítulo 84 Vetta pudo verlo todo img
Capítulo 85 Un baño matutino img
Capítulo 86 Esta noche seré tu rey, no tu dueño img
Capítulo 87 Sinopsis, segunda parte img
Capítulo 88 Estoy enamorada img
Capítulo 89 El plan de Vetta img
Capítulo 90 Un hermoso vestido img
Capítulo 91 Ya puedes marcharte img
Capítulo 92 Remeta está feliz img
Capítulo 93 Eres hermosa img
Capítulo 94 Nunca te traicionaré img
Capítulo 95 Que esta noche dure para siempre img
Capítulo 96 Una nueva noche img
Capítulo 97 ¿Por qué está ella en la recámara del rey img
Capítulo 98 Los deberes de un rey img
Capítulo 99 La rendición de un rey img
Capítulo 100 ¿Te doy asco img
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Capítulo 6 En algún lugar de Salem

"Sally, querida, trae el cuenco grande". La voz de la mujer mayor llegó desde la sala de estar.

"Ya voy, señora Menah". Sally llevó el cuenco a la sala de estar, y la mujer lo tomó agradecida.

"Ven, únete a nosotros para comer", dijo la señora, y le dedicó una sonrisa amable.

"En un minuto, señora Menah". Sally regresó a la cocina, y se sentó en una pequeña silla que estaba allí; sus ojos miraron a su alrededor con curiosidad, asimilando su entorno.

Había estado aquí por unos días, casi una semana. Esta pareja de ancianos era muy amable; la trataban bien, como si fuese un miembro más de su familia, cuando solo era una mano amiga.

Ya no era una esclava, sino una ayudante. Ahora, le pagaban por hacer las cosas más simples. Esta era la mejor vida que podía tener una niña que había nacido como esclava. Se suponía que debía ser feliz, por supuesto...

Pero no lo era, para nada lo era.

No podía dejar de recordar a su Princesa, su Princesa Danika. El Rey la había tomado como esclava. Lo recordaba vívidamente, a su Princesa, quien siempre emitía aire de elegancia y llevaba atuendos bien diseñados, pero Sally no podía imaginársela convirtiéndose en una esclava con el collar eléctrico. Lo intentaba, trataba de imaginarla trabajando e las minas, o recibiendo órdenes de la gente, pero no lo conseguía.

La Princesa Danika no había nadico para ser esclava, no fue educada para eso. Ella... debía estarlo pasando muy mal, y eso a Sally le dolía mucho porque, a pesar de que era una esclava, la Princesa siempre la trató bien. Ella era la única persona a la que Sally conocía, y sufría tanto, porque sabía que Danika no podría sobrevivir sola sin su ayuda.

Después de todo, ella siempre lo había hecho todo por la Princesa, con total felicidad.

No podía solo quedarse aqií y vivir sus días en tranquilidad, a sabiendas de que su Princesa debía estar sufriendo tanto. Ella simplemente no podía.

EN EL PALACIO

Danika se apresuró en llegar a su habitación, se bañó y se cambió la ropa. En su closet solo tenía ropa de esclava, empacada por Baski:

feas faldas cortas lisas y blusas de cuero a medio corte, que dejan al descubierto gran parte de sus pechos. Respiró hondo y, con resignación, se lo puso, ya que sabía perfectamente que no podía negarse a usarlos, y tampoco quería ser castigada de nuevo. Haría cualquier cosa para evitarlo.

Y, ¿qué mejor forma de evitarlo que ser una esclava obediente y sumisa?

Pero solo llevaba una semana siéndolo, no había forma de que alguien criado en la realiza se acostumbraba a ser del servicio en ese tiempo.

A pesar de haberse dado prisa, llegó dos minutos tarde ante el Rey Lucien, y él estaba a punto de brotar fuego por la boca.

Se dirigió hacia ella a paso firme. "He dicho: cinco minutos", bramó enojado, marcando cada palabra con dureza, y mirándola con desprecio.

"Yo... yo...".

"Arrodíllate".

Danika jamás se había arrodillado ante ningún hombre, entonces vaciló.

Esa vacilación le enfadó al hombre. Las manos del Rey fueron directo a su cuello, y tiró de las cadenas con tanta fuerza, que ella gritó de dolor.

Las lágrimas ardieron en sus ojos, y sus rodillas se hundieron en el suelo. Miró hacia arriba, con ferocidad y rebeldía.

"¿Te complace ser castigada, Danika?", soltó Lucien con la voz baja, mortal, y continuó: "Aún es pronto, y eres una Sangre Pura. De seguro, el dolor aún no se ha convertido en tu amigo".

Se inclinó, sujetando con fuerza las cadenas en el cuello ajeno, y sus dedos las recorrieron, hasta que acarició el pequeño botón rojo que se hallaba al final.

La rebeldía desapareció de la vista de Danika, y el terror se apoderó de ella. Su cuerpo se tensó. "¡P-Por favor, no lo presione, d-dueño! ¡Lo siento. lo siento. No lo presione, por favor!", rogó Danika.

El Rey no vaciló. "Cuando te diga que te arrodilles, tienes que arrodillarte de inmediato. Si digo 'vuela', tienes que volar, Danika. Si te ordeno que mueras, debes dejar de respirar", dijo con rudeza en su tono, y agregó, encerrando el mirar en ella: "¿Estoy siendo claro?".

"Sí, dueño", gimoteó Danika.

Lucien acarició el botón, y la miró con odio. "La próxima vez que me desobedezcas... Te castigaré severamente".

"S-Sí, dueño". Danika sabía que, si él presionaba ese botón, una gran descarga eléctrica se liberaría a través de su cuerpo. Eso era muy doloroso.

El mayor temor de un esclavo eran los choques eléctricos de ese collar, y los dueños llevaban su control remoto a todas partes.

"Tienes tu mejor comportamiento de esclava en la corte, Danika. No me deshonres", advirtió el Rey. Su voz fría la heló. El pronunciaba su nombre como si fuera veneno, y eso le recordó adónde iban. Ella presionó sus rodillas más profundamente contra el suelo, y miró su rostro lleno de cicatrices con ojos suplicantes. "¿Puedo n-no ser presentada, dueño?".

Los labios del Rey se torcieron en una sonrisa tan fría que la dejaron helada. "Tu padre presentaba esclavos casi todos los días, princesa. Yo fui presentado dos veces".

'¿¡Dos veces!?', gritaron los pensamientos de Danika. Ella no podía imaginarse esa clase de sufrimiento. Entonces, bajó la cabeza, admitiendo la derrota. "Sí, dueño".

Lucien salió de la habitación sin mirar atrás, y ella lo siguió dócilmente, temiendo el destino que le esperaba en la corte, pues conocía muy bien los tribunales.

"¡El Rey ha llegado!", anunció en un grito Chad, su guardaespaldas personal.

El bullicio cesó, y la puerta se abrió. Lucien entró con toda el aura de rey rodeándolo como un manto.

Danika barrió sus ojos alrededor, y notó a tres Reyes. Tres Reyes.

Cerró los ojos, avergonzada y derrotada. Acaso... ¿tendría que pasar de nuevo por lo mismo que la noche anterior, con estos tres hombres? Era inimaginable.

Todos se pusieron en pie, salvo los tres reyes que lo visitaban. Lucien tomó asiento en el trono.

Danika se sentó en el suelo a su lado, y apoyó la cabeza en su regazo, tal cual los demás esclavos en el edificio estaban con sus dueños.

"Guau... ¿No es ella una cosa hermosa?", gimió el Rey Philip, Rey de Gordon, mientras miraba a Danika con tanta lujuria que ella se encogió más cerca de Lucien.

"Estaba a punto de decir lo mismo. Ella se ve tan hermosa...", gruñó a su lado el Rey Moreh, Rey de Ijipt.

Ambos reyes tenían cuarenta y tantos años y, con solo mirar a Danika, una erección se hizo visible en sus entrepiernas, que ni siquiera se molestaron en ocultar.

Ella reprimió un gemido ante tal cosa, mirando a los dos hombres, incapaz de dejarlos de lado.

Uno de los reyes se puso de pie, el tercero de ellos, el Rey George. "¡Gente privilegiada de Inglaterra! ¡Nos hemos reunido aquí hoy para la Presentación del esclavo del Rey de Salem!".

Miró a su alrededor, sonriente, y continuó: "Esta es la primera esclava que presenta el Rey Lucien, ¡y probablemente sea la última! Ella es una mujer que tiene la belleza de siete mujeres".

El resto de la gente coreó, de acuerdo con sus palabras; todos los ojos estaban puestos en Danika y el Rey Lucien, cuyo rostro permaneció tan estoico como siempre.

"¡Rai!", llamó el Rey George.

"Sí, dueño", dijo su esclava sin esfuerzo, con una sonrisa en sus labios.

"Sube a la mesa y baila para nosotros, demos inicio al día". Se giró hacia la multitud: "Rai es una excelente bailarina".

El resto de la gente aplaudió alegre, y a la vez expectativa. Rai se levantó del suelo. En su cuello lucía un collar negro, y las cadenas estaban amarradas en su cintura.

La música comenzó a sonar en la sala. Ella se subió a la gran mesa redonda, que se encontraba al centro, y comenzó a bailar.

Los espectadores comenzaron a aplaudir y animar, casi todos tenían sus ojos en la bailarina; pero los reyes Philip y Moreh mantuvieron su vista en Danika.

Ella no sabía que estaba agarrando la ropa de Lucien, hasta que él miró con repugnancia hacia donde su mano lo agarraba.

Danika lo soltó con rapidez, y se disculpó: "Lo siento, dueño".

Lucien apartó la mirada de ella, y observó el espectáculo sin emoción.

Cuando terminó el baile, el Rey George se puso en pie de nuevo, para comenzar otra actividad, pero el Rey Philip se le adelantó; se puso de pie, y anunció:

"Gente privilegiada de todo el país, comencemos por lo que vinimos aquí. ¡Es tradición que cada esclavo de un rey debe ser presentado y reconocido, entre los reyes y hombres de estatus privilegiado, como el esclavo del rey! ¡Esto hace que esta esclava sea especial, porque le pertenece al rey!".

"¡Sí!". La gente coreó, en aceptación.

El rey asintió, y continuó: "Tengo doce esclavos personales. El Rey Moreh tiene seis, el Rey George cinco. ¡Hoy, el Rey Lucien está tomando a una primera esclava como su esclava personal, y será reconocida entre los reyes!".

Danika miró alrededor, y vio la felicidad en los ojos de las esclavas de los otros reyes, la lujuria en los orbes de los hombres, y los celos en la miradas de las esclavas de los hombres nobles que no eran reyes.

¿Celos? ¿Estas mujeres querían estar en su lugar? Solo porque los reyes satisfarían sus placeres sexuales con su cuerpo... ¿Ellas tenían celos de eso?

Danika se encogió por dentro. El mundo de los esclavos era por completo extraño para ella, no estaba acostumbrada a él.

"Ahora, que la esclava venga al centro de la Corte Real", anunció el Rey Phillip.

Danika se levantó, y caminó hacia el centro, con la mirada fija al vacío, negándose a mirar las caras lujuriosas de la gente, y también al suelo, porque no era una debilucha.

El rey se acercó y la rodeó, como si ella fuese una especie de presa. Levantó la mano y le acarició la cintura, el vientre, los costados de sus senos... su cuello, luego, se volvió hacia el trono y sonrió. "Seré el primero en probarla. Aquí, ahora".

Los demás vitorearon, aplaudieron y corearon.

Danika cerró los ojos con fuerza, y trató de separar su mente de lo que la rodeaba

                         

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