Un grupo de chicos se encontraban sentados en la azotea de un edificio, todos sonrientes y haciendo infinidades de muecas ante la camara.
Ante mis ojos me encontré con los jugadores del equipo de baloncesto y sus novias. Blake sostenía a una joven en sus piernas. Esa joven había sido considerada mi amiga desde la primaria y era imposible no reconocerla en la foto.
Brigg.
Estaba en la piernas del sujeto que había sido mi amigo desde que tengo memoria.
Mi corazón palpitaba más rápido de lo que comunmente lo hace, me alejé del ordenador y miré mi celular.
Llamada entrante de Blake Hamilton.
Puse los ojos en blancos y contesté. Tenía que ser una broma, una jodida broma.
-Que bueno que contestaste mi llamada-sentí la alegría en su voz.--lamento no llamarte después del vuelo. He estado ocupado en algunos asuntos.
Ahogué un suspiro de exasperación.
-Me sorprende que llamaras, creí que ya no seríamos amigos.
-¿Qué-espeta confundido ante la linea.-¿De donde sacas esas estupideces, Simons? Claro que sigo siendo tu amigo, puedes escribirme cuando quieras.
Tenía muchas ganas de cortar la llamada, sentía la ira apoderarse en mí. Blake era mi amigo desde hace muchos años, el supo de mi problema con Brigg y verlo tan feliz despues de mi partida con esa tipa en su regazo despertó un sentimiento horrible en mí.
-¿En serio?-cuestioné con sarcasmo.
-¿Que pasa?-inquiere.-¿te sientes bien, hay algún problema? Estas actuando extraño.
-Estoy jodida Blake.-confesé desilucionada.
-Magg, ¿que sucedió?- en un tono de preocupación y nostalgia pregunta.
-Si te soy sincera, no puedo creer que estes saliendo con Brigg luego de todas las cosas que te dije sobre ella y todo lo que me hizo.-divulgué dolida.
Hubo un silencio por unos minutos que resultaron horas.
-Ella y yo no somos nada, no salimos, no nos gustamos. Nada absolutamente.-explica de forma paciente.-te confieso que ella intentó besarme pero yo...
Cerré mis ojos lamentandome por haber iniciado dicha conversación.
-¿Sabes? No quiero seguir hablando de esto, ni mucho menos contigo. Hablamos otro día, Blake.-colgué antes de que pudiese escuchar alguna objeción de su parte.
Tiré mi celular a la cama con frustación. No quería escucharlo otra vez, mucho menos sentirme tan tonta y traicionada. No negaba que en algún momento sentí atracción por mi mejor amigo de toda la vida, pero era sólo eso, atracción.
-¿Problemas con algún chico?-cuestionan a mis espaldas. Carter con un sonrisa de oreja a oreja se acerca a mí, sentandose a un lado de mi cama.
-Al parecer no tengo privacidad ni en mi propia habitación.-intenté bromear y brindarle la misma sonrisa a mi hermano pero fue un total intento fallido.
-¿Hablabas con ese chico Blake?
Asentí.
-Sé que no te agrada, pero ya entiendo los motivos.-soltó una carcajada y despeinó mi cabello en un tierno gesto.
-No es que no me agrade.-puse los ojos en blanco en cuanto empezó a hablar.-pero me hubiese gustado que se mudara a la india para jamás verle la cara.
Le lancé una mirada molesta reprimiendo una risa burlona.
-Puedes estar tranquilo ahora, está al otro lado del pais.-dije, a lp que el respondió con una sonrisa de boca cerrada. Una oleada de preocupación se acercó a su rostro.
-No luces feliz.-reconoció.
No respondí por lo que el continuó hablando.
-Siento habernos mudado. Digo...estaba nuestro hogar, nuestras amistades, toda nuestra vida, todo.-indició.-Pero, me he puesto a pensar en miles de cosas y una de esas era sí..., ¿Papá estaba feliz viviendo en la misma casa donde mamá murió?
Me quedé en silenció reconociendo sus palabras y guardandolas para mí misma. En parte papá estaba tan agotado y sumido en su trabajo, se le notaba distraido, el ambiente se tensaba en las festividades familiares cuando le hablaban de mamá.
Puedo entender el punto de vista de Carter y sigo adaptandome, sólo llevamos un par de semanas, pronto inciaré clases, debo darle una oportunidad a esta vida.
-Maggie, somos adolescentes, aunque suene duro, encontraremos mejores personas. ¡Estamos en Los Angeles!-no puedo evitar reir cuando grita con una voz irritante la ultima oración.-y lo más importante es que papá está rehaciendo su vida con la mujer que quiere. Y ella nunca sustituirá a nuestra madre, nadie llenará ese vacio, sin embargo... papá tiene el derecho de ser feliz, continuar su vida.
-Lo sé.-dí un suspiro.-creeme que lo entiendo.
-Demosle una oportunidad a esta ciudad. Por papá.-baja su cabeza y me mira directamente como si esperara alguna clase de respuesta.
-Bien.-dije mientras el se aliviaba.- Pero sólo porque quiero que papá esté feliz otra vez.-señalé con mi dedo.
-No te arrepentirás.
-Simons.-grita Chace mientras escucho murmullos del otro lado de la puerta.
-Entra.-ordené aún acostada en mi cama, dandole un buen bocado al helado de vainilla que trajo Beth hace dos noches.
De inmediato una manada de chicos sudoros entró a mi cuarto, todos vestían de shorts cortos deportivos y camisas blancas del mismo estilo, casi puedo decir que se veian desastrosos, como si necesitaran un tanque oxigeno para respirar.
-Vaya, parece que corrieron una maraton de 100 metros y van a parir un bebé de nueve kilos.-comenté observando el aspecto de los cuatro muchachos a mi alrededor.
-Muy chistosa.-replica con ironía el joven de ojos cafés
Alexx pone los ojos en blanco dejandose caer en el puff de mi habitación. Carter se tira en mi cama tratando de inhalar y exhalar adecuadamente mientras el ultimo chico de ojos azules y cabello castaño se cruza de brazos frente a mí.
-¿Qué?-espeté observando a Chace.
-Necesitamos un favor tuyo.-habla Chace.
Fruncí el ceño esperando que continuara hablando.
-No voy a hacerles la cena.-repliqué a la defensiva.
Alexx rió.
-Por nada del mundo dejaré que incendies nuestra cocina.-afirma el sujeto.
Le dediqué una mirada de soberbia.
-No, no hablabamos de comida. Haremos una fiesta y sería bueno que te unieras a nosotros-dice Riley, mientras Chace asiente.
Carter en cambio sonríe.
-Pero no sería mala idea que prepares la cena.-apunta mi hermano.Levanté una ceja tratando de ser lo más intimidante posible.- O mejor pedimos comida china.
El sabía que la cocina era mi fuerte, pero la flojera era aún más grande que mis dotes culinarios.- O mejor..se van de mi cuarto y se dan una ducha. Estan apestosos.
-Buena sugerencia.-responde Chace.
Me encogí de hombros.
-Nuestros amigos llegaran en unas horas.-ordena el menor de la familia.-te esperamos abajo.
Mas tarde cuando estaba anocheciendo y aun papá no habia regresado de su cena con el banquete de abogados de Beth, mucha gente entró a la casa. La piscina empezó a llenarse de gente desconocida para mi.
Asi que opté por salir del agua. Caminé hasta llegar a una de las poltronas que se encontraba cerca de la piscina. Tomé mis cosas y la toalla que habia traido para secarme. Entré a la casa aun con tanta gente bebiendo y disfrutando de la musica. Caminé hasta el elevador y apreté botón para que se abrieran las puertas automaticas. Me adentré al pequeño espacio y pulsé el botón de la segunda planta.
Los unicos que utilizaban el elevador eran mi hermano, Beth y demas chicos. Yo siempre bajaba a desayunar por las escaleras que quedaban a unos metros de mi habitacion.
En un par de segundos las puertas se abrieron dejando entrar a un chico.
Cabello castaño y ojos azules. Era bastante apuesto y alto. Mas que yo. Mucho mas.
Me dedicó una sonrisa y se adentró al elevador mientras yo salia en direccion contraria. Sentí su mirada todo el tiempo hasta que llegué hasta el pasillo donde estaba mi cuarto.
Caminé hasta mi habitacion y logré cambiarme por completo. Antes tenía el bikini negro que una amiga de Phoenix me habia regalado de cumpleaños. Eran dos prendas, una para mis pechos y la otra en la parte de abajo. Tenian diseños de caracoles color azul pero en concreto el vestido de baño era negro.
Tal vez por eso el chico del ascensor se me habia quedado mirando. Por que estaba totalmente expuesta.
Cambié el bikini por un sosten blanco y unas pantys del mismo color. Un short azul y un sueter blanco muy ancho para mi gusto.
Mis zapatos negros.
No encontré ni a mi hermano ni a ninguno de los chicos. Estaba comenzando aburrirme hasta que siento los gritos de una chica. Me asusté un poco.
Me acerqué a donde se encontraba la voz gritando escandalosamente.
-¡Maggie!-oí la voz de Riley a traves de la musica, pronto siento una mano en mi hombro.-Ya veo que te metiste a la piscina.
Cerca de Riley se encontraba su hermano y dos chicos, uno moreno y el otro castaño. Me sonrió el ultimo de forma amable, no tardé en percatarme de que ese chico había sido el del elevador.
-Justo acabo de cambiarme de ropa.-le digo a mi hermanastro de ojos cafes.
Me tendió una lata de cerveza en la mano, al principió dudé en aceptarla pero al cabo de unos minutos me encontraba bebiendo de ella.
Las palabras de Carter la llevaba en mi mente.
Otra oportunidad.
Nueva ciudad, nuevas amistades.
Papá y su felicidad.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que olvidé que Riley me hablaba de algo mientras caminabamos entre las personas.
-...Oh, vamos a presentarte a nuestros amigos.-dice euforico tomandome de la mano y jalandome con prisa a la terraza.
Terminamos sentandonos en el cesped junto a unos chicos que no conocía en absoluto y mis supuestos hermanastros.
Al circulo tambien se unieron los dos chicos que estaban con Chace y Riley.
En un par de segundos, Riley empezó a presentarme a las personas a mi alrededor. El moreno se llamaba Marco, y el castaño apuesto del ascensor recibía el nombre de Jake.
Después se encontraban tres chicas algo intrigadas por mi llegada, la castaña con sonrisa afable se llamaba Amanda, y las dos rubias con cara de pocas amigas eran Annie y Ashley.
-Sientate aquí, Jakie.-ordena la muchacha de ojos verdes y rubia guardandole un asiento a su lado.
Pasé mi vista a Jake quien se tensó al ver a la chica y con una dulce sonrisa le dijo:
-Estoy bien aquí, Annie, tranquila.
Tener que admitir que Jake me parecía increiblemente apuesto no me era dificil. Me encontraba repleta de chicos guapos y divertidos, negarlo sólo sería un desperdicio. Pero de nada sirve el fisico cuando eres una horrible persona.
"No cometas el error de estancarte solo en la atracción, debes encontrar algo más allá de eso."
Recordé el consejo que me dió Blake cuando me ilusioné con Alexx en el pasado.
"Porque no sirve de nada ser guapo y dañar a la gente."
Blake siempre estuvo ahí, me cuidó tanto de los hombres que cuando Alexx rompió mi corazón, me alentaba a seguir adelante, me daba buenos consejos, me ayudaba a distraerme. Creo que gracias a un corazón roto despertó un nuevo sentimiento en mi, algo fuerte y totalmente irreconocible por Blake Hamilton.
Por eso aún creo que nunca pude enamorarme de el, y nunca existió algo además de una hermosa amistad entre nosotros. Pienso que estaba agradecida de que el estuviese en las buenas y en las malas conmigo.
Porque eso eramos nosotros, buenos amigos.
-¿Quien quiere jugar verdad, reto o beso?-la aspera voz de mi hermano interrumpe mis pensamientos, lo cual provoca que un terrible presentimiento se apodere de mí.
Todos asintieron sonrientes mientras en mi mente sólo podía decir, que esto sería una pesima idea.