Finalmente, entraron en la fiesta.
Como era de esperar, estaba lleno dentro, el lugar de la fiesta partía desde la sala principal hasta la piscina de la casa. Parece que Esteban había invitado a casi toda la escuela a su cumpleaños, excepto a Lucía y Romina. Sin embargo, allí estaban ella, con Gael acompañándolas hasta adentro y presentándolas todo el espacio. Lucía estaba sonrojada hasta ahora por lo que había ocurrido hace pocos minutos, la niña leía muchos libros de romance, donde siempre el héroe salvaba a la doncella, entonces en ese momento cuando Gael apareció por la puerta y le dijo al guardia que dejara entrar a ella y a Romina, Lucía no pudo imaginarse siendo salvada por su héroe. Ella casi lo había abrazado en ese momento, pero se contuvo, no quería pagar de loca.
- Uhuuu, amiga. ¡Lo logramos! ¡Estoy tan feliz!! - Romina daba saltos de felicidad toda eufórica, lástima que ellas no habían pensado en la idea de filmar la cara de tachuela de Micaela y sus compinches cuando Gael apareció allá resolviendo la situación y entonces las chicas pudieron entrar, era obvio cuánto la pelirroja falsa se enfadó, para el gusto de Romina y Lucía.
- Eh, todo salió bien. - Lucía respondió, ambas murmuraban mientras seguían a Gael. Entonces el niño se detuvo y se volvió hacia las niñas, se rascó ligeramente la cabeza un poco avergonzada.
- Siento lo de la invitación, es que no pensé que vendrías. - Dijiste la última parte mirando a la chica de pelo oscuro.
- ¿Así que la invitas a una fiesta y crees que no vendrá? - Romina fue acusadora, ya había cruzado los brazos a la altura del pecho encarando a Gael con una cierta carranca. - Debería tener más fe en ella, me hizo pagar por una escena delante de aquellas... de todos modos, voy a tomar un trago. - Sopló y se dio vuelta yendo hacia el balcón a unos metros de ellos.
- Vaya, ella es valiente ¿eh!? - El chico comentó mirando hacia Romina, Lucía se rio relajada y dijo.
- Ella solo está un poco molesta, pero luego se pasa. - Arregló su pelo, de repente no sabía qué hacer con las manos. Gael se volvió hacia ella mirándola, él literalmente la analizó de arriba abajo.
- Entonces usted vino. - Comentó la mirada profunda, su encanto no dejaba el corazón de Lucía latir a su ritmo normal, ella acentuó con la cabeza.
- S-sí. - Maldito tartamudeo. Gael no había parado de mirarla bien a los ojos, él se había acercado también, Lucía podía sentir el aroma de él, un perfume maderado con un ligero olor de lavanda, Lucía no sabía que adoraba intentar lavanda hasta sentirlo Estaba en el Gael, casi podía sentir el calor de su cuerpo tan cerca que estaban el uno del otro, Lucía quería volver a recordar cómo se respiraba.
- Realmente quieres que te perdone, ¿no? - Habló, la chica frunció ligeramente la ceja.
- ¿Perdonar...? - ¿De qué estaba hablando?
- De la caída de ayer, te disculpaste. - Tan pronto como él lo dijo, una avalancha de visiones embarazosas de ella lo empujó dentro de la cabeza de la niña, ella se puso roja.
- Oh sí... ¡Eso! - La cara de Gael se abrió en una risa y la chica lo acompañó.
- Relájate, en realidad no fue por lo que pasó ayer que te llamé a esta fiesta.
- ¿No lo fue...? - Tendría algún otro motivo.
- Bueno, en parte lo fue. Me pareció decidida, me gustan las chicas decididas. - Le sonreía. ¿Era eso un cumplido? Lucía decidió considerarlo como un cumplido y luego sonrió. - Y hoy estás bellísimamente hermosa. - Él lo soltó, eso había sido realmente un cumplido. Ambos se estaban mirando profundamente, ese contacto visual que valía más de un millón de palabras dulces, estaban tan cerca uno del otro que Lucía podía sentir su aliento caliente en su rostro. Su corazón en el pecho agitado como mil colibríes posando en una flor, por Dios. Lucía estaba tan enamorada de ese chico, que fácilmente podía perderse en esa mirada...
- ¿Quieres probar esa bebida, Lucí? - La voz aguda de tu amiga fue como un cubo de agua fría que la hizo volver a la realidad, pues mientras Lucía estaba perdida en los ojos de Gael, las personas, la música alta y el mundo a su alrededor simplemente habían desaparecido para ella, igual en magia, era la magia del amor. Ella suspiró mirando a su amiga con la cara sonrojada, Gael había puesto las manos en los bolsillos y daba risitas avergonzadas. - ¿Qué estaba pasando aquí? - Romina habló con una mirada sugerente mirando a uno y luego al otro, la chica de pelo negro apenas se encogió de hombros y cogió una de las copas de bebida que estaba en la mano de su amiga que, afortunadamente no era alcohólica, Lucía se dio cuenta de eso tan pronto como probó su bebida con la pajita. Después de todo, su amiga no le daría bebida alcohólica sabiendo que Lucía no bebía y nunca había bebido.
- Nada demasiado, solamente estaba conversando con mi vecina favorita. - Él respondió a Romina con humor. Un chico más se unió a ellos, se trataba nada menos que del cumpleañero.
Esteban caminaba tambaleándose sosteniendo un vaso de bebida que claramente era algo más fuerte que la bebida que Lucía sostenía, él tenía una gran sonrisa en la cara, tenía gafas de sol que era totalmente innecesario visto que ellos estaban dentro de casa y ya era 7:35 PM, su cabello rizado y ondulado parecía un halo claro en su cabeza.
- Gael, ¿por qué te has ido? ¿Has olvidado nuestro desafío? ¿O te vas a rendir, tu amigo? - Hablaba con una voz algo lenta. Gael rio y aplastó su brazo en su hombro.
- Nunca he huido de un desafío, Gael Alonso. - Extrañamente, lo dijo mirando a Lucía, la mirada era bastante sugerente, lo que hizo que la inocente niña se sonrojara en expectativa.
- ¿Y esas dos gatitas son tus amigas? - ¿Esteban habló refiriéndose a Romina y Lucía? - ¡Si son amigas de mi mejor amigo también son mis amigas! ¡Bienvenidas a mi pequeña fiesta y es un placer conocerlas!
- Ah, ni viene, Esteban. Nos conocemos desde el octavo año en Santa Olga! - Romina bateó impaciente.
¿- Ah es verdad!? Nunca me fijé en ustedes, de verdad. - Se estaba riendo como un payaso.
- Eso es porque eres un gran tonto. - Gael respondió riendo también, pero él no paraba de dar aquella mirada de esquina al lado de Lucía, lo que hacía a la niña morder los labios de nervioso y excitación.
La novia Elegida del Magnate
Serena no vende sueños, vende compañía. Y lo hace bien. Como escort de élite conoce el juego del deseo y el control con una excelente habilidad actoral que atrae todas las miradas. Un día un cliente con una oferta imposible la saca de su zona de confort: Seducir y llevar a la ruina al desvergonzado Damian Blackwood cuyo apodo ''el témpano de hielo'' no es una exageración. Una mujer que no cree en el amor verdadero. Y un hombre que cree que las sonrisas son señal de debilidad. En este juego de seducción y espionaje, la regla es no enamorarse. Y romper esa regla podría costarle todo a Serena. El amor no estaba en el contrato. El desastre, sí.
Bajo La Protección Del Ceo
Noemí Reynoso, joven de familia adinerada y conservadora, siempre se mostró dócil y tierna. Sin embargo, su mayor acto de rebeldía fue quedar embarazada de un hombre que no era su prometido, elegido por ambas familias. El tesoro: el hijo que llevaba en su vientre. le costó todo: sus propiedades fueron confiscadas y su estatus de heredera, cancelado. Abandonada a su suerte, se convirtió en una vagabunda. En su momento más desesperado, aparece Theo Estrada, su prometido frío y calculador al que todos temen por su corazón de piedra. Para sorpresa de Noemí, él es mucho más gentil de lo que los rumores pintan. La salva y la cuida, a pesar de la humillación pública que sufrió por ser su ex prometida. ¿Era Theo realmente el hombre ideal que parecía, o escondía motivos inconfesables ? Noemí ya lo había perdido todo y no temía por sí misma. Excepto por una cosa: la criatura que crecía en su interior.
Obligada a Casarse
Sofía Carson es una joven alegre que vive rodeada de amor y sencillez junto a su novio, Hugo Wilson, un chico humilde que la ama profundamente. Sin embargo, su mundo perfecto se desmorona cuando la empresa de su familia cae en la bancarrota, y su madre, Martha, una mujer ambiciosa y clasista, ve la oportunidad de imponerle un matrimonio de conveniencia con Fernando Davis, un millonario que, en secreto, ha estado enamorado de Sofía desde siempre. Mientras Sofía lucha por mantener su relación con Hugo, deberá enfrentarse a las intrigas de su madre y a los dilemas de un amor prohibido.
Los deseos implacables de mi magnate manipulador
Presionada por la difícil situación de su padre y el futuro incierto de su negocio, Irene accedió a convertirse en la amante de Braydon. Para los demás, Braydon parecía invulnerable, pero solo Irene era consciente de las intensas pasiones que él desataba en privado. Poco a poco, Irene se encontró atrapada en la compleja trama emocional que Braydon había tejido; su corazón deseaba más, solo para ser destrozado por la revelación de su compromiso matrimonial. Desolada, se fue y pronto se encontró con el rival acérrimo de Braydon. Fue entonces cuando el formidable Braydon se enfrentó al estimado cirujano, el Dr. Mitchell, en una intensa disputa por Irene.
Una segunda oportunidad con mi esposa magnate
Erik, luego de tres años de casado, apenas le prestaba atención a Estefanía. Ella creyó que hasta la piedra más fría podía calentarse, pero la respuesta que obtuvo fue que él buscó arrebatarle la vida. El amor le resultaba una carga demasiado pesada, y Estefanía decidió soltarlo. Cuando Erik se topó de nuevo con Estefanía, nada lo había preparado para descubrir que aquella mujer celebradísima más acaudalada era su exesposa. "Señorita Gilbert, ¿a su temprana edad, cuál es el secreto para llegar tan alto?", le preguntó un periodista. La réplica de Estefanía fue directa y mordaz, "Manténganse lejos de los hombres. Solo traen mala suerte". Al día siguiente, los paparazzi que acechaban a Estefanía se quedaron de piedra al ver a Erik Palmer, temido por su carácter glacial, uniéndose a su grupo con todo entusiasmo. "Señorita Gilbert, hay una colaboración de la que me gustaría hablar con usted", dijo Erik. "¿Qué tienes en mente?", preguntó Estefanía, con la curiosidad ya picada. "Volvamos a casarnos", propuso él.
El señor de los Dioses
Ye Liuyun, un perdedor del clan Ye. Por más duro que trabajara solo recibió desprecio y humillaciones. Sin embargo, un día consiguió un milagro y se convirtió en un hombre talentoso y poderoso. A partir de entonces, dinero, belleza y poder, todo lo tiene en sus manos.