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¿Me casé con un multimillonario inconsciente?

¿Me casé con un multimillonario inconsciente?

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Acerca de

La noche antes de su compromiso, Valerie fue engañada por su novio y su hermanastra para pasar la noche con un desconocido. Después de esa noche juntos, el hombre desapareció. Más tarde, su novio la acusó de infidelidad, revelando su aventura con su hermanastra. Presionada por su padre, Valerie se casó con un hombre inconsciente, reemplazando a su hermanastra. Luego, ella expuso la conspiración, arruinó los planes de su padre y se transformó a sí misma. Cuando su esposo despertó y la persiguió hasta el aeropuerto, ella lo rechazó con calma, diciendo: "Entre nosotros ya no hay nada". Él la sostuvo firmemente y declaró: "Te casaste conmigo, así que debes cumplir con tus obligaciones".

Capítulo 1 Una absoluta deshonra

"¡Ah!".

Un grito desgarrador rasgó el silencio del pasillo del hotel, pero el portazo de una pesada puerta lo ahogó de inmediato.

En la oscuridad de la habitación, el corazón de Valerie Brown latía desbocado. Intentó gritar, pero una mano áspera e implacable le cubrió la boca, sofocando cualquier sonido.

Se quedó paralizada al sentir el aliento caliente y etílico de un extraño contra su cuello. Cada exhalación suya intensificaba el miedo que la atenazaba.

Ese no era Javier Barnett. No era el hombre que amaba.

"¡Suéltame! ¿Quién demonios eres?".

Valerie se debatió con furia, golpeando el pecho del desconocido con los puños, pero el agarre de su agresor era férreo.

La conmoción la paralizó. De nada le servían sus años de entrenamiento en artes marciales; aquel hombre la sometía con una facilidad pasmosa.

En un instante, todo dio un vuelco.

Sintió que la levantaban en vilo y la arrojaban sobre la suavidad de una cama. Antes de que pudiera asimilar lo que ocurría, un peso aplastante cayó sobre ella, inmovilizándola.

"¡No te muevas!", gruñó él, sujetándole ambas muñecas contra la cabecera con una sola mano, sin el más mínimo esfuerzo.

El sonido agudo de la tela al rasgarse hirió el silencio. Su contacto la quemaba; cada roce de sus dedos era como fuego. Sus intentos por resistirse fueron inútiles, tan vanos como luchar contra una fuerza de la naturaleza.

Las lágrimas anegaron sus ojos, nublándole la vista mientras el pánico la consumía. Sus palabras salieron en un murmullo tembloroso y entrecortado. "Por favor... ni siquiera te conozco...".

Pero su súplica se perdió en el vacío. Como única respuesta obtuvo el bajo y áspero resuello del hombre contra su oído, frío y despiadado.

La luz del amanecer que se filtró en la habitación le hirió los ojos.

Valerie parpadeó. Un dolor agudo le recorría todo el cuerpo.

Le dolía cada centímetro de piel. Sentía las piernas débiles, inútiles, como si se negaran a obedecerla.

Fragmentos de la noche anterior destellaron en su mente: cuerpos entrelazados, caricias forzadas... pero el rostro, su rostro, permanecía envuelto en sombras.

El recuerdo de la agresión la carcomía. Rechinó los dientes mientras una oleada de ira impotente bullía en su interior. Apretó los puños con tal fuerza que las uñas se le hundieron en las palmas, pero no sintió dolor. Solo una ira pura y absoluta.

...

Poco a poco, la mente de Valerie comenzó a despejarse y la cruda realidad la golpeó.

Recorrió la habitación con la mirada: un caos de sábanas revueltas y ropa rasgada. Se obligó a levantarse, aunque cada movimiento era una batalla contra el dolorimiento de su cuerpo.

Aún semidesnuda, se tambaleaba para recomponerse cuando la puerta se abrió de forma explosiva con un estruendo ensordecedor.

"¡Eres una deshonra!". Una voz cargada de furia retumbó en la habitación. "¡Has cubierto de vergüenza a toda la familia Brown! ".

Valerie se giró, sobresaltada. Vio a su padre, Craig Brown, irrumpir en la habitación con el rostro desfigurado por la cólera.

Clavó los ojos en ella, recorriendo su ropa arrugada y su piel amoratada. Su mirada se detuvo en las marcas rojizas de humillación alrededor de su cuello y hombros. Un destello de odio puro y venenoso brilló en sus ojos, como si la sola visión de ella despertara en él el deseo de aniquilarla.

"Valerie, ¿cómo pudiste convertirte en semejante deshonra?". Craig vociferó, con la voz rebosante de desprecio. "Eres igual que tu madre: ¡una absoluta deshonra!".

El cuerpo de Valerie se tensó y una oleada de ira protectora le incendió el pecho. Sus ojos destellaron con desafío.

"No tienes ningún derecho a mencionar a mi madre", espetó ella, con veneno en cada sílaba. "¿Deshonra? ¿Yo?", replicó. "¿Y qué hay de ti? El día que nos echaste a la calle, a mi madre y a mí, por esa despreciable de Lacey y su madre intrigante, perdiste hasta el último ápice de dignidad".

Sus palabras cortaron el aire como cuchillos, afiladas y certeras. El rostro de Craig se contrajo y su cuerpo tembló de pura rabia.

La fulminó con la mirada mientras profería insultos, pero Valerie no se inmutó. Hacía mucho tiempo que había dejado de esperar nada de ese hombre.

Sin embargo, después de soportar la agresión de un extraño y ahora las maldiciones de su propio padre, algo en su interior se quebró. La amargura que había mantenido sepultada comenzó a desbordarse, tiñendo cada uno de sus pensamientos.

Sin decir una palabra más, Valerie se dio la vuelta, desesperada por escapar de esa habitación sofocante. Pero al llegar a la puerta, una figura le bloqueó el paso.

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