Una Luna para el Alfa
img img Una Luna para el Alfa img Capítulo 4 ESE LOBO CRUEL
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Capítulo 6 ¿NUEVO HOGAR img
Capítulo 7 ME LLAMO ANNE img
Capítulo 8 LA LUNA ES HUMANA img
Capítulo 9 NO ES AMOR img
Capítulo 10 LA LLEGADA DEL ENEMIGO img
Capítulo 11 ESTA ES MI MANADA img
Capítulo 12 LLAMADA DEL ALMA img
Capítulo 13 MIRADA DE SANGRE img
Capítulo 14 ANNE img
Capítulo 15 AULLIDOS EN LA OSCURIDAD img
Capítulo 16 MORDIDA Y LUZ img
Capítulo 17 DESEO DE PODER img
Capítulo 18 GUARDANDO LA VERDAD img
Capítulo 19 FRONTERA NORTE img
Capítulo 20 FUNCIONES DE LUNA img
Capítulo 21 MANADA DEL SUR img
Capítulo 22 ¿POR QUÉ img
Capítulo 23 SORPRESAS img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 25 img
Capítulo 26 26 img
Capítulo 27 27 img
Capítulo 28 28 img
Capítulo 29 29 img
Capítulo 30 30 img
Capítulo 31 31 img
Capítulo 32 32 img
Capítulo 33 33 img
Capítulo 34 34 img
Capítulo 35 35 img
Capítulo 36 36 img
Capítulo 37 37 img
Capítulo 38 38 img
Capítulo 39 39 img
Capítulo 40 40 img
Capítulo 41 41 img
Capítulo 42 42 img
Capítulo 43 43 img
Capítulo 44 44 img
Capítulo 45 45 img
Capítulo 46 46 img
Capítulo 47 47 img
Capítulo 48 48 img
Capítulo 49 49 img
Capítulo 50 50 img
Capítulo 51 51 img
Capítulo 52 52 img
Capítulo 53 53 img
Capítulo 54 54 img
Capítulo 55 55 img
Capítulo 56 56 img
Capítulo 57 57 img
Capítulo 58 58 img
Capítulo 59 59 img
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Capítulo 4 ESE LOBO CRUEL

Anne observó fijamente los dos briosos que pasean cerca de la puerta del tranquero, su padre siempre le había dicho que animales tan magníficos nunca se quedarían presos de nadie, pero aquellos ejemplares parecían disfrutar de su cautiverio.

- Lían puede ser bastante terco, - son las palabras del mayor al entrar, - pero estoy seguro de que hay una buena razón para lo que hizo.

- ¿Existe una buena razón para secuestrar a alguien? - es su respuesta. Sí, los alazanes en el tranquero están felices con su encierro, ella no sería así. - ¡suélteme! - exclama mientras forcejea con el amarre de sus manos.

- Lo haría, si te calmaras por un momento. - Es la respuesta tranquila que recibe. - puedo oír tu corazón, sus latidos son acelerados, pero demasiado débiles.

- Están locos ¡todos están lo...!

Escuchar un aullido en la distancia se estaba convirtiendo en algo habitual, al igual que el miedo que siente ante ese sonido. Aquel hombre se acercó a la ventana y tras el segundo aullido se acercó rápidamente a la cocina tomando de allí rápidamente un frasco el cual procede a abrir, fue solo una fracción de segundo lo que tardó en estar llena de su contenido, pero su intento de decir algo fue silenciado por la mano del mayor.

- Si de verdad quieres marcharte, entonces guarda silencio.

Escuchar aquello le da un poco de calma, misma que aumenta cuando el contrario soltó sus manos y le entregó el frasco casi vacío.

- Ve a la habitación del fondo, hay flores dulces, - dice mientras señala el lugar con la mano. - pon la vainilla en tus puntos de latidos.

- Pero...

- Y si eres inteligente, te quedarás allí sin hacer nada estúpido.

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Cuando Lían se encontró con la imagen de la pequeña Anne llorando en el pórtico de la casa, lo primero que pensó fue que Alice había llamado la atención de la pequeña, pero al ver a Alice salir de la espesura junto a la casa, y la preocupación en su rostro, entendió que la situación es otra.

- ¿Hace cuánto? - pregunta mientras se acerca a esta.

- Dos horas.

Solo aquello alcanza a decir, en un ágil movimiento, el contrario entró al bosque al tiempo que deja salir su lobo, si se apresura puede dar con el rastro de su pareja. Ese no era el mejor momento, para jugar al cazador y a la presa con su Luna, esperaba llegar a casa y poder hablar con ella calmadamente, explicarle lo que está pasando, pero ahora debe encontrarla, solo espera hacerlo antes de que, por error, termine en el territorio de la manada del Norte.

¡Maldición!

Es el primer pensamiento que tiene cuando después de un rato logra encontrar un trozo de tela del vestido de su Luna, pero no es lo único que está en el lugar, dejando salir un fuerte aullido se gira sobre sus patas y se encamina a la cabaña de su padre.

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Al entran en la habitación, Anne se sorprendió de ver que ésta realmente estaba llena de flores. Sin perder un segundo se comenzó a colocar la vainilla en sus pulsos al tiempo que se acerca a las flores de Azucena.

Ve con él, no temas a tu destino.

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Al están frente a la cabaña de su padre, Alan abandonó su piel de lobo y sin perder más tiempo entró en la casa.

- ¿Desde cuando eres tan distraído? - pregunta al ver a su padre limpiando un rastro de cenizas del suelo.

- ¿Desde cuándo ingresas de esa manera en una casa que no es la tuya? - es la respuesta que recibe por parte de su progenitor.

- Desde el momento que en esa casa retienen a mi Luna.

- ¿Tú Luna? - pregunta con burla. Dejando de lado el balde de las cenizas. - Si no eres capaz de algo tan simple como mantener a tu pareja junto a ti, no veo que tengo que ver yo con ello, y menos aún como podrías encontrarla en este lugar.

- ¿Y crees tú que eres el más indicado para decir si soy capaz de algo o no? Tú, que nunca estuviste allí.

- Sí, ya conozco el reclamo de memoria - dice mientras camina a la cocina, abriendo el grifo lava sus manos. - dirás como siempre que fui un mal padre, pero que fui aún peor Luna para tu madre, que te avergüenzas de ser mi hijo y...

- No, - interrumpe - sé muy bien que ninguna de esas palabras te afecta, porque ninguna de esos actos te causó repudio cometerlos, ni siquiera el ser el causante de la muerte de...

- ¡Silencio! - el grito del mayor llevó a ambos alfas a gruñir, sus lobos saliendo a sus pupilas en una clara señal de amenaza.

- No estoy aquí para hablar de esto. - Las palabras de Lían salen con una mezcla de su voz y un tono salvaje - Tu olor estaba junto a un trozo de tela del vestido de mi Luna ¿Dónde está?

- No sé dónde está tu Luna, y aunque lo supiera tampoco te lo diría.

Anne sentía como su corazón latía dentro de su boca, podía escuchar la conversación que estaba llevando a cabo en la sala, y más allá de la claramente nula relación entre padre e hijo, no logra entender nada de lo dicen.

Sal pequeña, ven con tu Luna.

- Cállate - susurra mientras coloca sus manos sobre sus oídos, como si eso fuese capaz de mantener aquella voz fuera de su cabeza.

- Voy a romper todo este lugar y a matarte si es necesario. - escucha decir.

- ¿Y crees que me quedaré de brazos cruzados mientras haces eso? - es la respuesta amenazante que recibe. - Si te mostraste así de imbécil ante tu luna, ahora puedo entender porque huyo de ti, espero que esa chica lograra llegar hasta su hogar sana y salva.

- ¡Su hogar es donde yo este!

Necesita salir de allí, debe hacerlo si quiere seguir viviendo. Lo poco que hablo y vio a aquel hombre que la secuestro, le pareció que era alguien medianamente educado, pero ahora, al escucharlo hablar de esa forma y con ese tono cruel, se terminó de convencer de que su vida corre peligro. Paseando su vista por el espacio, nota una ventana, armándose de valor, camina hasta ella, pero antes de lograr abrirla escucha algo que le hiela la sangre.

- Si ella de verdad no está aquí, entonces iré aldea por aldea y no dejaré una sola en pie hasta que pueda encontrarla.

Esas palabras fueron suficientes para hacer que sus ojos se empañaran, la sola idea de que sus familiares y amigos de toda la vida pudiesen morir por su culpa la aterra. Retirando su mano del cerrojo de la ventana, deja salir sus lágrimas al tiempo que intenta guardar silencio, pero simplemente quiere gritar para dejar salir su miedo y frustración.

- ¿Y eres tú quien reclama mi actuar con tu madre? - es la respuesta de su padre. Llamando su lobo a la calma regresa a su acción de lavar sus manos para retirar el hollín. - Por lo menos, ella estuvo conmigo por amor, me aceptó como su pareja, pero tú, en tu estupidez y orgullo quieres someter a una humana a aceptar y entender un mundo que desconoce... ¿Qué destino le espera a esa chica a tu lado?

Aquellas palabras dichas por su progenitor le hacen entrar en razón. Es cierto, su Luna es una Humana, todo su mundo es ajeno a ella.

- Yo...

El sonido de una de las puertas del fondo de la casa siendo abierta silencia sus palabras. Anne salió de la habitación, sus manos apretando con fuerza el frasco de la vainilla y sus ojos bañados en lágrimas y terror.

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