-Aquí es donde te invito a tomar un café y terminas en mi cama -le da un guiño.
-Sería una maravillosa escena para una linda historia de amor ¿no crees?
-Sí, pero muy trillada.
-¿Qué tal si mañanas almorzamos?
-Tengo ensayos en el set de grabación y no sé a que hora me desocupe.
-¿Es un no, disfrazado de excusa?
-No es, un no puedo mañana, quizás luego.
-Me rindo entonces, qué descanses. -ella sonríe y mientras baja del auto, le responde:
-Igualmente para ti, linda noche.
Katlen baja del auto y él la sigue con la mirada, es realmente hermosa. "Es ella, tiene que ser ella" se repite una y otra vez.
Adams conduce hasta su apartamento de soltero, prefiere muchas veces estar en ese lugar, que tener que compartir en casa de sus padres en la lujosa mansión Thompson. Ahora solo una duda ronda en su cabeza, ¿Ella no lo recordaba? ¿Aquel momento fue tan efímero? ¿Pero porque él no había olvidado su rostro? A pesar de que ella tenía el cabello mucho más largo y rubio, él estaba seguro de que era ella, habían muchas coincidencias, ella habló de un accidente y aquella cicatriz en su mentón, es igual a la de aquella chica hace unos meses atrás.
Estaciona su auto en el estacionamiento subterráneo, entra al edificio y sube al elevador, y llega hasta su apartamento. Abre la puerta, mientras se quita los zapatos, al entrar en su habitación se topa con la imagen desnuda de Irene, quien lo recibe acostada en la más sugerente pose de Rose en el Titanic.
-¡Hola!
-¿Qué haces aquí?
-Me diste las llaves, ¿te molesta encontrarme en tu cama, ansiosa de coger contigo?
-No, disculpa, no es eso mi amor. -se acerca a ella, ella se incorpora, se pone frente a él y comienza a desvestirlo.
A pesar de que Adams ya no siente lo mismo por Irene, no puede negar que es hermosa y una experta en temas sexuales, ella desabotona su camisa, y besa suavemente sus pectorales, él cierra los ojos y se dedica a disfrutar de las caricias de su amante.
-¡Eres increíblemente apetecible Mr Thompson!
-Gracias Srta Bertollini. Usted es realmente una increíble asistente.
Para Irene, el tema del juego de roles es uno de sus preferidos, por lo que ambos ya conocen qué decir y cómo actuar.
Ella desciende hasta su ombligo, desabrocha el pantalón, sujeta el ziper y lo desliza hasta abajo, el sexo de Adams ya ha tomado grandes dimensiones, ella mete su mano y lo saca, acaricia su miembro con su mano, de arriba hasta abajo, de abajo hasta arriba, él la observa sin pestañear, es fanático del arte visual e Irene es toda una artista.
-Me encanta su sabor ¡Ummmm! -se saborea, Adams se eriza al sentir su puntiaguda lengua saboreando sus fluidos transparente y salobre.
-Tienes que comerlo por completo -le ordena, ella lo mete todo dentro de su boca, el sujeta su rubia cabellera, enlaza su mano, como quien enlaza una soga y dirige los movimientos bucales de su mujer.
Irene y Adams llevan ya dos años de relación y aunque al comienzo todo era parte de una relación de momento y sin compromisos, luego que ella descubrió que él era el CEO de la empresa Thompson, desea formalizar aquella relación y casarse con él. Sin embargo Adams, realmente no siente que ella sea la mujer de sus sueños, mucho menos ahora que encontró a Katlen.
Ella logra que él, en escasos minutos se corra en su rostro. Adams se deja caer sobre la cama, relajado y algo cansado. Pero ella, ahora desea que él cumpla su papel y la haga estremecer como siempre, como el sensual y ardiente amante que es.
-¿Quieres una copa de vino? -le ofrece, él asiente y ella se dirige a la cocina, mientras sirve las copas y prepara algo para picar, transcurren unos minutos, regresa y su amante yace, completamente dormido.
-Adams -susurra, mientras mece su pierna- aquí tienes tu copa. -Él apenas abre los ojos, se voltea de lado y contesta:
-Estoy exhausto. Te prometo que mañana te recompensaré.
Irene, siente el rostro encenderse de la rabia, y aunque desearia vaciarle la copa de licor encima y echarle la bandeja de quesos, salami y aceitunas encima, debe contenerse. Por lo menos, hasta que logre comprometerse legalmente con el heredero de los Thompson.
Deja todo sobre la cómoda, se mete al baño para darse una ducha y salir de aquel lugar, donde el hombre que sexualmente le atrae, prefiere dormir antes de follarla. Se ducha, se viste y toma su móvil, sale del apartamento, entra al ascensor y marca al número de su amante de ocasión.
-Estoy en el apartamento, ¿puedes venir por mí? -hace una pausa, mientras escucha la respuesta- No, ese imbécil está dormido.
Minutos después, el lujoso auto se detiene, ella sube al auto no puede creer que mientras cualquier hombre quisiera ocupar su lugar, él simplemente prefiera ignorarla y dormir.
-Wow! Estás recién bañadita.
-Así es, y dispuesta a pasar el resto de la noche contigo.
-De verdad no entiendo por qué Adams no valora la mujer que eres, yo en su lugar, no descansaría ni un minuto de verte gemir mientras cogemos.
-No me lo recuerdes, no sé qué le pasa, estoy segura de que tiene a alguien más.
-No lo creo, desde que empezó contigo, se transformó en uno de esos pocos monógamos que queda en este planeta.
-¿De qué me sirve su fidelidad, si no me hace sentir mujer?
-Pues para eso me tienes a mí, yo ocuparé su lugar las veces que mi querido hermano no sepa como hacerte disfrutar.
Justin conduce hasta el hotel donde suele encontrarse ocasionalmente con su cuñada. Y es que como dice el dicho, Dios los cría y el diablo los junta.