Capítulo 3 3 BELLA

¿Valentía? me estoy cagando del miedo, teniendo justamente frente de mi a la mítica bestia que habitaba en el bosque. Sus ojos azules cambiaron de claros a oscuros en pocos segundos, su respiración se convirtió más pesada y errática.

- Lo eres Isabella. - Respondió él con su voz gruesa y animal. - Lo eres desde que te ofrecieron como un maldito tributo.

- Tu lo único que hiciste fue aprovecharte de mi viejo padre y no solamente eso, lo asesinaste. - Escupo con rabia. - Por eso preferí ser la puta de Gastón antes que la puta de una bestia tan fea como tu.

El lomo de la bestia se elevó, dándole un aspecto lo suficientemente tenebroso como para empezar a temblar de miedo, sin embargo me soltó.

- Lárgate. - Señaló al bosque. - Si eso es lo que tanto anhelas, pero te voy a dejar un punto claro Isabella, con Gastón tendrás que soportar ser maltratada, ser tratada como una puta, en el pueblo todas te repudian por haber tomado ese camino, en cambio aquí tendrás todas las comodidades que necesitas, todo esto. - La bestia abrio sus peludos brazos al aire, señalando en donde estábamos. - Será tuyo, no tendrás la necesidad de bajar hasta el pueblo porque todo lo tendrás aquí. Pero la decisión ya es tuya.

Y sin más preámbulo la bestia se alejó de mí para caminar devuelta al palacio dejándome completamente pasmada sobre las hojas desmayadas del bosque. Miró en dirección al pueblo, de hecho desde donde estaba podía ver las pequeñas casitas y a las personas caminando de un lado para otro. Y luego mire en dirección al castillo, a pesar de ser de día, se veía oscuro y sin vida.

En este punto de mi vida, se que estoy equivocada, la Bestia tiene toda la razón al decir que en el pueblo me tratan como una ramera, sobre todo porque ese fue el camino que elegí, pero no conocía a este gente de absolutamente tana, durante mis 21 años de vida he pensado que siempre fue un castillo abandonado y que la historia de la Bestia era una simple leyenda.

Llevó las manos a mi cabeza completamente frustrada y sin saber qué hacer, no debía estar pasando por esta situación tan bochornosa, y culpaba a mi padre por esto, porque gracias a él estoy metida en este embrollo sin ningún tipo de salida, debía decidir en ese mismo instante el resto de mi futuro y no sabía que mierda hacer.

Pero en esto ya no había marcha atrás. Me levanto del suelo limpio mi vestido y comienzo a llorar mientras camino rumbo a mi futuro. No tenía otra opción que volver junto a la bestia sin importar el miedo irracional que tenía sobre él, no iba a estar sola en todo esto. tenía a otras personas en su castillo, supongo que también son secuestrados por él, pero me da igual, ahora seré parte de uno de ellos, quizás seré la encargada de la limpieza, o tal vez cocinera, pero debía cumplirlo.

- ¡Bestia! - lo llamó justo cuando estoy frente al castillo.

Pero quien salió fue la misma señora que estuvo en la habitación.

- Señorita Bella, es un gusto verla de nuevo.

- Hablaré únicamente con la Bestia. - Hablo con seriedad.

- Nuestro se encuentra un poco consternado y nos dijo que no quería recibir visitas.

- Dile a tu señor que aceptó. - Hablo. - Y si quiere encontrarme, estaré en mi casa.

- Se lo haré saber. - La señora asiente con su cabeza para luego cerrar las puertas del palacio.

...

La noche cayó, pude ver la gran estrella brillar desde mi habitación, mi padre había decidido colocar una ventana en el techo para que admirara la luz del cielo cuantas veces quisiera. Cuando un fuerte toque en la puerta llamó mi atención.

Rápidamente me levanto de mi cama y corro hasta la puerta pensando que era la Bestia, pero no fue así, Gastón tiene una gran sonrisa en su rostro. Y sin pedir permiso entró a mi casa.

- ¿Qué quieres Gastón? - Le pregunto y me cruzo de brazos.

- ¿Qué? ¿Acaso no puedo visitar a mi chica?

- ¿Ahora soy tu chica? - Me rio con sarcasmo. - Dime algo Gastón ¿Escuchaste cuantas veces te llamé anoche?

- Claro, eres una escandalosa de primera.

Gastón me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo e inevitablemente sentí su polla dura en mi vientre. Le doy un fuerte empujón y él me mira confundido.

- Anoche, justo cuando tú me echaste de tu casa como si fuera un perro callejero, la Bestia me raptó. ¡Pudo haberme asesinado y tu simplemente me ignoraste!

- Wow, es impresionante hasta donde llega tu cinismo Bella. - Gastón se ríe como si lo que hubiera dicho fuera un chiste. - Esa tal Bestia no existe, son cuentos para asustar niños y niñas.

Miro a Gastón con incredulidad.

- Pues no lo es, es tan real como tu maldito ego de mierda. - Escupo enojada. - Ahora lárgate de mi maldita casa.

Gastón de inmediato se pone rojo de cólera, otra chica del pueblo se hubiera quedado callada, pero yo definitivamente no era como las otras chicas del pueblo. El hombre completamente ofendido se abalanzó sobre mí y me tomó del cabello.

Solté un alarido de dolor.

- ¡Suéltame Gastón! - Trate de quitarme a Gastón de encima, pero claramente él es mucho más grande y fuerte que yo.

- Escúchame bien Bella. - hablo entre dientes. - Tu eres malditamente mi puta, no tienes ni voz ni voto para decir que es lo que debo o no hacer, te recuerdo que me perteneces, porque así tu lo decidiste. - Gastón dejó mi cabello para luego pasar sus manos a mi cuello. - Ahora a lo que realmente vine.

Gastón capturó mi boca y de inmediato intente quitarmelo de encima.

- No. - Sacudía mi cabeza para evitar que siguiera. - No quiero.

- Si lo vas a querer. - Me lanzó al suelo y allí comenzó a levantar mi vestido hasta dejar al descubierto mi coño. Lamió su dedo del medio para luego hundirlo en mi coño. Solté un alarido, pero no fue de placer.

- Suéltame. - Las lágrimas caían por mis mejillas, mientras trataba de quitármelo de encima.

- ¿Ahora no te gusta pequeña Bella? - Movía su dedo metiéndolo y sacándolo. - Ayer gemías mi nombre para que te cogiera más duro.

- Ya no quiero esto. - Suplique.

Un fuerte estruendo se escuchó sobre el techo de la casa. Gastón se detuvo de inmediato y miró hacia arriba, lo que sea que estaba arriba comenzo a caminar por el techo con sus pasos muy pesados hasta caer al suelo.

La puerta se abrió de golpe y justo por la pequeña y estrecha puerta, la Bestia entró, se notaba furioso, porque por sus fosas había una especie de vapor.

- Mierda. - Dijo Gastón, levantándose del suelo. - Es real.

- Bella. - Dijo la Bestia. - Sal de aquí. - Ordeno.

Entre lágrimas y con mis piernas flanqueantes me levanté del suelo, me sentía sucia y vulnerable, me coloco detrás de la Bestia para mayor seguridad.

- Bella ven conmigo. - Habló Gastón.

- No. - Respondo.

- ¡Me perteneces maldita sea! - Exclamó lleno de furia, pero me daba igual sus sentimientos.

- Callate inmundo humano. - La Bestia habló con su potente voz. - Ella es mía ahora.

- No, no, no, Ella me eligió a mí antes que una Bestia como tú. - habló Gastón sin miedo.

- Por favor Bestia, no le des atención. - Lo tomó del brazo para irnos de una vez por todas de la casa y el cede.

- Si, seras mejor que te vayas con esa puta, pero recuerda quién fui yo quien las desvirgo y la hizo ser lo que ahora es. - Gastón sonríe con sorna. - Comete mis sobras.

La bestia gruño, su respiración se hizo más errática y desesperada. Se solto de mi agarre y se acerco de forma amenazadora a Gastón, sin medir distancia la Bestia, le dio un zarpazo en el rostro.

- Para que aprendas a meterte con alguien de tu tamaño.

Y sin más que decir, me tomó de la cintura y me llevó lejos de casa, la brisa nocturna pegaba en todo mi rostro a medida que el corría, su lomo era bastante cómodo y suave, la melena de la Bestia lucía tan sofisticada como su castillo. Pero lo que más me impresionó y me hizo cambiar un poco de opinión fue verlo defenderme de aquella forma, Cualquier otra persona me hubiera repudiado y apedreado como si no hubiera un mañana. De cierta forma la Bestia se sentía como el lecho de protección que necesitaba hace una semana atrás.

Sin embargo, no paro de pensar en la vida que tendré dentro del oscuro castillo.

            
            

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