Los Angeles se encuentran en extraños lugares
img img Los Angeles se encuentran en extraños lugares img Capítulo 5 Aurora
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Capítulo 6 Choque img
Capítulo 7 Volantazo img
Capítulo 8 Amanda img
Capítulo 9 Ruleta img
Capítulo 10 Abrázame mucho img
Capítulo 11 Quiero ser pediatra img
Capítulo 12 El examen img
Capítulo 13 Fragmentos img
Capítulo 14 Andrew img
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Capítulo 5 Aurora

Amanecía y el trino de los pájaros terminó de despertarme.

Me desperece lentamente, observé la habitación levemente iluminada por la luz del sol que entraba por el gran ventanal.

Camine al cuarto de baño, me higienicé y luego fui a la cocina.

Todo se veía perfectamente ordenado; mire la hora en el gran reloj que colgaba de una de las paredes: 07:15. El silencio inundaba la sala.

-¿Ya te has levantado?

-No. Aun sigo dormida.

-Ja, ja, ja, muy graciosa- respondió él con una risa sarcástica.

No contesté y él se marchó. Después escuche el grifo de la ducha abrirse. Mientras tanto preparé café y me hice unas tostadas que unte con una mermelada de arándanos que encontré en la heladera.

Saqué una botella de agua y me serví un poco. Estaba por la mitad del vaso cuando él salio del baño, con el cabello mojado, el torso desnudo y solo una toalla cubriendo el resto. Me resultó imposible no atorarme cuando vi las gotitas de agua descender desde su cabello hacia su pecho, pero lo disimulé muy bien.

-¿Podrías vestirte?

-Estoy vestido.

-Si esa es tu concepción de estar vestido te diria que estas muy equivocado- respondí resaltando la palabra "muy".

-¿Te molesta?

-Claro que me molesta.

Él se acercó y mirándome a la cara con esos penetrantes ojos avellana, me dijo:

-¿Y por qué será?

-Si tu objetivo es lucir sexy, no lo has logrado-dije intentando ocultar el sonrojo que se traslucía en mis mejillas.

-Bueno, ya lo lograré- contestó con las manos detrás de la nuca, caminando hacia el cuarto.

Unos minutos después salió vestido correctamente, se sirvió café, comió una de mis tostadas y me tomo de la mano.

-Si ya terminaste ponte algo más decente´porque saldremos.

-¿Saldremos? No me movere de aqui.

-Tienes dos opciones. La primera: te cambias tú. La segunda: te cambio yo y espero que elijas la segunda.

-Sigue soñando..

Una vez vestida, con la misma ropa que llevaba el día que el me encontro, salimos.

-¿A dónde vamos?

-A comprarte algo de ropa.

Me sorprendi como cada cosa que él hacía pero no dije nada y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en la tienda.

Él me sostenía de la mano y le dijo a la vendedora que necesitábamos algo de ropa casual.

La dependienta asintió y nos llevó a un amplio lugar lleno de prendas, colgadas en perchas, puesta en distintos maniquíes y algo mas doblados en estantes.

-Creo que con tu color de piel te sentarán bien los colores fuertes como el rojo, verde, azul y negro y podemos combinarlos con toques cálidos. Mmm-dudo un instante- esto y esto. Pruebatelos-dijo extendiendo unas prendas.

-Vamos- dijo Derek y me empujo hacia los probadores.

Los probadores eran amplios con espejos en los cuatro lados para que uno tuviera una vista panorámica del calce de la prenda. Había también un pequeño puff y algunos zapatos con distintos tipos de tacones.

Me probé un vestido rosa claro con un gran moño negro en la cintura. Era corte princesa, muy sencillo. Cuando iba a sacarmelo para probarme la siguiente prenda, oí la voz de Derek.

-¡Hey! Quiero verte.

-Me queda bien

-No lo sé. No te he visto. Apresúrate. Estoy esperando.

-No quiero.

-¿Quieres que entre?

-¿Que? ¡No! ¿Estas loco?

-De remate. Pero no tiene que ver ahora. Sal. No quiero seguir insistiendo.

Si tanto te niegas, concluire que eres tan fea que no quieres que nadie te vea.

-No estás del todo errado-contesté abriendo lentamente las cortinas para que me viese.

El estaba sentado en un sofá ubicado frente al probador y esperaba impaciente.

-Nada mal-dijo al verme.

-Di la verdad. Me queda horrible.

-¿No habías dicho que te quedaba bien?

-Eso era para que te callaras.

-Mujeres -dijo poniendo los ojos en blanco. De cualquier manera, me gusta.

-A mi no.

-¿Qué es lo que te desagrada?

-Aqui- dije apuntando mis piernas- me ensancha demasiado, y me ajusta en la zona de los pechos. Resalta todos mis defectos.

-¿Defectos? Yo diría que realza tus virtudes.

-No me gusta

-Queremos ese- le dijo a la vendedora.

-¿Que? No. No lo quiero.

-Yo si. Y soy el que pagare, asi que...

-Haz lo que quieras. no lo usare.

-Oh, sí lo harás, pero lo discutiremos luego. Ahora pruébate el siguiente.

-¿Y si no quiero?

-Tendré que entrar y obligarte a hacerlo.-Contestó serio e incorporándose en el sillon.

-¿Estas de broma?

-No-respondió muy serio.

Bueno. Era obvio que lo decía de veras así que opte por no seguir discutiendo.

Lo siguiente era un mono, color caqui largo. Muy fino. Antes siquiera de poder probarmelo, escuche la irritada voz de Derek diciendo que quería verme. Así que me lo puse y sali.

La dependienta sonrió al verme y me paso unos zapatos dorados de tacón alto.

-Pruebatelos.

Y eso hice.

-Le sienta muy bien, señorita.

-Pienso igual-dijo Derek. Carguelo también.

Lo mire asombrada. Él se levantó y comenzó a recorrer el local cogiendo diversas prendas al pasar. Dos chicas tuvieron que ayudarlo a cargar todo lo que eligió.

-Pruebatelos.

-¿Más?

-¿Piensas vivir con dos prendas?

No me dio tiempo a contestar, cuando cerró las cortinas y volvió a su lugar.

Examine lo que me dio. Había dos jeans muy lindos. Uno celeste claro despintado y otro oscuro. Me los probé rápidamente y los deje aparte.

Normalmente cualquier jean me sentaba bien.

-¿Tengo que repetirte que quiero verte?

-¿Para qué?

-Quiero estar seguro de lo que voy a comprar.

-Está bien-grité desde adentro y refunfuñando.

Me puse una camisola blanca bordada con diseños en negro y que traía un cinto para ajustarlo en la cintura, del color de los bordados.

Al verme Derek asintió y la vendedora le conto que tenia seis modelos similares de distintos colores. El eligió el rosa, turquesa, y el rojo.

Continúe con un vestido buche que increíblemente Derek desaprobó.

Luego seguí con una pollera de jean, dos vestidos mas, un pantalon de vestir, calzas y conjuntos deportivos, varias bermudas, blusas y remeras que él aprobó o desaprobó. Estaba visiblemente agotada y el se dio cuenta asi que me paso un ultimo vestido. Era rojo, con los breteles hechos de strass, escote corazón y una terminación en puntilla, me quedaba al cuerpo. Parecía hecho a mi medida; tan hermoso que era casi indescriptible. Combinaba con una chaqueta al tono.

Salí y no me espere la reacción de Derek.

-¡Wow!-Exclamó

-¿Que sucede?¿No te gusta?

-Todo lo contrario. Es sublime.

Y sus ojos me lo confirmaron.

Me sonroje y volví al cambiador para vestirme y salir.

Se lo pase a la vendedora.

-Lo llevaremos-escuche decir a Derek.

Trague saliva y salí apurada. Antes de que avanzara, lo detuve y me pare en puntitas de pie para hablarle al oído.

-¡Oye! Ese vestido es muy caro.

-¿No es hermoso?- me respondió con el mismo tono de voz.

-Pero es muy caro.

-¿Cuanto sale?

-900 dolares.

-¿Todo bien?- interrumpió la vendedora.

-Perfecto-respondió él sonriente. Pasamos a pagar enseguida.

-Ok-dijo ella juntando las puntas de los dedos pulgar y meñique y guiñando un ojo.

-Estas loco.

-Lo sé.- me respondió y avanzó hacia la caja.

Pago con tarjeta. Afuera hacía calor y era un poco mas del mediodia, asi que fuimos a almorzar a un lugar fresco. Pedimos ensaladas mixtas, arroz y jugo de frutas para tomar porque teníamos mucho camino por recorrer aún y un almuerzo pesado no nos sentaría nada bien.

-¿Y a dónde iremos ahora?-pregunté tomando un bocado.

Él se limpió la boca con la servilleta, doblada prolijamente a un lado del plato, y me miró fijamente.

-Compraremos zapatos y algunos accesorios que necesites.

-¿El dinero te sobra, verdad?

-¿Por qué lo dices?

-¿No se te ocurrió que tengo todo eso en mi departamento?

-¿Y tú te has preguntado por qué hago esto?

-No.

-Quiero que empieces una nueva vida, que olvides lo demás, y necesito que confíes en mí. ¿Puedes hacerlo?

-No lo sé.

-Todavía tienes dudas. Lo comprendo. Quiero ayudarte, Sharon. Solo eso, no tengo otras intenciones.

-Lo siento, Derek. Pero no puedo confiar en los hombres. No después de lo que me hicieron.

-Dame tiempo para demostrarte que soy diferente. Jamas te hare daño.

Sonreí imperceptiblemente.

-En marcha-anunció, dejando el dinero sobre la mesa.

-Derek, quiero que sepas que en cuanto venda consiga un trabajo, te pagaré.

-No hace falta.

-Lo es para...-no termine la frase porque él me silenció poniendo sus dedos sobre mis labios. Agaché la cabeza y caminé.

Llegamos a una tienda de zapatos. No quedaba duda de que era un hombre porque me había llevado a la tienda más grande del lugar. Los hombres jamás caminan un poco mas para ahorrar dinero.

Debo reconocer que tenía buen gusto tanto para ropa, como para zapatos. Mas tarde fuimos a una joyería donde adquirió algunos accesorios y posteriormente a una farmacia.

Escogimos juntos algunos maquillajes y cremas. El compro una emulsión de afeitar y un perfume.

-Ve a la caja- le dije, para que no viese que iba a comprar toallitas higiénicas.

-Si es porque quieres esto-respondió tranquilamente mostrandome un paquetito de tampones- ya los cargué.

Me puse de todos los colores y luego me di vuelta enfadada.

-¿Y ahora qué?

-Nada.

-Te enojaste por algo. ¿Qué hice mal?

-Eso forma parte de la privacidad de una chica. ¿Cómo puedes ser tan descarado?

-Te compre ropa interior. Ya no deberías avergonzarte.

-No entiendes a las mujeres-contesté y caminé hacia el auto.

Él pagó y luego me siguió, subió al auto y puso en marcha el motor. Condujo con el ceño fruncido un buen trecho.

De repente, detuvo el carro,se dio vuelta y mirándome dijo:

-Lo siento, ¿está bien? Y para que veas cuan arrepentido estoy, dejaré que escojas tu misma tu ropa interior. Esperare para pagar.

-¿Acaso pensabas tambien comprarme eso? ¿De nuevo?.

Él no contestó.

Pero como su gesto me había conmovido, lo perdone, mas no dije nada y entré al local.

Volvimos al departamento. En el estéreo sonaba "Planet Mars", el hit del momento. No hablamos el resto del viaje.

Estaciono en el garage y un muchacho lo ayudó a llevar las bolsas.

Llegué deshecha. Me dolía cada centímetro del cuerpo. Fui al dormitorio y me tire en la cama. Seguro me quede dormida porque cuando abrí los ojos, él me miraba fijamente.

-Creo que me dormí.

-Si. Veo que has asumido que esa cama es tuya.

-Tu me lo diste a entender. Pero creo que volveré al sofá.

-No. Quedate. Debes estar cansada.

-¿A dónde vas?

-Surgió un problema administrativo.

Mi mirada había reflejado preocupación porque él enseguida aclaró.

-No es nada grave. Lo resolvere y volveré en un rato. Tú duerme.

-Esta bien.

Él apagó la luz y antes de que cerrara la puerta le dije:

-Ah, Derek.

-¿Mmm?

-Gracias.

-¿Por qué?

-Por todo lo que estás haciendo por mi.

-No hay de qué. Buenas noches, Sharon.

-Buenas noches, Derek.

Esa noche dormí plácidamente. Me sentia protegida. Ya no queria huir.

Me levanté, desayuné tranquila y leí las necrológicas del diario. Era una costumbre que adopté de pequeña. Derek llegó unos minutos después. Vestía un jean azul oscuro y una polera de algodón color camel que resaltaba sus bellos ojos.

-Buen día, dormilona.

-Buen día, madrugador.- contesté irónicamente.

-Veo que ya estás lista para salir.

Supongo que lo decía porque me había puesto un jean y una de las camisolas que habíamos comprado.

-Te sugiero que traigas una campera, porque afuera hace un poco de frío.

-¿A dónde iremos?.

-Quiero llevarte a un lugar, donde hoy durante todo el día, se degustarán dulces.

-¿Planeas engordarme y comerme en Navidad?.

-Todavía no entiendo el complejo que tienes con tu cuerpo. Quiero decir, sé que las mujeres son acomplejadas, pero tú no tienes nada de qué avergonzarte.

-¿Ah no? Derek, tú estás ciego- dije llevando una tostada a mi boca despreocupadamente.

-Cuéntame que se supone tengo que ver.

-Tú lo dijiste: Pechos pequeños.

-Ajam. Gran problema- contestó alargando ese "gran".- ¿Qué más?.

-Piernas delgadas. Soy enana y...- dudé un instante.

-Eres pequeña. Ese es tu problema. Espero que no termines siendo como Jenny.

-¿Jenny? ¿Quién es Jenny?.

-Mmm...alguien que se cruzó en mi vida.

-Cuéntame.

-Otro día será.

-¿Por qué no hoy?

-No estoy de ánimo y no seguiré discutiendo el tema. ¿Podemos irnos?.

-Sí- respondí tomando el último sorbo de café.

El viaje nos tomó unos 20 minutos, en los que permanecimos en silencio.

-¿En qué piensas?.

-Nada en especial.

Él estacionó a un lado de la acera y bajamos. Subimos una larga escalera y entramos al restaurant de un hotel. La decoración era exquisita. El aroma del chocolate inundó el lugar. Atravesamos una puerta y vimos varias mesas, una al lado de la otra, llenas de recipientes y platos de todo tipo. El lugar estaba muy concurrido. Un mozo se nos acercó y nos ofreció ponche. Derek avanzó hacia la primera mesa y yo lo seguí.

-Muy bien. ¿Qué tenemos aquí? -preguntó él.

-Estos son dulces de África. -contestó un hombre de mediana edad de tez oscura.

Derek me miró y yo asentí.

Eran deliciosos, en especial, el Madécasse Cinnamon.

Agradecimos y continuamos al siguiente puesto. Cada pequeño espacio estaba ambientado con objetos y decoración del lugar de dónde los dulces provenían.

Probamos el Kransekage, o tarta de Rosco, proveniente de Dinamarca. El mazapán de Latinoamérica y el Baklava de Turquía, entre muchos otros.

Jamás había comido cosas tan exquisitas. De más está decir que no almorzamos. Luego abandonamos el lugar y caminamos un rato por un parque cercano. Volvíamos al auto cuando vi algo que me provocó náuseas. Avancé con más rapidez de la necesaria, dejando estupefacto a Derek. Él corrió para alcanzarme.

-Hey, ¿qué sucede? ¿A qué viene tanto apuro?.

-Sólo quiero irme.

-¿Por qué? Estabas bien hace un momento.

-No lo estoy ahora- contesté bruscamente.

Él me miró sin entender. Mientras tanto, alguien me reconoció.

-Sharon- escuché a mis espaldas.

                         

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