Capítulo 3 El contrato que nos une.

No podía explicar la paz que sentía en ese momento, había pasado una semana exactamente desde que descubrió la traición de su prometido junto a su mejor amiga y debía admitir que se había quitado un gran peso de encima, se había tomado esos días para aclarar su mente, para regresar renovada a su trabajo y disfrutar de esa nueva etapa de su vida.

Al principio, cuando llegó a la oficina; todas las miradas estaban puestas en esa, supuso que la noticia de que había roto con Richard el mismo día de su boda, se había regado como pólvora. ¿Pero que más podía pasar?, había sido una pareja envidiada durante mucho tiempo.

- Así que la señorita se a dignado a aparecer - se acercó Alexandra, con una sonrisa burlona plasmada en sus labios - ¿Disfrutaste de tu luna de miel?... a no es cierto, que no hubo boda...

- En eso te equivocas - respondió Monserrat, enseñando el flamante anillo que portaba en su dedo anular, aquel que el novio desconocido le había colocado en su boda falsa y que había olvidado regresar.

La expresión se Alexandra muto de inmediato, sujetando la mano de su ex mejor amiga para contemplar la joya más de cerca.

- Deja de ser tan ridícula... todos fuimos testigos de como Richard rompió tu corazón en el altar, seguramente compraste esa baratija para aparentar. Apuesto que no vale ni un dólar... ¿Quieres jugar a engañarnos a todos? - se cruzó de brazos, observando a Monserrat con superioridad - que patética eres...

- Y tu que equivocada estás, quería Alexandra; porque yo fui quien dejó a Richard en el altar tras descubrir que le gusta jugar con perras callejeras - la miro despectivamente de arriba a bajo - a Richard le gustan las cosas corrientes... en cambio a mi nuevo esposo le encanta los lujos, que obviamente puede darse. Después de todo es un hombre con mucho dinero - aseguro, aunque realmente no tenía idea de que estilo de vida llevaba Dereck y mucho menos esperaba volver a verlo.

- ¡Eres una mentirosa!, solo estás diciendo todo esto porque te mueres de la rabia, porque Richard me prefirió a mi que a ti - acuso la mujer, la conversación entre ambas estaba comenzando a llamar la atención de todos en el lugar.

- No cariño... yo no gano nada con hacer tremenda estupidez, simplemente se aprovechar las oportunidades que se me presentan y no vale la pena echarme a llorar por tan poca cosa como Richard... simplemente elegí seguir adelante con mi vida - respondió, no permitiría que Alexandra la humillara; después de todo si alguien había sido la víctima en esa historia era ella.

- ¿De verdad?, entonces ¿por qué no nos presentas a tu flamante esposo?, ¿que tal una cena está noche?, Richard y yo estaremos encantados de acompañarlos a ti y a tu nuevo esposo - sugirió, estando segura de que toda la historia del esposo millonario era una mentira por parte de Monserrat creada solo para proteger su orgullo.

- Encantados estaremos así. Asegúrate de elegir un excelente restaurant, mi esposo no debe rebajarse por tus malos gustos - dió media vuelta dispuesta a salir de las oficinas - hasta más tarde, querida amiga - se despidió con ironía.

Monserrat mantuvo su postura segura hasta que salió de la empresa cuando finalmente comenzó a preguntarse. ¿Que carajos había hecho?, ¿por qué había asegurado tener un esposo millonario? y aún peor ¿por qué había aceptado esa estúpida reunión?, ¿de dónde rayos iba a sacar a un esposo millonario y espectacular?.

- Eres una verdadera tonta Monserrat - se dijo a si misma, dándose una leve palmada en la frente. ¿En qué carajos se había metido?, ¿Por qué tenía que tener la lengua tan larga?, ¡Por amor de Dios!; estaba metida en tremendo lío del cual no sabía cómo salir.

El sonido de su teléfono celular fue suficiente para sacarla de sus pensamientos, rápidamente busco el aparato en su cartera; frunció el ceño al leer el identificador de llamada mientras internamente resava porque no se tratase de nada malo.

- Buen día - contesto, sintiendo que su corazón latía a mil por hora.

- Señorita Monserrat, le llamo para informarle que necesitamos su presencia de inmediato en nuestras instalaciones - se trataba del centro donde estaba internado su abuelo, sintió que su corazón dejaba de latir ante el miedo - el señor Matthew tuvo una recaída.

- Voy para ya de inmediato - se apresuró a responder, su abuelo era lo único que le quedaba en el mundo pero llevaba años luchando contra problemas cardíacos que habían estado cerca de acabar con su vida en múltiples oportunidades.

Monserrat sentía sus ojos arder, a causa de las lágrimas que estaba intentando contener, se apresuró en cruzar la calle hasta el punto de que; por las prisas, no se percató de que un auto se acercaba hasta que esté freno muy cerca de ella, dándole un susto mortal.

- Mierda - se llevó la mano al pecho, justo del lado del corazón; por un descuido casi termina siendo arrollada.

- ¿Está bien? - preguntó un hombre, quien bajo del lado del chófer.

- Casi me da un infarto - Respondió sin pensarlo demasiado - lo siento fue mi error, no me fijé al cruzar...

- ¿Siempre eres tan impulsiva?, ¿algunas vez piensas las cosas antes de hacerlas? - Indago una tercera voz, masculina y que ya comenzaba a volverse conocida para Monserrat.

- Dereck - pronunció su nombre en el momento en que esos ojos azules de mirada profunda se posaron en ella, no esperaba volverlo a ver pero parecía que el destino tenía otros planes para ellos.

- ¿A dónde vas con tanta prisa?, pequeña querida esposa - el hombre esbozo una ligera sonrisa, casi imperceptible.

- A un centro clínico - ambos hombre notaron como los ojos de la mujer se llenaban de lágrimas, Dereck señaló la puerta abierta del auto.

- Sube - ordeno, Monserrat y él intercambiaron una mirada significativa; una que no daba cabida a quejas o preguntas, Monserrat abordo el automóvil que enseguida Andruw puso en marcha.

Durante todo el recorrido estuvieron en completo silencio, Monserrat parecía estar sumergida en su propio mundo mientras observaba por la ventana del automóvil, a su vez; Dereck no apartaba la mirada de la chica, observandola a detalle, miles de preguntas pasaban por su mente en ese momento.

Al llegar al centro clínico, Monserrat agradeció antes de correr al interior del lugar, sin percatarse que Dereck la seguía; la diferencia es que mientras ella iba apresurada él caminaba a paso tranquilo.

Finalmente Monserrat llegó a la, que sabía; era la habitación de su abuelo, al entrar se lo encontró dormido; con muchos claves e instrumentos médicos conectados a él, estaban monitoreando sus signos vitales. Junto al abuelo aguardaba un doctor, alto y de no más de 30 años, quien fijo sus ojos verdes en la muchacha que sujetaba la mano de su abuelo mientras lloraba.

- Necesita una operación, la cual es bastante costosa. Y lamento informarte que tú prometido ha dejado de cancelar las cuotas, también suspendió el seguro médico - comenzó hablando el hombre.

- ¿Que? - Monserrat no podía creer lo que el médico estaba diciendo.

- Ordeno que no se giraran los cheques de los últimos 3 meses. Monserrat tienes una deuda de miles de dólares con el centro médico. Ni siquiera querían dejarme estabilizar a tu abuelo por no contar con el seguro. Obviamente no obedecí esa locura - el hombre extendió su mano hacia la chica, para colocarla sobre la mano ajena como señal de apoyo - mientras esté en mis manos jamás permitiría que a tu abuelo le ocurrirá nada malo.

- ¿Que voy a hacer Johan? - las lágrimas brotaron de inmediato de los ojos de Monserrat - ¿cómo Richard pudo hacerme esto?, ¿por qué prohibió que giraran los cheques?, ¿por qué suspendió el seguro médico?, ¡Yo pagué por ello! - no podía creer que alguien a quien había amado tanto y al que creía un principe azul, ahora se estuviera transformando en un villano de cuento de terror.

Richard y ella habían planeado una vida juntos, una vida que Richard se estaba encargando de destruir con su traición y con sus acciones. ¿Por qué estaba haciendo todo eso?.

- Los rumores dicen que sus abuelos le han quitado todo acceso a su fortuna. Richard está en la bancarrota, gracias a la traición que cometió hacia ti - informo el doctor. Los rumores en cuanto a Richard Ambini no habían dejado de circulas desde el momento en que su traición se hizo pública - Por ello te está haciendo la vida imposible.

- ¿Que voy a hacer? - cubrió su rostro con sus manos mientras comenzaba a llorar una vez más.

- Lo primero es dejar de llorar - una vez más la voz de Dereck se hizo presente, Monserrat alzó su mirada notando que el hombre estaba de pie en la puerta, con las manos en los bolsillos - odio ver a una mujer llorar y más si está en mi esposa...

La afilada mirada de Dereck se dirigió hacía el doctor, no le gustaba demasiado la cercanía que este tenía con Monserrat, por lo que quería asegurarse de que el doctor supiera que ya no era una mujer libre.

- Segundo. Darme el nombre completo del desgraciado que se atreve a lastimar a una mujer de esa manera tan sucia. Y por último, yo me haré cargo de todos los gastos médicos de tu abuelo - aseguro.

- Dereck yo no...

Dereck alzó una mano como indicativo para que Monserrat guardara silencio - te lo he dicho... ahora eres mi esposa y yo me encargaré de que tú vida sea perfecta - Monserrat guardo silencio unos segundos antes de tomar la mano de Dereck y sacarlo de la habitación para dirigirse a un lugar más privado, dónde nadie los escuchará hablar.

- ¿Por qué haces esto?, nuestro matrimonio fue solo una farsa porque tu novia te dejo plantado - hablo la mujer, cruzandose de brazos.

- Te equivocas, nuestro matrimonio es perfectamente legal - Dereck extendió su mano hacia un lado, de inmediato Andruw le entrego una carpeta - puedes revisar el acta de matrimonio que tú misma firmaste.

Los ojos de Monserrat se abrieron todo lo que sus párpados se lo podían permitir, totalmente sorprendida por las palabras del hombre mientras le arrebataba la carpeta con los papeles, leyó los datos del acta de matrimonio¡Y era cierto!. Allí estaba su nombre y sus datos ¿cómo era eso posible?.

- El registro civil del lugar de eventos se encargó de colocar tus datos - explico Dereck tan calmadamente que Monserrat queria asesinarlo ¿no le preocupaba estar casada con un completo desconocido?.

- Esto es un desastre - aseguro más para si misma que para su acompañante.

- Te propongo algo... se mi esposa durante un año, luego podremos divorciarnos y cada uno tomara su camino - la sugerencia tomo por sorpresa a la mujer.

- ¿Por qué?.

- Porque yo necesito una esposa a mi lado. Y tú eres la mujer perfecta para ello. A cambio, me encargaré de los gastos médicos de tu abuelo. ¿Tenemos un trato?.

Monserrat lo dudo pero termino aceptando firmar aquel acuerdo, que después de todo la iba a beneficiar. ¿Que podía salir mal?...

                         

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