Tomo un sorbo del jugo que me brindaron, no voy a tomar vino cuando es claro que el alcohol me pone un poco emocionada. No me he atrevido a preguntar si su prometido se encuentra ya que la última vez que lo vi yo destrocé una botella de brandy en su cabeza y lo puse a su cuenta la botella. Ese fue un método rápido de controlarlo.
A Jhon no lo he vuelto a ver, y eso que fue un besuqueo bueno, pero mi objetivo es otro. Es arruinarle la boda de sus sueños a la folla novios de Patricia.
Puta.
No le digo puta por acostarse con muchos hombres, lo cual le encanta hacer. Es puta por no respetar las relaciones ajenas y follarse los novios de sus amigas.
-¡Esa maldita empresa me va a conocer!-grita. Su enojo esta mas en que ella habló maravillas de sus manteles y ahora no los tiene. La dejé en vergüenza y eso me hace sentir tan malditamente orgullosa.
-Cálmate, así no conseguirás nada-mi voz hace que ella abra los ojos. Creo que su situación solo empeora conmigo aconsejándola.
-¿Qué me calme?-pregunta respirando con rapidez-esos malditos manteles solo se consiguen una vez por año. Eso significa que ya no los tendré, mi boda debe tener lo mejor de lo mejor -me dice. Una chica de servicio aparece, la misma joven con la que tropecé la última vez que estuve en esta casa.
-Permiso, el señor Vlad la busca-Patricia se pone pálida y asiente.
-Vendré enseguida-mira a Emily-seguro Dominick hará algo para que esa maldita empresa de vaya al carajo-sonríe con suficiencia y se aleja.
-Iré por otro vaso de jugo-informo alejándome a la cocina. Encuentro a la misma chica sacando jugo de la nevera-¿puedo tomar un poco?-ella me mira y sonríe.
-Claro-lleno el mimo vaso y me siento a beberlo en el taburete de la cocina. La chica me observa curiosa.
-Pregunta, no muerdo-digo y ella ríe.
-Solo que me parece algo grandioso lo de la última vez, todavía no salía de mi impresión-la miro confusa-la discusión de usted y el señor-asiento tomando otro sorbo.
-No es como si fuera la primera vez que él discute con alguien-le digo restándole importancia.
-Es la segunda vez que veo al señor Vlad perder la compostura-me dice y la miro con sorpresa-es un hombre que se mantiene siempre tan frio e inhumano que no podía perderlos de vista a ambos. La última vez fue hace nueve años-mis ojos la miran sorprendida-incluso la señora Patricia ha hecho cosas que podrían sacar de su sitio a quien sea, pero él se mantiene actuando normal como si nada lo afectara-bebo todo lo que queda en el vaso.
-Tu jefe es un maldito amargado-la señalo-no sé cómo ustedes aguantan tenerlo cerca, ese hombre es tan amargado podría suicidarme si me quedara junto a él sola por más de diez minutos.
-Él es un gran jefe a pesar de todo-dice encogiéndose de hombros.
-O bastante idiota para casarse con Patricia-murmuro.
-¿Cómo se llama, señorita?-me pregunta tomando el vaso que usé y lavándolo.
-Breanna. ¿Y tú?-ella sonríe.
-Lucia-asiento.
-Es un lindo nombre ¿Qué edad tienes?-Alice entra azotando mi trasero-maldición, no quiero ser tu sumisa así que deja de azotarme pendeja-ella ríe sentándose a mi lado.
-Sabes que mueres por ser mi sumisa-ella muerde sus labios y me hace las señas de un tigre-Ya no aguantaba estar cerca de Emily y mi rival-dice.
-Recuérdame por qué es tu rival-ella solo rueda los ojos.
-¿Cómo aguantas a tantas arpías juntas y tener que atenderlas? Yo hace tiempo las hubiese envenenado-le dice a Lucia quien se ríe fuertemente.
-Se te paga por limpiar, no por reírte de las payasadas de estas dos-Emily entra y mis ojos se ponen en blanco. Lucia baja la cabeza y suspiro.
-¿Por qué no te largas, Emily?-pregunta Alice.
-Porque Patricia es la dueña y señora de esta casa y es mi amiga-argumenta pasando un dedo por el mesón y luego hace una mueca-como que aquí se debe limpiar mejor, digo, te pagan por hacer eso, limpiar, no por reírte de las babosadas de Alice. Será mejor que consigas algo con que quitar el polvo o Patricia se va a enterar y ¿sabes que pasará? Te van a despedir, por eso deja de perder el tiempo y limpia-Lucia contiene las lágrimas, ella debe de sentirse humillada.
-¿Por qué no buscas algún hombre que te deje meter su polla en tu boca y así dejar de destilar veneno?-pregunta Alice encarándola.
-Estas defendiendo a una pobretona sirvienta-le doy una falsa sonrisa.
-Ella puede ser pobre, pero nosotras no estamos muy lejanas a eso. Si, puede que tengamos un trabajo que nos brinda mejor salario, pero no dejamos ser pobres. Tú tienes la mayor pobreza del mundo y es la falta de humildad-sus labios se convierten en una fina línea-ya entiendo por qué el pobre de Aarón parecía tan incómodo contigo cerca de él-un puchero se dibuja en mis labios-nadie está capacitado para aguantar tanto veneno, envidia y desprecio cerca. Eres peor que una escoria Emily y te engrandeces queriendo humillar a otros-ella me sonríe hipócritamente.
-¿Y qué me dices de ti?-pregunta-oh, todos tus novios prefieren acostarse con Patricia porque no les satisfaces de ninguna manera -siento la mano de Alice apretar la mía en una clara indirecta de que no salte sobre ella y la haga añicos.
-Alguna queja sobre mis líos amorosos, déjalo en el buzón, cariño-ella se da la vuelta saliendo y muerdo mis labios para no gritar con fuerza-como deseo agárrale las greñas y dejarla calva por perra-miro a Lucia-¿estás bien?-ella asiente.
-No debieron discutir por mí-niego con una sonrosa.
-Esa perra solo sabe soltar veneno, por eso no te preocupes o dejes que su veneno te lastime-ella me sonríe.
-Como desearía que la señorita Patricia sea usted-me quedo muda-es usted una gran persona-niego con una sonrisa.
-Que no te engañe, cuando a mi zorra la posee el demonio no hay quien la aguante-el grito de Patricia me hace rodar los ojos.
-Como que solo sabe gritar hoy. Vamos, Alice-ella me sigue y caminamos hasta estar en la sala nuevamente.
Patricia nos mira a todas como si quisiera matarnos y luego su mirada se posa en mi persona. Hace mucho que ella no me miraba tan abiertamente de manera despreciable. La miro confundida porque no recuerdo haberle hecho algo aparte claro está, de hacer que la empresa envíe los famosos manteles a otro lugar lejos de Patricia y su boda de ensueño.
-¡Tú!-me grita furiosa-tú fuiste la culpable de todo esto-camina hasta donde estoy-es tu culpa que los manteles no llegaran-me grita encolerizada.
-¿Disculpa?-pregunto-yo ni sé que jodida empresa fue con la que hiciste el pedido-ella me mira furiosa.
-Solo te advierto Breanna que si tú tienes algo que ver en todo esto te vas arrepentir-me señala y la miro con una sonrisa burlona.
-Puedes guardarte tus malditas amenazas que conmigo no funcionan y lo sabes-nos miramos fijamente retándonos ambas con la mirada hasta que una tos falsa la hace alejarse de mí.
-Patricia-ella mira a Dominick por encima de su hombro y yo me siento nerviosa de manera instantánea, aun puedo recordar el aviso de Aarón. El que Dominick esté tan tranquilo sin siquiera dirigirme la palabra en vez de aliviarme me hace estar al pendiente de cualquier cosa que me pueda llegar hacer. No soy buena con los silencios y que él esté tan tranquilo luego de que lo dejara inconsciente no me da ni un segundo de paz-¿Cuál es el escándalo que hay en esta casa?-pregunta tan serio que ni un limón le gana en lo amargado que es su rostro.
-Dominick, cariño, solo socializaba con mis damas de honor-el tono meloso que utiliza solo me dan ganas de vomitar y reírme en su casa por lo patética que es.
-Quiero que te comportes como mi jodida prometida y dejes de actuar con una mujer de baja clase que no tiene un poco de educación-el termina de bajar los escalones-no quiero más actuaciones de este tipo en mi casa ¿queda claro?-quisiera reírme de ella, pero no quiero que luego su odio se canalice más en mi cuando pretendo salir un poco desapercibida.
Los ojos de él entonces se pasean por mi cuerpo con poco interés hasta llegar a mis ojos. Me mira fijamente y luego voltea el rostro para caminar hasta el fondo y entrar a lo que supongo debe ser su despacho.
Patricia tiene las mejillas sonrojadas de la vergüenza y puedo ver que contiene su furia a través de sus ojos. Emily esta tan sorprendida que permanece sentada en el mueble muda y sin parpadear. Yo miro a Alice quien está en silencio, en realidad todo el lugar permanece en silencio por lo que nadie comenta algo.
-La reunión acaba por hoy pueden todas retirarse-la voz de Patricia hace eco por todo el silencio de la sala y de inmediato quienes estaban sentadas se ponen de pie.
Ella no nos mira mientras se da la vuelta subiendo por las escaleras en silencio y pisando fuerte el suelo. Sus tacones resuenan. Emily toma su bolso y es la primera en irse, y así se considera su mejor amiga. La rival sin razones válidas de Alice es la siguiente y suspiro.
-Creo que esta preparación de bodas será muy interesante-me comenta y entonces Aarón aparece en nuestro campo de visión pareciendo algo confundido. Él nos mira y sonríe mirando a Alice. Creo que ya viene siendo hora de preguntarle a mi mejor amiga quien es este hombre y por qué la vez que se conocieron lo llamó de una manera diferente.
-Hola chicas ¿pasó algo? Acabo de ver a Emily y no me acosó como acostumbra hacer-eso me hace sonreír.
-Tú, sígueme-miro a Dominick quien lleva su camisa un poco abierta y ya me veo casi babeando sobre mi ropa por él. Es un maldito pecado y delito estar tan bueno e ir como si nada alborotando más mis hormonas de esa manera.
Me doy cuenta de que es a mí a quien mira fijamente y mi entrecejo se frunce mientras trato de elevar una ceja y fallo en mi trabajo de manera vergonzosa.
-¿Me hablas a mí?-pregunto cruzando mis brazos a la altura de mi pecho sin perder la mala mirada que le estoy dando.
-Sí, sígueme-me ordena con voz fría y distante.
-Y una mierda te voy a seguir-contesto y escucho la risa de Aarón, encantador, un hombre guapo se ríe de mis idioteces.
-Ven de una vez-me dice dando pasos hasta estar cerca de mí.
-Escucha bien idiota-le digo sin detenerme a titubear un momento-puede que le des órdenes a todos los de esta casa, puede que ellos te complazcan sin siquiera analizarlo, pero yo no soy una empleada de aquí y tampoco soy Patricia-Alice tose y sé que ella quiere aplaudirme-por lo cual no me vas a ordenar nada, quieres que te siga no sé dónde, entonces me lo pides de manera amable, a mí no me ordenas ¿queda claro o aún debo explicarlo con más detalle?-pregunto sintiéndome victoriosa por la forma en la que su expresión neutra se desencaja mientras la sorpresa aparece en ella.
Puede que él este acostumbrado a que todos hagan lo que a él le dé la gana, pero no soy su empleada, su prometida y mucho menos alguien sin voz ni voto. Él es un maldito engreído con aires de grandeza que para su lamentable existencia a mí no me interesa. Soy muy orgullosamente conocida por dar mis opiniones sobre temas y sobre lo que quiero, no iba a dejar que él me someta en este momento.
Si, él es en parte mi jefe en el restaurante, pero fuera de este él solo es un idiota que se casara con la puta baja novios de Patricia. Creo que ambos se complementan, a ver si con todos los cuernos que su prometida le pondrá deja de ser tan jodidamente amargado y un bastardo y sea más humano.
Él está bueno, creo que la palabra bueno le queda corta porque a pesar de que soy bastante hormonar se identificar a un hombre que este bueno y sea caliente y este supera mis expectativas, hasta consideré lanzarles mis bragas, pero su actitud es un tema cuestionable. No me gustan los hombres que se creen el centro del universo. Puede que él con su belleza casi inhumana logre hacer cualquier mujer bajo su mando, pero yo busco más que una cara bonita en los hombres y a mí me envuelve las personalidades y su personalidad no es para nada atrayente.
-¿Tu no acabas de decir eso verdad?-pregunta mientras me mira con sorpresa.
-Que tenga buen día-le doy una falsa sonrisa mientras paso por su lado sin detenerme a darle una última mirada. Sonrío triunfante mientras salgo de esa mansión tan enorme, pero falta de calor familiar.
Entonces pasa; siento su mano en mi brazo y mi cuerpo se estremece. Su mano causa cosas buenas en mi cuerpo. Me da la vuelta mi rostro tiene que alzarse para mirarlo ya que me supera en su tamaño.
-¿Qué mier...?
-Dije que tenemos que hablar-me regala una hipócrita sonrisa-y a mí nadie me niega algo, señorita-cuando voy a objetar siento sus brazos sujetar mi cintura y luego me alza subiéndome a su hombro.
-¿Qué le pasa? ¡bájeme!-grito golpeando su espalda con fuerza.
-Deje de pegarme-me dice con la voz impaciente.
-¡Entonces deje de comportarse como un niño y bájeme ahora mismo!-chillo y mi mirada cae en ese buen culo que tiene. Mierda, me encantaría convertirme en su Christian Grey mientras lo azoto con fuerza. Dejaré de leer tanto.
-Usted tiene una conversación conmigo y la vamos a tener, quiera o no-me dice y me mareo un poco cuando se mueve caminado hacia la mansión nuevamente.
-¡Paratisto de mierda bájame ahora!-chillo molesta-pene flácido podrido que no debe de complacer a su jodida prometida por eso estaba gritando hoy-Alice me mira con sus ojos abiertos mientras Aarón parece bastante sorprendido de la actitud de su amigo.
-Haga silencio por Dios, que boca tan repugnante tiene-me dice abriendo una puerta y luego cerrándola.
-Repugnante debe ser tener sexo con un maldito tempano de hielo como usted-él me baja y mi cuerpo reacciona cayendo de culo-mierda mi culo-susurro levantándome y acariciándolo porque duele-¿Qué quiere de mí?-pregunto encarándolo.
-¿Cree que ya olvidé la jodida botella que terminó en mi cabeza?-pregunta viéndose para nada contento, le regalo una amable sonrisa-no sabe con quién se ha metido, Breanna-jadeo al escuchar mi nombre salir de sus labios de una manera tan peligrosa y... atrapante.
Lamo mis labios mientras siento mis manos un poco sudadas, este hombre solo con mencionar mi nombre hace cosas locas con mi respiración. Trago mientras trato de aclarar mi mente y no solo pensar en que estamos solos en su despacho y quiero besarlo.
Fijo mi vista en este espacioso lugar y me sorprendo con los espacioso y elegante que es. El color blanco y gris es lo único que lo adorna. En el centro hay un escritorio con varios documentos esparcidos en él, la silla está un poco abierta lo que me da a entender que antes de salir estaba sentado en ella. Hay un diván blanco muy elegante y refinado que me deja deseando tenerlo y que apuesto debe costar mi sueldo de tres meses. Maldito rico. Hay un librero con varios libros en él y camino en silencio pasando mi dedo sobre el hermoso librero que no tiene nada de polvo. Hay un retrato en una parte de las paredes de el con una mujer que supongo es su madre ya que es algo mayor como para ser una antigua novia. Debo admitir que me gusta este despacho entre todo lo que tiene.
-No, pero deseaba que lo omitamos y vivamos en armonía-confieso con una sonrisa descarada en mi rostro.
-Deje de querer hacerse la graciosa conmigo, Miller-me acerco a él de manera peligrosa.
-No lo hago, ¿le parece este rostro que estoy siendo graciosa?-él me mira detenidamente. Joder, sus ojos son increíbles a medida que estoy más cerca y parecen que quieren penetrar todo.
-Me parece que está muy cerca de mí-a pesar de estar cerca mantengo una distancia prudente. Ruedo los ojos y luego mi mano izquierda va a la parte trasera de mi nuca donde masajeo un poco.
-No estoy invadiendo su espacio así que tranquilo-le guiño un ojo y él parece un tanto sorprendido.
-Es usted un poco interesante si me deja confesar.
-Y eso porque no me va visto desnudo.
Detengo las palabras que quieren salir de mis labios.
-La vi semidesnuda-abro los ojos con fuerza porque al parecer si lo dije en voz alta luego me repongo.
-Pero no desnuda complemente-digo encogiéndome de hombros.
-¿Suele decirle esto a todos los hombres?-pregunta enarcándome una ceja.
-Si lo dice de ese modo parece que soy algo así como una mujerzuela-me acerco un poco más-y no lo soy -susurro cerca de sus labios para luego retroceder y caminar hasta recoger algunos de sus documentos y sentarme en su escritorio cruzando mis piernas y mirarlo. Me doy cuenta de que hemos cambiando de tema-dime algo Dominick-él solo me observa-¿de verdad amas a Patricia? Porque he podido convivir un poco alrededor de ustedes y eso definitivamente no es amor-le digo con mis manos hacia cada lado mantener mi cuerpo más cómodo.
-Creo que eso no debería de importarte, eso es asuntos de nosotros-suspiro porque este hombre parece ser más agrio que un limón.
-Lo digo porque si es de esa manera se harán increíblemente infelices los dos-me encojo de hombros-no soy una gran amiga de ella, aunque me veas aquí, pero el matrimonio no es algo que debas tomarte a la ligera-él ríe falsamente.
-Aun no habiendo amor ambos sabemos convivir con el otro y eso es más importante, si tenemos necesidades entonces las satisfacemos, el amor es irrelevante-me responde caminado hacia mí-usted que no ha tenido sexo conmigo no puede comprender que eso del amor no importa cuando me tienes contigo-eso lo dice susurrándolo en mi oído y no voy a ser feminista y mentirosa al decir que eso no causa una reacción en mí. Muerdo mis labios a la vez que aprieto un poco mis manos en la manera fría de su escritorio.
-Es un poco egocéntrico de decir ¿lo sabes?-pregunto mirándolo ahora de cerca.
-Es la realidad, enloquecerías si te acostaras conmigo-mi lengua sale a mojar mis labios y su vista queda por breves segundos en ese lugar. La tensión es palpable en este momento y eso me hace sentir un poco ansiosa de algo que no tengo idea que es.
-Creo que difiero de tu opinión-abro un poco las piernas y posiciono mis dos manos en ese espacio, mi cuerpo se inclina hacia adelante y él se agacha quedando nuestros rostros cerca-si tu tuvieras sexo conmigo entonces no tendrías una prometida y no estarías siendo tan amargado como ahora, porque te aseguro que perderías la cabeza y no querrías salir de mis sábanas-él sonríe de lado y mi cuerpo reacciona emocionándose un poco.
La puerta se abre y ambos nos sobresaltamos. Patricia no me mira muy amigable, más bien su mirada taladra y me envía un sin número de balas que si las miradas mataran, yo estaría de camino al infierno. Ella entra y Dominick regresa a su actitud fría donde ya no hay sonrisa ladeada ni esa mirada interesante de antes. Vuelve a ser el tempano de hielo.
Con un movimiento rápido bajo de su escritorio y lo miro levantando mi mano en su dirección.
-¿Por qué no tratamos de llevarnos mejor?, algo así como una tregua para siempre-él asiente mientras su mano estrecha la mía.
-Me parece lo más educado por hace-contesta y yo retiro mi mano-que tengan buen día-salgo sin dar una última mirada. Encuentro a Alice mirando de manera interesante a Aarón quien le dice algo porque ella sonríe. Se escucha unos gritos y ambos me miran.
-¿Qué paso?-pregunta Alice mirándome.
-Creo que Patricia esta algo celosa de mí, ya me voy porque tengo turno en el restaurante, nos vemos otro día Aarón-ella asiente y él me sonríe. Yo camino con una sonrisa porque algo me dice que esto se pondrá muy interesante de ahora en adelante.