Nathan, sin molestarse en volver a mi pregunta sobre el apego. - Quiere verme casada, pero, ya sabes, no voy a hacer esa mierda sólo porque él quiere. Lo miro de nuevo. - Pareces irritada - comento. - ¿Es un hijo rebelde? Él sonríe, inclinándose un poco hacia adelante. No mucho, sólo hasta el punto de hacer que mi respiración se suspendiera por un milisegundo debido a la proyección del casi. Casi me llega demasiado cerca. - Soy un buen hijo, lo dijo mi padre - confiesa en voz baja.
- ¿Fuiste una buena hija con tus padres? Es una pregunta realmente extraña, pero si quisiera saber sobre él, estaría bien responderla sobre mí. "Sí, lo digo. -Siempre fui una buena hija. Mis padres no dicen mucho, considerando que no era ni es lo más fácil del mundo prestar atención a siete niños. Pero creo que se nota. Que soy una buena hija, quiero decir. - ¿Siete? - Nathan silba. - Cum. Esto es lo que significa disfrutar poblando la Tierra. Me río. Una risa sincera. Gratis. Luz. Y es el primero desde que tengo uso de razón después de Jacob. - Sí, siete. Creo que en el pasado el pasatiempo eran las citas. Él sonrió. -Debería serlo -asiente. - ¿Cual es tu pasatiempo? - Ah - digo como si fuera algo banal responder. - Soy fotógrafo, así que creo que este es mi hobby: tomar fotografías. - ¿No te gusta nada más? Parece fugazmente interesado, lo que me hace sonreír. - Buen Si. A veces me gusta intentar pintar las flores que fotografío. No me acerco a la verdadera belleza, pero lo intento. Es divertido. "Belleza real", repite, entrecerrando los ojos, como si me examinara. - ¿Como el tuyo? - ¿La mia? - Me río de nuevo. - Tu eres tan bonita. Hermoso. Estoy bastante seguro de que ese es tu nombre. Tus padres te vieron y no tuvieron dudas de que sería el nombre perfecto para su hija, donde quedaba toda la belleza. ¿Lo entendí bien? Mi risa ahora es de vergüenza. Fue una tontería que Nathan lo dijera, pero ha pasado un tiempo desde que sentí esta luz, y alguien coqueteó conmigo, así que tengo un pase libre para avergonzarme y Nathan tiene un pase libre para ser aburrido. - No no. Mi nombre es Victoria. Y sólo después de decirlo me doy cuenta de que me presenté sin darme cuenta. Capítulo 4 Nathan – Victoria – repito. - Con ese nombre nació victoriosa. La chica sexy a mi lado deja escapar un murmullo. No dije lo correcto o ella no está de acuerdo completamente con las palabras que salieron de mi boca. Independientemente de lo que haya sido, no creo que sea difícil llevarla a mi casa en unos minutos. Estoy necesitado está claramente escrito en tu frente. Aunque hace un gran esfuerzo por ocultarlo, al no decir su nombre de inmediato, no es que muestre desinterés. - ¿Tienes hermanos? - Victoria elige preguntar en lugar de regañarme. - Único hijo. ¿Qué bueno no? Imagínense dos, tres o siete –sonrío– niños criados por un padre como el mío, que ni siquiera recordaba que tenía un hijo. Llegué a la conclusión de que debía odiar a mi madre. - ¿Por qué? - le resulta extraño. - Por ponerme en el mundo y en consecuencia en su vida. - Oh - Victoria se toma un momento para digerir mi respuesta y añade una pregunta: - Por cierto, ¿cómo lleva el hecho de que su padre está casi... falleciendo? Yo sonrío. - No lo sé, no sé de ella - lo desdeño. - Se fue, eso fue todo lo que me dijo cuando logré encontrarlo para preguntarle - Miro mi vaso vacío, el vaso de repente luce interesante. - No es que me importe, no voy a culpar a una actitud que no entiendo. Mi padre tampoco debe haber sido el mejor marido. El buen padre no lo era. No intenté averiguar si era un buen jefe, pero sé que era un buen hombre de negocios. Ahorró mucho dinero y construyó un activo envidiable. Victoria se abstiene de hablar hasta que decide decir: - Hasta el punto de obligar a tu madre a abandonar a su hijo... Realmente no debería ser el mejor marido. - De todos modos, yo no era un hijo deseado. Para ninguno de los dos, estoy convencido de lo que digo. - Mi padre debió haberle pedido que desapareciera después de que yo naciera. O mejor dicho, debió dejarme con ello, cogió algo de dinero y se escapó. Victoria tiene otro momento de asombro; pero si las cosas sucedieron así, no es de extrañar, la verdad. Mis padres no deberían ganar una medalla de oro por lo que hicieron: yo. Tengo más recuerdos de personas que ni siquiera son parientes míos que de ellos. De mi padre, en realidad. De mi madre... ¡Ni siquiera sé quién es! Le pido al barman otro trago de whisky y cuando viene a llenarme el vaso, le hago dejarme con la botella. Cuando mi atención vuelve a la mujer a mi lado, la veo agarrando su teléfono celular. Su rostro está tenso y pronto el dispositivo es descartado en el mostrador con urgente disgusto, Victoria se lleva el vaso de limonada a la boca y lo presiona contra sus labios, chocando las uñas contra el vaso mientras su vista se congela frente a ella. - ¿Recibiste noticias de la llegada de otro hermano al mundo? - pregunto en un intento de relajarme. Ella me mira inmediatamente, casi sorprendida, casi como si hubiera olvidado que yo estaba a su lado. - ¿Que dijiste? - responde con el ceño fruncido. - Te pusiste tensa después de mirar tu celular - hago un gesto con la cabeza para señalarlo sobre el mostrador - pregunté si era porque recibí la noticia de que ibas a tener un nuevo hermano. - Ah - ella da una sonrisa incómoda, sacudiendo la cabeza al mismo tiempo. - ¿Eso? No es nada... - ¿No es así? - Entrecierro los ojos. - No quiero ser chismoso, porque no lo soy. Pero míranos a nosotros, a ti: sonrío en tu vaso de limonada. - Estamos en un bar al final de un día laborable. No parece que lo que tenemos fuera sea mejor que estar aquí, con nuestras gafas. Entonces, si se me permite decirlo, ese "no es nada" ciertamente no existe para usted. Victoria respira profundamente y sacude la cabeza en una especie de negación solitaria. Ella deja escapar otro murmullo, con la cabeza gacha. - Tienes razón - exhala. - No es que sea nada, pero no es algo que deba compartirse. No merece ser dividido. - ¡Oh, sin eso! No me importa la meritocracia en ninguna situación. Dime ahí. Ella me mira y sonríe, asintiendo una vez. - Era mi ex - termina diciendo, aunque en voz baja, como si me estuviera contando un secreto. - Me hizo sentir atrapada. Entrecierro los ojos. - ¿Acorralado? - Sí. - ¿Qué quieres decir? ¿Te está amenazando? - No - ella niega. - Al menos no ahora. Son más las cosas que dice. Algo que me haga sentir alerta, pero que no me amenace directamente. Simplemente crea suspenso y me da miedo. - Un puto cobarde - concluyo. - ¿No aceptó que rompisteis? - Ya me lo imaginaba. Parecía haberlo aceptado bien: Victoria respira profundamente, como derrotada, dejando caer los hombros. -Pero creo que cambió de opinión después de unos días. - ¿Has ido a la policía a denunciarlo? - No - ella niega. - No creo que ahora, después de alejarse, me encuentre. Aunque dijo que sí. No entiendo muy bien tu punto. En el mejor de los casos, claro que ya debería haber saludado a la policía, pero no lo hizo... - Déjame hablar con él - Le hago una señal a Victoria para que me dé su celular. Sus ojos se abren. - ¿Qué? ¡No! - se niega. -Dámelo, Victoria. Sólo se detendrá cuando se dé cuenta de que no estás solo. Ella ríe. -Pero estoy solo. - No más - hago un gesto hacia el dispositivo. - Dame. Prometo que sólo diré lo necesario. - Si ve a otro hombre "conmigo", sólo empeorará lo que ya es malo - deja claro. - Tu ex necesita un chequeo de la realidad - aclaro. -Él no te pertenece. Déjame resolver esto por ti. Te garantizo que las cosas mejorarán después de que te ayude. Ella suelta otra risa nerviosa. De muy mala gana arrastra el celular a mi lado, mordiéndose el labio mientras me lanza una mirada incierta y asustada. - ¿Y si empeora? - pregunta. - No lo harás - te lo aseguro. - Este tipo de c