Capítulo 4 Estoy en manos de satanás

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Estoy en manos de satanás

lucía

Que el Señor me ayude.

Me gustaría decírselo para que podamos encontrar una solución juntos. Pero su jefe amenaza con matarlo si le informo.

¿Él también es peligroso? ¿Puede meter a mi marido en prisión?

¿Quién puede responder a esta pregunta?

Después de la comida, me ayuda a lavar los platos y vuelve a trabajar.

Por la noche regresa del trabajo irritado.

- Que pasa ?

- Nada

- Pero pareces molesto, ¿pasó algo en el trabajo?

Estoy preocupada porque no sé qué más ha inventado este psicópata para cansar a mi amor.

- Mi jefe piensa que no hago bien mi trabajo, que pierdo el tiempo volviendo a casa. Sin embargo, esta no es la primera vez que vengo a la casa al mediodía. Pensé que se estaba volviendo amable, afortunadamente no reside aquí, solo viene dos o tres veces al año. Todos tienen prisa por que regrese a casa. Cuando él está allí,

le rompe las pelotas a todo el mundo.

Ven aquí, déjame besarte, hace tiempo que no hacemos el amor, hoy te lo voy a compensar.

Te haré subir las cortinas, te desnudaré, me desnudaré, me daré una ducha y vendré a complacerte.

Estoy feliz, hace un mes que no me toca, lo quiero mucho.

Empiezo a desnudarme.

Mi celular suena, miro

un mensaje de un numero desconocido quien me puede mandar un mensaje a esa hora? ¿Quizás sea mi madre? o mi hermano?

Abro, miro el contenido del mensaje, ¡y ahí!

Se me congela la sangre en las venas, el mensaje dice esto:

- ¡No dejes que te toque! De lo contrario ! ¡es hombre muerto!

El mensaje va acompañado de un vídeo de mi marido lavándose ahora mismo, una foto mía, en el dormitorio.

Maldita sea, ¿qué diablos es esto? Puso cámaras, pero no veo nada... Miro alrededor de la habitación, pero no hay nada.

Tomo mi teléfono y me siento en la cama, mi corazón late, tengo miedo, mucho miedo. ¿Qué es esta historia? Nos está mirando, no puedo decirle nada a mi marido.

él ve y oye todo, estoy lidiando con el diablo

Que alguien me ayude, no podré dormir por la noche. Ho Señor por tu gracia ven a rescatarme, estoy en manos de Satanás.

¿En mi lugar qué harías?

lucía,

Señor por tu gracia ven a rescatarme, estoy en manos de Satanás.

Sam sale de la ducha, muy fresco, solo lleva una toalla, se la quita y se une a mí en la cama. Él comienza a besarla, no puedo hacerlo, sabiendo que estamos siendo observados, Sam ve

que no estoy motivado me pregunta:

- ¿Qué pasa cariño?

- Yo...yo...no me siento bien, tengo migraña.

- Ho, dijo decepcionado.

- Pero lo compensaré pronto.

- Está bien, me voy a vestir y nos vamos a dormir.

A la mañana siguiente, después de que él se fue a trabajar, fui al centro comercial a hacer mis compras.

Después llegué a casa, preparé la comida, mi mente todavía está en el mensaje que recibí ayer.

¿Significa esto que ya no tendré intimidad con mi marido?

Necesito hablar con él para poder

Si encuentro puntos en común, mi vida no puede terminar por el capricho de un psicópata.

Tomo mi celular y marco el número

- ¿Has tomado tu decisión?

No respondo.

- Hay alguien ?

- Quiero verte .

- La única razón por la que nos veremos es para follar juntos. Entonces, ¿has tomado tu decisión?

- No

- Entonces, no tenemos nada que decirnos, te quedan cinco días, TIC TAC, TIC TAC

Los días pasan, tu marido pronto irá a prisión y tú estarás aquí sola conmigo, y toda la mía, entonces, ¿qué prefieres? Dame tu cuerpo de vez en cuando y ten a tu marido cerca de ti, o

Niégate ahora y lo mandaré preso para poder tomarte como mi puta 24/24, tú decides, ¿qué te conviene?

- Te lo ruego, déjame en paz, por favor ten piedad de mí.

- Qué gracioso puedes ser, pequeño.

Desde el momento en que te vi, te quise

y nada en este mundo me impedirá tenerte, así que nos vemos en cinco días.

Si no tengo noticias tuyas, tendrás noticias mías, y eso no sería una buena noticia para tu marido.

Si dentro de cinco días, hasta medianoche, no tengo respuesta tuya, a la mañana siguiente a las 6 a.m. la policía vendrá a tu puerta, y si después me llamas

negociar, su marido irá igualmente a prisión. Hola.

Cuelga, el cabrón, el psicópata.

En mi lugar ¿qué harías tú?