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La mate del abuelo

Bequi1
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Capítulo 1 El rechazo

-Yo, Gary Snow, futuro delta de la manada Luna Guerrera, te rechazo a ti, Brook Hill, como mi mate y pareja destinada por la diosa luna -declaró el joven lobo con voz firme, resonando en el silencio expectante del patio escolar.

El impacto de sus palabras fue como una cuchilla en el corazón de Brook. Su cuerpo tembló, el aire le faltó en los pulmones y el dolor la hizo doblarse sobre sí misma. Sentía que el alma se le desgarraba.

Con esfuerzo, se irguió, la mirada empañada pero decidida.

-Yo, Brook Hill, acepto tu rechazo, Gary Snow -respondió con voz quebrada, pero firme-. Como pareja destinada por la diosa luna, te libero.

Un aullido desgarrador rompió el silencio. Tai, el lobo interior de Gary, cayó de rodillas en la mente de su portador. El dolor de perder a su compañera resonó en cada fibra de su ser. Gary también cayó al suelo, incapaz de sostenerse.

Desde la entrada de la secundaria, la voz del joven alfa, Cameron Wolf, rompió el momento.

-Brook Hill, quedas expulsada de la manada Luna Guerrera.

Con dificultad, Brook se puso de pie. Sus manos temblorosas abrieron un portal de escape. Pero antes de atravesarlo, retiró el hechizo que ocultaba su esencia. El aire se impregnó de su aroma y un suave matiz más lo acompañaba: el de una vida en formación.

-¿Está embarazada? -murmuró Melisa Grim, sorprendida.

Tai intentó correr tras Brook, desesperado, pero su portador quedó inmóvil. Solo pudo observar cómo su pareja desaparecía en un remolino de luz, llevándose consigo a su cachorro.

Melisa, en cambio, disfrutó cada segundo. Había sido pareja de Gary desde la infancia, y todos los consideraban la pareja perfecta. Sin embargo, cuando ambos completaron su primera transformación, descubrieron que no eran destinados.

La verdadera pareja de Melisa era un omega. Ella lo rechazó de inmediato, negándose a aceptar que su vínculo sagrado fuera con alguien tan "insignificante". Criada en una familia de guerreros, su orgullo no le permitía rebajarse.

Cuando descubrió que la pareja destinada de Gary era la hija de una bruja, Brook Hill, no lo soportó. Junto a sus amigas tramaron un plan cruel: hicieron una apuesta para que Gary sedujera a Brook, tomara su virginidad y luego la rechazara públicamente.

Gary aceptó. No podía creer que su destino fuera con alguien como Brook. Él, nacido en una línea de orgullosos deltas, se negaba a unirse con una bruja. Para él, su pareja ideal era una loba fuerte como Melisa.

Pero su lobo, Tai, pensaba diferente. Desde que percibió a Brook, la reconoció como su compañera. Aunque no compartía la decisión de su humano, esperó que cambiara de idea.

Brook, inocente y enamorada, cayó en los brazos del delta. Gary se convirtió en su mundo. Se entregó por completo, convencida de que su amor era verdadero.

Gary, por su parte, disfrutó cada momento. Estar con Brook era una experiencia intensa y única. Aunque su mente le recordaba la apuesta, su cuerpo y su lobo se rendían a ella.

Pero el día llegó. La apuesta debía cumplirse.

Frente a toda la secundaria, mientras los estudiantes ingresaban, Brook vio a sus compañeros: Cameron Wolf, el futuro alfa; su mate Tiffany; el beta Anderson Robers y su pareja, Sabana. También estaba Melisa, abrazando con fuerza a Gary.

Brook sintió un nudo en el estómago. Esa mañana pensaba contarle a Gary sobre su embarazo. No esperaba el golpe brutal de su rechazo, ni la humillación pública.

Desde la distancia, el director del colegio presenció todo. Su rostro mostró decepción y pena por la estupidez del joven delta.

Brook huyó, su corazón hecho trizas. El portal la llevó a una ciudad humana, desconocida, hostil. Sollozaba sin rumbo hasta que una mano suave se posó en su hombro.

-Todo estará bien -dijo una voz masculina.

Brook giró. Era un joven de mirada melancólica y aura tranquila.

-Soy Victor Malfoi. Perdí a mi pareja. Tengo un hijo pequeño. Puedo ayudarte, si quieres.

-Gracias -murmuró Brook, temblorosa.

-Vamos. Cuidaré de ustedes.

Sin más opciones ni fuerzas, Brook aceptó. En esa ciudad no tenía a nadie más.

Mientras tanto, en la manada, los padres de Brook, Maximiliano y Greta Hill, enfrentaron con ira al padre de Gary.

-Lo que tu hijo hizo no tiene perdón -dijo Maximiliano, su tono helado.

-Lo sé. Tienen razón. Pero no puedo deshacer lo hecho -respondió Fernando Snow-. Tendrá un castigo. No midió las consecuencias.

La pareja se marchó frustrada. Brook era su única hija, y ahora estaba sola y vulnerable en un mundo que no conocía.

En casa, Fernando enfrentó a su hijo.

-¿Qué demonios hiciste? Por tu inmadurez perdiste a tu mate... ¡y a tu cachorro!

Gary no respondió. Su mirada perdida reflejaba el remordimiento.

En la ciudad, la vida con Victor se volvió una salvación para Brook. Convivían en armonía, y poco a poco los sentimientos comenzaron a florecer. Victor la respetaba, la apoyaba, y su hijo Darius la adoraba.

Brook no tardó en tomar cariño por el pequeño. Su embarazo avanzaba bien, y el vínculo entre los tres crecía día a día.

Cuatro meses después, Brook dio a luz a una hermosa cachorra. Su piel canela, ojos grises y aura delta poderosa la hacían destacar desde el primer instante.

La llamaron Alessia.

En la manada Luna Guerrera pasaron cinco meses. Melisa dio a luz a un varón, Marcos Snow. Aunque tenía el linaje de su padre, su aura no era tan fuerte.

-Nuestro linaje lo heredó el primogénito -dijo Tai con orgullo, aunque con tristeza. Su verdadero hijo estaba lejos.

Gary suspiró. No podía dejar de pensar en el cachorro que había perdido.

Dieciséis años después...

En la manada, se celebraba la primera transformación de los jóvenes lobos.

Marcos Snow, ansioso, estaba rodeado de su familia: Gary, Melisa y su hermana Belén. El dolor comenzó cuando sus huesos comenzaron a romperse y su cuerpo se transformó. Su lobo, Dai, de color gris, emergió bajo la luna.

Sus amigos también experimentaban lo mismo. Rik, hijo del alfa Cameron, mostró un lobo negro imponente, Kalen. Patrik, hijo del beta, reveló un lobo marrón fuerte, Lemus.

En la ciudad, en una casa alejada de todo, una loba blanca deslumbrante emergía bajo la luna.

Su nombre era Areli. Su aura delta era poderosa, su presencia imponente.

-Vaya, hermanita... sí que eres hermosa -dijo Darius, observando con orgullo.

Areli le lamió el rostro con cariño, causando su risa.

Desde el porche, Brook y Victor observaban la escena con una sonrisa.

-Eres muy bella, pequeña -dijo Logan, un joven delta que entrenaba a Alessia.

La historia apenas comenzaba, y los lazos que un día se rompieron... estaban destinados a volver a cruzarse.

            
            

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