Luna Perdida
img img Luna Perdida img Capítulo 3 El Alfa de Sombras
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Capítulo 6 La Ruptura img
Capítulo 7 Un Resquicio de Esperanza img
Capítulo 8 El Precio de la Magia img
Capítulo 9 La Decisión de Lyara img
Capítulo 10 La Unión de las Sombras img
Capítulo 11 El Despertar de Lyara img
Capítulo 12 El Susurro de las Sombras img
Capítulo 13 Una Luz Entre Tinieblas img
Capítulo 14 La Batalla de las Almas img
Capítulo 15 Fragmentos de Luz img
Capítulo 16 Caminos Convergentes img
Capítulo 17 El Asalto al Corazón de la Oscuridad img
Capítulo 18 La Llama de la Sombra img
Capítulo 19 La Oscuridad Consumada img
Capítulo 20 Una Llama en la Oscuridad img
Capítulo 21 Bajo el Hechizo de la Oscuridad img
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Capítulo 3 El Alfa de Sombras

Lyara despertó una vez más con un dolor agudo en la cabeza. Los días parecían haberse convertido en un solo borrón interminable, y el tiempo dentro de aquella cabaña carecía de sentido. Lo único que sabía con certeza era que estaba siendo vigilada constantemente. El hombre de ojos oscuros que le había ofrecido agua continuaba merodeando, aunque nunca le daba respuestas claras.

Sin embargo, esa mañana algo era diferente. El aire dentro de la cabaña estaba más denso, cargado de una tensión que no podía ignorar. Antes de que pudiera siquiera levantarse, la puerta se abrió de golpe, dejando entrar a un hombre alto, de complexión poderosa y un porte intimidante. Sus ojos, de un amarillo pálido, se posaron en ella con una mezcla de interés y autoridad.

-Así que esta es la famosa Lyara -dijo con una voz grave y profunda que parecía vibrar en las paredes-. La mate del gran Kael.

Lyara lo miró con desconfianza, sin responder. Algo en su presencia la hizo retroceder instintivamente, a pesar de que seguía sentada en el suelo.

-¿Quién eres? -preguntó finalmente, con un tono más desafiante del que esperaba de sí misma.

El hombre esbozó una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

-Mi nombre es Tarek. Soy el heredero de la manada de las Montañas Sombrías.

Lyara frunció el ceño. Aunque su memoria seguía siendo un rompecabezas incompleto, algo en ese nombre y en esa manada le parecía peligrosamente familiar.

-¿Qué quieres de mí?

Tarek se inclinó hacia ella, su sonrisa transformándose en una expresión más seria.

-No es tanto lo que yo quiero, sino lo que el destino quiere. Tú y yo estamos destinados a estar juntos, Lyara. Eres mi mate.

El aire pareció detenerse por un momento. Las palabras de Tarek resonaron en su mente, pero no tenían el efecto que él probablemente esperaba. Si realmente fueran mates, ella debería sentirlo, ¿no? Un vínculo inquebrantable, una conexión que trascendía lo físico. Pero lo único que sentía en ese momento era un abrumador rechazo hacia él.

-Eso no es posible -murmuró, negando con la cabeza.

Tarek soltó una carcajada seca, como si hubiera esperado esa reacción.

-Es normal que estés confundida. Después de todo, estuviste bajo la influencia de Kael por mucho tiempo. Pero ahora estás aquí, y pronto recordarás lo que es real.

Lyara lo miró fijamente, su confusión mezclándose con una creciente sensación de ira.

-No siento nada por ti. No siento... nada.

Tarek entrecerró los ojos, su sonrisa desapareciendo por completo.

-Eso cambiará. El vínculo está ahí, aunque tú no lo reconozcas todavía. Mi padre lo sabía, por eso ordenó que te trajeran aquí. Kael te ha tenido engañada todo este tiempo, pero pronto lo entenderás.

Lyara quiso replicar, gritarle que estaba equivocado, pero algo en su interior la hizo detenerse. ¿Y si estaba diciendo la verdad? Su memoria seguía siendo un vacío angustiante, y cada intento de recordar algo sobre su pasado solo terminaba en frustración.

-Dame tiempo -continuó Tarek, su tono volviéndose casi persuasivo-. Pronto verás que pertenecemos el uno al otro.

Antes de que pudiera responder, Tarek se dio la vuelta y salió de la cabaña, dejando a Lyara sola con sus pensamientos.

En el bosque, Kael y su grupo seguían avanzando. Cada paso los llevaba más cerca del territorio enemigo, y el aire mismo parecía volverse más pesado con la proximidad del peligro. Darius, siempre observador, notó algo inusual en el comportamiento de Kael.

-Alfa, ¿estás bien? -preguntó mientras examinaban unas huellas frescas en el suelo.

Kael no respondió de inmediato. Sus pensamientos estaban divididos entre la misión de rescate y las dudas que lo acechaban. ¿Qué estaban haciendo con Lyara? ¿Estaba herida? ¿Seguía viva? Pero lo que más le aterrorizaba era la posibilidad de que los enemigos intentaran manipularla.

-No descansaré hasta traerla de vuelta -respondió finalmente, con los ojos fijos en el rastro.

Darius asintió, aunque su mirada reflejaba una preocupación que no podía expresar en palabras.

En la cabaña, Lyara trataba de ordenar sus pensamientos. No podía sacarse de la cabeza las palabras de Tarek, pero algo en su interior le decía que él estaba mintiendo. Había algo que no cuadraba, algo que se sentía... roto.

De repente, la puerta volvió a abrirse, esta vez de manera más sutil. Una mujer alta, con cabello oscuro y una expresión severa, entró con una bandeja de comida.

-Come -ordenó, dejando la bandeja sobre una mesa cercana.

Lyara no respondió. En cambio, aprovechó la oportunidad para intentar obtener respuestas.

-¿Qué quiere Tarek de mí? -preguntó, observando a la mujer con cautela.

La mujer no respondió de inmediato. En lugar de eso, la miró con una mezcla de lástima y desdén.

-Tarek cree que puede forzar un vínculo contigo. Cree que eres su mate porque su padre lo ha convencido de eso. Pero los verdaderos vínculos no funcionan así.

Las palabras de la mujer resonaron en Lyara como una chispa de esperanza.

-¿Entonces no soy su mate? -preguntó con rapidez.

La mujer soltó un suspiro, acercándose un poco más.

-Eso depende de ti. Los vínculos verdaderos no pueden ser quebrados ni forzados. Si no sientes nada por él, entonces no es tu mate.

El corazón de Lyara latió con fuerza ante esa revelación. Aunque no recordaba gran parte de su vida, había una certeza que ardía dentro de ella: Tarek no era su mate.

-¿Por qué me dices esto? -preguntó, desconfiada.

La mujer se encogió de hombros, mirando hacia la puerta antes de responder en voz baja.

-No todos en esta manada estamos de acuerdo con lo que hace Tarek, pero nuestras opciones son limitadas. Solo te diré esto: si quieres salir de aquí, tendrás que luchar por tu vida.

Lyara sintió un nudo en la garganta, pero también una chispa de determinación. No sabía quién era exactamente ni de dónde venía, pero sabía una cosa con certeza: no pertenecería a alguien como Tarek, ni permitiría que su destino fuera decidido por otros.

En ese momento, aunque el camino parecía oscuro, Lyara comenzó a planear su próxima jugada.

            
            

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