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Los tres se acomodaron en los sillones de la gran sala.
-¿Qué sucede, Asteria? -inquiere Lucio, alternando su mirada entre ellas.
-Hay algo que deben saber. Pero primero quiero preguntarles algo: ¿ustedes supieron sobre aquel libro que se entregó a mi planeta para que lo mantuviéramos guardado?
Asintieron, sus rostros reflejan sorpresa por un tema que viene de siglos atrás.
-Pues bien, mi familia y yo hemos cumplido guardando esa reliquia durante todo este tiempo, pero hace año y medio una bruja lo halló y se lo llevó. Cuando supimos quien lo había robado, la atrapamos, pero se había alcanzado a borrar la memoria, así que no supimos nada de él, pero ella pagó el precio de su traición con su propia vida. Y hasta hoy puedo decir que por fin lo encontré.
-No. No entiendo -dice Lucio, mientras ve a Nalia frunciendo el ceño.
Lucio -Asteria llama su atención- De alguna forma, el libro llegó a manos de Alina, y la verdad no tengo idea de lo que hizo con él. Pero si sé que, al dar a luz no solo tuvo una niña, sino que dio a una niña con todos los poderes y conocimientos del libro.
-¿Estás diciendo que esa niña es hija de Alina? -se pone de pie furioso- ¿y se supone que la criemos? ¿acaso no sabes los peligros que podría ocasionar con sus dichosos poderes?
Nalia la aprieta a su pecho por la conmoción que siente por la reacción de su esposo, no quiere que le haga daño a la bebé.
-Yo se los quité -confiesa Asteria- Los contuve en una gran piedra de cristal lo suficientemente fuerte. Lo ideal es esconderla hasta que ella sea capaz de...
-¡No! -interrumpe Lucio- Esa niña debe irse. ¿por qué no te la llevas? si tuvieron el libro, pueden tenerla a ella también.
-No es posible. Ella nació aquí, además logré convertirla en Leona como todos los miembros de su familia materna.
-¡Espera! -dice Lucio- ¿Cómo que convertirla en Leona? ¿acaso que...?
-Lucio, la verdad no sabemos quién es su padre -aclara Nadia- Alina apareció aquí. No sé cómo salió de la torre roja, supongo que ahora debe tener algún poder del libro, pero lo cierto es que me entregó un huevo y de allí salió ella.
-¿Huevo? ¿Dijiste huevo? ¿acaso es una anaconda?
Su esposa niega con la cabeza -No. ella es un dragón. Un pequeño y hermoso dragón -aclara, con su mirada fija en la pequeña criatura que duerme en sus brazos.
Lucio se sienta nuevamente, abismado por lo que acaba de oír. Su esposa no bromearía de tal manera, pero ¿cómo es posible?. La idea en sí es absurda.
-Es obvio que se debe tratar de un dragón que conoció en Vacum.
-Aun así, ¡es imposible! -dice Lucio- nosotros conocemos la verdad de por qué los dragones no se relacionan con otros seres.
-Lo sé, pero Alina es la única que puede darnos las respuestas -responde Nalia.
Lucio intranquilo, observa a la niña que ya despertó y justo le está prestando atención, y él se da cuenta de sus ojos grises. -Ella es uno de esos -dice con rabia- Es un dragón real. -Luego mira a Nalia y nota que ella realmente desea quedarse con la niña. Él sabe el peligro que implica tenerla en su planeta, pero también sabe que ellos son los únicos que pueden ser capaces de criarla, además de que no quiere que su esposa sufra más por la pérdida de su hija.- Ella es una mancha en nuestro linaje y sabes muy bien lo que eso implica, pero sé que te has aferrado a ella y lo entiendo. Si tú la aceptas, está bien, pero no esperes que yo la vea como una hija. Suficiente con tenerla aquí.
Dicho eso, deja la sala. Nalia y Asteria suspiran profundo.
-Pensé que sería peor -dice Asteria.
-Igual yo.
-Por cierto, debes reunir urgentemente a todas las personas que saben lo que sucedió con tu hija, debo borrarles los recuerdos y de paso los míos, y también hay que eliminar todos los documentos que la mencionen. Es realmente necesario para prevenir cualquier futuro incidente.
-¿Y las visiones de tu planeta?
Asteria saca una libreta -No te preocupes por eso- anota: Desconfía siempre de Alina Ledroniamun -Con esto será suficiente. Solo espero que cuando Alina se entere sobre la conexión del libro y la niña sea demasiado tarde para ella -observa a su amiga acongojada- ¿Estas bien?
-Me siento mal por borrar todo sobre la poca existencia de mi hija y también quisiera contar contigo.
-Estarás bien sin mí. Tú siempre has logrado lo que te propones. Y no te culpes, piensa en que la drogona llegó en el momento preciso, y tú eres la indicada para guiarla. Se necesitan mutuamente.
Mas tarde, ya realizado el trabajo de Asteria. Se despide de su amiga.
-Gracias por venir amiga -dice Nalia.
-Yo feliz de venir por ti, y ¡felicidades por tu hija! -dice Asteria, mirando confusa a la niña, sabe que hay algo que ha olvidado, pero al tiempo, se siente profundamente feliz por ver a la pequeña. ¿Ojos grises? ¡Qué curioso! ¡No conocí a ningún ser que tuviera ojos así, a diferencia de los dragones, pero ¡no! eso es imposible. Ella tiene piel clara y su poco cabello es rojizo, así que nadie puede negar que su parecido es por Lucio.
...Y así como Asteria que se ha quitado los recuerdos de la dragona, todos en el planeta Ledroniamun ahora creen que los Reyes han tenido una hija, y aunque se sorprenden por su color de ojos, no le dan mucha importancia.
Sin embargo, Lucio no muestra el más mínimo interés por la bebé. Nalia, en cambio, está convencida de que con el tiempo él se encariñará. Mientras tanto, sus hijos quienes han solicitado un permiso de la escuela para conocerla, están fascinados por la pequeña, la llenan de atenciones, la graban y la cuidan sin parar.
Tres semanas después, llega la celebración por la llegada de la princesa. Sin embargo, la ausencia del Rey Lucio es evidente para todos. Nunca antes había faltado a una ocasión familiar tan importante.
Pasan los minutos y Nalia entiende que su esposo no llegará, así que inicia la celebración sin él. Pero dos horas más tarde, el Rey Lucio aparece, disculpándose por un exceso de trabajo, aunque la Reina Nalia está lejos de creerle.
Lucio se acerca a Nalia y a los niños, los saluda como si nada y hasta le da un beso en la frente a la niña, la sospecha de Nalia crece, ella sabe que él no cambiaría de la noche a la mañana. Algo no está bien.
El evento continúa. Eduardo y Bastian, los gemelos de tan solo ocho años, irradian de emoción mientras anuncian a los presentes el nombre que han elegido para su hermanita: Luciana. Con voz infantil y ojos brillantes, la llaman cariñosamente: Luci.
La pequeña, agotada por tantas atenciones, se queda dormida en brazos de su nana. Los gemelos, ansiosos por protegerla la acompañan hasta su cuna.
-¡Ya quiero que camine! Jugaremos mucho con ella -dice Eduardo.
-A mí la verdad no me gusta la idea de que camine rápido, los bebés hacen travesuras y no quiero que dañe mis cosas -hace puchero Bastian- ¿Es posible que se quede así?
-Si eso fuera posible... ¿realmente quieres eso? ¡Deberías pensar en el olor a pañales sucios por el resto de nuestras vidas!
Bastian se asquea -¡Tienes razón! Retiro lo dicho. Pero, le esconderé mis juguetes por si acaso.
-No te preocupes por eso. Recuerda que nosotros le ganamos por experiencia -dice Eduardo, con orgullo.
-Chicos -dice la nana- ¡Qué cosas dicen! Dejen que el tiempo pase y no se preocupen por lo que haga, ella aprenderá todo poco a poco, así como ustedes lo hicieron.
-Por primera vez, la nodriza tiene razón. Además, somos los mayores, la cuidaremos y la ayudaremos en todo -dice Eduardo, levantando la mano.
Bastian choca la mano en señal de promesa -Somos los mayores, la cuidaremos y la ayudaremos.
-¡Por cierto hermano! Tenemos que hacer la lista para asegurarnos que Luci tenga todo.
-No se preocupen por eso, ya lo haré con su mamá -indica la nana.
-Nodriza, no olvide mencionarla y dirigirse a ella como la reina -corrige Bastian.
Eduardo dice -Entonces le diremos a mamá que le ayudaremos a revisar la lista.
Lucio entra a la habitación aprovechando que su esposa está ocupada conversando con los invitados, y les pide a los niños y a la nana que lo dejen solo con la bebé.
La nana inquieta, intuyendo algo porque él no ha compartido con la niña, sale dudosa de la habitación, pero va en busca de la reina para darle aviso.
Lucio se acerca a la cuna y contempla su belleza.
Una sonrisa involuntaria curva los labios del rey, pero al instante la borra -No. No -golpea varias veces la cuna con su mano cerrada.
La bebé se despierta asustada, pero no llora, en cambio se queda muy callada observándolo.
-No. Tú puedes engañar a todos y aprovecharte de la vulnerabilidad de mi esposa, pero conmigo no puedes. Debes irte, no perteneces aquí.
Los ojos de la bebé empiezan a llenarse de lágrimas, mirándolo con una inocencia que lo desgarra. La idea de hacerle daño es insoportable, pero la necesidad de proteger a su familia lo impulsa. La intenta levantar cuando sus dedos rozan la pulsera que adorna su pequeña muñeca, una réplica exacta de las que su esposa había mandado hacer para sus hijos. Recuerdos de Nalia embarazada, radiante de felicidad pasan por su mente, y después, pasan las imágenes de lo afectada que estaba por su pérdida. Un dolor agudo se apodera de su pecho. Si él se la lleva no solo acabaría con la vida de la niña sino también con la confianza de su esposa y de sus hijos. Nunca se lo perdonarán, y después de todo, él aceptó que la bebé se quedara, aunque lo hizo solamente por amor a su esposa.
Con inmensa rabia sale de la habitación hacia la suya, sin percatarse que Nalia se acerca asustada por lo que pudo haberle hecho a Luciana.
Ella revisa la cuna y ve a la niña mirando el techo, con algunas lágrimas rodando, pero tranquila. La levanta, revisándola con cuidado, buscando alguna señal de daño -¿En serio no te hizo nada? -dice, seguido da un gran suspiro de alivio y sonríe ampliamente. Si Lucio no fue capaz de hacerle daño hoy, tampoco lo hará más adelante.