Capítulo 6 Capítulo 6

jaxon

Mientras estacionaba mi convertible azul, planeando cómo salir temprano sin que nadie se diera cuenta, sentí a mi lobo tratando de salir y entrar al Lobo Solitario. No tenía idea de qué me puso tan nervioso y listo para atacar, pero pensé que tal vez ambos necesitábamos un alivio esta noche. Me acerqué a los porteros de la puerta principal, quienes inmediatamente se hicieron a un lado, manteniendo la vista fija en el suelo en señal de sumisión. Los ojos de los otros lobos que esperaban en la fila para entrar al Lobo Solitario me miraban con miedo y estaba orgulloso de ello, diablos, me lo merecía. Yo era el hombre lobo más fuerte y eso no iba a cambiar pronto, entrené duro para este momento, me esforcé diariamente para garantizar la seguridad de mi manada como un verdadero Alfa.

En el momento en que entré, escuché fuertes vítores provenientes de una mesa llena con mis Beta, Deltas y Enforcers of the Midnight Pack. Puse los ojos en blanco y levanté una mano, dándome cuenta de que iba a ser una noche larga. La música rugía y las bebidas estaban alineadas sobre la mesa, se necesitaba mucho más alcohol del que necesitaría un humano para emborrachar a un lobo. Me uní mientras mi Beta tomaba un par de vasos y hacía un simple brindis: "Caballeros, esta noche celebramos a nuestro Alfa que nos mantuvo a salvo, expandió nuestro territorio y pronto tendrá su Luna". Toda la mesa vitoreó, arrojando el líquido áspero a sus bocas.

Mientras ponía mi mano sobre la mesa de mármol para tomar otra bebida, me golpeó un olor familiar que era tan atractivo y seductor. Me di cuenta de que ese era el olor por el que mi lobo estaba peleando conmigo; Me envolvió al instante, oliendo tan jodidamente dulce. Giré la cabeza para seguir el olor y fue entonces cuando vi a mi pequeño y manso hombre lobo en la mesa de la esquina. Ella estaba inclinada sobre la mesa con su trasero perfectamente esculpido listo para salir de ese vestido en cualquier momento, riendo con una pareja mientras los tres se arrojaban el alcohol de sus copas a sus gargantas. Parecía tan feliz que rápidamente me di cuenta, riéndose y chillando. Mis pantalones se apretaron instantáneamente mientras me preguntaba cómo se sentiría si mi polla se metiera en su garganta, tal como lo había hecho esa bebida.

En ese momento, se dio la vuelta y al instante devoró mis ojos con los suyos, sus ojos azul ártico brillando directamente hacia los míos. En ese momento, no tenía idea de cómo viviría sin esos ojos mirándome cada mañana al despertar de nuestro sueño. Luego mis ojos se fijaron en el vestido de lentejuelas plateado que llevaba, un botón prendido justo al lado de su pecho izquierdo. Sus turgentes tetas se sentaban tan perfectamente en ese vestido, ocultando casi nada más que sus tensos pezones rosados. Una sensación desesperada nos atravesó a mi lobo y a mí, mientras nos preguntábamos cuáles eran las palabras en ese botón. Quería deleitarme con esas deliciosas tetas suyas mientras las veía rebotar en mi gruesa polla.

Sin dudarlo, me quedé atónito al verla caminar directamente hacia mi mesa. Tenía tanta confianza sin pensar en un posible castigo por perturbar una mesa de alto rango. Puede que sea mansa pero seguro que tenía coraje. Por un momento pensé en todas las formas en que podría castigarla. Mi mente se centró en su sabor, ¿sería su coño tan dulce como su aroma? Pensamientos sobre ella se apoderaban de mi mente, ¿qué iba a hacer con mi pequeño compañero?

En ese momento, caminó directamente hacia Don, mientras sacudía su redondo trasero en su camino. "Hola asesino, estoy lista para otra bebida de cumpleaños", proclamó orgullosamente con voz coqueta. "¡Es el cumpleaños de mi amigo!", vitoreó mi lobo de alegría. Don se rió entre dientes, "Sabía que volverías, Señorita Silver Shadow". Un sentimiento de posesividad me invadió al darme cuenta de que mi Beta claramente conocía bien a mi pareja. La rabia me llenó en ese momento; Mis ojos brillaron con un color dorado intenso mientras miraba directamente a mi beta, intimidándolo para que retrocediera a mi pequeño y manso hombre lobo. Cuando sus ojos conectaron con los míos, vi sus hombros tensarse mientras miraba hacia abajo en señal de sumisión.

"Entonces, ¿qué vas a hacer al respecto?" -bromeó, echándose el pelo por encima del hombro haciendo que su olor me sacudiera aún más. Siendo el sabelotodo que Don siempre ha sido, deslizó una mano contra su espalda mientras la empujaba ligeramente hacia mí y la contraatacó con: "Verá, señorita Silver Shadow, ya le invité algunas bebidas, pero NUESTRO querido Alfa Dareck, todavía también lo ha hecho". Antes de que pudiera tomar represalias, Don ya se había alejado hacia otro grupo de lobas. Sus ojos estaban enfocados en los míos, como si estuviera intentando magistralmente descifrarme. Mi lobo estaba desgarrando y estaba desesperado por dejar su marca en su frágil cuello. Luché por entender lo que mi pequeño lobo manso me estaba haciendo.

"18. eso es bastante importante, ¿sabes? Supongo que eso merece una bebida de celebración", sugerí amablemente mientras sostenía nuestra mirada. Sus mejillas pasaron de un ligero rosa a un rojo intenso al instante.

Bajando la mirada inmediatamente en sumisión, respondió nerviosamente: "Lo-lo siento A-Alfa, no quise interrumpir tu despedida de soltero. De hecho, no cumplo 18 años hasta la medianoche. Por favor, perdóname."

Mi lobo estaba enojado conmigo, gritando que la asustaba y que ahora ella nos tenía miedo, me rogó que la consolara, le mostrara que no debía temernos. Él quería desesperadamente que la agarráramos, la abrazáramos y la calmáramos. Éramos verdaderos amigos, pero ella todavía no se daba cuenta. Cuando lo hiciera, ¿se apresuraría a rechazarme? Reflexioné mucho. Agarré su muñeca y el mismo rayo de la primera vez que puse mi mano en su barbilla atravesó mi cuerpo. Luché duro para no arrancarme esa triste excusa de vestido, ponerla en esta mesa aquí mismo y atacar ese coño desnudo suyo con mi boca hasta que ella me rogó que parara. "Esta no es una despedida de soltero, lobito, pero es tu cumpleaños, sinceramente me gustaría invitarte a una bebida como tu Alfa, aunque siento que es posible que ya hayas bebido demasiadas", supliqué con mis ojos.

Dejó escapar una risita, fue el ruido más lindo que jamás había consumido mis oídos. "Bueno, cuando lo pones de esa manera Alfa", enfatizó el Alfa lo que hizo que el orgullo se disparara directo a mi pene, "Supongo que tienes razón y bebe el número 49, no hace daño". Ella se hizo a un lado entre la mesa y yo, frotando suavemente su cuerpo contra el mío para acercarse a la barra. Las chispas inmediatamente envolvieron mi cuerpo y mi dureza, haciendo que mis pantalones estuvieran mucho más ajustados. ¿Sabía lo que me estaba haciendo? ¿Ella también lo estaba sintiendo? Sentí que iba a implosionar si no podía probar a mi pequeño compañero esta noche. "Ah, ah, ah, lobito, déjame mostrarte dónde sirven a los lobos grandes", tomé su mano y tiré de ella, la sorpresa en su rostro, dejó en claro que ella también debió haber sentido los hormigueos eléctricos.

Mientras cruzábamos la barra, los ojos se fijaron en nosotros y se escucharon murmullos en toda la habitación. Estaba seguro de que estos lobos débiles se preguntaban por qué su nuevo Alfa estaba sosteniendo la mano de otra loba y no de la futura Luna. La verdad es que no me importaba ni a mi lobo. Él brincaba alrededor, mostrando felizmente a su verdadera pareja y finalmente estando tan cerca de ella. Quería explotar de orgullo. Pensé por un minuto que cualquier lobo tendría suerte de tenerla, cualquier lobo, excepto yo, el temido Alfa Dareck. Nos acercamos a las cortinas de terciopelo negro, una zona restringida para la élite. Aparté las cortinas con la otra mano y señalé con la cabeza al portero que estaba allí. "Alfa", gimió mientras bajaba la mirada en señal de sumisión.

Nos acercamos a un sofá lujoso, donde la jalé para que se sentara en mi regazo. No hay duda de que su trasero podía sentir toda mi dureza debajo, rogando empujar dentro de él. Sentí que ella quitaba el miedo, así que rápidamente agarré el costado de su suave rostro con mi mano. "No hay nada que temer, pequeño lobo, solo te invito una bebida de cumpleaños, ¿recuerdas?", le susurré al oído. La sentí calmarse ante mi toque, lo que nos hizo felices a mi lobo y a mí.

"Entonces dime pequeño lobo, ¿cómo te llamas?" Pregunté, esperando iniciar la conversación. Pasé mi mano alrededor de su cintura, oliendo su humedad sentada justo en mi polla. Oler su humedad me estaba torturando, olía incluso mejor que su aroma, el cual ya estaba teniendo dificultades para recomponerme. "Lilith, señor", replicó sumisamente.

"Es un nombre hermoso, te queda perfecto, Lilith. Mi nombre es Dareck", que su nombre saliera de mi lengua se sintió tan bien que quise decirlo un millón de veces.

Reuniendo el coraje que le quedaba en ese cuerpecito seductor suyo, "Es un placer conocerte formalmente Alfa Dareck", respondió.

"No Alfa, estamos en privado Lilith. Te refieres a mí como Dareck cuando estamos solos o cuando estás acostado debajo de mí", me puse rígido ante mi estúpido comentario. Si no la hubiera asustado lo suficiente, definitivamente iba a huir ahora.

Ella se movió con inquietud de mi regazo y se sentó a mi lado ahora. La decepción fluyó a través de mí hasta que con un movimiento rápido, ella se dio la vuelta y se sentó a horcajadas sobre mí, con sus tetas directamente en mi cara. Dejé escapar un leve gemido que sé que escuchó mientras casualmente se reajustaba y apretaba su coño mojado contra la dureza de mis pantalones. La sentía como un juguete que podía mover por mi dormitorio, tan pequeña y frágil. Elegí ignorar su movimiento, esperando desesperadamente que lo hiciera de nuevo.