Capítulo 4 ¿Qué opinan

El sol de julio brillaba implacablemente.

Brenna estaba bajo la sombra de un árbol, esperando que llegara el auto de los Harper, sus verdaderos parientes.

Pasó media hora, pero nadie llegó.

De repente, la chica sintió que su celular vibraba, así que lo sacó y descubrió que tenía una solicitud de amistad, acompañada del siguiente mensaje: "Hola, soy Rosie Harper, tu hermana".

Brenna aceptó la solicitud sin dudarlo, y en cuestión de segundos, recibió un mensaje.

"Hola, soy Rosie, tu hermana. Mamá, papá y nuestros hermanos mayores están ocupados con el trabajo hoy, así que quieren que vayas primero al Restaurante Flavor. Organizaron un almuerzo especial para ti allí".

Al instante, las dudas inundaron la mente de Brenna. '¿Será alguna clase de estafa? ¿Por qué enviarme primero a un restaurante, en lugar de simplemente darme la dirección de su casa?', se preguntó.

Sin embargo, muy pocas personas sabían que iría a la residencia de los Harper ese día, así que definitivamente su interlocutora debía formar parte de esa familia.

Poco después sintió un nudo en el estómago. Ese era su primer día en casa, ¿y ni siquiera se molestaban en recogerla? Eso decía mucho sobre lo poco que la valoraban.

De hecho, dudaba que su propia familia fuera mejor que los Barrett.

Otro mensaje de Rosie la sacó de sus pensamientos. "Brenna, te estaré esperando".

"De acuerdo", respondió la otra.

Como era prácticamente imposible conseguir un taxi a esa hora, Brenna no tuvo más opción que tomar el camión; se bajó en el Restaurante Flavor.

El establecimiento era el colmo del lujo en Shirie, además del favorito de la élite de la ciudad. Cenar ahí implicaba gastar una fortuna.

En el momento en que Brenna empujó la puerta y entró al restaurante, una ráfaga de aire fresco y revitalizante la envolvió, protegiéndola del sofocante calor del verano. Instantáneamente, sintió los pulmones más ligeros.

El restaurante estaba tranquilo, casi vacío, así que nadie se fijó en ella, a excepción de una mesera que se le acercó con una sonrisa cortés.

La empleada era joven, bonita y probablemente estaba en sus veintes. Además, llevaba un uniforme rojo hecho a la medida, que irradiaba profesionalismo. "Bienvenida, señorita. ¿Es usted Brenna Harper?", la recibió.

"Sí. Los Harper me pidieron que los viera aquí. ¿Puedes decirme en qué habitación están?", inquirió la aludida, pues tras recorrer el lugar con la mirada, no le pareció que nadie estuviera esperándola, lo que significa que su familia debía estarla esperando en una habitación privada.

La camarera mantuvo su sonrisa pulida intacta, mientras estudiaba sutilmente el atuendo casual de Brenna, que consistía en una blusa blanca simple, con el estampado de un personaje de videojuego, debajo de una camisa a rayas tan grande que caía más allá de sus shorts de mezclilla desgastados. Además, una vieja gorra de béisbol descansaba sobre su cabeza, ocultando parcialmente su pelo ondulado y con algunos mechones pintados de un azul intenso.

Brenna tenía la piel suave y sus facciones eran delicadas pero llamativas. Además, el audaz labial azul que llevaba añadía un toque rebelde a su apariencia. Eso sin olvidar que su voz era clara y nítida, por lo que podía llamar sin esfuerzo la atención de los comensales cercanos.

"Señorita, por favor, sígame", dijo la mesera, haciendo un gesto hacia una mesa. Luego añadió: "Una mujer de la familia Harper la esperó aquí por más de una hora, pero tuvo que irse para atender algo urgente. Dijo que volverá pronto. Sin embargo, ella ya ordenó para usted, así que, por favor, siéntese. Los platillos llegarán pronto".

Brenna se acercó a la mesa para seis y se instaló en la silla frente a la puerta, aventando su mochila en el asiento de al lado.

Instantes después, la mesera regresó con un jugo de naranja fresco y habló cortésmente: "Por favor, disfrute. La comida estará lista en breve".

Brenna asintió y le agradeció, aunque seguía confundida. ¿No se suponía que la familia Harper estaba pasando por dificultades económicas? ¿Por qué la había citado en un restaurante tan elegante?

No entendía lo que su verdadera familia planeaba, así que sacó su celular y le envió un mensaje a Rosie.

"Ya estoy aquí. ¿Cuándo te me unirás?".

"Estoy en una reunión ahora mismo, así que podría tardarme un poco. Tú no te preocupes por mí; solo come", respondió la otra casi al instante.

'¿Una reunión?', pensó Brenna, con el ceño fruncido, tras leer el mensaje. '¿No se supone que los Harper viven en un pueblo pobre y lejano? Si ese fuera el caso, ¿qué hace Rosie en una reunión? ¿Será falsa la información que recibí sobre la familia Harper?', reflexionó.

Acto seguido, miró a su alrededor y se percató de los reservados semiprivados junto a las ventanas. Los ocupantes estaban ocultos a la vista, pero el suave murmullo de sus conversaciones se filtraba en el aire.

Pronto, la camarera llegó con un carrito y, en segundos, la mesa se llenó de platillos bellamente presentados: todas eran porciones pequeñas, pero meticulosamente elaboradas.

Mientras tanto, en uno de los reservados semiprivados, tres mujeres estaban sentadas alrededor de una mesa, que tenía filetes y jugo de naranja.

La que portaba un vestido blanco dejó su celular, curvó sus labios en una sonrisa y les preguntó a sus acompañantes: "Entonces, ¿qué opinan?".

Se trataba de Rosie Harper, en realidad la prima de Brenna, aunque había sido criada por sus tíos después de que sus progenitores fallecieron. Los padres de Brenna la trataban como si fuera su hija.

Sentadas frente a ella estaban sus amigas, Sylvie Higgins y Vivian Morrison, ambas de familias prominentes. Sus atuendos eran impecables, su maquillaje perfecto y en la mesa hacían gala de unos modales practicados a la perfección. Las tres habían sido inseparables desde la infancia y lo compartían todo.

"Su cara es decente, pero su sentido de la moda es un desastre", comentó Sylvie, inclinando la cabeza, antes de tomar algunas fotos. Luego organizó las imágenes en un collage.

En el centro colocó una de Brenna comiendo, con la cara desenfocada. Sylvie no se tardó en publicar su obra, con la leyenda: "Restaurante Flavor, avistamiento de una belleza".

Vivian casualmente le dio "Me gusta" a la publicación antes de opinar: "Tiene un aspecto un poco salvaje".

Luego, con una sonrisa burlona, miró de reojo a Rosie y añadió: "A Ethan podría gustarle eso".

En el acto, esta perdió la sonrisa, pues lo último que quería era que su prometido se fijara en su prima. El acuerdo matrimonial entre las familias Mitchell y Harper requería que un miembro de los Harper se casara con el hijo de la familia Mitchell, pero nunca se especificó quién podía hacerlo.

"No digas cosas así", le dijo a su amiga, lanzándole una mirada de advertencia.

"Vivian tiene razón. Brenna tiene el tipo de figura que les gusta a los hombres. Imagínate la reacción de Ethan si la viera así", se sumó Sylvie, reclinándose en su asiento.

"No importa lo bonita que sea o qué tipo de figura tenga. Después de los eventos de hoy, Ethan no volteará a verla ni por error", respondió Rosie, con el ceño fruncido.

Las tres compartieron una risa silenciosa.

Sylvie miró hacia la mesa de Brenna, quien prácticamente ya se había terminado toda la comida, y comentó: "Tiene bastante apetito. ¿Los Barrett no la alimentaron bien? Solo miren la forma en que devora todo. Es obvio que nunca ha disfrutado de una cena gourmet antes".