Capítulo 6 Solo tratábamos de ayudar

Vivian se quedó paralizada, con una expresión de confusión en su rostro. ¿No se suponía que Ethan debía estar en ese momento en una reunión de alto nivel en el Grupo Mitchell?

Un escalofrío la recorrió cuando sus ojos se encontraron con la mirada fría e indiferente del hombre. De hecho, la sensación era muy similar a que le hubieran echado encima un balde de agua fría. El aura del recién llegado era tan imponente que fue incapaz de sostener la vista y terminó bajando la cabeza.

Sabía que él no solo era un empresario exitoso, sino también una de las figuras más poderosas en Shirie. Como CEO del Grupo Mitchell, un imperio de miles de millones de dólares con miles de subsidiarias, su poder era incomparable. Además, era guapo, soltero y rico, justo el tipo de hombre que las mujeres de la alta sociedad soñaban con conocer. De hecho, una simple conversación con él se consideraría un honor.

En ese instante, Vivian sintió que una extraña sensación la invadía. Ethan la estaba tocando, específicamente, apretándole la muñeca. No podía importarle menos que estuviera comprometido con su mejor amiga.

Sin embargo, apenas notó la creciente frialdad en la expresión del hombre, su fantasía se desmoronó.

Instantes después, se obligó a pensar lógicamente. Se dijo que no era raro que Ethan estuviera ahí, pues era un establecimiento de alto nivel. Lo extraño era que hubiera intervenido en el asunto.

'¿Será posible que se interesara en Brenna? Tal vez por eso intervino, para ayudarla', reflexionó Vivian, cada vez más confundida, pues sin importar cómo mirara el asunto, nada tenía sentido.

Luego, desvió la mirada e intentó zafarse del agarre de Ethan, diciendo: "Señor Mitchell, me está lastimando...".

Sylvie percibió que la situación se estaba saliendo de control. Según lo que Rosie le había contado, Ethan era un hombre reservado y distante, pero amable. El Grupo Mitchell donaba miles de millones a la caridad cada año, y de hecho, él era conocido por su labor filantrópica. Se convenció de que ver a alguien siendo acosado lo había impulsado a actuar.

"Señor Mitchell, creo que hubo un malentendido; solo estábamos bromeando con esta señorita. Lo que queríamos decir era que ella no debió haber comido en un sitio que no podía pagar. Le estábamos recordando eso amablemente", expresó rápidamente, en un intento por desescalar la situación.

Rosie, que observaba todo desde la puerta, contuvo la respiración. No podía ser descubierta, pues si Ethan se enteraba de que ella estaba detrás de eso, todos sus planes estarían en peligro: él podría negarse a comprometerse con ella. Las consecuencias serían demasiado grandes.

Afortunadamente, después de una tensa pausa, Ethan soltó la muñeca de Vivian. Acto seguido, sacó un pañuelo de su bolsillo y, sin decir nada, se limpió meticulosamente los dedos, como si estuviera deshaciéndose de cualquier impureza.

Vivian se tensó y un destello de vergüenza cruzó su rostro. Sin embargo, rápidamente se forzó a sonreír educadamente y, en un intento por explicar la situación, declaró: "Señor Mitchell, esta mujer vino vestida con ropa barata, que máximo vale unos doscientos dólares, pero aun así entró al restaurante haciéndose la digna. Sabía que no podía permitirse cenar en un lugar como este, pero aun así pidió una mesa entera de comida. Es obvio que solo está tratando de crear problemas".

Sylvie asintió entusiastamente y se sumó a los ataques. "¡Exactamente! Solo intervenimos porque no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Si no puede pagar, tiene que quedarse trabajando aquí para pagar su deuda. Con sus habilidades, seguramente solo podría lavar platos para saldar su deuda, así que le tomaría unos diez años pagar su cuenta. Por eso, nosotras...".

Brenna de repente dejó escapar una carcajada y, con los brazos cruzados, intervino: "Déjenme ver si entendí bien su punto. Humillarme y exigirme que me arrodillara para limpiar los zapatos, ¿era por mi bien?".

Ethan frunció aún más el ceño, así que Vivian entró en pánico. "No, no", exclamó. "¡Eso no es lo que queríamos decir! Señor Mitchell, solo tratábamos de ayudar. Si ella no podía pagar, nosotras estábamos dispuestas a cubrir su cuenta. Todo lo que le pedíamos a cambio era que trabajara en nuestras casas como empleada doméstica para pagarnos. Pero en lugar de agradecernos por nuestra amabilidad, ahora se hace la víctima".

Él permaneció tranquilo, como si su intervención anterior nunca hubiera ocurrido. Podía ver que, a pesar de las acusaciones, Brenna no mostraba ningún signo de inquietud. Además, aunque su ropa era sencilla, había algo en ella que insinuaba que no necesitaba ser rescatada.

Por su parte, Brenna se concentró en la mesera, que había estado tratando de pasar desapercibida desde que Ethan llegó. Mirándola fijamente, la confrontó. "Nunca dije que me iba ni pedí la cuenta. Entonces, ¿por qué me pediste que pagara antes de tiempo? ¿Esta es la clase de servicio que el Restaurante Flavor ofrece a sus comensales?".

Inmediatamente, todas las miradas se posaron en la camarera, quien palideció al instante. Ella solo estaba siguiendo órdenes y nunca se imaginó que terminaría bajo los reflectores de esa forma. Sabía que no podía ofender a tantas personas importantes ni perder su bien remunerado trabajo.

Por eso, en un intento desesperado por salvarse, señaló hacia la puerta y escupió: "¡No fue mi decisión! ¡Esa señorita Harper me ordenó hacerlo!".

Rosie sintió que se le hundía el corazón. En ese momento, odiaba a la mesera por haberla expuesto y, como todas las miradas estaban sobre ella, no tuvo más remedio que entrar.

"Ethan... Yo no lo hice. Ella miente. ¿Por qué le pondría las cosas difíciles a una desconocida?", dijo, con una sonrisa forzada.

Brenna, sonriendo, levantó casualmente su celular, dejando a la vista de todos su conversación con la recién llegada. "Rosie, ¿ves esto? Tú lo planeaste todo. ¿Aun así vas a negarlo?".

Ethan clavó su mirada en el dispositivo. Tras darle un rápido vistazo a los mensajes, se concentró en Rosie y pronunció con calma: "Ella es tu hermana. ¿Por qué le hiciste esto? Lo mejor es que expliques la situación ahora".

Una gama de emociones pasó por el rostro de Rosie, quien en ese instante no sabía cómo responder. "¡Esto es ridículo! Hasta hace unos segundos estaba en una reunión de la empresa; ¿cómo podría haber planeado esto? Es...", replicó después de un rato.

"¡Esta señorita Harper fue realmente la mente maestra! ¡Ella me pidió que lo hiciera!", la interrumpió con voz firme la camarera, antes de que pudiera terminar.

Para respaldar sus palabras, sacó su celular y le mostró a Ethan los mensajes que intercambió con Rosie. Luego añadió: "Señor Mitchell, yo solo soy una simple empleada aquí. Incluso si tuviera el valor de hacer algo así, jamás me atrevería a maltratar a una clienta de esa manera".

Él frunció el ceño. Entonces, la mesera del Restaurante Flavor cedía ante el soborno para tratar mal a una comensal. Este asunto por sí solo hacía que no fuera apta para trabajar en un lugar de ese calibre. Sin decir nada, sacó su celular y le envió un mensaje al dueño del restaurante.

Mientras tanto, Brenna agarró el dispositivo de la mesera, tocando unas cuantas veces la pantalla para mostrar los registros de transferencia que le había mandado Rosie. Luego, lo levantó para que su pariente lo viera y, con una sonrisa, soltó: "Bueno, querida hermana, parece que no quieres que vuelva a casa, ¿verdad?".

Ethan tiró su pañuelo usado en el bote de basura y posó sus ojos en Rosie. Con una expresión indiferente, la cuestionó: "¿Te gustaría explicar esto?".