Capítulo 4 Capítulo 4

Amethyst

Es el hombre más hermoso que he visto en mi vida.

Ese no debería haber sido mi primer pensamiento. Quiero decir, la diosa de la luna me dio una pareja y yo pensaba que era guapo, hasta que lo vi a él. Es de otro mundo, desde sus ojos de zafiros casi transparentes, que parecen poder mirar dentro de mi alma hasta el cabello negro que se funde con la noche. Los laterales de su cabeza afeitados hasta el cuero cabelludo, dejando el centro desordenado y cayendo en cascada por su frente. Sus rasgos juveniles y, sin embargo, completamente maduros, la afilada línea de la mandíbula que fácilmente podría partirme la piel. Se fundía con el bosque, vestido por completo de negro. La chaqueta de cuero cubría su cuerpo musculoso, sus muslos gruesos encerrados en jeans y completados con botas de combate.

Debería huir de este extraño, pero el brillo de sus ojos me lo impide.

"Es piadoso", jadeó Jade asombrada y ni siquiera nuestro compañero justificó esa reacción de ella.

'En efecto'

Dio un paso cauteloso hacia mí, pero Jade emitió un gruñido y se detuvo. Su aroma me trajo algo que nunca había sentido: seguridad y paz. La continua espiral de emociones que experimenté en la manada Stone Heart siempre me dejó con los nervios de punta, mi corazón y la humanidad bailando en una delgada línea entre vivir y morir. Pero su olor inundó mi mente y calmó mi acelerado corazón. Por primera vez, no lo sentí como una amenaza.

"Seguro, se siente seguro", murmuró Jade con cautela.

"¿Eres Amethyst?" su voz profunda preguntó por segunda vez, sacándome de mis pensamientos.

No podía comunicarme con él en forma de lobo, pero tampoco podía cambiar, ya que me quedaría completamente desn*da, la ropa se hizo trizas al transformarme. A pesar de la abrumadora sensación de protección que transmitió, no pensé cambiar, aunque fuera algo normal para los de nuestra especie.

Jade inclinó la cabeza hacia abajo como respuesta. Por un segundo, el alivio brilló en su mirada, una sonrisa se formó en sus labios y yo no estaba preparada para eso. Su rostro era una obra de arte, pero además, esa sonrisa... era impresionante.

"Te he estado buscando por todas partes", susurró suavemente.

Jade inclinó la cabeza, tratando de entender por qué mi presencia le ha traído esa sonrisa. Tras un momento, el viento se levantó mientras las hojas se balanceaban hacia el norte. El frío alborotó mi pelaje y su cabello. Debía haber leído mis pensamientos, porque de repente se quitó la chaqueta de cuero, el brillo de la luna iluminó su brazo izquierdo que estaba lleno de tinta oscura, diseños intrincados que no pude distinguir.

Arrojó la chaqueta cerca de mí. "Sería mejor que cambiaras para tener esta conversación"

De repente, se dio la vuelta para darme un poco de privacidad. Esto demostró esa emoción que transmitía: protección.

"Tu turno, morado", se rio Jade mientras me dio el control.

Instantáneamente un escalofrío recorrió mi piel, y me puse rápidamente la chaqueta. Era gigantesca, me tapaba por completo. Me llegó hasta la rodilla, envolviéndome en el cuero con olor a él. Fue extrañamente reconfortante.

"Puedes darte la vuelta ya", le dije.

Sus anchos hombros se ponían rígidos un segundo antes de relajarse, los músculos de su espalda me provocaron al darse la vuelta. Estábamos a un metro y medio de distancia y la diferencia de altura era inmensa, me detuve debajo de su pecho y era aterrador, ya que a Mason solo me llegaba hasta el hombro. Este tipo tenía un tamaño monstruoso, superaría a Mason, lo que demostró a que no era un niño, sino un hombre.

Nuestros ojos se encontraron y algo destelló entre esos orbes claros, como un relámpago. Metió las manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros.

"¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?" Pregunté, haciéndome a la idea de la situación.

Se aclaró la garganta. "Lo siento. Mi nombre es Kaden Throne y te he estado buscando durante los últimos tres meses.

Arqueando el ceño le pregunté, "¿Por qué? ¿Eres de la manada Stone Heart?"

La mirada de Kaden transmitió disgusto ante la mención de mi antigua manada. "No"

"Soy de la manada Blood Moon".

El shock fue inmediato, el miedo de pronto inundó mi columna, abrumándome. Mi corazón parecía detenerse, la mera mención de la manada evocó terror. "La manada asesina Blood Moon" recité.

Él asientió con la cabeza; el tenso rechinar de sus dientes afilando su mandíbula. Estaba orgulloso, no se avergüenzaba de pertenecer de la manada más sedienta de sangre.

"Por qué... ¿qué quiere la manada Blood Moon de mí?" Tartamudeé, la temperatura de mi cuerpo subió mientras el aroma de su chaqueta me servía de consuelo.

Kaden movió la cabeza de un lado a otro, con profunda concentración antes de volver a mirarme. "Me temo que no puedo darte los detalles aquí. Si vienes conmigo al territorio, te contaré todo"

El tono de sus palabras indicaba que lo que tuvo que decir era importante, información confidencial. Pero no pude irme con un extraño, un hombre de la manada más letal.

Sacudí la cabeza y dije, "No puedo ir contigo, ni siquiera te conozco. Por lo que sé, me estás atrayendo a mi muerte."

La expresión de su rostro me llegó al corazón, por un breve momento ofendí a Kaden. "Nunca te haría eso"

Es una promesa que perdurará en el tiempo.

"Se trata de tus padres, Amethyst", afirmó.

No estaba preparada para eso, ni en un millón de años. El sueño de conocer a mis padres siempre ha estado en el fondo de mi mente, lo había apartado muy lejos para protegerme de una amargura y tristeza que arruinarían mi vida.

Pero él sabía algo acerca de mis padres y no podía desperdiciar la oportunidad. "¿Están vivos?"

Su silencio duró minutos, pero parecieron pasar horas. "Están muertos"

Todo se hizo añicos, aunque yo ya era solamente el caparazón roto de una persona. Necesitaba saber los detalles; necesitaba saber qué les pasó. Tenía tantas preguntas que quedarían sin respuesta si no fui con él. No había mucho que perder, porque fui una vagabunda y caminar hacia el vientre de la manada más asesina no parecía tan aterrador cuando no tenía nada por lo que vivir.

"Está bien, iré contigo, Kaden"