Amor Letal

4
Capítulo 6 El deseo img
Capítulo 7 Contra reloj img
Capítulo 8 Mi primer empleo img
Capítulo 9 Un contrato img
Capítulo 10 Sin cronicidad img
Capítulo 11 Mi Karma img
Capítulo 12 ¿Virgen img
Capítulo 13 Garabatos img
Capítulo 14 Venimos de la noche img
Capítulo 15 Alfa y Omega img
Capítulo 16 Todo buen negocio, genera placer img
Capítulo 17 Toda novedad excita... img
Capítulo 18 El castigo img
Capítulo 19 Ella, mi salvación img
Capítulo 20 Una amistad inusitada img
Capítulo 21 Cayendo al abismo img
Capítulo 22 Vaivén de emociones img
Capítulo 23 Intentando descifrarlo img
Capítulo 24 ¡Te extraño! img
Capítulo 25 Una verdad que duele img
Capítulo 26 Una oportunidad img
Capítulo 27 Una propuesta tentadora img
Capítulo 28 Strictu Senso img
Capítulo 29 Un recuerdo difícil de olvidar img
Capítulo 30 El pasado vuelve img
Capítulo 31 Déjà Vu img
Capítulo 32 Un pacto cumplido img
Capítulo 33 ¡Bienvenida al verdadero mundo del placer! img
Capítulo 34 Shibari img
Capítulo 35 Un secreto mortal img
Capítulo 36 Una confesión inesperada img
Capítulo 37 Cambio de rol img
Capítulo 38 Una promesa img
Capítulo 39 Mi teoría sobre el placer img
Capítulo 40 La Divina Comedia img
Capítulo 41 Un éxito que no esperaba img
Capítulo 42 Un paso entre amor y odio img
Capítulo 43 Retrospectiva de un asesinato img
Capítulo 44 Retrospectiva de un asesinato 2 img
Capítulo 45 Dos días de estar sin ti img
Capítulo 46 Dos días de estar sin ti 2 img
Capítulo 47 Reincidente img
Capítulo 48 No fue un sueño... img
Capítulo 49 A la deriva img
Capítulo 50 Invadiendo mi espacio img
Capítulo 51 Una noche de lluvia img
img
1   /   1
img

Capítulo 4 Límites

"Cuando la imaginación no tiene límites, roza los espacios intangibles de la muerte."

Abrí la puerta de la calle. Ella estaba allí, parada frente al portal.

–Me habías dicho que no vendrías más a verme–dije con todo el sarcasmo que me era posible.

Mientras estaba frente a ella, su mirada reflejaba deseo, ansiedad y un dejo de miedo

–¡No sé qué hago aquí!, yo no debería estar aquí, mejor me voy–dijo con voz temblorosa; intentaba escabullirse hacia la salida.

Rápidamente la tomé por el brazo con firmeza, lanzándola contra la pared. Dejó escapar un quejido de dolor, al golpearse. Mas no se movió, salvo por sus estremecimientos involuntarios que mostraban el miedo que debía estar sintiendo.

–Ya estás aquí y yo sé a que viniste– le dije, sujetándola por el cuello.

Podía sentir como se estremecía y eso elevaba mi morbo y mi deseo, su respiración se aceleró al sentir mi mano apretando con fuerza. Toda su piel se encontraba erizada, todo su ser estaba en mis manos.

Sentía que podía hacer con ella lo que quisiera y no tendría oposición alguna. La halé y condujé hacia la sala. Ella me siguió sin decir nada, la obligué a arrodillarse con mi mano sobre su hombro. Ella se dejó caer sabiendo lo que se avecinaba, me inclino para besarla agarrándola por el mentón, la beso con fuerza, mientras la sostengo por el cabello.

Cuando vi que se estaba emocionando, la separé de mí:

–Dame tus manos–le dije con firmeza.

Ella las levantó sin demora, las tomé con las mías y las puse sobre mi pantalón. Ella se encargo del resto, ya sabía exactamente qué hacer y cómo hacerlo.

En pocos segundos mi pantalón estaba en al suelo y ella dejaba entrar y salir una y otra vez mi pene en su boca. Su manera de felar era increíble, por supuesto, yo le había enseñado a hacerlo. Durante muchos encuentros le había explicado con detalle cómo desempeñarse para complacerme, ahora era toda una veterana en el arte del sexo oral. La tomo del cabello y me afinco hasta provocarle arcadas. Aun así no muestra desagrado o necesidad de que me detenga.

Saqué mi pene de su boca y le dije:

–Saca la lengua–una vez más lo hizo sin demora, y sin cuestionar mis órdenes.

Con mi falo, golpié su lengua, su boca húmeda de saliva se sentía muy suave. La levanté del suelo y metí mi mano bajo su falda; justo como lo imaginaba, toda su ropa interior estaba mojada.

Recordé brevemente uno de nuestros encuentros pasados, donde me dijera:

–Recuerdo que no me gustaba el sexo oral, me parecía desagradable. Los hombres con los que estuve en el pasado me generaban ciertas náuseas a la hora de hacerlo, no sé si era por su higiene o el sabor de su lubricante seminal, era desagradable. Pero al hacértelo a ti lo disfruto mucho, tu pene me resulta hermoso, no sé si es por estar circuncidado. El olor y el sabor de tu cuerpo y tus fluidos me excitan mucho.

Después de eso siempre metía mis dedos en su vagina, cuando me hacías sexo oral, sólo para confirmar que era cierto.

Una de esas veces, pude ver como sus propios fluidos corrían por sus piernas, mientras yo le tocaba y ella usaba su boca para darme placer.

La coloqué de espaldas a mí e inclinándola sobre la mesa, bajé su ropa interior y entré en su cuerpo vigorosamente. Ella dejó escapar un profundo gemido mientras se agarraba de la mesa. Yo la penetraba con toda la fuerza de la que disponía, haciendo sonar nuestros cuerpos al chocar. No, no quería hacerle el amor, no quería romantizar el momento, quería cogerla; quería que su vagina no deseara aventurarse a buscar otros hombres.

Con el pensamiento de que ninguno la podría satisfacer, quería que me sintiera hasta lo más profundo de sus entrañas. Ella gemía, jadeaba, gritaba, ponía las manos en mis muslos con la intención de contener las acometidas que le daba.

Solté su cuello y sujeté sus dos manos detrás de su espalda; ya no podía defenderse. Al agarrarla de esa forma podía afincarme aún más dentro de su cuerpo:

"Siénteme, quiero partir tu vagina en dos pedazos, quiero que me supliques que me detenga porque el placer te va a volver loca" pensaba.

Ella a veces gemía, a veces gritaba. ¿Acaso puedes venir aquí simplemente a decirme que te vas de mi vida? Yo sé que no puedes, yo sé que me amas tanto como deseas no hacerlo. Yo sé que tu cuerpo te va a traer a mí siempre, aunque tu mente diga lo contrario. ¿Para qué pierdes el tiempo intentando alejarte de mí? ¿Acaso crees sinceramente que puedes estar sin mí?

Cada uno de esos pensamientos hacia que incrementara mi fuerza al penetrarla y agarrarla; pude notar que ya sus piernas temblaban, tomándola por el cabello la levanté de la mesa de un sólo tirón.

La conduje hasta mi habitación, prácticamente arranque toda su ropa y la lancé sobre la cama. Abrí sus piernas y comencé a lamer los labios de su vagina, mientras introducía mis dedos buscando su estallido orgásmico.

Ella sólo podía aferrarse a la cama, sus ojos se ponían blancos y sus gemidos se intensificaban:

–¡Por favor, métemelo!– dijo casi sin voz.

Levanté sus piernas hasta el pecho nuevamente, penetrándola con toda mis fuerzas.

Apretaba sus senos, mordía sus pezones, la volvía a tomar por el cuello. Esse momento vienen a mi mente los recuerdos de nuestro último encuentro; un flaybacks de imágenes y sonidos que se vuelcan en mi cabeza:

–¡Ya no puedo estar contigo!–me decía– me haces daño, no te importa nada de lo que me pasa, no eres atento, puedo desaparecerme un mes y eres incapaz de escribirme un estúpido mensaje, yo no puedo con tus intermitencias y cuando nos vemos aunque el sexo sea increíble después de cogerme puedes dormirte sin siquiera decirme nada, sólo despiertas a buscar comida porque te da hambre, pero no me invitas a cocinar contigo, no tienes ningún gesto dulce conmigo, no eres capaz ni de dedicarme una frase bonita.

–En este momento, si quiero hacerte daño, quiero que tu vagina grite de tanto placer, que olvides las estupideces que siempre me dices, tú vienes a mí buscando placer, no dulzura. Yo nunca te ofrecí esas cosas, yo sólo te ofrecí sexo desde el principio. ¿Por qué tienes que complicarlo todo? ¿Qué más quieres de mí? ¿Quién es capaz de cogerte así como yo? ¿Por qué tu afán de complicar las cosas que son tan simples? Aún espero tu maldita respuesta Bianca.

you_might_like

Anal masivo. 2 estudiantes para 10 hombres.

Otros Emilia Dark

El propio padrastro seduce a Anya. Luego, ella escapa de él hacia la residencia y se encuentra con su amiga Katya. Katya sabe mucho sobre el sexo y sugiere probar algo inusual: hacerlo con varias parejas a la vez. Al principio, Anya duda, pero el deseo de experimentar algo nuevo resulta más fuerte que el miedo. Ella accede a participar en la orgía.

Esclava sexual para dos profesores

Otros Emilia Dark

Katerina es una esclava por naturaleza, siempre dispuesta a cumplir los deseos más perversos de su Amo. Encuentra a dos profesores de la universidad donde estudia, y juntos se sumergen en un torbellino de lujuria, explorando los límites de lo permitido... y yendo mucho más allá. Katerina lo prueba todo, pero no se detiene ahí: abre los rincones más oscuros de su naturaleza pervertida -todos sus secretos sexuales-, muchos de los cuales ni siquiera sabía que existían.

Amor Letal

Otros RoxMar

Una pasión inesperada surgirá cuando Bianca, una joven bibliotecaria conozca fortuitamente a Fausto, un escritor reconocido en la localidad. Un primer encuentro entre ambos desata una conexión especial, cargada de complicidad y deseo. Ambos serán arrastrados hacia los límites de la pasión y la muerte.

Encontrando el camino

Otros Maday

Las historias mejor escritas siempre han sido de amor, pero ¿qué pasa cuando el amor es el causante de que tú corazón sufra? Los planes, los lugares, los temas de conversación, los recuerdos, todo duele, el dolor parece no tener fin y solo buscas algo a lo que aferrarte para no hundirte, patético lo sé, pero algunos no somos tan fuertes o solo nos falta descubrir nuestra propia fuerza y encontrar el camino

What You Turned Me Into

Otros Harvin Cordova

Años atrás, la convirtieron en el blanco de burlas, golpes y silencios que dolían más que cualquier palabra.

LA PERSONA EQUIVOCADA

Otros Alex2984

Ferney, es un joven cristiano dedicado en las labores de la Iglesia, y cada día de por medio, madruga a trabajar en la Iglesia. Cuando una mañana se encuentra a una persona accidentada tirada en el pavimento, y se baja de su moto ayudar a esta persona. Y la lleva hasta el hospital más cercano. Pero es culpado de ese accidente, el cual le crea grandes problemas para su vida...