PACTO DE AMOR BAJO JURAMENTO
img img PACTO DE AMOR BAJO JURAMENTO img Capítulo 3 ELLA NECESITA SANAR
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Capítulo 6 SU ELECCIÓN img
Capítulo 7 CLÁUSULA INQUEBRANTABLE img
Capítulo 8 CADENAS INVISIBLES img
Capítulo 9 NOCHE DE SOMBRAS img
Capítulo 10 UN SALVADOR MUY PELIGROSO img
Capítulo 11 PERIODICOS img
Capítulo 12 ENTRE EL DOMINIO img
Capítulo 13 SU SALVADOR img
Capítulo 14 Un amor que no puede ser img
Capítulo 15 GRABACIÓN img
Capítulo 16 PERDER EL CONTROL img
Capítulo 17 ALEMANIA img
Capítulo 18 Discusiones y negocios img
Capítulo 19 Los pensamientos de ella img
Capítulo 20 REGAÑOS img
Capítulo 21 Dejar la Empresa img
Capítulo 22 Lo que yo decido se hace img
Capítulo 23 MURMULLOS img
Capítulo 24 Una llamada complicada img
Capítulo 25 DOMINIO Y PODER img
Capítulo 26 Primer beso img
Capítulo 27 INCOMODIDAD img
Capítulo 28 DOS TITANES img
Capítulo 29 UNA GRABACIÓN MÁS img
Capítulo 30 JARDIN img
Capítulo 31 LA NOCHE JUNTOS img
Capítulo 32 Días después img
Capítulo 33 SOLO QUIERE POSEERTE img
Capítulo 34 ELLA ERA SUYA img
Capítulo 35 MI PRIMERA VEZ ES CONTIGO img
Capítulo 36 Perdió el control img
Capítulo 37 Cercanía peligrosa img
Capítulo 38 La observa img
Capítulo 39 Novia y futura esposa img
Capítulo 40 Iniciar el Contrato img
Capítulo 41 Diferente img
Capítulo 42 Consulta img
Capítulo 43 ¿Qué ha ocurrido con ella img
Capítulo 44 No está dispuesto a dejarla img
Capítulo 45 Amorio img
Capítulo 46 La aceptación img
Capítulo 47 Poder y pecado img
Capítulo 48 Salvaje img
Capítulo 49 Unos días después. img
Capítulo 50 La realidad de ella img
Capítulo 51 Olvidando el caos img
Capítulo 52 La reunión img
Capítulo 53 Ella es intocable img
Capítulo 54 Lluvia intensa img
Capítulo 55 Migajas img
Capítulo 56 Roma img
Capítulo 57 Romance en Roma img
Capítulo 58 Regalo y sangre img
Capítulo 59 Llegada de la familia img
Capítulo 60 El orgullo img
Capítulo 61 Una visita img
Capítulo 62 Despedida de soltera img
Capítulo 63 Camino al altar img
Capítulo 64 La farsa que destruye img
Capítulo 65 Un obsequio que destruye img
Capítulo 66 Quiero el divorcio img
Capítulo 67 Sin fuerzas img
Capítulo 68 El silencio del final img
Capítulo 69 Despertar sin alma img
Capítulo 70 Solo huian img
Capítulo 71 Alejarse para recuperarse img
Capítulo 72 Era como una droga img
Capítulo 73 Escucho la grabación img
Capítulo 74 Aclaración img
Capítulo 75 Perdido img
Capítulo 76 Dormir en silencio img
Capítulo 77 En medio de la tormenta img
Capítulo 78 Atrapado img
Capítulo 79 Volver a Italia img
Capítulo 80 Habla por primera vez img
Capítulo 81 Una noche más img
Capítulo 82 Eres mi esposa img
Capítulo 83 Tener hijos img
Capítulo 84 A la vista del mar img
Capítulo 85 Celos img
Capítulo 86 Preparar pizzas img
Capítulo 87 Avances img
Capítulo 88 Visita inesperada img
Capítulo 89 Santorini img
Capítulo 90 Ecos de venganza img
Capítulo 91 Tu eres mi hogar img
Capítulo 92 Un secreto hablado img
Capítulo 93 Dos corazones img
Capítulo 94 Fresas img
Capítulo 95 Amor puro img
Capítulo 96 Susurros al corazón img
Capítulo 97 Hogar eterno img
Capítulo 98 Hablar del embarazo img
Capítulo 99 Plátanos img
Capítulo 100 Regresa pronto img
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Capítulo 3 ELLA NECESITA SANAR

La carretera estaba vacía a esa hora de la noche. El viento helado soplaba con fuerza, pero Alicia Michelle apenas lo sentía, era como si su cuerpo después de tanto dolor en pocas horas haya creado un caparazón de protección.

Estaba sentada en el borde del asfalto, con las rodillas dobladas y los brazos abrazando su cuerpo.

Las lágrimas seguían cayendo sin control. Todo se sentía irreal.

Todo se sentía como una pesadilla de la que no podía despertar, como una cruz cargando con todo el peso del dolor marcada por la traición.

El sonido de un motor acercándose la sacó de su trance.

Un auto negro de lujo se detuvo a pocos metros de ella.

Alicia no levantó la cabeza, pero supo quién era en el momento en que vio los zapatos de cuero negro detenerse frente a ella.

-Alicia.

La voz de Alessandro Morgan era profunda, autoritaria, pero llena de preocupación.

A su lado, Aaron bajó del auto con rapidez.

-¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! -preguntó su hermano con voz dura, acercándose con pasos rápidos-. ¿Por qué estás sola en la carretera a esta hora?

Alicia no respondió.

Ni siquiera levantó la cabeza.

Aaron apretó los dientes, furioso por verla en ese estado.

-¡Respóndeme, Alicia! ¿Qué pasó?

Pero entonces, su padre se arrodilló frente a ella.

Alicia levantó la mirada y vio los ojos de Alessandro.

Ojos que la habían protegido toda su vida.

Ojos que nunca la habían visto tan rota.

No pudo soportarlo.

Soltó un sollozo desgarrador y se lanzó a los brazos de su padre, como cuando era pequeña.

-Papá... -susurró con la voz temblorosa.

Alessandro la sostuvo con fuerza, abrazándola contra su pecho.

-Aquí estoy, mi pequeña. Aquí estoy.

Alicia se aferró a él como si fuera su único ancla en el mundo.

-Papá, duele... -su voz se quebró-. Duele tanto...

Alessandro acarició su cabello con ternura.

-Lo sé, mi amor. Pero no dejaré que esto te destruya.

Alicia sollozó con fuerza, hundiendo su rostro en el abrigo de su padre.

-Me engañaron... -susurró con un hilo de voz-. Marcus... Viviana...

El cuerpo de Alessandro se tensó.

Aaron dio un paso hacia adelante, con los ojos encendidos de furia.

-¿Qué dijiste?

Alicia cerró los ojos con fuerza, sintiendo una oleada de dolor atravesarla de nuevo.

-Me engañaron, Aaron...

Aaron sintió cómo la rabia lo consumía.

Alessandro cerró los ojos por un momento, conteniendo su propio enojo.

Pero cuando volvió a abrirlos, su mirada estaba llena de determinación.

Acarició las mejillas de Alicia con suavidad, obligándola a mirarlo.

-Escúchame bien, Alicia Michelle Morgan.

Su voz era grave, pero firme.

-Nadie, absolutamente nadie, tiene el poder de definir tu valor. No un hombre. No una traición.

Alicia sintió que las lágrimas volvían a llenar sus ojos.

-Pero, papá...

-No. -Alessandro negó con la cabeza-. No dejaré que creas ni por un segundo que eres menos por lo que te hicieron. Eres una Morgan. Eres mi hija. Y el mundo entero va a saberlo.

Alicia tembló, sintiendo el amor incondicional de su padre envolverla.

Pero en su corazón, las palabras de Viviana seguían resonando como un eco envenenado.

Como si hubieran dejado una grieta en su alma.

Aaron dio un paso al frente.

-Marcus Aponte y su familia acaban de firmar su sentencia de muerte.

Su voz era fría, carente de cualquier rastro de la calidez que solía tener con su hermana.

-Voy a destruirlos. Morgan Enterprises va a aplastarlos. Se quedarán sin nada.

Alicia lo miró con los ojos enrojecidos.

-Aaron...

Pero su hermano no la dejó terminar.

-No es negociable. -su tono era letal-. Esto no se queda así.

Alessandro asintió lentamente, sin soltar a su hija.

-Los Aponte cometieron un error que les costará todo.

Aaron sacó su teléfono y marcó un número sin apartar la mirada de Alicia.

-Empiecen a mover los hilos. Quiero que cada contrato, cada inversión y cada socio que tengan los Aponte caiga en desgracia. Que no quede nada de su imperio.

Alicia sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Aaron colgó y guardó el teléfono en su chaqueta.

-Esto apenas comienza.

DIAS DESPUÉS

El viento italiano soplaba con suavidad aquella mañana, llenando la Mansión Morgan con el aroma de los viñedos cercanos. La imponente residencia seguía en silencio, casi melancólica tras los días caóticos que habían sacudido a la familia.

Alicia Michelle se encontraba en el balcón de su habitación, no había vuelto a su departamento, había elegido pasar su duelo causado por el desamor en la Mansión Morgan, observando el horizonte con una taza de café entre sus manos. Sus ojos, que antes reflejaban alegría y confianza, ahora tenían un matiz sombrío, como si en su interior aún quedaran escombros del desastre emocional que había vivido.

Habían pasado 5 días desde la traición.

Cinco días desde que su mundo se vino abajo.

Pero ella había tomado una decisión.

Ya había llorado suficiente.

Ya había sentido el dolor atravesarla como mil dagas.

Era hora de seguir adelante, aunque no supiera cómo.

Sus hermanos ya volvieron cada uno en los respectivos paises en los que se encuentran, Inglaterra, España y Estados Unidos. Su cuñada Katerina se quedó el tiempo suficiente para ayudar a organizar los asuntos empresariales antes de partir junto a Aaron y su pequeño sobrino Alexander era de gran ayuda emocional para ella.

Alicia Michelle había dejado el control de las empresas en manos de su hermano mayor, aunque la Italiana no necesitaba de mucho por Aaron, pero su hermano de todos modos había dado un vistazo hasta que ella volviera y aun Alicia Michelle no estaba lista.

No podía hacerlo ahora.

No podía ponerse al mando cuando ni siquiera sabía quién era en este momento.

-¿Estás segura de esto?

La voz de su madre, Alicia Morgan, la sacó de sus pensamientos.

Alicia Michelle volteó y la vio de pie en la puerta de la habitación, con los ojos llenos de preocupación.

Era la única que aún no la había dejado sola.

Su madre había insistido en quedarse con ella, pero Alicia Michelle sabía que debía enfrentar esta etapa por sí misma.

-Sí, mamá. Necesito estar aquí. Necesito estar sola.

Su madre suspiró, acercándose para tomar su rostro entre sus manos con ternura.

-No quiero dejarte, mi amor. No después de todo lo que ha pasado, sabes perfectamente Alicia que puedes irte con nosotros a Estados Unidos.

Alicia Michelle esbozó una pequeña sonrisa, una que no alcanzó a iluminar sus ojos.

-Lo sé. Pero ir a Estados Unidos no arregla nada mamá.

Alicia Morgan apretó los labios con tristeza.

No quería dejarla.

Pero entendía.

Su hija estaba herida.

No físicamente, pero sí de una forma más profunda.

De una manera que solo el tiempo podía sanar.

-Si en algún momento necesitas algo, cualquier cosa... -susurró-, llámame. No importa la hora ni el lugar.

Alicia Michelle asintió.

-Lo haré, mamá.

Su madre la abrazó con fuerza, como si intentara transmitirle todo su amor en un solo gesto.

Cuando la soltó, sus ojos estaban cristalinos.

-Te amo, Alicia Michelle. No lo olvides nunca.

Alicia Michelle tragó el nudo en su garganta.

-Yo también te amo, mamá.

La vio marcharse con el corazón encogido.

Vio cómo su auto desaparecía por el camino de piedra hasta la carretera principal.

Y cuando se quedó completamente sola en aquella mansión inmensa, se dio cuenta de que, por primera vez en su vida, solo se tenía a sí misma.

Suspiró y cerró los ojos.

Había elegido estar sola.

Pero eso no significaba que la soledad no doliera.

            
            

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