La Heredera Oculta
img img La Heredera Oculta img Capítulo 4 Primer paso en la fortaleza
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Capítulo 6 El choque de poder: Fausto y Matías img
Capítulo 7 Nuevos rostros, nuevas sombras img
Capítulo 8 Sombras de desdén y la estrategia de confianza img
Capítulo 9 Enemigos ocultos: la sombra que acecha a Fausto Renier img
Capítulo 10 El rostro oscuro del poder img
Capítulo 11 La mirada que despierta sospechas img
Capítulo 12 Cambios en la mirada img
Capítulo 13 Primer acercamiento: un encuentro cargado de emociones img
Capítulo 14 La verdad oculta img
Capítulo 15 El testamento oculto img
Capítulo 16 El respaldo inesperado img
Capítulo 17 Un nuevo rol img
Capítulo 18 La traición al descubierto img
Capítulo 19 El primer roce: una chispa inesperada entre Inés y Matías img
Capítulo 20 La humillación pública img
Capítulo 21 Las primeras dudas img
Capítulo 22 Confesiones en la penumbra img
Capítulo 23 Sombras de lealtad: la verdad oculta de Matías img
Capítulo 24 Casi beso: la huida de un deseo prohibido img
Capítulo 25 La llamada del padre: la primera cita privada con Fausto img
Capítulo 26 El límite entre el deber y el deseo img
Capítulo 27 Tras las sombras del poder img
Capítulo 28 Ojos en las sombras img
Capítulo 29 Lazos secretos: el inicio de un romance prohibido img
Capítulo 30 La verdad al alcance: Inés encuentra pruebas de su origen img
Capítulo 31 La intervención decisiva img
Capítulo 32 El secreto revelado img
Capítulo 33 Confesiones y sentimientos img
Capítulo 34 El fantasma del pasado img
Capítulo 35 Las dudas de Matías img
Capítulo 36 Un respiro antes de la tormenta img
Capítulo 37 La amarga verdad img
Capítulo 38 La filtración que sacude los cimientos img
Capítulo 39 La orden que sacude el imperio img
Capítulo 40 La desaparición que inquieta al imperio img
Capítulo 41 El ataque que sacude Renier Corp img
Capítulo 42 El hallazgo inesperado: la partida de nacimiento img
Capítulo 43 La verdad revelada: hermanos de sangre img
Capítulo 44 Bajo la lupa: Fausto y la sombra de la corrupción img
Capítulo 45 El arte de la mentira: Isadora mueve los hilos img
Capítulo 46 El terremoto silencioso: el mundo empresarial responde img
Capítulo 47 La verdad en la sangre: el ADN que rompió el imperio img
Capítulo 48 La caída de la princesa: Sofía es arrestada img
Capítulo 49 Bajo el estrado: Inés enfrenta su verdad img
Capítulo 50 El colapso del gigante img
Capítulo 51 Las raíces del mal: la red oculta de Fausto img
Capítulo 52 El filo del miedo: el intento de secuestro img
Capítulo 53 Sangre en el asfalto: Matías cae por ella img
Capítulo 54 El Rey Rinde la Corona img
Capítulo 55 Juntos en las ruinas img
Capítulo 56 Un disparo en la oscuridad img
Capítulo 57 El lobo extranjero en la puerta img
Capítulo 58 La venta oculta de Isadora img
Capítulo 59 El escándalo que sacude Renier Corp img
Capítulo 60 La reconciliación que sana viejas heridas img
Capítulo 61 El chantaje del pasado: la amenaza bajo la superficie img
Capítulo 62 Las huellas de una madre: el viaje hacia la verdad img
Capítulo 63 Herencias manchadas: lo que deja el pasado img
Capítulo 64 El regreso de Sofía: el rencor que arde bajo la piel img
Capítulo 65 La fuerza que crece en la oscuridad: la huida de Inés img
Capítulo 66 Más allá de las fronteras img
Capítulo 67 Celos silencioso img
Capítulo 68 El dilema del perdón img
Capítulo 69 Caos en la repartición img
Capítulo 70 El ascenso imparable img
Capítulo 71 El susurro de la calma img
Capítulo 72 El plan de Fausto para destruirlos img
Capítulo 73 La partida de Matías img
Capítulo 74 El ataque final de Sofía img
Capítulo 75 La Coronación de la Heredera img
Capítulo 76 El Regreso de Matías: Entre Sombras y Decisiones img
Capítulo 77 Nuevo Comienzo con su Pareja img
Capítulo 78 Visita a la Tumba de su Madre img
Capítulo 79 Inés crea una nueva empresa con ética img
Capítulo 80 La muerte de Fausto en prisión img
Capítulo 81 Una nueva visión de familia img
Capítulo 82 El último gran logro img
Capítulo 83 La última conversación img
Capítulo 84 Nuevo viaje hacia una vida tranquila img
Capítulo 85 Inés escribe un libro sobre su madre img
Capítulo 86 Diez años después img
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Capítulo 4 Primer paso en la fortaleza

Inés consigue entrar como asistente junior en Renier Corp.

La mañana en que Inés Calderón cruzó por primera vez las puertas de Renier Corp, el edificio se erguía ante ella como una colosal fortaleza de cristal y acero. Las torres espejadas reflejaban el cielo despejado, mientras la brisa de la ciudad parecía jugar con las hojas de los árboles en la plaza principal, ajena al fuego contenido en su interior.

Para muchos, aquel era el símbolo del éxito y el poder, la cima de un mundo al que solo unos pocos podían acceder. Para Inés, era el campo de batalla donde su vida cambiaría para siempre.

Había esperado ese momento con una mezcla de ansiedad, preparación meticulosa y una fría determinación. Durante semanas, se había preparado para la entrevista con la rigurosidad de un soldado en campaña. Repasó preguntas comunes, estudió los valores corporativos, memorizaron nombres de directores, repasó las últimas noticias sobre la empresa. Incluso ensayó cómo responder a posibles situaciones difíciles en un entorno de oficina.

Sin embargo, nada podía prepararla para la impresión que le causó el vestíbulo principal, amplio y minimalista, donde el mármol blanco y los detalles en acero pulido daban la bienvenida a una élite invisible pero palpable.

-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? -la voz dulce pero firme de la recepcionista la sacó de sus pensamientos.

-Soy Inés Morales. Tengo una entrevista para el puesto de asistente junior en el departamento de estrategia.

La recepcionista tecleó rápidamente en su computadora y asintió.

-Espere un momento, por favor.

Mientras esperaba, Inés sentía cómo las miradas de algunos empleados se posaban sobre ella: una joven de aspecto sencillo, con ropa formal pero sin lujos, los ojos fijos y el semblante serio. No parecía pertenecer a ese mundo, y sin embargo, estaba ahí.

Minutos después, un hombre de mediana edad, vestido con traje oscuro y corbata azul, apareció en la entrada del despacho de dirección.

-Inés Morales, ¿verdad? Soy el señor Julio Cárdenas, jefe de Recursos Humanos. Por favor, sígame.

El recorrido hasta el despacho fue breve, pero suficiente para que Inés captara la eficiencia casi militar de cada empleado, la precisión en cada movimiento, el silencio contenido, y la atmósfera de competencia que parecía flotar en el aire.

La entrevista fue rigurosa. Julio Cárdenas no solo evaluó su currículum ni sus respuestas preparadas; quiso ver más allá. Le planteó situaciones reales de la empresa, le preguntó sobre sus metas, su conocimiento del mercado, su capacidad para resolver problemas inesperados.

-¿Por qué quiere trabajar aquí, Inés? -preguntó, con una mirada inquisitiva.

Ella recordó la promesa hecha a su madre, el juramento grabado en su alma, y no vaciló.

-Porque necesito entender cómo funciona este imperio desde adentro. Y porque quiero que mi trabajo aquí tenga un propósito que vaya más allá de una simple nómina.

El hombre la estudió durante un largo momento, luego sonrió ligeramente, como si aceptara el desafío silencioso que representaba.

-Bienvenida a Renier Corp. Su puesto será en el área administrativa como asistente junior. Reportará directamente a la coordinadora del departamento, la señorita Elisa Montalvo. El primer día es mañana, a las 8:00 a.m. Pórtese profesional, la empresa valora la discreción y la eficiencia por igual.

Antes de salir, le entregó un sobre con información básica, un código de vestimenta y un mapa del edificio.

Esa noche, Inés no durmió. Recorrió mentalmente todo lo que le esperaba. Sabía que una vez dentro, cada palabra, cada gesto, cada contacto, sería una pieza en el rompecabezas de su venganza.

**

El día siguiente amaneció gris y fresco, con una ligera llovizna que hacía brillar las calles de la ciudad. Inés escogió cuidadosamente su vestuario: un conjunto sobrio pero elegante, que transmitía seriedad sin pretensiones. No podía permitirse ningún error, ninguna distracción.

Al llegar al edificio, el flujo de empleados parecía imparable. Ejecutivos con portafolios, secretarias con agendas electrónicas, técnicos con laptops, todos parecían moverse en sincronía perfecta.

La recepción volvió a saludarla con una sonrisa protocolaria y un breve "Buenos días, señorita Morales". Inés tomó el ascensor hasta el piso 14, donde estaba ubicado el departamento de estrategia.

Allí la esperaba Elisa Montalvo, una mujer de cuarenta años, cabello corto y oscuro, mirada aguda y sonrisa profesional. Sin ser hostil, su expresión denotaba que no le gustaban las distracciones ni las personas que no supieran comportarse en un entorno de alto rendimiento.

-Bienvenida, Inés. Espero que esté lista para trabajar. Aquí no hay espacio para errores ni para quienes se rinden.

-Estoy lista -respondió Inés con firmeza.

Los primeros días fueron un torbellino de aprendizaje y adaptación. El ritmo era implacable. Tenía que familiarizarse con el manejo de agendas, la organización de reuniones, la gestión de correos electrónicos y documentos confidenciales. Aprendió a leer entre líneas los mensajes de los ejecutivos, a anticipar solicitudes, a manejar el teléfono con profesionalismo y a mantener la compostura en medio de pequeñas crisis que surgían diariamente.

Cada tarea, por insignificante que pareciera, era una oportunidad para observar, para escuchar. Inés tomaba nota mentalmente de cada detalle: quién decía qué, qué temas generaban tensión, qué empleados parecían tener mayor influencia o, por el contrario, estaban desplazados.

No tardó en notar que el ambiente era frío, calculador. Los empleados no confiaban fácilmente unos en otros, y el más mínimo error podía costarle a alguien su puesto.

Un día, mientras organizaba documentos en el escritorio de Elisa, escuchó a la coordinadora hablar por teléfono con un tono grave:

-... la reunión con el consejo directivo se adelanta para el viernes. Fausto quiere revisar los números personalmente. No hay margen para sorpresas.

Inés sintió que un escalofrío le recorría la espalda. Fausto Renier estaba más cerca de lo que imaginaba.

**

Pasaron las semanas y la rutina empezó a moldearla. Inés se volvió más ágil, más segura. Aprendió a anticiparse a las necesidades, a manejar crisis pequeñas con discreción, a navegar el mar de secretos que flotaba en Renier Corp.

Pero también empezó a descubrir que no todo era tan simple. Entre los muros de cristal, había alianzas ocultas, traiciones disfrazadas de amistad, y una compleja red de intereses personales que hacía temblar incluso al más poderoso.

Y, sobre todo, empezó a sentir una presencia que no esperaba: la mirada atenta y curiosa de Matías Renier, el heredero oficial del imperio, un hombre joven y carismático que, sin saber quién era realmente, parecía sentirse atraído por esa asistente que no encajaba del todo.

Inés sabía que estaba jugando con fuego. Pero el fuego, a veces, era la única luz que podía guiarla en la oscuridad.

            
            

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