El olor a perfume barato y a alcohol llenaba el aire, era el mismo perfume que usaba Scarlett. Máximo tropezó al entrar, su traje de diseñador arrugado y una mancha de lápiz labial rojo en el cuello de su camisa blanca.
Era la tercera noche consecutiva que volvía a casa así.
Lo miré, sentada en el sofá de nuestro lujoso apartamento en Guadalajara. El silencio entre nosotros era pesado, lleno de cosas no dichas y traiciones muy evidentes.
Finalmente, hablé. Mi voz sonaba extraña, demasiado tranquila.
"Hueles a ella, Máximo."
Él se aflojó la corbata, evitando mi mirada.
"Luciana, por favor. No empieces. Tuve un día largo, reuniones, clientes..."
"¿Clientes que usan el perfume 'Siren's Kiss'? ¿Clientes que dejan marcas de besos en tu cuello?"
Se giró bruscamente, su paciencia finalmente rota.
"¿Y qué si lo hago? ¿Qué esperas? ¡Es negocios! Necesito mantenerme relevante, fresco. Scarlett es solo una distracción, un juego. No significa nada. Tú eres mi esposa, Luciana. La única a la que amo."
Sus palabras, que una vez me habrían consolado, ahora sonaban vacías, insultantes. Me levanté, la ira que había reprimido durante tres años finalmente estalló. Mi mano se movió antes de que pudiera pensar, y el sonido de mi palma golpeando su mejilla resonó en la habitación.
Fue un error.
Máximo me agarró del brazo, su agarre era de hierro. Me arrastró por el pasillo hasta el gran espejo del vestíbulo.
"¡Mírate!" siseó, su rostro contorsionado por la rabia. "Mírate bien. Ya no eres la chica que conocí. Estás cansada, amargada. Te has convertido en una arpía, una esposa celosa y resentida. ¿Crees que esto es atractivo?"
Sus palabras me golpearon más fuerte que la bofetada. Me miré en el espejo. Vi las líneas de preocupación en mi frente, la tristeza en mis ojos. Tenía razón. La mujer que me devolvía la mirada no era la Luciana que recordaba.
Me soltó, disgustado.
"Me voy a duchar."
Lo vi alejarse, dejándome sola con mi reflejo roto. En ese momento, una voz resonó en mi cabeza, una voz que no había oído en ocho años.
[Anfitriona Luciana Garcia, su misión en este mundo está completa. ¿Desea regresar a su mundo original?]
Era el "Contrato". El pacto que hice hace ocho años en una cama de hospital, paralizada de cintura para abajo después de un terrible accidente de coche. Me ofreció una segunda oportunidad, un cuerpo sano en un mundo paralelo, a cambio de ayudar a un alma desesperada. Esa alma era Máximo.
[Si decide regresar, se iniciará una cuenta atrás de diez días.]
Miré mi reflejo de nuevo, la cara de una extraña en un mundo que ya no sentía como mío. La decisión fue instantánea.
"Sí," susurré al aire vacío. "Quiero irme a casa."
[Confirmado. La cuenta atrás ha comenzado. 10 días restantes.]
Una calma fría se apoderó de mí. El dolor, la ira, la humillación... todo se desvaneció. Ya no importaba.
Pronto, sería libre.
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