Cuando el Monstruo Era Mi Salvador
img img Cuando el Monstruo Era Mi Salvador img Capítulo 2
3
Capítulo 3 img
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 2

La risa que escapó de mis labios fue un sonido seco y amargo.

"¿Tu amante?"

Miré a Javier, el hombre que minutos antes había jurado protegerme, y luego a mi padre, el patriarca que siempre me había llamado su orgullo.

"Prefiero casarme con el mismísimo diablo antes que someterme a esta humillación."

El rostro de mi padre se endureció, sus facciones convirtiéndose en una máscara de ira.

"No seas estúpida, Isabela. Esto es por el bien de la familia. Por Sofía."

"¿Y qué hay de mí?", grité, la rabia finalmente rompiendo mis cadenas. "¿Qué hay de vuestra hija y heredera legítima? ¿Me sacrificáis por ella?"

Javier se burló. "Siempre has sido demasiado orgullosa, Isa. Demasiado fuerte. Sofía es dulce, necesita protección. Tú puedes soportarlo."

"¡No lo haré!", sentencié, mi voz resonando en la pequeña cabaña. "No seré el cordero de sacrificio para vuestros planes retorcidos."

Entonces, mi padre jugó su última carta, la más cruel de todas.

"Tu madre," dijo, su voz baja y amenazante. "Su tratamiento es caro. Si no cooperas, me aseguraré de que no reciba ni un céntimo más. La dejaré morir, Isabela. Y será tu culpa."

El mundo se detuvo. Mi madre, Doña Elena, con su salud frágil y su corazón noble, que había soportado años de infidelidades y humillaciones. Usarla a ella... era inhumano.

El dolor fue tan agudo que casi me dobla. Pero en medio de ese dolor, nació una nueva resolución. Una furia fría y afilada.

Los miré a los dos, mi supuesto padre y mi supuesto esposo, y vi a dos extraños. Dos monstruos.

"Muy bien," dije, mi voz sorprendentemente calmada. "Habéis tomado vuestra decisión. Ahora yo tomaré la mía."

El pánico cruzó sus rostros. No esperaban esto.

"Me casaré con El Cicatriz," declaré, saboreando el terror que mis palabras provocaron en ellos. "Aceptaré su propuesta. Si voy a entrar en el infierno, lo haré como la reina, no como una esclava humillada."

"¡Estás loca!", exclamó Javier. "¡Te matará! ¡Nadie sobrevive más de un año con él!"

"Ese es mi problema, no el vuestro," respondí, sintiendo un extraño poder crecer en mi interior. "Habéis querido libraros de mí. Pues bien, lo habéis conseguido. Pero lo haré bajo mis propios términos."

Mi padre me agarró del brazo, su rostro contorsionado por el miedo. "¡No puedes hacer esto! ¡Arruinarás todo!"

"Tú ya lo has arruinado todo," le espeté, soltándome de su agarre. "Ahora, salid de aquí. Tengo que prepararme para mi boda."

                         

COPYRIGHT(©) 2022