No Soy Tu Telenovela
img img No Soy Tu Telenovela img Capítulo 1
2
Capítulo 3 img
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
img
  /  1
img

Capítulo 1

"Scarlett, ¿qué haces ahí parada? ¡Muévete! ¿No ves que Luciana necesita sentarse? Consíguele un vaso de agua, rápido."

La voz de Máximo Lawrence, el hijo de nuestro chófer, resonó en el vestíbulo de mi propia casa.

Me quedé inmóvil, no por su orden, sino por las extrañas líneas de texto dorado que de repente flotaban ante mis ojos.

Miré a Máximo, que estaba de pie con una arrogancia que no le correspondía, con el brazo posesivamente alrededor de una chica que nunca había visto antes. La chica, Luciana, me miraba con una mezcla de desprecio y triunfo, como si ya fuera la dueña de esta mansión en Las Lomas de Chapultepec.

Mi mente daba vueltas. ¿Protagonista masculino? ¿Villana? ¿Vida pasada?

De repente, los comentarios dorados se arremolinaron, proyectando una escena rápida en mi visión. Vi a una versión de mí misma, loca de celos, usando la influencia de mi padre para convertir a Máximo en una estrella de telenovela, solo para que él me traicionara. Lo vi a él y a Luciana, sonriendo mientras nuestra familia, los Castillo, se declaraba en bancarrota, nuestra reputación destruida.

Mi corazón se heló.

Así que eso era. Vivo en una telenovela. Y yo soy la villana destinada a un final miserable.

Y estos dos, el "héroe" y la "heroína", han renacido. Han vuelto para asegurarse de que su historia de amor triunfe, utilizando mi estupidez y los recursos de mi familia como el primer peldaño de su escalera al éxito.

Máximo chasqueó los dedos, impaciente.

"¿Estás sorda? Te dije que trajeras agua. Y dile a las sirvientas que preparen tu suite. Luciana se quedará allí. Será tu nueva asistente personal."

Luciana sonrió con aire de suficiencia.

"Máximo, no seas tan duro con ella. Quizás todavía no entiende la situación."

Su voz era falsamente dulce, pero sus ojos brillaban con malicia.

Máximo se rio, un sonido desagradable y condescendiente.

"Tiene que entenderlo. Scarlett, escúchame bien. Esta vez, las cosas serán diferentes. Voy a ser la estrella más grande de México, y Luciana será mi reina. Si cooperas, si nos das todo lo que te pedimos, tal vez, y solo tal vez, te perdonemos la vida al final."

La arrogancia en su voz era asfixiante. Actuaba como si ya fuera la superestrella que fue en su "vida anterior", olvidando que en esta realidad, no era más que el hijo del chófer.

Pero yo ya no era la misma Scarlett obsesionada de esa historia.

La confusión en mi rostro se desvaneció, reemplazada por una calma gélida.

Lo miré directamente a los ojos, luego a la chica que se aferraba a él.

"¿Asistente personal? ¿Mi suite?"

Repetí sus palabras lentamente, como si estuviera procesando una idea increíblemente estúpida.

Máximo sonrió, creyendo que me estaba rindiendo.

"Exacto. Y también hablarás con tu padre. Necesito el papel principal en su nueva producción, 'Corazón de Agave'. Dile que es mi condición para... seguir considerándote mi amiga."

El descaro era monumental.

Respiré hondo, y luego, con toda la fuerza que pude reunir, mi mano se estrelló contra su mejilla.

¡PLAS!

El sonido de la bofetada resonó en el silencioso vestíbulo.

Máximo se quedó atónito, con la mano en la mejilla enrojecida. Luciana ahogó un grito.

"¿Quién te crees que eres para entrar en mi casa y darme órdenes?", mi voz era baja y peligrosa.

"¿Perdonarme la vida? ¿Tú? ¿Un don nadie que vive gracias a la generosidad de mi padre?"

Me di la vuelta y grité.

"¡Seguridad!"

Dos guardias corpulentos aparecieron al instante.

"Saquen a esta basura de mi casa. Y asegúrense de que ni él ni esta mujer vuelvan a poner un pie en esta propiedad."

"¡Scarlett, te atreves!", gritó Máximo, su rostro contorsionado por la furia y la humillación. "¡Te arrepentirás de esto! ¡Cuando sea famoso, te destruiré!"

Me reí en su cara.

"Inténtalo. Pero para ser famoso, primero necesitas salir del paro, ¿no crees?"

Los guardias lo agarraron por los brazos. Luciana empezó a chillar, tratando de liberarlo.

"¡Suéltenlo! ¿No saben quién es él? ¡Es el futuro Rey de Televisa!"

Los guardias los arrastraron sin piedad hacia la puerta, ignorando sus protestas. Antes de que los echaran, me incliné hacia Máximo, que me miraba con puro odio.

"Un consejo, Máximo", susurré. "Cuando planees tu gran venganza, asegúrate de tener al menos para pagar el taxi de vuelta. No querrás tener que caminar."

Cerré la puerta de golpe, cortando sus gritos. El silencio volvió a la mansión. Los comentarios dorados parpadeaban frenéticamente, llenos de confusión y rabia.

Me apoyé contra la puerta, mi corazón latiendo con fuerza. No por miedo, sino por una extraña y liberadora euforia.

El guion había cambiado.

Y esta vez, yo era la que escribía el final.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022