El Precio de un Corazón
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Capítulo 1

El funeral de mi padre, un respetado guitarrista de flamenco, se celebró en una mañana soleada en Sevilla. El aire estaba pesado, lleno del aroma de los naranjos y de un dolor silencioso.

Yo, Isabella, su única hija, me mantenía de pie junto al ataúd abierto, vestida de luto riguroso. Mis manos temblaban mientras ajustaba la camisa blanca de mi padre.

Fue entonces cuando lo vi.

Justo en el centro de su pecho, asomando por el cuello de la camisa, había una línea roja y fina, casi invisible. Una cicatriz.

Era fresca, quirúrgica, con los puntos aún visibles si te acercabas lo suficiente.

Mi respiración se detuvo. Mi padre no había tenido ninguna operación. Murió en un accidente de coche, un choque repentino y fatal. No había tiempo para cirugías.

Un frío terrible me recorrió la espalda. Algo estaba terriblemente mal.

Esa misma tarde, después de que todos los dolientes se hubieran marchado, usé mis viejos contactos, los pocos que me quedaban de mi vida anterior, para hacer una llamada. Una sola llamada a un médico del hospital principal.

La respuesta llegó en menos de una hora, un mensaje de texto escueto y brutal.

"El corazón de tu padre fue donado. Consentimiento firmado por Mateo Vargas, familiar más cercano."

Mateo. Mi prometido desde hace seis años. El hombre por el que había renunciado a mi familia, a mi poder, a todo.

Mis dedos se quedaron helados sobre la pantalla del teléfono. El mundo se desdibujó a mi alrededor. La traición era un veneno que se extendía rápido, quemando cada vena de mi cuerpo.

Marqué su número. Cada tono de llamada era una tortura. Finalmente, contestó.

"Isabella, cariño, estoy ocupado. ¿Pasa algo?"

Su voz era tranquila, como si nada.

"¿Firmaste un consentimiento de donación para el corazón de mi padre, Mateo?"

Hubo un silencio. No de sorpresa, sino de cálculo.

"Ah, eso," dijo con una ligereza que me revolvió el estómago. "Sí, lo hice."

            
            

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