La Mala Intención De Mi Mejor Amiga
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Capítulo 2

Pasaron veinte minutos. Veinte minutos que en mi vida anterior fueron una agonía de súplicas y discusiones. Ahora, eran veinte minutos de fría y silenciosa espera. Desde mi asiento, veía a Máximo pasearse de un lado a otro, mirando el móvil cada pocos segundos, la preocupación grabada en su rostro.

Los demás empezaban a impacentarse.

"¿Pero dónde se ha metido? Vamos a llegar tarde de verdad", se quejó una de las chicas, mirando su reloj.

"Tranquila, es Scarlett. Siempre consigue lo que quiere. Además, Luciana está de acuerdo en esperar", dijo otro, lanzándome una mirada a través de la ventanilla.

No me moví. Mantuve mi expresión neutra, como si estuviera medio dormida.

Finalmente, la figura de Scarlett apareció al final de la calle. No corría. Caminaba con una calma exasperante, con una bolsa de una pastelería famosa en la mano. Llevaba una sonrisa radiante, como si no tuviera ninguna culpa.

"¡Chicos! ¡Siento la tardanza! ¡No encontraba la flor perfecta!" exclamó, agitando una rosa de tela roja.

Máximo corrió hacia ella. "¡Scarlett! Estábamos muy preocupados. ¿Estás bien?"

"Estoy bien, estoy bien. ¡Y mirad lo que os he traído para daros suerte!" Abrió la bolsa y empezó a repartir trozos de Turrón, el dulce de almendras. "¡Para que tengamos energía y ganemos!"

"¡Qué detalle, Scarlett! ¡Siempre pensando en los demás!", exclamó Máximo, mirándola con adoración.

Los demás miembros del grupo la rodearon, aceptando el dulce con gratitud, olvidando por completo el tiempo perdido.

"¿Y Luciana?", preguntó Scarlett, con una falsa inocencia, buscándome con la mirada.

"Dijo que se sentía mal, está en el autobús", respondió Máximo, con un deje de desdén. "No te preocupes por ella."

Scarlett asintió, pero sus ojos se encontraron con los míos a través del cristal. Vi un destello de triunfo en ellos. Creía que me había vuelto a ganar. Creía que yo seguía siendo la misma tonta manipulable.

No aparté la mirada. Dejé que viera mi rostro impasible.

Subieron al autobús entre risas y comentarios sobre lo buena que estaba Scarlett. Ella se sentó deliberadamente en el asiento delantero, junto a Máximo, como la reina del grupo.

"Venga, conductor, ¡arranque! ¡Que vamos a ganar este concurso!", gritó Máximo.

El autobús se puso en marcha. Miré mi móvil. Tenía un nuevo mensaje. No era de mi madre. Era una alerta de tráfico de la ciudad: "AVISO: Procesiones de Semana Santa causarán cortes totales en el centro a partir de las 15:00h. Se recomienda evitar la zona."

Eran las 14:55.

Sonreí para mis adentros. El Turrón que repartía no era el único veneno que Scarlett había traído hoy. Su propio plan era el veneno que los destruiría a todos.

                         

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