Capítulo 6 Te volviste loca

Dayna se detuvo por un instante, lanzó una mirada fugaz al hombre que tenía al lado y luego rechazó la llamada.

Casi nunca guardaba números en su teléfono, a menos que fuera estrictamente necesario. Esa llamada era solo otra secuencia desconocida de cifras. Esperaba, en silencio, que Kristopher no hubiera notado nada.

Mientras no estuviera completamente segura de que podía confiar en él, no revelaría su verdadera identidad.

Resultaba irónico que, en algún momento, hubiera confiado ciegamente en Declan. Estuvo a punto de contarle todo. Pero él nunca tuvo el tiempo ni el interés para escucharla, por lo tanto, sus secretos permanecieron enterrados.

Al recordarlo, pensó que tal vez esa frialdad impaciente había sido, sin querer, una especie de buena suerte.

Respiró con tranquilidad y rápidamente escribió un mensaje dirigido a Nell.

"¿Qué sucede, Nell? No puedo hablar en este momento".

Ni siquiera alcanzó a bloquear el celular cuando la respuesta llegó de inmediato, haciendo brillar la pantalla de nuevo.

"¡Un caso enorme! Mi querida Espectro, están tirando montones de dinero como si no tuvieran valor. La oferta inicial ya está en millones. ¿Te unes o qué?".

Dayna, efectivamente, era la famosa Espectro a la que tantos habían estado buscando con desesperación.

La legendaria doctora que, según rumores, podía devolver a la vida a alguien que estaba a segundos de morir.

Sus capacidades eran consideradas invaluables.

Sin embargo, en los últimos años había dejado esa vida atrás para cumplir el rol de esposa de Declan. Solo aceptaba casos excepcionales, cuando la urgencia lo justificaba.

Al pensar en la llamada de Declan, su mirada se volvió más aguda. Movida por la sospecha creciente, escribió otro mensaje. "¿Se trata de Declan?".

Estaba tan concentrada en la pantalla que no notó cómo Kristopher la observaba de reojo.

Los labios de él se apretaron en una delgada línea. Notó claramente que ella inclinaba el teléfono para ocultar lo que hacía, una señal evidente de que no quería que él viera nada.

¿Estaría ocultando algo?

¿Era posible que las suposiciones fueran ciertas?

¿Podía ser que Dayna, en efecto, fuera Espectro?

Su celular vibró una vez más. Al mirar la pantalla, vio que era otro mensaje de Nell.

"Eres, sin duda, mi mina de oro. Siempre tan astuta. Ese idiota ni siquiera sabía que estaba casado con la doctora milagrosa y me pagó millones por encontrarte".

Dayna soltó una exhalación breve, casi divertida. Solo por el tono del mensaje podía imaginar el exagerado gesto teatral de Nell.

"No me interesa, Nell. Estoy harta. Alguien como él no merece ni un minuto más de mi atención", respondió.

Su rostro se endureció poco a poco.

No se había dado cuenta de cuán podrido estaba todo hasta después de casarse con Declan. Su familia resultó ser tan tóxica como él.

Sus padres convivían bajo el mismo techo como extraños. El padre, incluso en su vejez, seguía llevándose mujeres a la casa como si fueran trofeos recién adquiridos. Los excesos de años de vida descontrolada lo habían arruinado y, para colmo, había contraído enfermedades de transmisión sexual que ningún especialista quería ni podía tratar.

Después de agotar todas las vías, se vieron obligados a buscar a la escurridiza Médica Espectro.

Dayna había pensado intervenir. En serio lo había considerado. Pero siempre que intentaba ofrecerse, Declan le lanzaba una mirada de desprecio y le ordenaba mantenerse al margen.

Finalmente, envió a Nell como intermediaria, ya que todos sabían que ella era la única persona que podía contactar a la misteriosa doctora.

El día del procedimiento, Dayna usó una mascarilla y trató de manejar todo con discreción. No obstante, incluso con su rostro cubierto, Declan la reconoció sin dudar.

La acusó de montar un teatro, y aseguró que había pagado a Nell para fingir todo. Ella intentó explicarse hasta quedarse sin voz, pero nadie se molestó en escucharla. La madre y la hermana de Declan incluso la insultaron en su cara.

Sin embargo, todo eso ya era historia. No tenía importancia ahora.

Poco después, otro mensaje de Nell apareció en la pantalla. "¿No dijiste siempre que querías ayudarlos? ¿Por qué retrocedes justo ahora que lograron encontrarte?".

"He rehecho mi vida, Nell. Me casé de nuevo. Ahora soy la señora Hudson". Escribió la frase sin titubeos y la envió.

El teléfono vibró casi de inmediato, y esta vez no fue un texto.

Kristopher, aún sentado junto a ella, echó un vistazo a su pantalla. No dijo una sola palabra, pero Dayna percibió claramente el leve cambio en su expresión.

Su estómago se encogió. Conociendo el carácter impaciente de Nell, si estaba llamando otra vez tan pronto, era señal de que estaba al borde de perder el control.

A pesar de eso, Dayna no podía permitirse contestar ante su esposo. Rechazó la llamada y comenzó a redactar un mensaje, aunque no llegó a enviarlo. Nell, como era de esperarse, escribió otro texto sin darle tiempo.

Con solo leerlo, Dayna pudo imaginar perfectamente a Nell gritando dentro de su cabeza. "¿Señora Hudson? ¿En serio? ¿A qué Hudson te refieres? Porque no hay muchos peces gordos en esta ciudad con ese apellido. No me digas que estás hablando de Kristopher Hudson".

Sus dedos se detuvieron sobre la pantalla. Suspiró y escribió una sola frase. "Es él".

Solo necesitó un segundo para que Nell estallara.

"¿Te volviste loca? Apenas saliste de la boca del lobo y ahora te estás metiendo en otra. ¿Tienes la menor idea de lo que ese hombre puede hacer?".

La mano de Dayna tembló ligeramente. No necesitaba mirar para saber que Kristopher la observaba con intensidad renovada.

Un estremecimiento de ansiedad le recorrió el cuerpo. Se apresuró a escribir una respuesta breve. "Estoy ocupada. Hablamos más tarde". La envió, silenció el teléfono y apagó la pantalla.

Pero cuando alzó la vista, descubrió que Kristopher no había dejado de mirarla. Su expresión se había vuelto más oscura, más difícil de leer.

El latido de su corazón se aceleró.

¿Había leído todo?

Entonces escuchó su voz. Grave, controlada, pero con un matiz que la puso en alerta.

"Así que, ¿vas a explicarme qué significa exactamente 'meterse en otra boca de lobo'?", dijo en tono pausado.

De pronto, el aire dentro del auto se volvió más denso, y la temperatura pareció descender de forma repentina.